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Puede que este tiempo obligue a analizar el resultado de las pasadas elecciones generales, o más concretamente, de lo que puede pasar de aquí a septiembre, que está a la vuelta de la esquina. Puede, digo, que sea lo obligado, pero, como para cuestiones tan graves hay suficientes y preparados colaboradores, yo voy a volver a tirar por la tangente. O por la parte que más me interesa. Contribuir a la liquidación de una institución racionalmente fenecida.
¿Es la España de hoy, la de Felipe VI, mejor y más normal que la de ayer, la de Juan Carlos I?
Ante esta pregunta, para nada capciosa, bueno será dejar claro que la política española exige, y de forma urgente, orden y seriedad frente a los intereses de los partidos políticos que prefieren el enfrentamiento interno a acuerdos que faciliten el progreso de España. Contar con un plan estratégico adecuado. Saber lo que se puede hacer con los recursos que se tienen. Y activar el marco institucional para canalizar las respuestas a los problemas. Se diría, entonces, que es la hora de las instituciones y de que los españoles trabajemos en la misma dirección.
Frente a las posturas encontradas de Sánchez y Feijóo en orden al pluralismo político, que crean una situación insalvable, por cuanto se volvería a un gobierno frentista con los separatistas y los herederos de ETA que abocaría a España al extravío como nación, la pregunta sería: ¿hay una Autoridad capaz de dirimir la situación, tomar las riendas y articular una solución?
La respuesta es tajante. No. No la hay.
Está claro que hemos llegado a una situación, en la que es absolutamente necesario que los ciudadanos asuman el control de sus intereses.
Ahora bien, para los palmeros de la “cosa” (el negocio monárquico), entre los que ocupa un lugar destacado un tal Eduardo Álvarez, Felipe VI, junto a su mujer y sus hijas, es lo único verdadero y normal en España. Y ese sesudo análisis, fijándose sólo en un instante, en el posado al que nos tienen acostumbrados al comienzo de sus vacaciones. Dice Eduardo Álvarez en El Mundo (En portada / Papel de verano, 1 de agosto, 2023): “La Familia Real, casi lo único normal que queda en una España que no lo es”.
Es decir, que gracias a Felipe VI y a su reducida familia (reducida de padres, hermanas, sobrinos, amigos y defelipe VI, monarquía, corona, Infanta Leonor, Fammás familia) todavía vivimos en la normalidad. Esto es, en lo que debe ser. Ahora lo único que hace falta, como remate de esa normalidad, es que la niña Leonor, que apenas acaba de salir al mundo, con motivo de jurar la Constitución nos dé consejos de cómo debemos conducirnos… “Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado”.
Para nada le inquieta a este señor, a Eduardo Álvarez, el palmero de la “cosa” (el negocio monárquico), que el hijo haya desterrado a su padre y que ni siquiera se digna tener en encuentro con él, ahora que el Emérito ha vuelto por unas horas a España. Por unas horas, digo, porque el Emérito sabe que ahora es su hijo quien debe velar por el negocio. Un negocio que ayer gestionó el Emérito, que hoy gestiona su hijo y que mañana, como no lo impidamos, gestionará la Niña junto con la persona, el, ella o elle, con la que libremente decida compartir su vida.
No, señor Eduardo Sánchez. No es verdad que “la Familia Real, sea casi lo único normal que queda en una España que no lo es”. La única verdad es que, desde que Pedro Sánchez se hizo con la gobernabilidad del Estado, España ha inaugurado un nuevo tiempo del que Felipe VI es su máximo valedor. Así pues, hemos iniciado un tiempo renovado, y la Monarquía va en cabeza.
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Bien dicho, Pablo.
Los lameculos y palmeros de la monarquía (Ansón, Ussía, etc.) son repugnantes.
La monarquía hace tiempo que tenía que haber desaparecido y, no digo que les maten, pues no valen la pena. La monarquía está al nivel de los parásitos podemitas, pues nunca han trabajado en su puta vida. Dicen algunos lame culo y políticos palmeros de reyezuelos parásitos: es el jefe del estado, si, es tan jefe que si Sánchez le dice ve a Latinoamérica, África, Medio Oriente, etc etc y le besas el culo a tal presidente, lo hace, pues con tal de no trabajar y recibir cheque a fin de mes hace lo que sea, hasta desterrar al cerdo mata elefante de su padre. Jefe del estado, jajaja. Para jefe del estado, el general invicto Francisco Franco.
Arriba España y viva Franco.
Ya… Me encantan los artículos de Ussía, están escritos con absoluta perfección y un dominio del lenguaje admirable y un verdadero derroche de ingenio ingenio. Pero su defensa cerrada, inasequible al desaliento, no ya de la institución monárquica sino de la persona del Rey – o aspirante a tal finalmente frustrado – en casos muy concretos, no se compadece con la realidad; y Ussía tiene que saberlo.