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Por mucho simbolismo que tuviera el bigote de Frida Kahlo, yo encuentro que si se hubiera depilado bozo y entrecejo tampoco hubiera hecho daño a nadie, porque lo de Frida Kahlo fue la demostración de que el talento de una mujer podía ser equiparable (e incluso superior) al del hombre. En este caso su marido, Diego Rivera.
Chavela Vargas llegó a ofrecerle su crema depilatoria, pero rechazó la oferta: «¿Y a ti quien te ha dicho que yo quiera quitarme el bigote? ¡Si me encanta!»… No se sabe cómo se quedó la gata valiente de piel de tigre al escuchar esto. Acaso diera la callada por respuesta, pero el caso fue que el bigote (y el entrecejo) de Frida Kahlo llegó a convertirse en bandera del feminismo.
Frida Kahlo era bisexual, y en sus autorretratos provistos de bigote y entrecejo resaltaba esa condición, reflejando con ellos la mitad masculina de su personalidad. Curiosamente su obra, y por ende su vida, quizá no hubieran sido tan conocidas y recordadas de no ser por esa particularidad.
Dalí también convirtió su extravagante bigote en una seña de identidad y en un impulso para su imagen, porque Dalí era un pintor extraordinario, pero también fue un genio del propio marketing.
La ocurrencia de Frida Kahlo se utiliza a veces para reivindicar el desaliño de la mujer como bandera pro-libertad femenina, como si la mujer tuviera que llevar un hombre dentro pugnando por salir y tomar el control. Esta idea se une a la corriente naturalista, que reivindica el uso y disfrute de ese manto de vello con el que nos ha dotado la naturaleza, según la cual si se hace una la cera es en realidad una víctima del sistema machista.
Una cosa es convertirse en una Barbie y no tener en la cabeza más que los tutoriales de maquillaje de youtube, y otra muy distinta querer ir limpita y depilada. A mí el descuido en la imagen me ha parecido siempre una falta de respeto hacia uno mismo y hacia los demás, y la corriente esta de «dejemos actuar a la naturaleza» me parece una barbaridad, porque no es necesario tanto abandono para ser libres.
Está en la naturaleza de la mujer, y cada vez más en la del hombre, la pretensión coqueta de dar de cada uno la mejor imagen posible. Desempeñar un cargo importante y obtener logros profesionales no está reñido con ser elegante, hermosa y pulcra (miren a la jueza Mercedes Alaya). No veo por qué la feminidad tiene que estar reñida con la igualdad de los sexos.
Otro ejemplo de mujer liberada es Sharon Stone, que tanto hizo por cambiar la mentalidad acerca de la libertad sexual de la mujer; o Brigitte Bardot, que en la última etapa de su vida se dejó arrastrar por la corriente del descuido reivindicativo. La madurez de una es espléndida, y la otra produce tristeza. En cambio se aplaude que Sarah Jessica Parker se deje las canas como el no va más de la reivindicación feminista, cuando la protagonista de Sexo en Nueva York se ha hecho de oro con un personaje que proyectaba una imagen banal, superficial y totalmente mundana.
Si se fijan, más vestiduras rasgadas consiguió Sharon Stone con un simple cruce de piernas, que Sarah Jessica Parker con sus canas y que Frida Kahlo con su bigote y su entrecejo.
Autor
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Articulista en ÑTV
Colaboradora de Las Nueve Musas, Ars Creatio, y ESdiario
Autora de la novela "La cala de San Antonio"
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La feminidad no esta reñida mas que con el marimachismo que se ha impuesto a las mujeres de hoy.
¿Qué es una mujer? ¿Cómo es posible que hoy casi nadie lo tenga clarísimo? ¿A tal grado llega la enfermedad?
Una mujer es, como el hombre de quién fue tomada, una criatura imagen y semejanza de su Supremo Creador, Dios Nuestro Señor. La mujer es ayuda, compañía y complemento del hombre, porque no es bueno que el hombre esté solo.
La mujer, como el hombre, está dotada de cuerpo mortal y alma inmortal, a diferencia de los animales, que no tienen alma inmortal.
Varón y mujer son complementarios en el amor conyugal por la Santísima Voluntad de Dios Padre Creador y, de la unión indisoluble amorosa de ambos en santo sacramento del matrimonio, nacen los hijos e hijas.
Desde la caída de la humanidad tras la transgresión de Eva y Adán, por engaño y seducción del demonio, a la mujer se le impuso sufrir con fatiga sus embarazos, parir con dolor y ser dominada por el hombre, como a éste se le impuso obtener el pan con el sudor de su rostro en un suelo maldito que no pocas veces da espinas y abrojos y al cual ambos tornarán, pues de él fueron tomados por su Creador.
El destino final de ambos, hombre y mujer, inmediatamente tras la muerte corpórea, es el juicio particular, tras el cual el alma, en estado de espera de la Resurrección universal que obrará Jesucristo Nuestro Señor, Hijo unigénito de Dios, Verdadero Dios y Verdadero Hombre el Día de su Segunda Venida, es el Reino de los Cielos, el purgatorio o el infierno eternos dependiendo del amor que han demostrado a lo largo de su vida mortal a Dios y el cumplimiento de su Palabra y mandamientos.
Esa es la definición de mujer. Lo que diga satanás y sus vástagos es mentira.
Creo que fue Luce Irigaray quien mejor definió la realidad ontológica de la mujer como un «estar haciéndose», un proceso no realizado ni acabado de persona fragmentada. De ahí la performatividad de un sexo que no es, dada su incompleta condición sustancial, no esencial. ¿Qué es una mujer? No se sabe propiamente, pero diría que es algo fluido, viscoso incluso, sujeto a una construcción cultural que no termina de definirse sino ESPECULARMENTE. He aquí el problema: por eso Aristóteles acertó de lleno al clasificarla como un sexo imperfecto, asimétrico y…segundo, tesis que la diabólica ideología «queer» pretende diluir en la negación del propio sexo.
Que es una mujer preguntan los listorros de turno
Y la respuesta es tan evidente que mas no cabe
Aun no han entendido Vds que lo mas dificil de demotrar o definir es lo evidente?
Las cabezas se tienen para pensar en algo mas que en estupideces
Brigitte Bardot está en una madurez espléndida porque no se ha hecho ninguna operación de cirugía estética. El bisturí ni lo huele. Y no produce «tristeza». Sigue siendo una mujer bellísima. Y Sharon Stone, que es una guarra, no le llega a B. B. ni a la suela del zapato. No diga usted gilipolleces.