21/11/2024 15:06
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La vida pasa como rastro de nubes, y si los imperios se acaban cómo no han de extinguirse las obras de los hombres. Azarosa es nuestra vida, el final llega sin remedio, nadie se libra de él, y al cabo seremos como si no hubiésemos sido. Humo somos, sí, y nuestros pensamientos unas estrellas fugaces que concluyen disolviéndose en el infinito vacío del universo. Apagadas, al fin, esas centellas de luz, y con el cuerpo ya hecho ceniza, el alma se transforma en aire inconsistente.

Nadie se acordará de nuestras vidas; transcurrirán como la niebla que el sol persigue, como sombras sin dueño, y nadie retornará del Seol. Vinimos de la nada por azar y por azar regresaremos a la nada. Así que disfrutemos de los bienes presentes y pongamos éstos no en el vino y los perfumes, no en coronarnos con las flores arrancadas, ni en hollar con liviandad las vírgenes praderas, sino en disfrutar de nuestra libertad y dignidad y en embriagarnos con la vitalicia juventud del albedrío, porque esta es nuestra herencia y nuestra suerte.

Hoy, la voluntad de los perturbados representa la superioridad social. Su instinto delirante sigue las sendas tortuosas que los llevan a la domesticación de los borregos y a la tiranía sobre los prudentes. La lucha taimada de los maníacos, hecha con insidias, fariseísmos ideológicos, demagogias y «gestos», y siempre con veneno y odio, ha logrado envolver toda la atmósfera social, y ahora sólo se escuchan los roncos ladridos de los perros en el atardecer de la civilización de España y del resto de Occidente.

Mendacidad y furia, resentimiento y fanatismo, vulgaridad e insania ocupan la nueva cultura, la nueva educación que difunde esa nueva raza de seres moralmente lisiados, creadores de un gran imperio globalista y siniestro, forjado para la venganza subterránea e insaciable contra la excelencia y la religiosidad.

Como están ansiosos de ser verdugos, entre esa raza sobresalen los vengativos disfrazados de jueces, los alevosos solapados de guerreros, los pedófilos y demás pervertidos enmascarados de sensibles y afectivos, los recogemigajas camuflados de intelectuales, los doctrinarios embozados de educadores, los sectarios pintados como políticos, los esbirros simulando ser policías, los desaprensivos queriendo aparecer como periodistas y los traidores encubriéndose como reyes. Y toda esta reata de travestidos se halla dedicada a adorar día y noche al becerro LGTBI, el nuevo ídolo forjado con degeneraciones y mentiras, que exige la sangre de los libres y no deja de atentar contra la razón y contra la naturaleza.

Los espíritus creadores y dignos, sin embargo, no dejan de soñar con tiempos de justicia. Soñar con que incluso en una época como ésta, en un presente tan corrompido como éste, aparezcan los fuertes y valerosos que acaben barriendo a los homúnculos. Almas que liberarán a la humanidad de esta gran náusea que nos envuelve, de esta repugnante vocación tanática, de esta voluntad antirreligiosa, de esta perversión patológica que ha convertido en bestias a los seres humanos. Y, sin duda, el Bien prevalecerá una vez más sobre el Mal. Y ojalá que ello sea con el mínimo derramamiento de sangre y la menor catástrofe posible.

El caso es que, según me comunican sus responsables y editores, ÑTV España dejará de actualizarse el próximo día 29. Luchó y valió mientras vivió, lo que no sólo es motivo de agradecimiento, sino que supone un esfuerzo ejemplar entrañable. Ítem más, porque con muy escasos medios desafió a ese cuerpo corrupto, corruptor y corruptible que hace pesada al alma y oprime al espíritu, y que venimos en llamar Sistema.

Pero tanto sus abnegados guías como sus amables y enriquecedores lectores no deben apesadumbrarse más allá de lo razonable, ya que mientras ellos existan otros medios tocados por el amor a la verdad, a la libertad y al destino de una España unida e indestructible, recogerán el testigo que ÑTV deja hoy a la vera del camino por donde pasan los avisados y prudentes.

Algunos tal vez no lo veamos, pero, sin duda, el Sistema acabará desplomándose, como nueva torre de Babel, y su derrumbamiento hará recordar a los supervivientes que los poderes materiales van de unas manos a otras a causa de la injusticia, la violencia y el dinero. Nacen y mueren, como es inevitable, pues sólo son polvo y ceniza. Y se ensoberbecen sin caer en la cuenta de que no son sino podredumbre.

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Nadie sabe qué nos deparará el mañana, amables lectores. Si a duras penas vislumbramos lo que tenemos ante nuestros ojos, y sólo con esfuerzo logramos lo que la tierra pone a nuestro alcance, ¿quién puede predecir lo que los cielos o la Providencia nos tienen destinado? Fe y esperanza, pues, en la lucha indesmayable y permanente contra el Mal. Y, en ese tenaz combate, andemos siempre el camino -los caminos- con el latir del corazón rebelde. Por nuestra propia dignidad y por el bien de nuestros seres queridos y de España.

Suerte y hasta siempre.

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
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María

Excelente y magistral como son todos sus artículos Sr. Aguilar Marina. Gracias y espero seguir leyendo mañana o en los días y meses siguientes sus artículos, cuando comience el digital que sea la continuación de El Correo de España..

Aliena

Soberbio. Terrible disección del mundo que nos ha tocado habitar, pero con esperanza. Más que de «atardecer» yo hablaría ya de «ocaso», como el de los dioses, pero después de la caída del Walhalla ( la música no miente ) llega una nueva era, todo vuelve a empezar en un nuevo mundo. Y me quedo con «la vitalicia juventud del albedrío».
Confío en poder seguir leyendo sus magníficos artículos y aprendiendo con ellos.

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