21/11/2024 16:46
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Pensaba hoy escribir sobre otra cosa o hacerlo sobre el debate de anoche, pero mientras lo veía me venía a la memoria el recuerdo del gran Francisco Ibáñez, el padre de tantos personajes entrañables, además de los sin par Mortadela y Filemón, que contenían un retrato crítico del humor de la España en que vivió.

Mirando y escuchando a Yolanda Díaz solo podía pensar en el gran personaje que hubiera sido en manos del gran Ibáñez, porque además su imagen se presta a ello. A buen seguro que hubiera explotado el apelativo que le lanza de “la Yoli”.

Cierto es que Yolanda contribuye a ello sin pudor con todo su ser. Colgada la veo todos los días en las inmediaciones de mi casa en banderolas, perfectamente maquillada, recién salida de la peluquería, rejuvenecida, limado su rostro convenientemente con el retoque digital, cuál si fuera portada del HOLA (dejo la idiotez de la izquierda cuqui). Impagable, sin duda para compensar el exceso, su falsaria imagen de “motomami” agarrada a una plancha impoluta (cuando las planchas se usan mucho no brillan tanto) para sintonizar con la “gente”, apeada de los conjuntos bien combinados sin arrugas. Imágenes contrapuestas que no sé si tratan de hacerla aparecer como una moderna Cenicienta vestida de Givenchy, cual si fuera Sabrina engatusando a Linus Larrabee (Sánchez). Ya sé que es probable que alguno de ustedes no hayan visto la película protagonizada por Bogart y Audrey Hepburn y se pierdan en la comparativa.

El hecho es que Yolanda es una caricatura de sí misma en los carteles y en sus apariciones televisivas. Que gran Jekyll y Hide hubiera construido con ella Francisco Ibáñez, alquilándole un piso en la 13 Rue del percebe siempre armada con su plancha.

Tras la caricatura “flower power” y “rojo-pijo-progre” que utiliza se esconde una comunista de libro o, mejor dicho, de folleto explicativo, de manual de activista de esos que se repartían en las universidades para activistas en los últimos años de Franco. No es la izquierda cuqui que ahora se dice por parte de quienes también son cuquis, sino una hija del mito de la “gauche divine” que ha llegado con retraso acumulado y quiere recuperar tiempo; también un ejemplar típico de la izquierda rojiprogre burguesa ecologista y transfeminista (esperó a ver cuántos me copian esto último sin citarme). Un personaje que ha digerido mal las tácticas comunicativas hijas de Lenin y que cree a pies juntitas que una mentira repetida se transforma en verdad (la cadena de mentiras sin desdoro en sus intervenciones en el debate darían para un libro), que se ha aprendido aquello de Hitler de que la masa es tonta y que hay que reducir la comunicación al señalamiento de un único enemigo (dos son muchos). Yolanda es, en definitiva, comunista las veinticuatro horas al día.

Yolanda, y en esto me parece que ha sido abducida por Sánchez, es la reina de las medias verdades, del camuflaje de la realidad, de la simpleza argumentaría (me chifla eso de que hay más españoles trabajando que nunca expresado en millones de personas, obviando que también somos más millones de españoles). Me chifla cuando habla de lo que va a hacer, de reducciones de horas de trabajo, de revisión de la jornada laboral, de la explotación del trabajador en las horas extras, de la violencia contra las mujeres que no hace sino crecer… Todo ello como si ella no hubiera estado en el gobierno y no fuera su responsabilidad cambiar las cosas (el juego en el debate de Yolanda y Sánchez dirigiéndose a Abascal como si él hubiera estado en el gobierno es de nota).

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En el fondo Yolanda miente menos que habla porque gran parte de su discurso flower-hippie-power consiste en eso, en palabras sin contenido que suenen bien.

El problema para ella es que a mí, y supongo que a muchos, me recordaba a Rompetechos cuando en una aventura de Mortadela y Filemón acaba siendo dictador de un país imaginario, subido al atril empinándose y hablándole a un flexo en vez de a un micrófono, pero era un hombre de “gran visión política” (para quien no conozca el personaje indicar que pese a sus enormes gafas no veía nada y lo confundía todo). Cuando gesticula me recuerda a las exageradas expresiones corporales de aquellos dibujos. No lo puedo remediar.

Pero lo peor es esa oratoria, con esa forma de parar las frases, de engolar la voz (a veces le falla), de suspirar en medio de la oración, que te recuerda a “Barrio Sésamo” (“Ahora estoy delante, ahora estoy detrás”), a las lecciones de Epi y Blas, o a la memez de los teletubbies cruzados con David el  Gnomo, que por su edad debieron marcarle en la niñez. Y es que Yolanda se expresa del mismo modo, como si sus oyentes fueran tontos o niños, como si asumiera que con esas formas fuera más convincente el cuento de una cuenta cuentos. Trufado, eso sí, de un ego descomunal, de usar de corrido el “yo mi me conmigo” que aprendíamos en la escuela, por que todo lo bueno lo ha hecho Yolanda -¡Esos celos de Sánchez!-, todo lo bueno lo hará Yolanda: ¿Qué habría sido de España, de Europa, del mundo y del universo? Menos mal que Zapatero, en un momento alucinógeno, nos ha explicado en campaña que no existen los extraterrestres y que somos únicos y maravillosos.

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El discurso de Yolanda está cruzado de un buenísimo algo infantil, derivado del mito hippie.    Intervenciones a las que cuadra sustituir, como sintonía, La Internacional (suspiro por verla con sus trajes impecables, su maquillaje y peluquería entonando puño en alto el cántico) por la celebérrima melodía de “Aquarius” (del musical Hair) o la no menos conocida “Can’t take my eres off you” (“No puedo quitar mis ojos de ti”).

Si yo manejara el montaje cogería esas miradas y gestos del debate, dejaría solo los Pedro y Yolanda en la voz de ambos y les pondría esa última canción de fondo. Impagable sería ver a Yolanda y Pedro entonarla en el karaoke.

¡Qué grandes actores serían Pedro y Yolanda en el remake de “Los mundos de Yupi”!

Autor

Francisco Torres
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Manolo

Mortadelo

Geppetto

Personas o cosas como esta moza que atiende a los silbidos y al¡Yolanda aqui! de Sanchez, solo se pueden dar en una Nacion completamente destruida moral y eticamente como la española
Entre un presidente del gobierno que vive a costa de los puticlubs y guarrerias chaperas de su suegro, un petardo fabricado digitalmente como la pedorra comunista esta y el resto de cretinos e inutiles que forman el gobierno se comprende lo que sucede en España.
Se dan cuenta los españoles que son la reserva espiritual de cuanta guarreria se fabrica en el mundo

JCrespo

No sé por qué en los últimos gobiernos de este partido, casi todas (o todas) las mujeres son copias. Iguales en su simpleza, falta de preparación y desmesurado odio. También en sus desmedidos aspavientos con los que intentan de anular esa falta de nivel. Como si así, su falacia y deshonestidad quedarán tapadas…
Ésta no iba a ser menos, aunque no sea del partido, pero como si lo fuera. No en vano parece un apéndice creado adrede para facilitar las cosas al psoe…

Dioni

Pero si ya estaba entre sus personajes, es Ofelia la secretaria «loca» del CNI… digo de la TIA.

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