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Transportaron cerca de 20 millones esclavos durante los siglos XVII y XVIII

Barco negrero o barco de esclavos, era como se conocía a las embarcaciones dedicadas al comercio de esclavos negros africanos, en particular a los del comercio atlántico, entre África y América. Unos veinte millones de esclavos africanos fueron transportados por estos barcos.

El comercio atlántico de esclavos fue un gran negocio para los comerciantes británicos y norteamericanos, que controlaron el 84% de los esclavos, aunque también estuvieron en él holandeses, daneses, portugueses y franceses. En los siglos XVII y XVIII alcanzaron la cota máxima de este tráfico.

Para lograr mayor beneficio económico, los armadores ampliaron su capacidad de embarque mediante la división del espacio hasta extremos mínimos, lo que ocasionó condiciones higiénicas deplorables, deshidratación y todo tipo de enfermedades, incrementando la tasa de mortalidad del 15% al 33%. Miles de esclavos viajaban hacinados y encadenados a las cubiertas inferiores, sin apenas espacio para moverse; un barco negrero de tipo medio podía llevar hasta doscientos esclavos.

Para los esclavos africanos, el «owba coocoo«, el temido barco que cruzaba el «agua grande», constituía el peor castigo. De los muchos ocupantes del barco negrero, apenas unos pocos hablaban el mismo idioma. El comerciante no dejaba al capitán otra alternativa que aceptar el todo de un lote, ante la alternativa del nada. El cargamento humano quedó convertido en una pequeña torre de babel. La tripulación repartían a bordo, en cuencos de madera, carne y pan, para unos, y «ñame» (tubérculos comestibles), para otros, como alimentación básica.
A quien se resistía le daban «pem pem«.

Durante la estiva, los marineros gritaban sin parar ¡Domona! (silencio), por orden del hombre grande, el capitán, mientras otro blanco, el médico, reconocía a los recién llegados: exploraba cabeza, ojos, dentadura, miembros y vientre, antes de conducirlos a las cubiertas inferiores; y a quien se resistía a obedecer órdenes le daban «pem pem» (una paliza). De las bodegas ascendía un hedor terrible, nauseabundo; era el olor de la «awaiwo«, de la muerte. Nada más bajar las escaleras tenían la «athasa» o tino para defecar y en sus proximidades agrupaban los cadáveres de los esclavos fallecidos antes de arrojarlos por la borda.

Así iniciaban un largo y penoso viaje a la nada, a la esclavitud en los campos de algodón norteamericanos; según algunos tratadistas, Eldorado de Occidente, era el descenso a los infiernos. Mientras, aprovechaban los retornos para transportar otras mercancías, en muchos casos, producidas por los propios esclavos en los campos de cultivo norteamericanos.

El período álgido de la esclavitud tuvo lugar entre 1700 y 1808; más del 40% de los traslados se efectuaron en barcos británicos y norteamericanos. El escritor africano Ottobah Cugoano calificó de asesinato la muerte de muchos de aquellos esclavos en la década de los 80 del siglo XVIII, pese a que los comerciantes de la trama consideraban aquellas pérdidas humanas, simplemente como parte del negocio.

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Los comerciantes británicos y norteamericanos enviaron barcos negreros desde varias regiones africanas: Senegambia, Sierra Leona o Costa de Barlovento, Costa de Oro, Ensenada de Benín, Ensenada de Biafra y África Centro-Occidental (Congo y Angola), para llevar cautivos a las zonas azucareras británicas, donde se compraban más del 70% de los esclavos; casi la mitad en Jamaica.
Fueron actores de este drama: el capitán del barco, la tripulación, el grupo multiétnico de los esclavos, los abolicionistas de la clase media y los lectores que presionaron después a los gobiernos de Gran Bretaña y Norteamérica.

«No debían tener ni dedos ni narices delicados»

Las relaciones entre capitán del barco negrero y su tripulación «no debían tener ni dedos ni narices delicados»; los capitanes eran hombres rudos, exigentes, de fácil reverso de látigo, bien preparados para controlar a grupos de personas. La mano dura aplicada por estos se ejercía tanto con los tripulantes como con los esclavos. Es conocido que muchos marineros fueron azotados hasta la muerte; además sufrieron raciones escasas, salarios bajos y una elevada tasa de mortalidad.

Los marineros aplicaban a los esclavos una alimentación forzada, azotes, violencia ocasional y violación de cautivas; llevaban a los esclavos a bordo, los estibaban bajo cubierta, les alimentaban y obligaban a hacer ejercicio («bailar»); vigilaban su salud, disciplinaban y castigaban…, en definitiva, poco a poco los transformaban en mercancías aptas para el trabajo, que era su destino tras la travesía. Y los esclavos reaccionaban constantemente de forma activa: huelgas de hambre, insurrección y hasta con el suicidio.

La cooperación entre los esclavos constituyó el tercer drama. De ser personas de clases, etnias y géneros diferentes, amontonados en la cubierta inferior del barco, pasaron a crear nuevas lenguas y vínculos; unos a otros se llamaban «carabela» (hermano o hermana); y daría como resultado una colectividad muy resistente.
El último drama se produjo en las sociedades civiles británica y norteamericana. A medida que los lectores de clase media fueron conociendo los detalles de aquellas tremendas travesías, un joven, educado en Cambridge, Thomas Clarkson, frecuentaba los muelles de Bristol y Liverpool para escuchar lo que narraban los marineros que habían participado en las travesías de esclavos. Cuando los sentimientos antiesclavistas calaron en la sociedad, los comerciantes y capitanes de barcos negreros trataban de esquivar las preguntas de escritores y periodistas. Pero los marineros no callaron y los escritores siguieron difundiendo historias y quejas. Clarkson empleó aquella información para combatir a comerciantes y empleados gubernamentales: todos los que tenían intereses en la trata de la esclavitud.

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El drama tuvo un convincente acto final: la tragedia del «Books«, con 482 esclavos convenientemente estivados y cuyo desastre contribuyó a que el movimiento abolicionista tuviera éxito.
Primer registro de un viaje negrero: Rhode Island, 1700.

En el año 1700 se produjo el primer registro del primer viaje negrero desde Rhode Island, como centro del comercio de esclavos a Norteamérica y el de Liverpool para los británicos; y, a finales del siglo, de toda la trata atlántica. Este mismo año zarpó el «Eliza«, al mando del capitán John Dunn hacia África y de allí a Barbados, donde desembarcó 180 esclavos. En agosto, el capitán Nicholas Grove llevó 71 esclavos con el «Thomas and John», también a Barbados. Un siglo después, cientos de barcos negreros seguían comprando hombres libres y esclavos, atravesando el Atlántico para venderlos como esclavos en los mismos puertos.

La esclavitud africana la iniciaron los portugueses, tras sus expediciones continentales en África, abandonando la que se ejercía en el Mediterráneo siglos antes. En 1620 controlaban el comercio de esclavos en la Costa de Oro (la Ghana actual) y, sobre todo, con la conquista de la colonia El Mina, en 1637, a la que seguiría la dominación temporal de Santo Tomé y de la pequeña isla de Curaçao, en el Caribe, arrebatada a los españoles por la WTC (Compañía Holandesa de las Indias Occidentales), y con la que los Países Bajos adquirieron una posición ventajosa en el negocio de la esclavitud.

La abolición y la revolución haitiana serían los elementos que pusieron fin a esta plaga esclavista. Según los expertos, el barco de esclavos y sus relaciones sociales, sirvieron para moldear el mundo moderno, aunque su historia siga siendo desconocida en muchos aspectos. No obstante, los hechos referidos a la trata son tan extensos como el océano que atravesaron. Únicamente referiremos algún nombre propio de las decenas de grandes tratadistas de la esclavitud: Philip Curtin, David RichardsonCaryl Phillips, Robert HarmsManu Herbstein, sin olvidarnos de Marcus Rediker («Barco de esclavos»).

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REDACCIÓN
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Aliena

¿»Estivados»- aletargados? ¿No será «estibados»- apretados para ocupar el menor espacio posible? Pregunto.

Carlos Andres

Lo que se suele pasar por alto, incluso ocultar, es la cantidad de esos «británicos», «norteamericanos», «holandeses» y «portugueses» eran judíos. Hay mucho material de discusión al respecto en inglés.

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