21/11/2024 14:39
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                                             DE LA LEYENDA NEGRA…

                                         (DEL PRESENTE AL PASADO)

         “Quien contrala el pasado controla el presente… y el futuro”

                 Marcelo Gullo, Nada por lo que pedir perdón

                                                        INTROIBO 

                            AL DONOSO (Y CORTÉS) ESCRUTINIO

              DE TAMBIÉN LA LLUVIA (2010), DE ICÍAR BOLLAÍN

                                     

   “SEBASTIÁN.—Si hacemos la escena de la cruz, con eso estamos. Con eso ya tenemos la peli, ¿ok?”

    La cruz como símbolo del cristianismo planea (y nunca mejor dicho) sobre También la lluvia. De hecho, apenas iniciada la película, y en una secuencia que se diría guiño, homenaje y relectura del vuelo de la estatua de Cristo pendiendo de un helicóptero en dirección al Vaticano  en la secuencia inicial de La dolce vita (1960) de Fellini, esa llegada de una Gran Cruz colgada de otra (aero)nave (y nunca mejor traído, o traída) conformará (y confirmará) el paradójico final climático de la omnipresencia del sacrificio humano —“Si no tenemos la escena de la cruz, está, ¿eh?, no hay película”—, que sobrevuela Cochabamba[1], pero no ya con el carácter de extrañamiento surrealista de Fellini, sino de “realismo maravilloso” caribeño (Aleho Calpentié), amén de por su localización en Bolivia, por cuanto que los indígenas pudieran  entender la transubstanciación del pan y el vino al pie de la letra como una celebración caníbal.

    No se echa en falta el segundo helicóptero de La dolce vita, con Paparazzo/Marcello Mastroianni, escoltando la estatua a la vez que frivolizando con las veraneantes, pues en También la lluvia el equipo artístico de Las Casas y Cía. son los paparazzi de las prensas y la crónica amarilla de Indias frivolizando sobre el terreno quechua/taíno acerca de todo lo divino y lo humano de la anglofílica leyenda imperiofóbica y negrolegendaria.

                        SU/MISIÓN: ELIMINAR (DOC) ISABEL LA CATÓLICA

              (BORRAR CODICILO DEL TESTAMENTO Y LEYES DE INDIAS)

      «Probablemente, una de las trampas más perniciosas que impuso la contracultura de la globalización —aquí y en todo el mundo— es la sustitución del concepto de “pasado como historia” (sometido a confrontación y verificación constante) por el concepto de “pasado como memoria” (selectivo, fragmentario, parcial, sujeto a falsificación y manipulación). Memoria e historia constituyen dos formas antagónicas de relacionarse con el pasado.»

            Alejandro Pandra, Origen y destino de la Patria [2013: 18][2]

“Y la Reforma protestante, ¿qué? ¿Que qué hay de la Reforma protestante? […] Hablo en serio, hablo en serio. No se puede entender España sin la Reforma”, sentenciaba Najwa Nimri (quien encarna a Isabel la Católica), durante esa “última cena” del equipo artístico  de una película (Cochabamba, año “2000”) sobre la vida ¿y milagros?[3] de Fray Bartolomé de Las Casas, filmada en También la lluvia, dirigida por Icíar Bollaín (2010).

   Y al punto de leer tamaño dislate, el vigía negrolegendario del palenque de la Leyenda Negra, el quintacolumnista (quintacomunista, mejor dicho) antiimperialista de guardia,  azuzará a sus sabuesos (in)mediatizados contra este reaccionario cimarrón hispanista:

   Que en También la lluvia no actuaba Nawja Nimri, que ni aparece siquiera Isabel I (ni Dios que la fundó) ni otras hablablabladurías. Y tendría razón el comisario cultural del Globalitarismo, si no atendiera a las “Escenas eliminadas”, incluidas como “Extras” en la comercialización del DVD. De lo que pudo haber sido y no fue. Y el cazador cazado.

    En efecto, por lo que se ve en esos 16’suprimidos de la copia definitiva, amén de escenas relativas a la relación erótico-afectiva y sentimental-confesional entre miembros (¿y miembras?) del equipo, descartadas en virtud (y defecto) de la economía narrativa,

llama la atención la supresión del personaje de Isabel la Católica, la máxima autoridad inculpada por el Tribunal de la Historia, en tan multisecular proceso contra el Imperio Español en América  y su audiencia nacional del “estado español”  bajo el imperio de la “Ley[enda] de Memoria Histórica” (hoy “Democrática”, vale decir “Demagógica”), en dos escenas que conllevaban cierto ejercicio meta-cinematográfico “autocrítico”. A saber: la única referencia a las tempranísimas Leyes de Burgos en defensa de los indios por parte de la Corona, calificadas por Las Casas de “imprecisas”—y “están siendo ignoradas”— y solicitando de la reina Isabel su endurecimiento legal, in extremis, en su lecho de muerte, durante el viaje a Castilla de los dominicos B. de Las Casas y Antonio Montesinos, en 1517 —fecha en que hacía ya 15 años del fallecimiento de Isabel y en la que era el propio rey Fernando quien se encontraba en el lecho de muerte, como comenta irónicamente en el camerino la actriz que la incorpora, encarnada por Nawja Nimri—;

y la única alusión en casi 2 horas de metra(lla)je, y arriba citada, a la Reforma, autora más que interesada de la Leyenda Negra, en el inciso de la actriz interpretada por Nimri terciando en la disputa entre Alberto (Las Casas) y Antón (Colón), y zanjada por este—“El plan está claro: santificar a este par de cabrones (Las Casas y Montesinos) y a mí (a Colón) me lincháis. Esto no es arte, es pura propaganda” (puesta en abismo de toda la película, por cierto)—, y “voz [de dama, más bien] que clama en el desierto”,  que será interrumpida, cortada, cancelada,  por la salmodia de Juan (Montesinos), “Yo soy la voz que clama en el desierto de esta isla” (¡caramba, qué coinsidensia!), melopea grotesca coreada por el equipo al final de la “última (es)cena”, contrafactum paródico más cerca de la profana/acción de Buñuel en Viridiana que de lo espiritual del mural de Da Vinci.

   Así pues, si es cierto como ocurre en español que dos negaciones afirman, “visionar” la negación del negativo, sus extras —no los figurantes, sino las escenas desfiguradas,  pues ya vino Fco. con la rebaja negrolegendaria  expurgando, más papista que el Papa (cuando aún no se llamaba Paco), el guion del británico Paul Laverty (Calcuta, 1957), reformando (¡pues a imperiofóbica a mí no me ganas ni tú!) el cítrico punto crítico del guionista británico que se curaba en salud por peccata minuta de omisión—, revela en positivo el argumento ocultado,  positivando la autocensura “políticamente corregida”.

                                                 DE EXTRA A INTRA

                                                               O

               BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, ¿DISIDENCIA CONTROLADA?

«ANTÓN/COLÓN.—[…] el director lo cortará, como tantos detalles importantes. Por ejemplo, el hecho de que Las Casas pretendía que los esclavos africanos negros sustituyeran a los indios. ¿Por qué no contarlo en la peli, ya que estamos? […] ¿Y su trato con los negreros?

SEBASTIÁN (Director).—Lo lamentó durante toda su vida.

ALBERTO/LAS CASAS.—Un error, un desastre que le avergonzaba.  Las Casas utilizó hasta su último aliento para denunciar a los obispos corruptos, a los comerciantes, a los funcionarios del rey. El estado entero le odiaba. Afirmó que los indios habían sido sacrificados, y cito textualmente, “por apetitos e intereses privados”. Hace 500 años. Y luego llegan los únicos como tú y queréis reducir toda su vida a un solo error.

ANTÓN.—Nunca cuestionó [el Padre de Las Casas] la autoridad de España sobre el nuevo mundo ni la autoridad real. En otras palabras, era un con-ser-va-dor.

ALBERTO.—Era un radical, tronco. Un radical. Pedía el mismo trato que tenían los españoles para los indios. No me jodas, tronco.

ANTÓN.—¡Ba-jo la Co-ro-na!

ALBERTO.—Pero con el consentimiento de los indios. Era un avanzado para la época.»

    Y así, “cancelada” en la cancillería de Agitación y Propaganda imperiofóbica toda alusión a los sucesivos intentos de ir dando respuesta desde la Corona y el Consejo de Indias —con la proverbial lentitud judicial (siempre a la zaga, además, la Ley del delito), pues si “las cosas de Palacio van despacio”, las del Palacio de Justicia duermen el sueño de los ¿justos? (salvo que haya interés de parte o el dedazo de un decreto real)— a los atropellos, abusos, crueldades e injusticia tanto de los conquistadores más adelantados como de los funcionarios al servicio del rey —con toda una serie de leyes de Indias[4] que va desde el testamento (y codicilo) de Isabel la Católica (1504)[5] o las leyes de Burgos[6] (1512)  y las de Valladolid (1513), consecuencia de  “la rebelión de los frailes” (1511)[7], hasta las Leyes Nuevas (1542)[8] o la “Controversia de Valladolid” (1550-1551) entre Bartolomé de las Casas[9], “que va a defender que la guerra de conquista es injusta” y Juan Ginés de Sepúlveda, “que defendía el derecho imperial”[10]—, el tándem Bollaín-Laverty puede dar por bueno —con  autoinculpación  incluida por el único pecadillo de su “juventud” negro-legendaria (“léase negrero”) por parte de Alberto (Las Casas)—, el Relato de éste calificándolo, a pesar de su hiperbólico alegato indigenista, de “disidencia controlada”, por contraste con la “radical” postura antiimperialista de un Antón (Colón), tan lúcido como maximalista, que cuestiona, con visión “presentista”, “la conquista” en sí y la responsabilidad última de la Monarquía (y anticipándose a toro pasado a tesis no ya emancipacionistas de caudillo  marañón (con minúscula), sino liquidacionistas, como la del obispo Juan de Zumárraga[11]), pese a que, para el corpus jurídico de la época—del derecho romano pasando por el consuetudinario medieval al pontificio—el derecho de conquista era incuestionable. Y así pues, “Cuando España llega a América, lo hace con todos esos títulos; la conquista es estrictamente legal y legítima” como afirma ESPARZA [2021: 106-107], antes de apostillar con la dignificación jurídica que conllevaba tal empresa: “Ahora bien, había algo que cambiaba las cosas: el papa había prescrito que los españoles quedaban obligados a la evangelización, la conversión de los infieles. Y eso significaba que los indios, una vez conversos, eran sujetos de derecho”.

     PUESTA EN ABISMO DEL PASADO DESDE EL MARCO DEL PRESENTE:

        RIGOR (MORTIS) HISTÓRICO VS INSPIRADO EN HECHOS REALES

                                                            [O

   LA LEYENDA DE LA DERECHA RECON(QUIS)TADA POR LA IZQUIERDA]

   Así pues, mudo, enmudecido, amordazado el reo en esta “causa”, más que “general”, generaliza ante el “Tribunal de la Historia” (con la mayusculitis vociferante proverbial de la Izquierda), También la lluvia constituye, en términos generales, el making of (Así se hizo… la historieta) de una película  (inconclusa, porque se aguará la fiesta) sobre la obra de Bartolomé de Las Casas, con pretensiones de rigurosa “verdad histórica” —vale decir basada, mejor aún, “inspirada [presuntamente] en hechos reales”—, a cargo de un equipo de rodaje encabezado por Costa, el productor, ese armador pragmático que ha de sacar a flote la empresa (de rescate)[12]a toda costa, y el director/capitán ¿San? Sebastián, doctrinario buenista  y visionario utópico, quien ha de realizar el proyecto sometiéndose a exigencias tanto del presupuesto—¡las cuentas del Gran Capitán!— como del guion, y recibe a bocajarro la propuesta de ciertas enmiendas al guion por parte de Antón/Colón:

   “SEBASTIÁN.—¿Qué quieres, que cuente la del gran navegante o qué? ¿Eh? Me vale madres eso [bis].

    ANTÓN/COLÓN.—Un poco de objetividad, por favor.

    SEBASTIÁN.—No, no, la objetividad no existe en este caso. Son 50 escenas de hace 500 años que tengo que elegir para contar una puta historia de 2 horas. ¿Cómo le hago?

    ANTÓN.—¿Y eso no es manipulación, no es manipulación?

    SEBASTIÁN.—No, no, no, maestro, no, es elección. ¡Elección! Estoy dispuesto a defenderla. ¿Tú cómo crees que se hace el cine, pendejo? A ver, ¿cómo crees que se escribe la historia?

    ANTÓN.—¡Historia! ¡Historia! Ahí quería llegar yo. A la historia […] Pues mira, yo hubiera hecho lo mismo. El pez grande se come al chico, por la gracia de Dios.”

   La discusión entre Sebastián [Gael García Bernal ¿Díaz del Castillo?] y Antón [Karra Elejalde] es otra de esas escenas extra rodadas que, por exigencias del… presupuesto o del montaje —no del guion, donde parecía insertarse como motivo recurrente autoirónico y contrapunto del “abogado del diablo”—, no llegaría  a intra en la (s)elección final probablemente para sesgar la “historia” desde la “narrativa art-prop” lascasiana—“Pim, pam, toma La(s)casitos”— , lo que confirma a toro pasado que todo signo es tan significativo tanto por presencia como por ausencia, y al fin suspendida pese a añadir al guion un algo del suspense del macguffin,  su poco de boutade y una buena dosis de provocación escapista resuelta, al fin, con ese nihilismo de un pliego de sugerencias en blanco.

                                             Y TU ORO TAMBIÉN

                                              ¿CARA O CRUZ?

    “Y [a] tu mamá también.”

              Alfonso Cuarón [2001]

    Y ese rompecabezas, puzzle ucrónico (manipulación temporal) y utópico (ídem espacial en su deslocalización boliviana) se asienta en un muestreo “selectivo, fragmentario y parcial”, media docena de “fragmentos de Apocalipsis” que  fija el contexto del resto de las escenas escamoteadas a partir de la antología del docudrama, predeterminando por elipsis (u omisión), no ya las excluidas en el montaje —sólo las que se vean en la sala de cine existen—, sino las no filmadas —las más de ¿40? que estaba previsto en el guion que faltaran y que debía inferir según su sensibilidad ad libitum el espectador —, reduciendo la recreación cinematográfica del descubrimiento y conquista de América al tráiler/thriller de terror ideológico —¿o terrorismo?— de un trilero y una fullera —pues aunque, en virtud de la tan cacareada responsabilidad colectiva de la industria del cine,  “[la verdad histórica] entre todos la mataron y ella sola se murió”,  la responsabilidad recae, para bien o para mal —¿una propaganda estéticamente eficaz o éticamente perversa?—, sobre la dirección en su calidad de instancia individual superior jerárquica—.

   [Advertencia: sacrificamos el orden de esa media docena de secuencias en el montaje definitivo de También la lluvia a la cronología de los hechos históricos reconstruidos.]

               CRISTÓBAL COLÓN: PORTEADOR DEL ANTICRISTO

                                                              O

                                  EL RETABLO DE DON CRISTOBITA

                                      (TÍTERES DE CACHIPORRA)

                                                    SEGUIDO DE

                                       LA FEBRÍCULA DEL ORO

                                                    (PELÍCULA)

                                                        ¿CARA…

                                                   (Secuencia 1ª)

   Descubrimiento de Guanahaní y toma de posesión  y bendición por Cristóbal Colón en nombre de Dios y los Reyes Católicos (1492). Encargo de la pesquisa al capitán sobre el oro, provisiones  y armas indígenas con la recomendación de confraternización.

                                                  (Secuencia 2ª)

   Desembarco del 2º viaje (1493), sumisión a la Iglesia y a la Corona vs.esclavitud para quien  no peche con el impuesto de un cascabel lleno de oro.

                                                        (…)

                                                (¿Secuencia 4ª?)

   Ensayo de monólogo/redacción de la primera carta de Colón a los Reyes Católicos:

«ANTÓN/COLÓN.—“[…] Aún no he conseguido descubrir si tienen propiedad privada. […] Además de oro y especies [sic del intérprete Karra Elejalde, sin que se lo haya corregido nadie], hay esclavos, tantos como se soliciten” […] Presentar al hombre, con sus dudas, sus zozobras» [reclama Antón/Elejalde al productor Costa/Tosar, “siempre con su tormenta interior”, podría haber dicho con las palabras de  Boyero sobre Tosar.]

                                                 (Secuencia 5ª)

   Lavado de arenas auríferas y entrega del tributo ante el capitán, con cruel mutilación a quienes incumplen lo exigido bajo la máxima autoridad del gobernador Cristóbal Colón.

                                                     …O CRUZ?

   El Almirante de la Mar Océano hace mutis por el foro sin que el espectador alcance a saber que pocos años después (1499) sería “destituido como virrey y gobernador de las Indias, debido a su mala administración y permanente abuso de poder”[13], con una “Real Cédula (1500) por la cual se ordenaba la libertad de unos nativos de América que Colón había enviado para que fueran vendidos como esclavos, de acuerdo con las normas del Derecho vigente en la época”, “pues “los indios eran vasallos de la Corona y, como tales, no podían ser esclavizados” [GULLO. 2022: 333]. A partir de ahí, el guion remite a su intérprete Antón (Karra Elejalde), quien, auto-marginado (escéptico  y amargado), “re- humaniza” a su personaje desmontando la operación de blanqueo del P. Las Casas.

                                         ANTÓN, ANTÓN PERULERO[14],

                   CADA CUAL, CADA CUAL ATIENDA A SU JUEGO    

    

   RAÚL ARÉVALO [Montesinos].—“Somos unos pijos. Al final somos unos pijos que venimos aquí a rodar una película. Es lo mismo que cuenta la película, nos está pasando a nosotros.”

   CARLOS SANTOS [Las Casas].—“Absolutamente” [Y nunca mejor dicho a tenor del dolce far niente del dominico en el Caribe y de su paparazzismo en La amara vita que es  Brevíssima relación de la destruyción de las Indias.]

     

                                                     ¿CARA…

                                                  (Secuencia 3ª)

   «Y fue la primera voz de la conciencia, contra todo un imperio. […] Desde una humilde iglesia de paja, un hombre contra un imperio, una voz clamando en el desierto [flechazo creativo y jaculatoria de un Sebastián entusiasmado]: “Decid, con qué derecho y con qué justicia tenéis en tal crueldad y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué auctoridad  habéís hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas dellas, con muerte y estragos nunca oídos habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos en sus enfermedades en que, de los excesivos trabajos que les dais, incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los adoctrine y cognozcan a su Dios y criador, sean baptizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Éstos, no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de suelo tan letárgico dormidos?”.»

   Sermón de Fray Antonio Montesinos (21 de diciembre de 1511, Isla de La Española, hoy Santo Domingo): “Yo soy la voz en el desierto de esta isla y estáis en pecado mortal y en él vivís y morís por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes.”

                                                  …Y CRUZ?

     “Montesinos repitió su sermón al domingo siguiente. El problema alcanzó una temperatura insoportable. Los predicadores llegaron hasta las últimas consecuencias: negaron la absolución a los encomenderos que mantuvieran indios en régimen de explotación. El veto no ahorró a nadie. Por ejemplo, entre los que vieron su absolución negada figuraba incluso un sacerdote que en otro tiempo, como colono, había participado en la conquista de Higüey y ahora regentaba un repartimiento de indios. Se llamaba Bartolomé de las Casas.”, puntualiza  J. J. ESPARZA en esa su “esparzaquíada” titulada No te arrepientas [2021:109]. Y el director Sebastián —que data el sermón del domingo 21 de diciembre ¡un sábado de marzo!— enfatiza tal compromiso: “Él nunca se retractó. No, no, el siguiente sábado el soltó el mismo sermón y así, así él siguió denunciando durante años, hasta que lo mataron…” —reticente el director, a propósito del final fatal de Montesinos— , con malintencionada ambigüedad entre el previsible sujeto omitido (los encomenderos y el gobernador  Diego Colón) y la impersonalidad eventual (un plural anónimo), cuando el fraile murió, con toda probabilidad, a manos indígenas (en un paradójico acto de justicia poética, que diría un anglosajón) o divina (por un designio inescrutable de los renglones torcidos de Dios), o porque por la caridad entra la peste, como se infiere de una fuente tan poco sospechosa de rosalegendaria como Wikipedia:

   “Finalmente, encontró la muerte en algún lugar de Venezuela el 27 de junio de 1540. No se sabe con exactitud cómo murió, en el Libro Antiguo de Profesiones, al margen de la nota de su profesión, está escrita: «Obiit martyr in Indii»; y en el mismo convento de San Esteban de Salamanca, a la entrada del refectorio, se halla rotulado como mártir.”

 [Y EL QUE NO LO ATIENDA PAGARÁ UNA PRENDA, que diría el iconoclasta.]

                  ECHÁRSELO EN CARA O ECHARLO A CARA O CRUZ:

                                                        DE CANTO

                                                               Y

                BARTOLO(MÉ) TENÍA UNA FLAUTA CON UN AGUJERO SOLO

   Sermón, ese del Padre Montesinos, determinante (vid. También la lluvia) en la toma de conciencia de Las Casas —que no protagoniza ni una sola secuencia “en el rodaje”; antes bien, planea desde el guion como su alma páter en calidad de “padre del derecho internacional”[15] (sic) encarnado en la reivindicación de su intérprete (o ‘lengua’), Alberto— y la redención de su “único error” —haber capitulado ante la importación de esclavos negros—, cuando está más que documentado que desde su llegada a La Española en  1502 en calidad de “encomendero” (colono con indígenas a su cargo en régimen servil) es un seminarista imperial —sacudido ¡un decenio después! por la “matanza de Caonao y el espantoso suplicio del cacique Hatuey”[16] en Cuba—, ordenado presbítero en 1513.

  Y, pese a su viaje a la madre patria en calidad de “procurador” de los indios[17] por mor de una reforma legislativa en compañía de su mentor ¿y prefecto? Montesinos —y sus  encuentros con el Rey Católico (1515) y Cisneros, e incluso con el mismísimo emperador Carlos I (1517)—, “luego” [dice su intérprete Alberto], ¡hasta dos decenios después de su llegada!, en 1522, el año en que firma una capitulación para la “incorporación de esclavos negros en sustitución de los indios”[18]  y antes de profesar  en la orden de Predicadores (1523), hasta entonces no se consagra a la “batalla cultura”, converso del indianismo, contra la colonización (de Colón, que no contra la coronización de la Corona. Y su intérprete: “Estuvieron a punto de asesinarlo dos veces” [¿Quiénes, los oscurantistas o el impersonal?]— y monotemático al dar la nota en la flauta de un agujero solo de su “defensor urbi et orbi de los indios”: “Y, en el lecho de muerte, Bartolomé condenó la ceguera de los que ignoran el genocidio y dictan las órdenes del mundo. O sea, este tío fue el padre del derecho internacional”, proclama entusiasmado Alberto/Carlos Santos.

[…Y A TODOS DABA LA CHIAPA CON LA FLAUTA DE BARTOLO, el iconoplasta.]

                                   TESTIGO (DE CARGO) FALSO

  “Las denuncias de Las Casas a los crímenes de los conquistadores hacen de él un gran humanista, pero sus informaciones eran de segunda mano, y con frecuencia exageraba y aun mentía deliberadamente para lograr mayor fuerza en los argumentos [y valga como equivalencia tratándose de un autor argentino los ca. 10.000 “desaparecidos” argentinos redondeados a 30.000 por mor del efecto propagandístico en Europa] […]. Faltaba a la verdad cuando presentaba a todos los indios pacíficos sin excepción sobre la base de sus escasas experiencias con ciertas tribus. Algunos de sus propios acompañantes [¿Antón Montesinos?] fueron víctimas de otras tribus. La belicosidad de los indios no puede tampoco justificarse como/ una respuesta a la agresión de los conquistadores, ya que existía desde antes de que llegaran estos.”

        Juan José Sebreli, El asedio a la modernidad [1992: 271.]

    El rol de testigo de cargo de Bartolomé de Las Casas en su obra como escritor se nos antoja condicionado, por un lado, por la escasa ejemplaridad del fraile y, por otro, por la inconsciencia de la repercusión de su testimonio en los enemigos del Imperio Hispano.

   En cuanto a su contradictorio comportamiento en relación a su actividad evangélica:

   «[Las Casas], que había sentado como tesis principal que todo dinero proveniente de Indias era un robo a los indios y que aceptar dinero robado obliga en conciencia a reparar in solidum, no vaciló cuando debió ser remunerado con ese “dinero sucio”», GULLO [2022: 115]. Y así, «Bartolomé de Las Casas vivió siempre como un rico. […] La pobreza evangélica no fue una de sus virtudes. “Cuando comenzó su “lucha humanista” en defensa de los naturales de América, cobraba 100 pesos de oro anuales como procurador de indios[19]. […] a los indios siempre los vio de lejos y nunca se tomó la molestia de aprender ninguna de las más de 300 lenguas que hablaban»[20], GULLO [2022: 105]. [“Que me hables en cristiano, que no te entiendo”,  pues bien pudiera él decir el diálogo

del capitán tasador del impuesto cascabel (que, cuando el río suena, cascabeles lleva).]

   Y por si el testimonio de autores contemporáneos (nuestros), como Sebreli o Gullo (en las antípodas uno del otro pese a ser ambos argentinos), las palabras de un contemporáneo (suyo), el franciscano fray Toribio de Benavente, aúnan en su retrato “vida y obra”:

   “No tiene razón el de Las Casas al decir lo que dice, y es un mercenario y no un pastor por haber abandonado a sus ovejas para dedicarse a denigrar a los demás […].Para con unos poquillos cánones que el de Las Casas oyó, él se atreve a mucho, […] porque también dice estas palabras que se siguen a la letra: todos los conquistadores han sido robadores, raptores y los más calificados en mal y crueldad que nunca jamás fueron, como es a todo el mundo ya manifiesto: todos los conquistadores, dice, sin sacar ninguno”, lo describía  Benavente en Historia de los indios de la Nueva España.[21] Además de que, amén de ser “bullicioso y pleitista en hábito de religión  […], tan injuriador y perjudicial”  […], “él acá apenas tuvo cosa de religión.”[22]

VAMOS A CONTAR MENTIRAS, TRALARÁ, VAMOS A CONTAR MENTIRAS

       “La verdad tiene a muchos en su contra, la mentira a muchos en su favor.”

                   Fray Antonio Montesinos, También la lluvia

   Por tanto, la sentencia condenatoria de Olivera Ravasi no puede estar más motivada, pues tratándose del testimonio de alguien cuya autoridad reside no sólo en el hecho de haber sido testigo (“Yo vide”), reforzada como “juramento” en su dignidad de obispo,    “Hay una constante en los escritos de fray Bartolomé: las Casas siempre habla en vago y en impreciso. Nunca dice ni cuándo ni dónde se consumaron tales horrores, ni se cuida de establecer que —en caso de haber existido— se trataron de una excepción a la regla.”[23]

   Súmese a las millonarias cifras de mortandad[24] indigenocida de “las cuentas del Gran Capitán” de Las Casas, la infla(ma)ción en el cálculo de población diezmada por virulentos virus como viruela[25], gripe o sarampión y otras epidemias de origen europeo [por no decir viril, como la sífilis] que constituyeron la pandemia inevitable  —“una vacuna, la clásica vacuna”, trivializa un comensal en esa “última cena”— del Corona-virus —o virus de la Corona— de una primera globalización en las Indias, para Las Casas, que se queda en un niño de primera comunión comparado con sus apologetas, que hicieron de su obra indianista una doctrina al servicio de los nuevos imperialismos, esos sí, coloniales —que no virreinales ni provinciales, con la réplica de las Españas y redes de caminos reales, docenas de universidades y cientos de hospitales—, que han exportado , 500 años después, el coronavirus virtual y vacunazión forzosa de esta Anglobalitarización.

   “[…] Añadamos a eso la constatación de la gran mortandad que se produjo en las poblaciones nativas, mortandad que hoy sabemos producto del gran choque vírico por las enfermedades exportadas a América, pero que en la época era imposible no relacionar con la dominación económica y política. Las incesantes denuncias de fray Bartolomé de Las Casas y de buena parte del clero español en América tienen que entenderse en este contexto” [26], ESPARZA, [2021:128].

            DEL NEGATIVO DEL COPIÓN AL COPIÓN DE LO NEGATIVO

   “Las Casas fue el hombre más admirador de sí mismo que ha existido, se pasó la vida alabando sus pro- pias virtudes, su intelecto y sus grandes hechos. A la vez, denigra a los que no piensan como él, y éstos eran innumerables, tanto que llegan a ser toda España, pues él piensa de modo diverso que todos. Él, tanto cuando se alaba como cuando acusa, lo hace con ingénita habilidad, la cual estriba en que él no suele in-ventar sucesos, únicamente los altera con apasionada convicción.”           Ramón Menéndez Pidal, El padre Las casas: su doble personalidad [1963]

   Y ante tal copión—‘copia de planos sin montar’ tras el (misterio) revelado del negativo de las tomas del rodaje—, ese mentidero de un tirón que es la Brevíssima relación de la destruyción de las Indias del Padre Mentirón convertido en bestseller, la apelación al recurso del “fotomontaje” del copión multicopista por parte de los testigos de descargo:

   “Si las Casas imprime, no es para publicar en la acepción moderna de la expresión, sino porque no tiene más remedio; es decir, porque carece de tiempo para sacar las copias manuscritas precisas que deseaba remitir con sus misioneros y amigos para sus posibles colaboradores… para repartirlos entre los colegios y conventos de Indias”, en palabras de DEMETRIO RAMOS[27] [1967: 883-884]. «Pero estos mismos escritos, difundidos por Europa, sirvieron también de base para la generalización de un sentimiento antiespañol, que bien utilizado y dirigido políticamente constituyó el núcleo de la llamada “leyenda negra”, ALCINA [1985: 50-51].

   Fuera consciente o no el dominico de que al resto de potencias europeas emergentes[28] se le hacía la boca agua ante la perita en dulce de esa América—que pronto lo habría de ser “de Tejas para abajo”—, dio carnada a los depredadores de la Monarquía Hispana y puso en bandeja testimonios “de primera mano” de un súbdito libre de toda sospecha[29].

    Y que a las secuelas de la naciente leyenda negra, impresa en letras de molde, se les añadiera la contumacia con que Las Casas y sus acólitos de la escuela indianista —ese término de la época para el actual “indigenismo”— reclamaban el abandono español de las Indias, conscientes sin duda (y no podían ser tan ilusos) de que su retirada suponía un regalo a Portugal, su potencia vecina —de “traición” la califica el Fernando el Católico en otra secuencia eliminada del copión de También la lluvia— , permite elucubrar (aunque no pase de ser especulación personal) con el hecho de que, bajo cualquier corona, la Orden de los Predicadores conservaría su “paraíso terrenal” amerindio, fuera en manos de los hermanos hispanos o lusos (o de cualquiera otra nación del orbe católico).

   Sin embargo, para el relato negrolegendario  y sus compañeros de viaje, fray Bartolomé de Las Casas no deja de ser un (falso) precursor del actual “indigenismo”[30] (por no decir indigentismo), siempre que se haga la vista gorda ante el “quítame allá esas pajas” (del pesebre de su misión de llevar el “verdadero Dios” a los indios -¿o los/sin/dios?-).

    “[…] “si exceptuamos esa constante referencia a la necesaria cristianización de los indios” , la idea fundamental del dominico en relación con el problema de las culturas indígenas era la de conservarlas en estado de preservación y aislamiento respecto de la de la española, de manera que estando incluidas en el organismo político que era el Imperio, y siendo sus habitantes indios, súbditos del emperador, se desenvolverían como instituciones independientes, con sus órganos de gobierno según la tradición indígena”, ALCINA [1985: 47-48][31].

   En definitiva, “adelantado” en varios siglos —pese al “pie forzado” de una evangelización por “exigencias del guion” papista, y precursor de la  “teología de la liberación” impulsada por el sínodo de Medellín (1962)[32]— en la defensa de los indios en relación al resto de las potencias imperialistas[33] que lo patrimonializan  como caballo de Troya disolvente de la Hispanidad en nombre de una “Antropología cultural” de finales del s. XX al servicio del Anglobalitarismo, con la bendición de Su Santidad—¿acaso el cardenal Jorge Mº Bergoglio, que se okupa del Vaticano?— para el proceso de canonización:

  “Por su parte, la Iglesia luterana ya incluye a Bartolomé de las Casas en las celebraciones de su calendario de santos”, GULLO [2022: 115]. Y abundando en su deriva (o derrota, mejor) de progresiva “protestantización”, “De hecho, en 2002, la Iglesia católica inició el proceso de beatificación de Bartolomé de las Casas”[34], GULLO [2022: 114].

   Sin embargo, en esta renovada Controversia de Valladolid (Las Casas vs. Sepúlveda), otro americano impugna el proceso abierto urbi et orbi contra la Monarquía Hispánica: «En el “Tribunal de la Historia”, España ha sido juzgada por jueces parciales con testigos falsos. En un primer momento, esos jueces parciales fueron Italia, Holanda, Alemania, Francia y Gran Bretaña, aunque, años más tarde, al coro de difamadores se unirían Estados Unidos, México y la propia Unión Soviética», sentencia GULLO [2022: 31].

   “Todo, en América del Sud civilizada, hasta lo que allí se llama frutos del país, riqueza natural, es producto y riqueza de origen europeo. No solamente el hombre que forma la unidad del pueblo americano es europeo de raza y de extracción, sino que son europeos o procedentes allí de Europa, los animales y las plantas más útiles. Si por un exceso de americanismo quisiéramos echar de América todo lo que es europeo, no sólo nos quedaríamos desnudos, como los indios, sino que sin caballos, sin aves, sin cereales —antropófagos—, mudos o hablando guaraní; y como nos quedarían todavía nuestros nombres y color europeos, nos veríamos en el deber de suicidarnos a fuer de americanos.”

         Juan Bautista Alberdi, Escritos póstumos [Buenos Aires, 1895.]

NOTAS (1)

[1] “Las ideas emancipadoras se expandieron en aquellas ciudades como Caracas y Buenos Aires, conectadas al tráfico mercantil de ultramar, pero chocaron con fuertes resistencias en las poblaciones interiores […] los focos de oposición al nuevo ordenamiento anglosajón se fortificaron en ciudades mediterráneas como Charcas, Cochabamba, Asunción [la negrita, nuestra], J.J. Hernández Arregui, Peña Lillo, 2005”, GULLO [2022: 296].

[2] PANDRA, ALEJANDRO [2013]: Origen y destino de la Patria, Buenos Aires, Punto de Encuentro.

[3] “En 2002, la Iglesia católica inició el proceso de beatificación de Bartolomé de las Casas”, GULLO, MARCELO [2022]: Nada por lo que pedir perdón, Madrid, Espasa, p. 114. “Ahora que el obispo de la diócesis de Renada, […], anda, a lo que se dice, promoviendo el proceso de beatificación de nuestro don Manuel, o, mejor, san Manuel Bueno.” Así inicia su confesión sobre el descreído párroco de su aldea la narradora de San Manuel Bueno, mártir, de MIGUEL DE UNAMUNO [Madrid, Cátedra, 1983, p. 95].

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[4] Corpus jurídico que cae en saco roto para el indigenismo de la moderna Antropología aplicada y para la que “[la situación material y espiritual de la masa de población india] no puede resolverse con la simple aplicación de las Leyes Generales del país de residencia [J. Comas, Panorama…, 1953, p. 245]”, ALCINA, JOSÉ [1985]: “Introducción” a Obra indigenista de Bartolomé de las Casas, Madrid, Alianza, p. 46.

[5] Y así, “No consientan ni den lugar  a que los indios reciban agravio alguno en sus personas y sus bienes, más manden que  sean bien y justamente tratados”. «Esta dimensión religiosa, evangelizadora, de la conquista no es sobrevenida, ni es tampoco una suerte de justificación de la ganancia de nuevas tierras […], sino que es desde el principio “nuestra principal intención”, como decía la reina», ESPARZA, JOSÉ JAVIER [2021]: No te arrepientas. 35 razones para estar orgulloso de la historia de España, Madrid, La Esfera de los Libros, 2021, p. 271.

[6] “Se llamaron Ordenanzas reales para el buen regimiento y tratamiento de los indios. Los indios —decían las leyes de Burgos— son libres y deben ser tratados como tales. Han de ser instruidos en la fe, como mandan las bulas pontificias. Tienen la obligación de trabajar […], lo que incluye expresamente un salario justo. Los indios han de poseer casas y haciendas propias, y deben disponer de tiempo para dedicarlo a su cultivo y mantenimiento. […] en suma, las leyes de Burgos declaraban prohibida la esclavitud y la segregación. Costará mucho aplicar esas leyes; entre otras cosas, porque para la mentalidad general de la época resultaban inconcebibles. Los dominicos, de hecho, no dejarán de exigir su cumplimiento. Pero al año siguiente habrá nuevas leyes —las de Valladolid— que ampliarán la protección a mujeres y niños. Y la obra legislativa no cesará, hasta el punto de convertirse poco más tarde, con Francisco de Vitoria, en el embrión de la teoría jurídica de los derechos humanos” (y sus “justos títulos” de 1539), ESPARZA [2021: 111 y 129].

[7] «Los religiosos —[…]— toman a los indios bajo su protección, les predican y los convierten. Fundan centros religiosos y, en torno a ellos, establecimientos de acogida, escuelas, hospitales: son las llamadas “reducciones” […] La Iglesia se despliega en América y Filipinas  al mismo tiempo que la conquista política, pero mantiene una posición independiente, hasta el punto de que actuará como conciencia moral del poder imperial. Será la presión de los religiosos la que llevará a redactar las sucesivas leyes de Indias», ESPARZA [2021: 271].

[8] “Se llamaron oficialmente Leyes y ordenanzas nuevamente hechas por su majestad para la gobernación de las Indias y buen tratamiento y conservación de los indios [Barcelona, 1542]. […]: Ordenamos y mandamos que de aquí adelante por ninguna causa de guerra ni otra alguna, aunque sea so título de rebelión ni por rescate ni de otra manera, no se pueda hazer esclavo indio alguno, y queremos sean tratados como vasallos nuestros de la Corona de Castilla, pues lo son”, ESPARZA [2021: 112].

   Se trata de “la reforma legislativa más importante realizada nunca en relación con los territorios ultramarinos, reforma que representa el mayor esfuerzo hecho nunca por un Estado moderno para racionalizar su acción civilizadora a través de una legislación colonial. En esas Leyes la filosofía de Bartolomé de Las Casas se halla presente de principio a fin. Otra cosa muy diferente sería su aplicación en Indias”, ALCINA [1985: 24].

[9] “De fray Bartolomé se sospechaba ya que se estaba inventando muchas de las historias que contaba. Sus denuncias eran justas, pero su generalización distorsionaba la realidad. Por otra parte, la supresión de las encomiendas había traído más complicaciones que ventajas, incluso para los propios indios”, ESPARZA [2021: 132].

[10] «La mayor parte de los teólogos se inclinó por Las Casas; la mayor parte de los juristas, por Sepúlveda. El tribunal votó y empató. No hubo sentencia oficial. […] España no abandonó las Indias. Aquí, como en/ casi todo, se tuvo en cuenta lo que había dicho [el también dominico] Francisco de Vitoria: “Es claro que, después de que se han convertido allí muchos bárbaros, ni sería conveniente ni lícito al príncipe abandonar por completo la administración de aquellas provincias”. […] Pero se reconoció que los indios eran personas con derechos propios […] y se suspendió la penetración en el continente americano hasta 1556», ESPARZA [2021: 132].

[11] “Incluso el obispo de México, el durangués Juan de Zumárraga, llegará a cuestionar la licitud de la conversión de los indios y de la presencia española en América”, ESPARZA [2021. 128].

[12] »Ese sistema se llamará “empresas de rescate”: la corona autorizaba a determinados capitanes  para organizar por su propia cuenta expediciones, entrar en contacto con los indígenas, llevar allí la fe y obtener riquezas, especialmente oro. Y así, bajo la forma de empresas privadas, empieza a organizarse la conquista», ESPARZA [2021. 198].

[13] GARCÍA ALONSO, RAFAEL [2023]: “Contra la Leyenda negra (IV): Desmontando falacias sobre la conquista de América”, El Correo de España, 17 de abril.

[14] ‘Procedente del Perú’.

[15] “Y es justamente este profesor protestante [James Brown Scott], visceral antihispanista, que combatió contra España [“en 1898, como voluntario”] […], el que reivindicó al jesuita Francisco Suárez  como fundador de la moderna filosofía del derecho y al dominico Francisco de Vitoria como padre fundador del Derecho Internacional.” Antes de esa labor, “la Academia le había otorgado injustamente ese título al holandés protestante Hugo Grocio y había despreciado y olvidado completamente al español católico Francisco de Vitoria”, GULLO [2022: 384, n. 4]. «Hugo Grozio (1583-1645), considerado el padre del Derecho Internacional, desenvainó su pluma para justificar la política esclavista y genocida de la burguesía holandesa. Este es el planteamiento del considerado “padre” del Derecho Internacional, en las antípodas del que sostenía el fraile español Francisco de Vitoria, que opinaba que los indios vencidos por España no podían ser considerados esclavos, sino nuevos súbditos del rey», GULLO [2022: 229 y 230].

[16] ALCINA [1985: 14].

[17] «A su regreso [del segundo viaje], el almirante [Colón] le regalaría a Las Casas  un joven esclavo indio” y “la narración de las aventuras de su padre [en dicho viaje] y la convivencia durante más de dos años con este joven taíno debieron dejar una profunda huella en el Bartolomé de las Casas juvenil”, ALCINA [1985: 13].”las Casas debía de sentirse un marginal, en cierto modo, por su supuesta ambigüedad erótica y un posible origen sefardí, que lo dotaron de una aguda sensibilidad ante las injusticias, y le impulsaron a la lucha contra la discriminación y la intolerancia, actitud inusual en un sacerdote español de aquella época. No obstante, Las Casas estaba lejos de ser un heterodoxo o un revolucionario. […] No cuestionó el sistema colonial, sino la crueldad de sus métodos. […] por eso no sufrió persecución de la Inquisición; más aún, gozó, sino de influencia, al menos de cierto prestigio. Para Las Casas, el cristianismo era única religión verdadera y universal, y por consiguiente, correspondía inculcarla a los indios”, SEBRELI, JUAN JOSÉ [2013]: El asedio a la modernidad. Crítica del relativismo cultural, Barcelona, Debate, p. 312.

[18] ALCINA [1985: 18]. “Recordemos que al propio de Las Casas se le concedieron tres esclavos negros en la isla Española, y en [¡]1544 [¡]todavía poseía uno. […] en ningún momento, pues, cuestionó la esclavitud, una institución normal en el siglo XVI, basada en Aristóteles y en Santo Tomás de Aquino. Sólo en la Historia de las Indias, su obra de madurez, se mostró arrepentido advirtiendo que era tan injusto esclavizar a los negros como a los indios. Pero los antirracistas no le perdonaron, y en 1985 la Unesco se negó a celebrar los quinientos años  de su nacimiento, aduciendo que introdujo la esclavitud negra en América”, SEBRELI [2013: 313].

[19] “Luego, cuando se hizo famoso y logró que lo nombraran obispo (1514) —tras una campaña de automarketing digna de estudio—, llegó a ganar 500.000 maravedíes anuales. En 1551, ya cansado de “predicar”, consiguió una pensión de 300.000 maravedíes”, “renta que en 1563 se le aumentó a 350.000… [Las Casas] ¡nunca discutió el origen de esa paga!”, GULLO [2022: 105 y 115].

[20] “Su cómoda vida como procurador de indios y como obispo contrasta con la que llevaron los doce franciscanos —conocidos como “los doce apóstoles/ del Nuevo Mundo”—, que evangelizaron México, vivieron junto a los indios, aprendieron su lengua y compartieron sus penurias», GULLO [2022: 105-106].

[21] OLIVERA RAVASI, JAVIER [2018]: Que no te lo cuenten 1. La falsificación de la Historia, Katejon, Buenos Aires, p. 190.

[22] OLIVERA RAVASI [2018. 191]. “Fray Toribio acusa al dominico Bartolomé de Las Casas de mentiroso, de no celebrar misas, ni confesar…, es decir de no ejercer como sacerdote. […]. Incluso podemos pensar […] que lo estaba acusando de falso sacerdote”, GULLO [2022: 109].

[23] “Por el contrario, deja entrever que lo descrito por él era el único y habitual modo de conquista y que las ferocidades destacadas en su librito [de “libelo” lo califica el marxista J.J. Hernández Arregui] debían tenerse por las que comúnmente emplearon los españoles en los 40 años a los que su relato se refiere”, J. Olivera Ravasi, EN GULLO [2022: 112].

[24] “Las abultadas cifras de muertos no dejaban de ser una especulación, dada la inexistencia de censos y la imposibilidad de que alguien contara los cadáveres. Alexander Humboldt, con un criterio más científico, dudó de las cifras de Las Casas”, SEBRELI [2013: 316-317].

[25] Resulta significativa la interpretación providencialista de la epidemia de viruela que diezmaba a los indios de Nueva Inglaterra por parte del mando del segundo contingente de colonos, diez años después del del Mayflower: “Dios ha dejado claro nuestro derecho a ocupar este territorio”, GULLO [2022: 239].

[26] “Y por más que muchas de esas denuncias se manifestaran falsas, quedaba la cuestión moral de principio, a saber, la actitud de los conquistadores y la legitimidad de su dominio”, ESPARZA [2021: 128].

[27] “La etapa lascasiana de la presión de conciencia”, Anuario de Estudios Americanos, XXIV.

[28] «Godoy [2022] afirma que “los rebeldes flamencos transfieren al Reino Unido, y este a Estados Unidos, [siguiendo, por cierto, el mismo itinerario que la nobleza negra veneciana, dueña de las finanzas], la leyenda negra. Se tiñe de luteranismo. Corrientes ideológicas de la vertiente laica la gasolinean con el propósito de enjuiciar a la Iglesia como la depositaria de disvalores que bloquean el “progreso”: contemplación, incuria, resignación, laxitud… La Hispanidad se presenta en connivencia con lo católico. Círculos de fatalidad se multiplican y el complejo de inferioridad se hace colosal”»,  GULLO [2022: 78].

[29]  De hecho, “Durante el reinado de Isabel I, Inglaterra vivió un impulso geopolítico extraordinario que le permitió irrumpir —por la fuerza— en los territorios del Imperio español, intentar robarle América y despojarle del control de los mares”, GULLO [2022: 174].

[30] «El multiculturalismo que defiende el fundamentalismo indigenista acentúa las diferencias y no las igualdades, busca la separación en comunidades cerradas y homogéneas centradas en la idea de raza, y/ su consecuencia indeseada es la negación del pluralismo, la xenofobia y la hostilidad hacia los otros. La “reserva” es la otra cara del gueto y del aparthed», SEBRELI [2013: 335-336].

[31] “Además de distraer la atención de las injusticias que sufre el indio hoy, el hecho de centrar el problema del indio en la identidad/ cultural que incluiría la lucha contra la transculturación o aculturación supone caer en la vieja creencia de la superioridad de las razas puras ante las mezcladas. Esto pensaban Gobineau y Hitler, pero la ciencia moderna sostiene lo contrario. Pretender que las razas indígenas se mantengan incontaminadas, y considerar el mestizaje como un mal, supone ubicarse del lado de los racistas”, SEBRELI [2013: 334-335].

[32] “Es sabido que Marx y Engels justificaban la conquista y colonización de América como progresista, por no mencionar la conquista de parte de México por Estados Unidos”, SEBRELI [2013: 332].

[33] “Para la mayor parte de los inmigrantes ingleses, protestantes, el indio es un ser inferior, un hijo de Satanás, y como tal debe ser sometido y exterminado. No hay posibilidad de redención mediante el bautismo. En la América anglosajona los indios son exterminados. Ahí sí puede hablarse netamente de genocidio: hubo una matanza racial con el pretexto de motivaciones supuestamente bíblicas. Hoy los pocos supervivientes de aquello están en reservas. Por el contrario, en la América hispana sigue habiendo millones de indios y aún circulan, quinientos años después, muchas de las lenguas autóctonas”, ESPARZA [277].

[34] “Según dictan los cánones, son necesarios tres milagros para canonizar a un santo” y, como puntualiza irónicamente GULLO, “transformó el infierno americano en un paraíso”, al tiempo que sugiere al postulador que el segundo sea “el haber engañado a uno de los hombres más inteligentes y astutos de la historia de España, el cardenal Cisneros. El tercer milagro podría ser el de haber embaucado al propio emperador Carlos para que lo nombrara obispo de Chiapas” [2022. 115].

                                   HATUEY, GUERRILLERO INDIGENISTA

                                                              (O

           ESTÁN CLAVADAS DOS(E) CRUSES EN EL MONTE DEL OLVIDO)

                                               ¿CRUZ… O CRUZ?

                                                     (Secuencia 6ª)

     Liberación de una cuerda de prisioneros indios por parte de los taínos de (H)Atuey, persecución y matanza por parte de los españoles y huida del resto. ¿En Caonao, 1512?

(Resulta significativa la proyección del actor Daniel en el personaje (H)Atuey, la transferencia de su gradación emotiva, en un continuum ideológico que lo consagra como el arquetipo del indio resistente durante 5 siglos, un deslizamiento de la “realidad” hacia la “ficción” que retroalimenta el pasado “histórico” desde la experiencia actual del actor.)

    Y rechazo al ahogamiento siquiera sea simulado de sus bebés por parte de las extras indígenas ante la inminente furia española de sus perseguidores y el miedo hispánico infundido por sus perros carniceros. Un gesto pro-vida contra el infanticidio que aborta el efecto de la secuencia. ¡QUÉ CRUZ!

                                     PASIÓN Y MUERTE DE HATUEY

                                     EL (NUEVO) MUNDO AL REVÉS

                                                  CARA A CARA

                                                  (Secuencia 7ª)

    “COMANDANTE.—¿Quién hará de Jesucristo?

    FRANCISCANO.—En el nombre de Jesucristo todavía puedes salvar tu alma […] Yo te bautizaré y obtendrás la gloria y la paz eterna en el cielo. De lo contrario, sufrirás un tormento eterno en el infierno.

    (H)ATUEY.—Desprecio a vuestro dios, desprecio vuestra codicia.”

   Última secuencia filmada y convertida en mascarón de proa de un atormentado galeón español que zozobra, tras habérsele abierto una enconada vía de agua —que afecta cada vez más, a medida que va arreciando el temporal, a la turbulenta privatización del agua corriente de la población extra y, de manera extraordinaria, al compromiso reivindicativo y privación de libertad de Daniel/(H)Atuey, “protagonista” indiscutible de ese “calvario”, puesto que el último material rodado, la joya de la corona es la muerte en la cruz del cacique cristificado y 12 de sus “apóstoles” herejes en la hoguera —¿contrafactum de “los doce apóstoles del Nuevo Mundo” de Toribio de Benavente?—: Hatuey, el aborigen “dominicano” fugado del dominio de La Española (Santo Domingo, en memoria del fundador de la orden de los dominicos: Las Casas, Montesinos et alii) y doce cabecillas taínos, quemados en la cruz en 1513 en Cuba, en la hoy día provincia de Granma (con toda la connotación insurgente añadida por el castrante régimen comunista actual), tras haber echado al río “el dios dorado” extraído por ellos y adorado por los cristianos:

   “Y sólo porque huía de gente tan inicua y cruel y se defendía de quien lo quería matar e oprimir hasta la muerte a sí e a toda su gente y generación, lo hobiesen vivo de quemar. Atado a un palo decíale un religioso de San Francisco, sancto varón que allí estaba, algunas cosas de Dios y de nuestra fe (el cual nunca las había jamás oído), lo que podía bastar aquel poquillo tiempo que los verdugos le daban, y que si quería creer aquello que le decía que iría al cielo, donde había gloria y eterno descanso, e si no, que había de ir al infierno a padecer perpetuos tormentos y penas. Él, pensando un poco, preguntó al religioso si iban cristianos al cielo. El religioso le respondió que sí; pero que iban los que eran buenos. Dijo luego el cacique, sin más pensar, que no quería él ir allá, sino al infierno, por no estar donde estuviesen y por no ver tan cruel gente. Esta es la fama y honra que Dios e nuestra fe ha ganado con los cristianos que han ido a las Indias”, en Brevíssima relación de la destruyción de las Indias: colegida por el obispo don Fray Bartolomé de las Casas o Casaus, de la Orden de Sancto Domingo. Año 1552.[1]

                                                 ¡QUÉ CARA!

   Y una secuencia que, desplazando el foco hacia los reos, se reserva para el dominico  su alegato como intercesor contra la ejecución final de los indios alzados, a despecho de la “banalización del mal” del casticismo sacrílego y el humo(r) negro por parte del comandante, su lugarteniente y soldados —más las chanzas de un gallego, habida cuenta de que la Xunta aporta, junto a TVE y Canal+, su diezmo en una coproducción de tres campeones de la hispanofobia como son Méjico, Francia y… España—. Un inconcluso rodaje virtual, sin título, que, más que la hagiografía del virtuoso Las Casas en su campaña de beatificación, se antoja una “ley(enda negra) de memoria histórica” y que bien pudiera haberse titulado Imperiofobia y leyenda negra. O, por su carácter propagandístico, destinado a remachar en la culpabilidad del hispanismo, y parafraseando sendos títulos bibliográficos llegados desde la Hispanidad irredenta del futuro que parece decir verdades de Perogrullo cuando es la expresión del orGullo hispano —Nada por lo que pedir perdón  y No te arrepientas—, ¡Tíos, arrepentíos! o Pedid (y predicad) perdón, apelando a la redención colectiva de una Culpa de 500 años desde la propia metrópoli.

   “Se impone aquí, entonces, una pregunta: ¿España, respecto a América, tienen un currículum [vitae] o un prontuario [policial]? La leyenda negra nos ha hecho creer que España tiene únicamente un prontuario.”

             Marcelo Gullo, Nada por lo que pedir perdón [2021: 45.]

                                          ¿PAZ, PIEDAD, PERDÓN?

                                                            O

          ARGUMENTARIO INTERTEXTUAL DEL ABOGADO DEL DIABLO

                                             (CRESTOMATÍA)

   «Las partes de este recurso a la conciencia religiosa [que  Bartolomé de Las Casas “días pasados había ofrecido al Rey en dos Tratadillos demostrativos”] no podían ser más absolutas: “1.º, todas las conquistas fueron injustísimas y de propios tiranos; 2.º, todos los reinos y señoríos de las Indias tenemos usurpados; 3.º, las encomiendas son iniquísimas y malas per se; 4.º, tanto los que las dan como los que las tienen pecan mortalmente; 5.º, el rey no tiene, para justificar las conquistas y encomiendas, más poder que para justificar las guerras y robos que hacen los turcos al pueblo cristiano; 6.º, todos los tesoros habidos en las Indias han sido robados; 7.º, si los culpados no los restituyen, no podrán salvarse; 8.º, la gente indiana tiene derecho que le durará hasta el día del juicio, a hacernos guerra justísima y raernos de la faz de la tierra”.»[2]

     Aplínquense estos (des)mandamientos a cualquiera imperialismo y no hay salvación alguna.

                                                    ¿PERDÓN?

   «La universalidad, la igualdad de todos a un lado y otro del Atlántico como súbditos del monarca, es un sello especial de la Monarquía hispánica, que nada tuvo que ver —aunque nada puede ser idílico, pero sí diferenciador— con las tergiversaciones “maliciosas” y falseadas.»

                    Carmen Iglesias, “Prólogo” a Nada por lo que pedir perdón [2022: 25].

   En el Making of de También la lluvia —que, más que ‘Así se hizo’, podría traducirse como “lebrillo de instrucciones para la propaganda”, “manual de uso negrolegendario” o “prospecto imperiofóbico doctrinario”—, el guionista británico Paul Laverty, nacido en una colonia anglosajón (Calcuta, 1957), y en clave anglosajona —puesto que se les coló Colón a los precursores del colonialismo protestante y supremacista—, echa leña al fuego del Descubrimiento de la América hispana desde el adanismo de la colonización cultural del virreinato de Vieja España en un abstract  que podría titularse “Entonces” —no tanto por el adverbio que remite a un tiempo lejano , que también, como a la muletilla coloquial actual que apuntala la síntesis—, y cuya intérprete nativa, cipaya local, se hace eco de tal indigentismo desde su evismo —de Eva, o de Evo, total, es lo mismo en ese “Edén” amerindio de Las Casas, que era un “infierno”  antes del descubrimiento—, en este diálogo de pareja mestiza, multicultural, progresista y ejemplar del globalismo:

  ICÍAR BOLLAÍN.—“Tenemos el mito del Colón viajero, visionario, el gran Almirante y, bueno, Colón también fue el gobernador de las primeras colonias y él sí fue el que estableció desde el principio un sistema de esclavitud, un sistema de tributos y un trato hacia los indígenas que terminó con ellos. O sea, fue un genocidio.”[¿Libro de la ESO? ¿O de Primaria, si tenemos en cuenta la película se recomienda a “mayores de 7 años”?]

   PAUL LAVERTY.—“A mí también me fascina este mito. Hay estatuas por toda España, por todo el mundo [Lástima que el helicóptero no transportara una, dando la razón a Sebastián cuando dice que Costa cree que Colón llegó en paracaídas], celebrando los hechos del llamado descubrimiento de Colón. Lo que siempre me fascina es quién son los dueños de la gran [ininteligible] de la historia. Entonces, para mucha gente, Colón era alguien llevando cristianidad y civilización a esta gente  en el [ininteligible]. Entonces, escribí un guion que toca este tema desde el punto de vista del indio. Entonces, yo quiero celebrar también la noción de resistencia porque cuando hay injusticia [ininteligible] siempre hay resistencia, a pesar de la seguridad de armas o de poder todavía es algo muy en dentro de nosotros resistencia.” [Las negritas son nuestras; ¡perdón!, las palabras con tipografía “de color” no son “esclavas nuestras”, ni lo son esas otras más cursi(va)s y no digamos ya esas mismas, subrayadas, sin sentido alguno de sumisión o, en todo caso, de subordinación cultural. Pues como sostiene ARTURO JAURETCHE[3],  “Simplemente [los principio de subordinación cultural] excluyen la argumentación actuando dogmáticamente mediante un axioma introducido en la inteligencia —que sirve de premisa— y su eficiencia no depende, por tanto, de la habilidad en la discusión como de que no haya discusión.”]

   «Lo más indignante es que, durante cuatro siglos, esas mismas naciones que conformaron el “Tribunal de la Historia” —sin ninguna autoridad moral— le han exigido a España que pida perdón por los supuestos pecados cometidos, cuando en realidad, son ellas las que deberían hacerlo porque sus manos están manchadas de sangre» [Gullo, 2022: 33]. “Culpable de genocidio, de violaciones masivas, del uso sistemático de la tortura y del terror… Desean que los españoles se avergüencen de haber conquistado América y que pidan perdón por ello una y mil veces. Confieso no conocer otro caso en la historia en el que un grupo de miembros del establishment político y cultural de un país se dedique con tanto empeño a destruir su propia nación” [GULLO, 2022: 40].

   Y tal como sostiene IGLESIAS en su Prólogo a Nada por lo que pedir perdón [2022: 17-25], «Entonces, como ocurrió en los prolegómenos del nazismo, decía Arendt, “[…] Cuando hay una falsedad deliberada que niega la verdad de los hechos y se confunde con interpretaciones y opiniones interesadas y subjetivadas, en todo ello existe una violencia latente que acaba llevando a una destrucción mayor  en los seres humanos afectados”». Y así, “puntualiza Ágnes Heller, […] Uno puede perdonar a sus enemigos, pero NO puede perdonar en nombre de otros. El perdón, como la culpa y la responsabilidad, son interrelaciones entre individuos y no entre abstracciones” [IGLESIAS, 2022: 21].

                                                     ¿PIEDAD?

     “El problema era que la decisión de la reina [Isabel la Católica] debía ser ejecutada por hombres, no por ángeles, lo que explica las contradicciones que se produjeron durante el proceso de conquista, poblamiento y evangelización de América.”

                    Marcelo Gullo, Nada por lo que pedir perdón [2022: 334]

   Y los productores de la película, el real y el ficticio, echan su cuarto a espadas publicitando el filón inagotable del oro de las Indias después de “descubrir el Mediterráqueo”:

   JUAN GORDON.—“Es lo suficientemente polémica  en cuanto al tratamiento de lo que ocurrió [¡]en estos 500 últimos años [!¡Toma ya, las cuentas del Gran Capital!] en [¡]Latinoamérica [!¿Dónde, en la América hispana rebautizada por Francia?[4]] para poder generar [¿ingresos?] interés [¿o intereses?] en varios frentes, ¿no? [Se ve que la guerra continúa, por otros medios (audiovisuales)], y en varios países [miembros del “Tribunal de la Historia” et alii(ados) del mundo mundial, digo, global], o sea no solamente en España.”[No, si al final “la marca España” va a ser la unidad de destino en lo universal].

     “¿Más tópicos? El genocidio, claro. Ese brutal genocidio que España habría ejecutado sobre los indígenas de América. Es fascinante, porque uno ve hoy la América hispana y constata que hay decenas de millones de indios y, aún más, de mestizos. ¿Cómo es compatible eso con la tesis del genocidio? Y, sin embargo, ahí tenemos a no pocos españoles denunciando, indignados, el tal genocidio al lado de ciudadanos de evidente origen indio y que suelen llevar apellidos como Martínez o Gómez, sin que la manifiesta incongruencia les incomode lo más mínimo” [ESPARZA, 2021:15].

   Y «Arendt de nuevo da claves básicas en el precioso texto Responsabilidad y juicio. […] No existen responsabilidades colectivas […], ni mucho menos culpabilidades colectivas. La culpa tiene nombre y apellidos y es fundamentalmente individual.[5]

   »“Existe —señala Arendt— una responsabilidad por las cosas que UNO no ha hecho, a uno le pueden pedir cuentas por ello. Pero no existe algo así como el sentirse culpable por cosas que han ocurrido sin que uno participe activamente en ellas”. La aparente “noble y tentadora” afirmación de “todos somos culpables”  es una exculpación de los realmente culpables; es, en definitiva, “una declaración de solidaridad con los malhechores”. Donde todo el mundo es culpable, nadie lo es. La culpa es estrictamente personal y se refiere a un ACTO, no a intenciones», dictamina IGLESIAS [2022: 23].

   Y, por fin, el actor que encarna al productor ficticio, en calidad de comisario cultural:

   LUIS TOSAR.—“Me da la impresión de que es necesario, por una parte, abrir esa caja y que ciertas cosas se sepan, un poco entroncando con lo que hablaba antes de que nosotros [¿Quiénes? ¿Vosotros y yo o tú y Ellos?] vivimos en un mundo en el que es muy difícil discernir lo que es real de lo que es pura patraña informativa [realidad vs. ficción, ¿no?], aunque sí me da la impresión de que se abrirá un poco el debate” [Pues no sabes cómo se agradece esa apertura a la libertad de expresión tras pasar por “caja”.]

                                                         ¿PAZ?

   “Otras naciones enviaron osados exploradores y establecieron imperios. Pero ningún otro pueblo europeo, antes o después de la conquista de América, se lanzó a una lucha por la justicia  como la que se desarrolló entre los españoles  poco después del descubrimiento de América y continuó a través del siglo XVI.”

                    Lewis Hanke, La lucha española  por la justicia en la Conquista de América [1959:16.]

   «“El nuestro es el gobierno de la raza blanca. Los grandes infortunios de la América española son consecuencia del error fatal de poner esas razas de color en pie de igualdad con la raza blanca [John Calhoun (1782-1850)]”. Como vemos [sigue GULLO, 2022: 269], la leyenda negra, al fusionarse con el mito del “nuevo pueblo elegido por Dios”, engendra la doctrina del “destino manifiesto”, que se consolida en la guerra con México y brilla como nunca durante la guerra contra España: “[…] Dios ha hecho de nosotros los grandes organizadores del mundo para establecer un sistema donde no impere el caos. […] Él escogió el pueblo americano como la nación para, finalmente, guiar la regeneración del mundo. Esa es la misión divina de América, y como tal nos proporciona todo el lucro, la gloria y la felicidad posible al hombre. Nosotros somos los encargados del progreso del mundo, los guardianes de su paz virtuosa [Albert Beveridge (1862-1927]”», GULLO [2022: 269 y 270].

   “Si el estado español representó en el Caribe una conducta moral frente a los desmanes de sus súbditos españoles, se debió a que actuó adelantándose a su propio tiempo histórico. […] y ni los reyes ni sus consejeros hubieran concebido que esos territorios de Ultramar podían ser dados a compañías de mercaderes para que los usaran con fines privados, cosa que un siglo y un tercio después hicieron Inglaterra, Holanda y Francia” [BOSCH, JUAN [1985]: De Cristóbal Colón a Fidel Castro I, Madrid, Sarpe, p. 55].

   “Si las razas y culturas de la América hispana sobrevivieron a la conquista fue, precisamente, porque hubo un intenso proceso de evangelización. No son la Iglesia ni España quienes tienen que pedir perdón por ello. Quienes han de hacerlo son, más bien, los que mienten al ocultar la verdadera historia”, ESPARZA [2021: 277]. Porque «Las falsedades, la mentira y el engaño […]  Crean a veces utopías imposibles a las que unen un impulso peligroso y atrevido de “redención” […]; sustituyen a las personas concretas por la abstracción y a los ciudadanos por la tribu. […] En nuestra época fomentan un fundamentalismo indigenista que divide y oculta lo individual —las personas— para levantar mitos y resentimientos.  Pero la piedad, la compasión, el perdón”… “son siempre individuales”, IGLESIAS [2022. 24].

      “El indigenismo resulta ser, paradójicamente, no solo la sincera reivindicación de los derechos pisoteados del indígena latinoamericano, sino, en realidad, una corriente que estimula el imperialismo con el objeto de levantar nuevos factores de división y de disociación en nuestro continente ya suficientemente dividido […] dirigido a ocultar el hecho de que América Latina está unida por un idioma románico ligado a la cultura occidental […] El idioma español, si dejamos a un lado su variedad dialectal, entre otras, el portugués, es común a la inmensa mayoría del pueblo latinoamericano” [RAMOS, JORGE ABELARDO [1959]: De octubre a septiembre, BB. AA., Peña Lillo, p. 123.]

    “Desde los primeros tiempos, desde el descubrimiento y la conquista, fueron castellanos y británicos, o latinos y sajones, para incluir por una parte a los portugueses y por otra al holandés, los que consumaron la tarea de iniciar un nuevo período de la historia conquistando y poblando el hemisferio nuevo. […] Pugna de latinidad contra sajonismo ha llegado a ser, sigue siendo en nuestra época; […] Las derrotas de Santiago de Cuba y de Cavite y Manila son ecos distantes pero lógicos de las catástrofes de la invencible y de Trafalgar. Y el conflicto está ahora planteado totalmente en el Nuevo Mundo”.

          José Vasconcelos, La raza cósmica [Agencia Mundial de Librería, París, 1928, pp. 4-5].

   «Advirtamos —contextualiza GULLO [2021: 332] la trayectoria del gran hispanista— que, como todos los jóvenes mexicanos de hoy, Vasconcelos fue educado en ese falso nacionalismo mexicano que cultiva el odio público a España y la admiración encubierta por Estados Unidos. Un nacionalismo mexicano que exige en voz alta, casi a gritos, que España pida perdón por la conquista, pero que no se atreve a exigir ni en susurros que Estados unidos pida perdón por haberle robado el 60% de su territorio. […]

   »Vasconcelos se propuso revisar la historia de España en América que aprendió en la escuela primaria y en la universidad, y poco a poco fue descubriendo la falsedad de la leyenda negra y la historia gloriosa del despreciado Imperio español. […] Según él, ambos fenómenos debían incluirse dentro de un proceso histórico caracterizado por la pugna entre hispanidad y “sajonismo”.»

NOTAS (2)

[1] LAS CASAS, BARTOLOMÉ DE [1985]: Obra indigenista (José Alcina Franch ed.), Alianza, p. 81.

[2]  “Los dos tratadillos que menciona Las casas deben ser el De Thesauris y el llamado de las Doce dudas, últimos de sus escritos que junto con la conclusión de los manuscritos de sus dos obras mayores, la Historia General y la Apologética, constituyeron el mayor esfuerzo de sus últimos años de vida”, ALCINA [1985: 27-28].

[3] Manual de zonceras argentinas, Peña Lillo, 1984, pp. 12-13. «[…] La leyenda negra es la conclusión de un sofisma hecho sentencia. Hoy, en el mundo universitario iberoamericano, los tópicos establecidos por la leyenda negra —[…]— no pueden ser cuestionados ni discutidos.

   »En la actualidad la ciencia —[…]— ha heredado el prestigio de las grandes religiones del pasado y le dice al hombre común no que es cierto y lo que no lo es. “[…] tenemos la impresión de que las ideas [dominantes] brotan espontáneamente. Eso no es verdad. Son ideas fuerza de intelectuales y especialistas que se conectan a intereses poderosos y logran institucionalizarse como lectura dominante de toda una sociedad sobre sí misma.” [Jessé Souza, A tolice da inteligéncia brasileira. Ou como o país se deixa manipular pela elite, Leiva, 2005,  p.12.]», GULLO [2021: 44.]

LEER MÁS:  Ni xenófobos, ni racistas. Por Eugenio Fernández Barallobre

[4] “Evidentemente, influenciada por Chevalier y Poucel, una parte sustancial de las élites hispanoamericanas que, culturalmente, eran pro francesas y consideraban que París era la Meca de la cultura universal, “comenzaron a utilizar el adjetivo ‘latino’ asociado al nombre ‘América’ en los inicios de la década de 1850, y generalmente en el marco de viajes a Francia”.” GULLO, MARCELO [2021]: Madre Patria, Madrid, Espasa, p. 131.

[5]  «Desde la perspectiva médica, Carlos Castilla del Pino […] vuelve a afirmar que, “desde un punto de vista objetivo, la culpabilidad total de un país es tan falsa como lo sería la estimación de un mérito colectivo”, IGLESIAS [2022: 24].

                                      …A LA GUERRA DEL AGUA

                                      (DEL PRESENTE AL FUTURO)

   “… un viaje hacia las fuentes de las que surgen los fenómenos que hoy vemos, para volver al presente llevando un mejor bagaje de hipótesis explicativas con las que de nuevo partir para indagar el futuro. Presente-pasado-presente-futuro: si se pudiera graficar nuestro método, éstas serían sus coordenadas.”

   Alberto Methol Ferré y Alver Metalli, La América Latina del siglo XXI [BB.AA., Edhasa, 2006, p. 12.]

                                          ¿Y TU LLUVIA TAMBIÉN

                                         (BANDA DE MOEBIUS)

  Daniel.—“[…] venden nuestros ríos contra nuestra voluntad. Venden nuestros pozos, nuestros lagos, y la lluvia que cae sobre nuestras cabezas. Por una ley. Compañeros, no nos permiten recoger el agua que cae de la lluvia, por esa ley. ¿Y quién se queda TAMBIÉN LA LLUVIA? Una compañía cuyos propietarios están en Londres o en California. Compañeros, ¿qué más nos van a robar ahora? ¿El vapor de nuestro aliento? ¿El sudor de nuestra frente? Pues yo os digo que todo lo que van a conseguir aquí es una buena meada…”

   El alegato contra la privatización del agua (ante el Servicio de Aguas de Bolivia) por parte de Daniel, el actor que encarna al cacique Hatuey, determina sin una solución de continuidad  el desplazamiento de la acción con/figurada en el pasado (Hatuey, 1511- 1513, Cuba ) a la acción real del presente (Daniel, Cochabamba, 2000), en la cual su bien más preciado, (amén de la vida) el oro, se transmuta en oro “incoloro, inodoro e insípido” —Pagar 450 $ al año por el agua, “Preferible que nos den un tiro” y “¿Qué queremos? ¡Agua! ¡El pueblo no se calla!”, clama contra el precintado de sus pozos—,  fuente de la vida de la población indígena colonizada por las anglo-multinacionales.

      ¡AGUA! INTERJ. (MARG.) VOZ CON LA QUE SE AVISA DE UN PELIGRO.[1]

       (H)ATUEY.—“Sebastián, hay cosas más importantes que tu película. […]

                               ¡El agua es nuestra, carajo! […]

                               Sin agua no hay vida, pues, ¿no entiendes?”

      De manera que, ante el astronómico encarecimiento del consumo por parte de una Compañía de Aguas con una fuerte inversión extranjera, campesinos, regantes y citadinos declaran un bloqueo indefinido de la ciudad durante 48 horas[2] frente al que la autoridades justificarán las decisiones tomadas, habida cuenta de que “tras una historia de explotación, el indio lleva en los genes la desconfianza, y ello unido al analfabetismo.”

   “PREFECTO.—Tenemos informes objetivos de profesores de Harvard, el FMI, …

   ANTÓN/COLÓN.—Me encantaría, me encantaría ver cómo se las arreglan estos cabrones del FMI para alimentar a sus familias con 40 putos $ al mes, ¿que no?

   PREFECTO.—En fin, que, en este mundo globalizado, los indios se dedican a quemar los residuos de agua y a lanzar piedras a la policía. Es el victimismo contra la modernidad. Sólo una excusa que algún fanático está usando para soliviantar a los desesperados y a sí ganar un nombre y sacar provecho”. —Y a la queja contra la subida de un 300% en el precio del agua (2 $ al día)—:

  “Eso es lo mismo que me han dicho que les pagan ustedes a sus extras[3]… […] Si cedemos un centímetro, estos indios nos llevarán a la edad de piedra.”

  La consiguiente declaración de la “guerra del agua”, con su secuela de disturbios, heridos y detenciones, que afectarán en particular al propio actor indígena —sobornado por el productor para asegurarse el rodaje (10.000 € extra) y, tras su posterior detención, un nuevo soborno, al oficial comisario (5.000 $), con la condición de regresar al calabazo  una vez filmada su ”ejecución” e incumplida en otro transfer histórico por el prófugo, “cimarrón” tras su liberación merced al motín del resto de los extras—, pondrá ante el espectador de También la lluvia (año 2011 en adelante), y más allá de ese visionado en espejo que proporciona la técnica del cine dentro del cine, proyectando en el futuro (o sea, en el presente a partir de 2011) un perspectivismo especulativo—especulación ya de veedor/oidor empírico actual (¿2023?), ya de los especuladores de la producción—, y más acá de ese efecto meta-cinematográfico que, con “pretexto” de un relato histórico presuntamente riguroso, refuerza la verosimilitud del texto fílmico actual y más “real”,

la imagen mediante la que “la guerra del agua” (2ª parte) va reemplazando a la 1ª, la de la “leyenda negra”; se diría más bien la torsión progresiva de una hoja de una sola cara, anverso y reverso de un mismo guion confundidos en la síntesis del grabado de Escher.

No puesta en abismo de muñeca ruso-japonesa (o caja china), sino “banda de Möbius”.

  Y esa dis/torsión de muñeca (hispano-americana) propia de la paradoja geométrica del grabador holandés, mediante la que se superpone, a la colonización hispana del s. XVI, el colonialismo anglosajón del s. XXI, tiene igualmente su réplica en la producción de “arte y ¿o propaganda?” del español Costa —dependiente también de “los de la pasta”, angloparlantes ante los que se crece en inglés, lengua franca del Anglobalitarismo, en presencia de Daniel, por cierto “migrante económico” en los EE.UU en otro tiempo—.

                                            … O TU ALMA TAMBIÉN?

          “Y [a] tu mamá también.”

              Alfonso Cuarón [2001]

    Porque, si como rezaba el indigenismo de bolsillo, la fotografía es un medio de hurtarle el alma al aborigen, hacerlo con 200 extras, a 2 $ al día (esas cuentas B del Gran Capital)  —como les recuerda irónico el prefecto a Antón/Colón y Sebastián & Costa en la recepción municipal, tras ponerles escolta oficial para deslocalizar el rodaje a escenarios exteriores—, durante todo un rodaje, fotograma a fotograma o a ráfaga, eso es un saqueo a mano armada, un genocidio de la tan traída y llevada “alma” de los indios.

   Que esa explotación laboral—selección esclavista del casting controlado por guarda  de seguridad, encomienda servil de la casta de elegidos ¿o contratación monopolista?: Es lo que hay, tú mismo.[4] Y, además, tampoco hay que exagerar: no es un robo, sino el alquiler  diario del “alma”— se complete luego con la limosna, propina o lastre de “un par de bombas de agua” —Yaku, en quechua, que no en taíno, pues son figurantes quechuas en el rol de taínos—“ y unos camiones viejos (al acabar y…listo, ¡200 extras!)”, permite recorrer hacia el pasado esos sucesivos “modos de producción” marximalistas  [y recuerda a la compensación con unos váteres portátiles para el poblado al excedente de extras (nunca mejor dicho) senegaleses desechados en el rodaje de Más allá del jardín (1996), como confiesa el propio director en Olea…¡Más alto! (2019, Pablo Malo).]

                            HACER SPOILER O ESPOLEAR  LA CRÍTICA

  [Sin ánimo de destripar el final (que no la película, como bien se puede comprobar).]

                                     DE¡CORTEN! A LA ¡ACCIÓN!

   “El padre de la “novela histórica”, que actuó como un típico “periodista amarillista”, fue un calumniador que realizó el “milagro” de inventar el Edén. Se trata de un testigo falso y que en su obra exageró y mintió descaradamente.”

            Marcelo Gullo, Nada por lo que pedir perdón [2022: 103-118.]

    BELÉN/PANUCA.—“Acabo de ver la escena que hiciste en la selva. Era muy interesante. Sí, era triste pero interesante. Me gustó tanto. No es real pero es bonita.”

               Icíar Bollaín, También la lluvia [2010]

   Y el salto, en esta segunda parte, de la ficción (histórica, del mentidero)  a la ¡acción! (actual, reforzada en su condición de realidad  por el carácter de fantasía del Mentirón) —de fiction a faction, que dirían “los de la pasta”—, viene dado por el estado de excepción declarado contra la Coordinadora del Agua y que provoca la derrota de la primera —fracaso de la “empresa ¿de rescate?” del cineasta —y el triunfo de la segunda —éxito de la “lucha popular contra el capitalismo imperialista” enajenador de un bien común—.

    En el estado sociológico permanente —propaganda, diría Antón— en que pone También la lluvia al espectador, el tándem Bollaín-Laverty ofrece unas pepitas de oro —de arte, diría Antón—, en la puesta a prueba de los personajes ante conquistadores reales. Es más, de la acciones colectivas de planos movimientos de masas, a los conflictos individuales de caracteres psicológicos que ofrecen bajo la “cáscara amarga” del mensaje ideológico el agridulce fruto poético del arte: ¿buena propaganda o propaganda buena?

Y ante la huida en desbandada de la mayoría del equipo —desapegados de sus personajes como quien se deshace de una prenda de trabajo—, el compromiso sobrevenido de Belén, la hija de Daniel —otra víctima, a la que rescatará con vida Costa, empeñado a toda costa en agrupar a su familia apadrinada, corriendo con todas costas—, y la inversión de actitudes del trío de miembros del equipo que permanecen en la secuencia final:

   El director, Sebastián, hundido en la depresión de una ambición artística frustrada; el actor, Antón, solitario y solidario, desengañado y nihilista, al confesar su fracaso vital y un productor, Costa, rehumanizado ante la desgracia particular de la familia de Teresa y Daniel—que, si bien logra frenar la privatización, lo pagará con la parálisis de la hija—.

    “MULTINACIONAL ABANDONA BOLIVIA TRAS LA GUERRA DEL AGUA

                                           (EL CORREO DEL SUR)”

   DANIEL.—“¡Siempre nos cuesta tan caro! Nunca es fácil. ¡Ojalá hubiera otra forma! Pero no la hay. Y ahora queda lo más duro. […] Le has salvado la vida a mi hija. No lo voy a olvidar” —le confesará a Costa ante de darle un frasquito de “yaku” de regalo.

  HACER AGUA(S) TRAS UNA BATALLA INODORA, INCOLORA  Y ESTÚPIDA

                                                       (O

                                   EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ)

   Si, como acabamos de ver (o visionar, visualizar, o visibilizar, que diría el idiotista) a propósito de También la lluvia, “la historia se produce, una vez, como tragedia y, otra, como farsa” (Karl Marx dixit  —y pixit ¿o pixelit?, en el 18 Brumario de Luis Bonaparte)—, la “tragedia negrolegendaria” se repite tras su V Centenario como una farsa cinematográfica producida  por España, no lo es menos la relativa a la “guerra del agua” en Cochabamba con que dicha película mata dos pájaros de un tiro: amén de denuncia del ayer, compromiso con el presente.  Y no es menor esa degradación dramática porque del “drama” —pues la “tragedia”, un género teatral en que la fatalidad de los dioses tienen la última palabra,  no es subgénero cinematográfico, salvo para Alfonso Sastre, que supone su pervivencia como “tragedia contemporánea”, predeterminada por los dioses del Olimpo del Capital multinacional—, de ese drama que se salda con el triunfo indígena (año 2000)  en la pelí de agit-prop (2010) —¿o agit-pop(corn)?—, tras casi tres lustros, el equipo de También la lluvia brilla por su ausencia frente a la silenciada y en/cubierta “guerra del agua” desatada en España  por la “quinta columna infiltrada” en el gobierno por el globalitarismo, mientras cuelga su letrero de “No  hay función” —pues “¡No hay motivo!”— y se van a tomar las aguas —o por “descanso quinquenal” (gubernamental).

   Y es que en ese ciclorama del presunto cambio climático con que los dioses paganos, pasando olímpicamente de nosotros, han condenado a España por su ¿leyenda negra? a la contumaz (que no “pertinaz”) sequía —porque a aquella ya se le hizo frente, pese a la reticencia de la gentucilla, con la construcción  de pantanos, empantanados ahora por el sabotaje social-comunista—; en esa sequía universal focalizada, se diría especializada, en España y, con el decretismo de sequía en manos del gobierno pendiendo sobre nosotros como una espada de Damocles, esa vía de agua en este galeón en vías de extinción que representa el derribo de 256 presas (de 900 demolidas en Europa) en 2 años y medio —amnistiando las aguas presas y reventando las cajas de caudales presos por resabios franquistas—no se entiende si no es como auto-sabotaje desde el puente —sobre aguas turbiolentas ¿o turviolentas?— en la guerra incolora del agua del “Rey Absurdo y esos villaneros de la Tabla Rasa” contra pastores y campesinos . O más todavía, hacer aguas —mayores y menores— en batalla inodora —Non olet, como diría Vespasiano acerca del dinero del impuesto a las letrinas (¿o cloacas? del Estado)— contra las reservas hídricas del país en jornadas de (com)puertas abiertas a “pasos de peces”, haciendo correr ríos (de saliva y) tinta  insípida (o estúpida) para negar la mayor, arrancándose por bulerías —¡bulo!, por algo se persigue la desinformación desde el comisariado newtrola— aduciendo que se trata de “pequeños azudes” —o sea la traducción, en la república bananera del jardín europeo, de lo que el (B)rey pasmado llamó “hilillos de plastilina”—.

                  PRIVATIZACIÓN DEL AGUA POR TIERRA, MAR Y AIRE

   “El cambio climático” es, tras el vacuna-virus y la crisis económica atribuida a la guerra de Ucrania (y alimentada  por la OTAN en su cerco a Moscú), el tercer gran trágala del Nuevo Orden Mundial. No soy negacionista —sé que hubo un “holocausto” judío, aunque no de 6 millones como al sionismo et alii(ados) le interesó propagar—, ni terraplanista —prueba de la esfericidad  de la Tierra es el descubrimiento de América—, ni creo que el cambio climático sea un bulo: es el “Gran Reseteo” quien lo está alterando.

    EE.UU ya utilizó la geoingeniería para provocar inundaciones y/o sequias tácticas en la guerra de Vietnam y la OTAN se ha servido de ella cuantas veces le ha resultado útil.

   Ignoro, pues  no soy especialista, si los chemtrails con que crucifican nuestros cielos son fumigaciones de yoduro de plata y azufre (imprescindible en todo ritual luciferino, luzazufrerino o satánico) o emisiones de vapor congelado de la aviación comercial y no perceptibles hasta ahora por el ojo humano, pero en cualquier caso tecnología de doble uso, militar —“pastorear las nubes”, diría el poeta— siempre antes que civil —disuadir de los vuelos aéreos—,  uno u otro, o ambos —“por lo civil o por lo militar”, que dijera el cazurro cacicuco del truco del almendruco—, pero nunca gratuito ni a humo de pajas.

   Y bajo ese consorcio público-privado que es el Nuevo Orden de la patronal del Gran Reinicio —siguiendo el patrón de las Compañías de las Indias Orientales de hace 4 siglos, de Holanda (VOC) e Inglaterra, entidades privado-públicas de Piratas del Caribe de mayor crueldad legitimada por Dios que los “agresivos caribes y con licencia para —comercio, piratería, contrabando, espionaje, colonización, tráfico de esclavos[5] y, va de suyo,— matar, la desmantelada compañía de las Indias Occidentales —cuyo mascarón de proa es el virreiNATO de Vieja España—, los Amos del Mundo han encargado al azacaneado ciborg Petro Sánchez —ese maniquí humanoide articulado por la (c)IA, un algoritmo replicante y simulación híbrida de jaque(r) y tonto del bot—, la privatización del agua mediante un entramado legaloide y la acción directa paragubernamental —y “Pedro, tú eres (un rostro de) piedra y sobre esa piedra edificaré mi DistopIA”—.

                                       LA BATALLA DEL AGUA

   Ha llovido mucho desde entonces, ha pasado mucha agua bajo los puentes desde los milenaristas Objetivos del Milenio de la Agenda 21, precedente de la Agenda 2030 (o esta procedente de aquella), cuando Mr. Bean Rguez. Zapatero, adelantado de todo el Plan, por miedo de unos y medio de otros , cambió (o dio el cambiazo a) el estatus del agua como derecho natural por el de mercancía cuya gestión —sobre su propiedad se lavaba las manos— pone en manos de los Fondos de Inversión (y de inmersión hasta el fondo), según la directiva europea “Marco del Agua”, a la que se le baila el agua, como explica, en defensa del patrimonio nacional, la abogada de Aguauiris Pilar Esquinas[6]—a quien el Poder más desahogado quisiera ahogada y la prensa le da esquinazo (cuando no estacazo)  mientras el Colegio de Abogados persigue su inhabilitación profesional.

   Y bastará una “declaración de sequía”,  mecanismo jurídico (valdrá decir jurhídrico) para suspender los derechos de la población sobre el agua facilitando su privatización —en abril, aguas 1000 (€), a precio de agua de mayo, para que vuelvan no a sus cauces sino a sus fauces, las del capitalismo finanfiero, eso está más claro que el agua— y cuyo programa piloto ¿o pirata? inauguró Cristina Narbona, en el año 2005, bajo la égida del maligno ZZ PAFF, privando del agua al paisano desafecto (¡Al enemigo, ni agua!) [y/o del mismo modo que se priva del líquido amniótico al feto no indultado ni amnistiado].

   Como es previsible, la carta en la manga de una “Ley de seguridad nacional” ad hoc

permitirá enajenar, en nombre de la colectividad, bienes y servicios a (in)discreción y a su arbitrio en virtud del “¡Exprópiese” (provisional para siempre) y tener que comprar hasta el agua bendita embotellada a precio (g)astronómico (impuesto de lujo superfluo)  o quitarte no la legaña, sino hasta las cataratas del ojo derecho, si llega a darse el caso.

   Suma y sigue: el ahogo burocrático en ese solar desolado a los productores del acosado sector primario a fin de hacerlos quebrar y malvender la propiedad —expropiación “voluntaria”— en favor de los paneles  solares —“a un panel de rica hiel/ dos mil moscas acudieron/que por glosas murieron/ presas de patas en él”— y los molinos eólicos, que no de viento  —que Dios confunda, porque son gigantes haciendo aspavientos—.

                        ¿OBEDIENCIA DEBIDA O COLABORAZIONISMO?

   Para ello el ejecutivo/ejecutor Caracuero, títere de cachiporra, el faker o fucker Perico el de los Palotes, líder del lidertinaje del lideralismo salvaje y campeón de esa progredumbre de la pobredumbre cuenta con el “retablo de maese Pedro” que es el Mº (léase “Misterio”) de Transición (léase “Transacción”) Ecológica (léase “Ecoilógica”), caracterizado por la falta de transparencia con que se lleva el agua a su molino (eólico) —si se tiene en cuenta que agua pasada no mueve molino y menos aún si es un e(c)ólico— y los turbios enjuagues de sus aguas turbolentas en las cloacas del actual Estado de cosas.

   Y del Instituto Geológico y Minero, que reemplaza el control de calidad y cantidad del  agua por la manipulación de cenagosos fondos (cuando la UE abre el grifo de “ayudas” por un tubo) para compensar a los regantes por deficiencias y restricciones del servicio,  paralizando las infraestructuras hidrológicas, como trasvases de cuencas fluviales o planes de redistribución de aguas  entre las dos Españas  —compensación empantanada, o sea nada de nada —, en una  guerra  sin cuartel (y nunca mejor dicho), batalla perdida, alzamiento contra el alto mando propio et alii(ado), que se salda con el exilio del agua.

   Por último, pero no por ello menos importantes, los cooperantes nec(esar)ios, como es la plataforma de O(N)Gés ecologistas (“Bien pagá, te llaman la bien pagá”), “Tumbar presas” (a favor  de eliminar “barreras fluviales”: presas, embalses y azudes) o la fundación “Nueva (agri)Cultura del Agua” para resil(i)enciar la resistencia del pueblo  rural, sí, popular, no populista), detractor con su tractor de la sequía planificada concentrado en SOS Rural frente a ecologistas en (in)acción financiados por Coca-Cola o WWF —o Green Peace, por Rockefeller (pero dejémoslo en Pis Verde, porque es para mear y no echar gota)—, tensando o “tensionando”, pretendiendo , “pretensionando” (más bien),  la liquidación, trocando aquella tasa reinvertida  tan “franquista” por el fraude y la malversación de las instituciones que bailan el agua al Monopolio (o al Monipodio local).

[Y aún hay quien ridiculiza los planes de desarrollo para paliar el problema del agua.]

                                             OBEDIENCIA DE/VIDA

                                                              O

                (PAÍS,) PAISAJE (Y PAISANAJE) DESPUÉS DE LA REFRIEGA

    “Producto, consumo,
éste es el triste tema de esta canción,
-todo va mejor con coca-cola, todo marcha mejor-
canción, canción
-¿Te acuerdas de cuando bebíamos agua? ¡Jajaja!-”

       Luis Eduardo Aute y Las Madres del cordero, “Canción consumo” (1970)

   Se priva al productor del sector primario de los “derechos históricos” reconocidos en la Confederación Hidrográfica, cargándoles las costas de toda denuncia contra la renuncia pública al agua a comunidades de usuarios (regantes, agricultores y ganaderos), ahogados en su gestión, para cedérsela a los vencedores de la refriega del agua, transnacionales —o “trasnacionales”, pues que cogen a los nacionales desprevenidos por detrás— que administrarán, ya que están, acuíferos y lagos, como Endesa, Iberdrola, Acciona o Aqualia ( a cual peor), que cotizarán en Bolsa, haciendo del agua no moneda corriente sino valor en alza y SOStemible el sector agropecu(ni)ario, como denuncia SOS Rural.

   Se desarraiga al agricultor con todo tipo de trabas legales liquidando la España vaciada y desentendiéndose  de las masas de agua subterránea en riesgo (que no de “riego”), con el SEPRONA como agente disuasorio/intimidatorio,  más la contratación de vigilancia privada (Transa y Transatec), impasible ante ese jarro de agua fría de sentencias firmes en contra, dando la callada (si no es la “cayada”, o sea garrotazo) por respuesta.

   Y se va adiestrando a la población, urbanita en general y que se ahoga en un vaso de agua, a la cartilla de racionamiento de agua de boca que ha de desembocar en un digitalizado mínimo vital (de agua de manantial), comercializada por multinacionales como Nestlé, Danone o la omnímoda Coca-Cola , a las que se les está haciendo la boca agua.

                                  CUANDO EL RÍO SUENA AGUA LLEVA

                                                                Y

                            ¿AL AGUA, PATOS O PATERAS AL AGUA?

                       (LA ESCARAMUZA DEL AGUA DEL MORO MUZA)

   Ante tal desertización del país, privado de soluciones hidrológicas de acumulación de reservas de agua, para destinarlo al cultivo transgénico sin fertilizantes ni pesticidas so capa de instalación de plagas solares y buñuelos de viento, y dando rienda suelta a ríos migrantes “que van a dar en la mar” que es Portugal (cantaría hoy Jorge Manrique en las “Coplas por la muerte de su Madre [Patría]”) y al desmantelamiento del sector primario español —que no de nuestros vecinos—,  pero haciéndonos (SOS)pechar con las costas —¿y Riveras?— de la construcción de embalses en Marruecos para sus cultivos —sin control agro-sanitario alguno de la UE que abaratan los costes y habremos de consumir aquí—, contribuyendo a hacer del desierto norteafricano un vergel de regadío, “florido pensil” del Sahara traspasado (con saharauis incluidos, uy), tras haber hecho el egipcio a cambio de no enviar más oleadas de náufragos que las acordadas con quien lo acordase, pues en el norte de África no hay cambio climático —según el termostato que gradúa la temperatura de la región, en manos del croupier global que hace girar la ruleta multicolor apostando siempre al 20 30 y… ¡Gana la Casa!— en esos mapas meteorológicos en que España (no Portugal,  Francia, ni Marruecos) se sofocan en rojo (social-comunista) con sus  moderadas temperaturas actuales —por contraste con la coloración verde eco-globalitaria de años anteriores mucho más elevadas— que ofrece el parte del régimen.

                  UBI SUNT? O COPLAS A LA MUERTE DE SU MADRE PATRIA

   “Pues en el año 2000 se intentó privatizar el sistema de aguas local, eh, con el pretexto, un poco el eterno pretexto de que, siendo un país pobre, necesita recursos y necesita inversión extranjera, pues, se permitió a una empresa transnacional instalarse en la ciudad de Cochabamba, privatizar el sistema de aguas y, para hacerlo, se pasó una ley según la cual los habitantes de Cochabamba no podían tener sus propios pozos, que era la manera que tenían ellos de tener agua, y no podían ni siquiera recoger la lluvia de, de, bueno, la lluvia que cae. Entonces hubo una respuesta popular brutal y yo creo que a Paul le llamó mucho la atención, porque hay muchas batallas, como dice el propio guion en un momento dado, y en general se pierden, pero aquella batalla se ganó. Entonces, en aquel momento, la respuesta civil hizo que la transnacional se marchara. Y se cambiara aquella ley.”

         Icíar Bollaín[7], en Making of (También la lluvia).

   “No es simplemente un panfleto en el que tú estás contando, bueno, es que estos señores tuvieron que salir a la calle porque unas transnacionales quisieron privatizar el agua y los tipos salieron a romperse el alma contra ellos. Todo eso se cuenta en la película, pero se cuenta desde un lugar atractivo.”

        Luis Tosar en Making of (También la lluvia).

    Y a la vista de esta saharización de España, de su reintegración en la africanidad (a cambio de renunciar, por la mendacidad del vecino, a las ciudades de Ceuta y Melilla), y tres quinquenios después de También la lluvia y cinco de los hechos en los que bebe, uno se pregunta dónde está la película sobre la inminente privatización del agua de este país, cuyo muñidor es el gobierno español, en cumplimiento de los objetivos de “los de la pasta”, con “sede en Londres o California”, como dice el líder reivindicativo Daniel.

   “Qué se hizo la directriz? El guionista  y el productor ¿qué se hicieron? ¿Qué fue de tanto actor, qué de tanta reivindicación que trajeron? ¿Fueron sino devaneos? Tantas productoras, tantos entres y organismos y varones como vimos tan potentes, di (nero)? Los extras innumerables, los pendones, estandartes y banderas […] ¿qué aprovecha?”, parafraseando  el tópico Ubi sunt? (¿’Dónde están’?) de las coplas de Jorge Manrique.

    Todos esos cómicos de la lengua, ese carro de la farsa de los secuaces de secuencias tan sentidas y la academia de las artes cinematográficas que “ayer no más decían contra el banco azul y la canción profana” “¡Hay motivo!”, tomando partido frente a la privatización del agua en Cochabamba, comprometiéndose desde el frente cultural, como altavoz de los sin voz —pues cada uno es muchas voces y muchos ecos y, a veces, hasta el personaje se empodera de ti—, han cejado en sus motivos para parar el país porque Zeta Zeta Paff , el de la Ceja, mandó a parar porque para regalarles el agua a “los de la pasta” y paralizar el país dejándolo en estado terminal ya se basta y se sobra Petro Sánchez y sus terminales inmediáticas, sindicatos y patronal, policía, sanidad,  educación y demás.

  Tal parece que con la conquista definitiva por parte del Anglobalismo del Birreinato de Vieja España —“un país con vocación guerrera, que no militarista”[8], gestada merced a las gestas (trasmitidas por sus cantares) de la tan satanizada Reconquista, y asentado en la justicia católica latina más que en el utilitarismo protestante anglosajón—, El Gran Teatro del Mundo Global (digamos “El Globo” de Londres del teatro isabelino) abre su sucursal en el “viejo tinglado de la farsa” de Los intereses creados benaventinos y (por decirlo en aureosecular, que el renegado de su condición hispana tildará de falsedad, o sea “falsa Edad” del  Oro) ¿la autora (‘directora de la compañía’), el poeta (‘guionista’   o libretista británico que fija la hoja de ruta, con el guion de la C(ompañ)ía en la cuja), o el mecenas (Su Majestad Letizia y/o el rey Morganático a través de innumerables entes, patentes y semovientes) han perdido la empatía con sus personajes,  esa identificación con una noble causa, la adherencia al proletariado extra, o es que aquí y ahora no toca?

                                                     COROLARIO

  Y esta “desamortización” representa el remate total por liquidación de existencias de España por parte de unos vendepatrias que trapichean con su Monarquía y súbditos a fin de hacer de la huerta española un paso de servidumbre al “jardín” europeo de USA(r y tirar), desmantelando el estado democrático de derecho  —y la penúltima prueba es la compra de votos in fraganti en Melilla y la península,  en flagrante ¿o in flagranti? delito—  en un golpe de poder blando de subordinación ideológica-cultural con un alarmante recorte de libertades que aboca a España a ser, por fin, una ansiada semicolonia indigentista del imperialismo anglosajón et alii(ados)—la intelligentzia nativa colaborazionista de una superestructura cultural hegemónica pseudouniversal  a fuer de relativista, sus cipayos en la Administración  y sus harkas quintacolumnistas y sus gurkas (o gorkas) quintacomunistas—, bajo una Big Tech transhumanista, esa superioridad racial de su InteligencIA, su eutanásica cultura de la muerte y la deuda (a cadena) perpetua. En  suma, el Control de Big Data, cuyo epítome  resulta ser ya el certificado/pasaporte del Covid-19  (anticipo del catacrack del (20)29), con el plan anti-pandemias (plandemias), de la OMS —Omnímodo Ministerio de Sanidad, dirigido por el genocida de “los tiempos del cólera”, el eritreo Tedros —,  catalizador digital de la ronda los objetivos 2030 que hará de la vacunación el antídoto de  la libertad individual y la soberanía nacional.

   Y, entretanto, en unas elecciones en plenas vacaciones a conveniencia  del Tirano, la izquierda totalitaria vuelve a las andadas de la República, con idéntico algoritmo, corregido y aumentado —“España roja, roya y republicana(s)”, le ha dado la puntilla Otegui a Calvo Sotelo—,  para tomarse la revancha de la única derrota comunista hace 80 años, apuntando maneras pre-guerra-civilistas de golpe de estado blando tecnoimplementado que va provocando, en parte de la población adoctrinada por la escuela y sus secuelas y nacida  tras la muerte de Franco, un creciente franquismo sobrevenido nada nostálgico y, entre quien lo conoció, y renegó de él en su “loca juventud” de compañero de viaje y tonto (in)útil, la comprensión de que sí ¡había motivo! más que suficiente en el 36 para el contragolpe a la revolución del 34 y la convicción de que, ante la ucronía (y no ucranía) de autoafirmación retrospectiva sobre la postura que uno habría adoptado aquel 18 de julio, tras esto y tras lo que hemos visto, habría sido uno ya compañero de viaje (de vuelta, pero de vuelta de todo), es decir camarada de vi(r)aje y afín al bando contrario.

NOTAS (3)

[1] LEÓN, VÍCTOR [1984]: Diccionario de argot español, Madrid, Alianza, p. 34.

[2] “Esta es una actitud de subversión que tiene como fin desestabilizar un gobierno constitucional democráticamente elegido. Es un proceso oportunista que busca sumir al país en un estado de desorden y caos”, declara el vicepresidente de Bolivia en la televisión [También la lluvia, 2010].

[3]Me están pagando mucho más que a los extras”, confiesa Belén/Panuca. Por no hablar de los gastos extras a cuenta de su padre Daniel: 10.000 $ por “quedarse al margen del movimiento asambleario” (aunque no dé su palabra). Ítem más, 5.000 $ para sobornar al comisario de Policía para su libertad temporal.

[4] SEBASTIÁN.—“Costa sabe que esto está lleno de indígenas hambrientos y eso significa extras, miles de extras.

   COSTA.—Aquí se puede negociar con la gente: hoteles, transporte, catering, o sea lo que quieras.” (E incluso el ahorro de la grúa para la instalación de la cruz monumental, levantada a peso entre los extras.)

Pues, como le dice al productor, a quien desafiará (tras su caída del caballo) arriesgándose a seguir sin la cobertura del seguro en caso de situación conflictiva: “Cuesta menos poner un tío haciendo de contrapeso que pagar un saco de arena. Sí, sí, sí… 2$ al día y como reyes…” Aunque aún ahí  sigue pensando “que no soy una ONG, esta historia no es asunto mío”.

[5] GULLO [2022: 218].

[6] ESQUINAS, PILAR [2023]: “Entrevista a Pilar Esquinas y Ruperto Mesas. La trama del agua de Castilla-La Mancha”, en La Voz, CesarVidal.TV, 20 de abril.

[7] “Pero, además, luego hay un enorme circuito de gente que está en esas batallas y que las películas son una herramienta fantástica. O sea, esta película para la gente que esté movilizándose por el tema que sea la puede usar. O sea, las películas la verdad es que las películas […] quedan ahí, nos explican cosas, nos cuentan cosas, esta película nos va a traer a Bolivia. Hay mucha gente que no tiene ni idea de nada, ni de Bolivia, ni de lo que pasó en Bolivia, ni de nada, ni siquiera de esa visión de Colón. Todo eso, todo eso sí que va a quedar ahí, pero dependerá de nuestra capacidad para contarlo”, ICÍAR BOLLAÍN [Making of].

[8] IGLESIAS [2022: 25].

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Aliena

Son ustedes más pesados con la dichosa Hispanidad que el sociata o podemita medio con Franco. Qué agobio, qué asfixiante es todo.

Morpho

Así es. Una masa ilegible de texto sobre un bodrio… PARA NO DECIR NADA

Geppeto

A los españoles nos importa un pito la hispanidad

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