21/11/2024 15:18
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Hoy sábado 27 de mayo, cumple 100 años la sanguijuela sanguinaria  de Kissinger y lo hace celebrando un “guateque” de esos que suele ofrecer.

«Absorbo la sangre. Es un chute de euforia exquisito»

Declaro el viejete chupasangre jocoso una de esas noches que se le fue la lengua mientras estaba de farra.

Los vampiros que están por encima de gobiernos y organismos internacionales, sus amigotes de la cuchipandi, que manipulan y tuercen las decisiones de los gobiernos y estados para que obedezcan sus intereses, se saludaban entre canapé y canapé.

Se ofreció la fiestuqui, esta vez, en Portugal, en el Pestana Palace de Lisboa que mola un mazo y hacen unos cocktails deliciosos que lo sé yo.

Los perrodistas no están invitados, porque ¿para qué? O como diría el tararira Patxi López, ¿y a ti que te importa?

Es una simple reunión donde el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, con buena parte de la plana mayor de los servicios de inteligencia globales, como la CIA y el MI6; los CEOs de corporaciones como Google, Microsoft, Pfizer, y Goldman Sachs; el presidente del Foro de Davos y el simpático y goloso hematófago “Henry”, quedan para intercambiar recetas de cocina y tomarse unos “cubatas” con los políticos más influyentes de occidente .

El secretismo es tan solo para proteger su derecho a la intimidad y que no les saquen fotografías cuando bailan la conga tras unos copazos.

Y es que ¿quién podría llegar a pensar que los más relevantes presidentes, primeros ministros, reyes y reinas de todas las casas europeas, cuando se reúnen con los empresarios y banqueros más ricos de sus respectivos países, pudieran estar llevando a cabo algún tipo de conspiración? Pero por dios, ¿cómo se os ocurre?

Es que está lleno de “conspiranoicos” el mundo. Es una jarana, un festejo sin malicia alguna.

El Club Bilderberg no es un centro de tráfico de influencias ni de «lobby», como ya nos han asegurado ellos, tan solo es una pequeña reunioncita de amigos y conocidos para pasar un buen ratillo, nada más.

Sí, es cierto que el Foro de Davos y las reuniones del G8 aparecen en todos los periódicos en portada y permiten asistir a miles de periodistas, y que nadie cubre las juergas del Bilderberg, pero no es por nada en especial.

Los directivos de esta organización elitista han afirmado que “esa discreción es necesaria para que los participantes en los debates puedan hablar con libertad, sin ver al día siguiente sus declaraciones reflejadas en los periódicos”. Claro, tiene sentido.

La 69º reunión del Club Bilderberg, en realidad ha sido el “cumple” de Henry Kissinger que lo ha celebrado unos días antes, del 18 al 21, ya que este sábado le iba mal.

El artífice de miles de asesinatos, de decenas de guerras y de casi todos los conflictos del planeta hasta hoy en día, tiene su lado amable y fiestero.

El simpático genocida en realidad es un pacifista incomprendido, y nada es lo que parece, sino que todo lo hace por el bien de la humanidad.

Y si no, mira lo que parece que «no» dijo en un discurso en el Consejo de Eugenesia de la OMS, el 25 de febrero de 2009:

“Una vez que el rebaño acepte las vacunas obligatorias, se acaba el juego, aceptarán cualquier cosa, donación forzada de sangre u órganos «por el bien común» (sic). Y agrega: “Los fabricantes de vacunas pueden ganar miles de millones y muchos de ustedes en esta sala son inversores, es un gran ganar, ganar y ganar. Disminuimos el rebaño y el rebaño nos paga por su exterminio”

Autor

REDACCIÓN
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José Ignacio Herrera Badía

«Mala hierba»….

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