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Si en España se realizara una encuesta (seguramente la ha hecho el CIS, pero sin publicar sus resultados) que preguntara a los ciudadanos si consideran a Marruecos un país amigo, descubriríamos la verdad preocupante de que Marruecos es el único país del mundo por el que los españoles sienten enemistad y hasta hostilidad.
Ese sentimiento no es nuevo ni pasajero sino que está arraigado en la cultura española desde hace demasiados años, alimentado por hechos como la conquista musulmana de España en el siglo VIII y la posterior Reconquista, las sangrientas guerras españolas con los rebeldes del Rif a principios del siglo XX, la participación de tropas de choque marroquíes en la Guerra Civil Española, al lado del ejército de Franco, y por una actualidad compleja caracterizada por las tensiones fronterizas, la reivindicación marroquí de Ceuta y Melilla, el conflicto de la isla de Perejil, la Marcha Verde, el doloroso asunto del Sahara, la invasión de los inmigrantes ilegales que cruzan el estrecho y la actitud conflictiva de muchos inmigrantes marroquíes establecidos en España.
La distancia que separa a la sociedad española de Marruecos es un hecho real y preocupante, aunque los políticos españoles lo oculten y consideren al país vecino como “amigo”.
Lo inquietante es que los políticos españoles desconocen la idiosincrasia de los dirigentes marroquíes, al contrario que estos, que conocen nuestras debilidades al dedillo. Y son muchas.
Primera lección que Pedro Sánchez no ha querido aprender pese a que la vienen impartiendo en nuestro propio suelo desde tiempos inmemoriales. Los gestos de buena voluntad son percibidos por nuestros vecinos del sur como muestras de debilidad y cobardía de la otra parte. Los israelíes lo saben por experiencia. “No he llegado hasta aquí por fiarme del moro”, escupió el general Franco, en la antesala de la muerte, a un general español que le garantizaba que Marruecos respetaría los derechos españoles sobre el Sáhara Occidental, solo unas horas antes de que 300 000 civiles, con unidades militares armadas camufladas entre ellos, iniciaran la marcha verde.
A la conclusión no alcanzada por Sánchez sí llegó en cambio quien fuera presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, cuando en agosto de 2001 aseguró que España debería dejar de considerar a Marruecos como “país amigo” porque en realidad “no es una democracia, sino una dictadura encubierta”, un país “dominado por mafias” que envían a España a personas que son “estafadas”.
“El Rey de Marruecos habla de su hermano el Rey de España, y aquello está dominado por mafias en el norte de Marruecos que envían aquí a personas que son estafadas. Habría que dejar de hablar de tanta hermandad y de tan buenas relaciones con un reino que no es democracia ni puede tener el nivel ni la consideración de un país amigo porque es una dictadura encubierta por un poder personal de una monarquía que debería estar en un museo arqueológico”, dijo en la cadena Cope.
Segunda lección no aprendida por Sánchez: las relaciones entre nuestros dos países nos advierten acerca de la insaciabilidad del marroquí. Lo que hoy cedas, aunque resulte excesivo, será insuficiente para ellos al cabo de poco tiempo. Quien crea que Marruecos dejará de utilizar la inmigración ilegal como arma de chantaje contra España, entonces es que es tan tonto, o tan traidor, como Sánchez. Que los asaltos masivos a las vallas de Ceuta y Melilla hayan desaparecido estos días demuestra sobre todo que es Marruecos, y no el gobierno de Sánchez, quien controla los flujos migratorios en España. Lo desalentador es que no hayamos aprendido nada pese a que los sátrapas marroquíes nunca hicieron ningún esfuerzo por ocultar su verdadero rostro.
El Rey Hassan II de Marruecos, fallecido padre del actual soberano alauita, planeó en 1990 invadir la península ibérica con 30.000 inmigrantes procedentes de los suburbios de Casablanca, Tánger, Kenitra, Taza y Ouxda. Esta operación, conocida secretamente como “marcha de la tortuga”, fue el segundo de los intentos de la Monarquía marroquí de sacar provecho de la disposición de las autoridades políticas españolas al cambio cultural y étnico de España.
Uno de los objetivos de la misión “marcha de la tortuga” consistió en la integración de esos primeros 30.000 inmigrantes magrebíes en el paisanaje de algunas comarcas españolas, fundamentalmente de Andalucía, Cataluña y Madrid.
Posteriormente y gracias a la disposición española a facilitar la integración legal y laboral de los nuevos invasores, el soberano alauita previó un aumento escalonado de los asentamientos a través del tránsito por el Estrecho de cientos de pateras controladas, autorizadas y dirigidas por el lobby mafioso de Abdelrraman Souki, muy vinculado al actual soberano de Rabat. La operación “marcha de la tortuga” cumpliría así el primero de sus objetivos.
Algunos años atrás, en 1977, ante la llegada de los primeros 3.000 inmigrantes marroquíes, el Partido Nacionalista Español de Melilla puso la voz de alarma ante la paulatina, creciente y descontrolada marroquización de aquella ciudad, habitada entonces por 75.000 españoles de origen. Las premonitorias advertencias de los españolistas melillenses solo merecieron agrios comentarios en la prensa española, que les acusaban de sembrar la alarma con excesos xenófobos llamados a romper la convivencia entre dos países hermanos y amigos.
Hoy la realidad se impone y habla por sí sola. En las ciudades españolas de Melilla y Ceuta viven actualmente 80.000 personas de origen marroquí que cuentan con la nacionalidad española. Podría tazarse un paralelismo entre la actitud desafiante de Marruecos coincidiendo con la debilidad extrema de un Gobierno español con la mantenida en 1975, cuando el entonces soberano alauita, Hassan II, convocó una marcha de civiles contra el Sáhara español aprovechándose del vacío de poder que existía en España como consecuencia de la agonía del ex jefe del Estado, Francisco Franco. El erratismo político del Gobierno español y su aislamiento internacional ya está siendo aprovechado por Marruecos para cambiar la delimitación de las aguas territoriales canarias.
Sánchez ha podido seguir con Marruecos la estrategia del palo y la zanahoria, pero ha preferido hacer él de jumento de Mohamed VI.
España lo terminará pagando muy caro.
FUENTE: https://www.alertadigital.com/2023/05/24/marruecos-no-es-un-pais-hermano-ni-amigo-de-espana/
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Y encima de todo lo expuesto en este artículo el PSOE tiene la intención de traer a cientos de miles de marroquíes para repoblar la «España vaciada» basándose en que España expulso a cientos de miles de moriscos; lo que no se dice es cuales fueron los motivos para expulsar a los moriscos: a saber, el levantamiento de Las Alpujarras (con miles de violaciones de mujeres cristianas y de asesinatos de cristianos) y la confabulación de los moriscos con el Imperio Otomano para que los turcos invadieran España.
sanchez te saldrà caro haber traicionado a españoles,
y el moro tu amigo,
y hermano de j. carlos,
y vendes al SAHARA OCCIDENTAL,…
ERES UN HIJO DE SATÀN,
como lo es toda la satànica agen. 2030
asesinos.