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Para los que seguimos levantando su “Bandera” de Patria y Justicia, parece que fue ayer, pero han pasado 87 años desde que José Antonio Primo de Rivera redactara sus “últimas voluntades” en la mesa y el taburete de la imagen que acompaña a esta reseña. En esos pequeños y rústicos muebles (que hoy conservan los camaradas de Falange Auténtica de Alicante) el JEFE procedió a redactar, hasta por “dos” veces su Testamento.
Todos conocemos su “último” testamento, documento de una talla humana inigualable, en donde pide que “sea su sangre la última que se derrame en contiendas civiles”. Pero días antes, José Antonio Primo de Rivera en unas cuartillas redactó de su puño y letra un primer testamento, que fue entregado al Notario de Alicante, Don Mariano Castaño, en presencia del Secretario Judicial y del fiscal de la Causa Vidal Gil Tirado.
Este primer testamento, que nunca ha sido encontrado, comprendía dos partes, una primera en donde declaraba herederos a sus hermanos y hacia un legado a la tía Ma y otra segunda de “un alto e importante contenido político”. Los oficiales del Notario Castaño se negaron a transcribir las voluntades del Jefe y tuvo que hacerlo personalmente el Notario.
El fiscal se opuso en rotundo a la legalización de este testamento ológrafo y cumpliendo órdenes de las Autoridades Republicanas prohibió al Notario que se protocolizara. La Historia nos ha vetado conocer lo que dispuso José Antonio Primo de Rivera en este primer documento, pero sospechamos que el contenido político del mismo era de la suficiente importancia y radicalidad para que tanto las autoridades del Frente Popular como las judiciales no permitieran que viera la luz.
Por eso, muchos autores, incluyendo a Ximénez de Sandoval en su propia biografía sobre José Antonio, critican la falta de contenido político del único testamento conocido, se echa en falta que el Jefe de la Falange, ya iniciada la Guerra Civil, no dejara por escrito en sus últimas voluntades consejos, instrucciones e incluso órdenes para sus dirigentes y militantes de la Falange, lo que es totalmente entendible al saber que solo le iban a autorizar un testamento descafeinado con pocas matizaciones de tipo político.
Fotografía de la mesa y taburete originales que estaban en la celda de José Antonio en la cárcel Modelo de Alicante. Sobre esa mesa José Antonio escribió sus últimas voluntades
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Muy interesante. Pero aunque uno puede negarse «rotundamente» o negarse «en redondo», jamás podrá negarse «en rotundo», eso no existe.La cultura de España también pasa por la lengua de España, el glorioso – antaño, al menos – español.