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Al margen de los empeños ideológicos, obligado a tomar partido en los tiempos de convulsión que vivió José Antonio Primo de Rivera como fundador de La Falange, a nadie bien nacido debería dejar indiferente su último pensamiento antes de ser ejecutado salvajemente con sesenta y tres balazos, la mayor parte de ellos disparados a sus piernas para prolongar la agonía: «Ojalá fuera la mía la última gota de sangre vertida entre españoles».
Pasados 120 años desde su nacimiento, como un simbolismo de estulticia de este desgobierno de ineptos que la Historia analizará con la objetividad constructiva que pretenden destruir, los restos mortales son exhumados en miserable virtud de una desmemoria vergonzosa.
Las circunstancias de cada tiempo explican los impulsos ideológicos, las atenciones a la inspiración política y la honra de cada cual en sus denuedos. Es con el paso de los años cuando se dispone de un plano de situación real en función de la objetividad. Otra cuestión es cuando se aborda la Historia con intención de manipularla porque quienes lo hacen así son herederos de otras actitudes de antaño nada loables y reiteradamente oportunistas. Digamos que en España subyace un poso genético de un mal heredado por masas.
La verdadera Memoria de España, la que resguarda extemporáneamente las virtudes de los hombres y las mujeres que la columbraron al margen de la manipulación y la demagogia tabernaria, pervive en la escritura del alma que ningún borrón puede desvirtuar. Como que hay Justicia Divina, ninguno de los afrontados por la cobardía de resentidos sin causa será desenterrado con trascendencia al Cielo, porque sus espíritus transitan por caminos ignotos a la luz de una verdad irreversible.
El fascismo estereotipado del que acusan a tantos por el único fascismo que persiste en una siniestra manipuladora, es fácilmente reversible en sus vacíos argumentos cuando se analiza la actitud en vida de los que son juzgados e intentan ser ofendidos con la «sentencia» de la exhumación. Como si desenterrar el polvo fuera a abrillantar las armaduras carnavalescas de estos payasos del revanchismo que militan en chiringuitos de la desmemoria para que, como buenos sinvergüenzas, y con el cuento guerracivilista, vivan de la sopa boba incapaces de ganarse el pan con honesto esfuerzo.
A José Antonio Primo de Rivera le quedan lejos las cuitas inventadas del verdugo victimizado. Fue consecuente ante los problemas de su tiempo desdeñando a la clase política y lamentando la oportunidad perdida de instaurar un orden frente a la que fue una avalancha destructiva originada en la imposición totalitaria qur pretendió el frentepopulismo. No se le perdonó ser hijo de quien, instaurando lo que vino a dnominarse dictadura blanda que remontó los destrozos de la corrupción política desde 1923 hasta 1929, sentó al traidor y asesino Largo Caballero en el Consejo de Estado, siendo el futuro ejecutor de su hijo. Miguel Primo de Rivera instauró una dictadura para ordenar los estropicios de una clase política muy parecida a la que hoy sume a España bajo un yugo de miseria e ineptitud y condescendió para dar una oportunidad política que acabó, irremisiblemente, con la monarquía de Alfonso XIII habida cuenta de que la codicia del bipartidismo estaba desbocada, a pesar de los disimulos durante el mandato del blando dictador quien en pocos años generó un progreso demostrando el cariz tabernario de los políticos del que no pudo escapar el destino de España. Los años de aquella reorganización que tanto bien trajo, incluso la resolución enquistada de la guerra en Marruecos además de la bonanza económica, fueron la calma relativa que precedió a la tempestad del intento de aniquilación a media España con la imposición de una II República, contra la que conspiró el insaciable socialismo español y el independentismo cómplice. Esa Historia verdadera volverá a ser escrita a pesar de los sucios intentos de borrarla.
Desde su nacimiento, José Antonio Primo de Rivera estaba condenado a muerte por ser hijo de un leal a España, por ser vástago de un gestor de éxito que dejó en evidencia la ineptitud política, y en su noble proceder idealista como abogado deseó una justicia real que empañaba la justificación en demagogia de la izquierda representada por el PSOE de Pablo Iglesias.
El fascismo extemporáneo con que se pretende etiquetar a cuantos no comulgan con la siniestra miseria del oportunismo que contagia un grupúsculo de criminales, es inexistente ahora. Antes de conocer el desarrollo de los acontecimientos hay que entender cómo se forjó el fascismo ante la amenaza comunista. A Hitler antes de convertirse en un monstruo histórico, responsable de millones de muertos, lo aclamaron como pacificador en EEUU durante los confusos prolegómenos de la II Guerra Mundial. Así pues, sólo con el conocimiento de la Historia se puede juzgar el comportamiento de sus protagonistas. No es trasladable el contenido ideológico sin considerar la crónica del pasado donde se desenvolvieron los personajes que escribieron esa Historia.
Muchas fueron las palabras escritas por el brillante abogado que fundó La Falange, y se podrá estar de acuerdo o no con su resolución política e ideario que buscaba el bien de España, pero fueron las últimas irreprochables en el triste destino de su muerte las que a nadie debería ofender. No por repetidas los malintencionados pueden valalorarla cuando han heredado las inquinas del pasado: «Ojalá fuera mía la última gota de sangre vertida entre españoles».
Esa noble memoria por la paz nunca será olvidada.
Autor
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Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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Pero un poco antes del fusilamiento, a José Antonio, totalmente deshecho y desconsolado, presa de una crisis nerviosa ante la ineludible ejecución, le tuvieron que inyectar un chute de morfina, lo que podría explicar parte de su actitud ante el pelotón. Así lo relató Serrano Suñer en sus memorias, según el testimonio del secretario del magistrado que llevó el proceso*: «Para llevarle al lugar de la ejecución, hubo que ponerle una inyección de morfina porque no podía ir por su pie» Suñer remata la escena por la reacción de Franco cuando lo supo, que lo tildó de acto de debilidad y cobardía.
Qué bien iba el articulista hasta que no pudo resistir la tentación de soltar la simpleza de moda, a saber, que la izquierda es «fascista» ( qué juego da el «fascismo», ¿eh, pillín? ). Y ya entra en el paroxismo cuando se le ocurre un ejemplo en el que nadie – ¡nadie! – habría pensado jamás: Hitler, en persona, que eso ya es la baza ganadora madre de todas las bazas ganadoras, aunque ni pasara por allí ni se le esperase, que ya se sabe que la historia de la Maldad empieza y termina con Hitler y el difuso «fascismo» ( «y nazi el que abra el pico» ). Muchas gracias por su originalidad y por no ser políticamente correcto, qué verbo…
Jose Antonio, cuando vio que lo iban a asesinar dejo un testamento personal que es digno de ser recordado por su afirmación de españolidad de bien
Hoy en dia nada de lo que escribió en su ultima voluntad Jose Antonio tiene cabida, no hay paz que valga y los enemigos han perseguido al que dio ese ejemplo de hombria de bien, al que asesinaron de mala manera, hasta su ultima morada, profanando su tumba y mofandose de su recuerdo.
El socialismo solo sirve para matar, destruir y odiar y esta en el poder del reino de España pudriendolo todo a su alrededor.
Es hora de ir pensando en como se debe defender España de sus enemigos socialistas.
De momento el socialismo se ha cargado la sociedad española o lo que es lo mismo, España
Habra que recuperarla
¿Como?
Vds veran pero si no lo ven hoy, mañana sera peor
Aparte de determinados comentarios tendenciosos e interesados sobre los últimos instantes de José Antonio, lo cierto es que nadie sabe cómo fue realmente. No obstante, aún suponiendo que le tuviesen que poner esa inyección de morfina eso no le descalifica en absoluto. Únicamente demostraría que era un ser humano más con el lógico miedo a la muerte y no veo motivo para avergonzarse de ello. Por otra parte, me alegro que los ignorantes y analfabetos comisarios políticos antiespañoles acudan a la Inteligencia Artificial de ChatGPT para construir sus textos y así parezca que saben redactar porque, vamos, cada vez dejaban más en evidencia su incultura con sus escritos de antaño.