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El número de células que componen el cuerpo humano es aproximadamente de treinta y siete billones, con “b”, de células.
Es sabido que todos los seres vivos pluricelulares, derivan de una sola célula que por divisiones sucesivas y a través de procesos energéticos y bioquímicos dan lugar a todos los tejidos que tiene el ser vivo en las plantas, en los animales y en el ser humano, las células que forman la piel, las vísceras, el tejido nervioso, los músculos, etc., y todas las células tienen idéntica información genética, idéntico núcleo e idénticos cromosomas.
La división de la célula empieza por la división del núcleo y para que éste se duplique tiene que duplicarse la información genética, es decir el conocido ADN (Ácido DesoxiriboNucleico) que contiene toda la información genética y que en la especie humana se conserva en 46 cromosomas, 23 parejas que provienen de los 23 aportados por el espermatozoide y 23 aportados por el óvulo.
Para formar óvulos o espermatozoides, únicas células que sólo tienen 23 cromosomas, los seres vivos reducen sus 46 cromosomas a 23, es decir, seleccionando un cromosoma de cada pareja. El óvulo tiene la composición XX, al reducir de 46 a 23, siempre aportará el cromosoma X, mientras que el espermatozoide que tiene una composición XY, puede aportar X o Y. Si aporta X nacerá una niña, XX y si aporta Y nacerá un niño, XY.
Pero es importante tener en cuenta que, salvo los óvulos o los espermatozoides, el resto de las treinta y siete billones y medio de células del cuerpo humano tienen idéntica carga genética, y cada célula tiene sus 46 cromosomas, el cromosoma XX si es mujer y el cromosoma XY si es hombre. Y lo seguirán teniendo aunque se les aporten las hormonas que fundamentalmente corresponden al otro sexo o aunque recurran a la cirugía para modificar los atributos que la naturaleza les ha dotado.
Cuando una persona en los años de adolescencia no crece lo que la mayoría de sus compañeros, puede acudir a un reforzamiento hormonal, pero a favor de las hormonas naturales, y no en contra de las mismas. La hormonación vinculada a los llamados procesos “trans” son aportaciones artificiales contra la dotación natural y la persona conservará siempre los treinta y siete billones, con “b”, de células. Por otra parte, los efectos, tengan la intensidad que tengan, y produzcan los conflictos físicos, bioquímicos y psíquicos que produzcan, se mantendrán durante toda la vida y los diferentes problemas a los que dieran lugar, serán consecuencia de esa manipulación contra la naturaleza que se haya realizado y responsabilidad de quienes los hayan consentido, ejecutado y fomentado.
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