23/11/2024 11:06
Getting your Trinity Audio player ready...

La población de Montcada y Reixac fue uno de los lugares donde más personas se fusilaron durante la Guerra Civil en Cataluña. Según testimonio de Trinidad Mariner Fernández, hija de Vicente Mariner, tradicionalista asesinado en esta población, entre el 2 de diciembre de 1936 al 12 de diciembre de 1936 fueron asesinadas 198 personas. La tapia del cementerio se convirtió en el lugar idóneo para asesinar a carlistas, sacerdotes, industriales, comerciales y gente común con ideas políticas contrarias a las anarcosindicalistas.

La situación de esta población, en un cruce de carreteras, y el contacto con comités y patrullas de control de todo tipo acentuaron la acción represora de los hombres de acción del pueblo, que colaboraron con los piquetes de ejecución que actuaron en el cementerio y que convirtieron aquel sitio en el lugar de Cataluña donde fueron asesinadas más personas.

En el primitivo sumario sobre Montcada y Reixac se refleja que fueron asesinadas 1.600 personas. Hay que tener en cuenta que esta cifra corresponde a datos oficiosos. Cuando se procedió a la exhumación de los cadáveres, se pudieron dar datos más concretos. Así pues, una vez numerados todos los cadáveres, la cifra pasó a ser de 1.198 personas. De estas 483 conocemos su nombre y apellidos. Quedaron 715 sin identificar.

Las primeras exhumaciones tuvieron lugar en el año 1937, por orden del gobierno de la República. En el periodo comprendido entre el 23 de noviembre de 1937 al 30 de marzo de 1938, se exhumaron 450 cadáveres. Según los encargados de realizar las exhumaciones, la fosa común tenía una profundidad de 7 metros. Hoy en día hay una capilla erigida encima del lugar donde estuvo el foso. El juzgado de Sabadell se encargó de la numeración y catalogación de los cadáveres. En la orden de 20 de noviembre de 1937 podemos leer: “Exhorto V.S. presencia exhumación de cadáveres enterrados clandestinamente Cementerio de Moncada práctica autopsia tomando los datos necesarios que puedan servir para su identificación acordando inscripción de defunción a medida que sean exhumados”.

Con relación a los cadáveres no identificados, se inscribieron una serie de fichas, donde se indicaban todos los posibles datos relacionados con el finado. Esto es fisiológico, vestiduras y accesorios que llevaban en el momento de ser desenterrados. Todo esto había de servir para que algún familiar pudiera dar fe de su nombre.

LEER MÁS:  Javier Manzano profundiza en la importancia de los autos sacramentales en el Siglo de Oro español. Por Javier Navascués

En el cementerio de Montcada y Reixac se asesinó a todo tipo de personas. El proceder más normal era el siguiente. Los incautados eran llevados a la checa situada en la calle San Elías de Barcelona. De allí eran trasladados a Montcada para su ejecución. Se ejecutaba de domingo a viernes, siendo el promedio de víctimas diarias de 14 personas.

Donde antaño estuvieron los fosos de ejecución, la población de Batea (Tarragona) hizo colocar una epígrafe y una cruz para recordar a todas las víctimas de ese pueblo asesinadas. En ella podemos leer: “Naturales y vecinos de la villa de Batea (Prov. Tarragona) vilmente asesinados por los marxistas el 27 de octubre de 1936 en este cementerio. Sus esposas desoladas, sus hijos huérfanos, sus padres apenados. Montcada, Agosto 1943”.

Una vez terminada la Guerra Civil, se continuó con el proceso de exhumación e identificación de los cadáveres. Esta tarea la llevó a cabo la Agrupación de Margaritas Ángeles de la Caridad, dirigidas por Basilisa Inchausti, viuda de Octavio Vidal. El proceso de exhumación e identificación se inició en marzo de 1940. En las Memorias de Basilisa Inchausti leemos: “identificándose los restos de carlistas, entre ellos de algunos que sus familiares no podían costear los gastos de su entierro y poniéndoles la boina sobre la caja, allí quedaron que daba pena los cuerpos de aquellos que sin miedo acudieron, siempre, a defender sus sagrados ideales”.

Las obras de construcción del Mausoleo de Montcada se iniciaron en noviembre de 1940. La recaudación de fondos fue costosa. Se tenía que hacer privadamente, por medio de cartas y visitas, ya que las autoridades no lo permitían de otra manera.

El enterramiento de los primeros 21 tradicionalistas se inició a comienzos de 1941. El acto inaugural tuvo lugar el 10 de marzo de 1941. Las autoridades prohibieron el acto de Bendición del Mausoleo, el cual tuvo que celebrarse varios meses después. En marzo de 1946 el Gobierno Civil prohibió la Misa y el Vía Crucis. El Cementerio fue tomado por la policía y cerrado para que nadie pudiera entrar, se intentó rezar el rosario delante del cementerio pero se les impidió. La prensa de la época reflejó el acto con las siguientes palabras…

LEER MÁS:  Pilar Primo de Rivera. Recuerdos de una vida –La Falange molesta en la postguerra europea - Parte X. Por Carlos Andrés

“El domingo con asistencias de gran número de fieles, entro los que figuraban la mayoría de los familiares de los patriotas caídos por Dios y por España en Moncada, se celebró un Vía Crucis en la citada población.

A las dos y media de la tarde salió de la Plaza de Cataluña un tren especial, en el que se trasladaron a Moncada las personas que asistieron al acto.

En la citada población fueron recibidos los expedicionarios por el alcalde don Juan Morgás Ventura, con el Ayuntamiento en corporación; jefe local del Movimiento, camarada Lorenzo Pérez de la Fuente; cura párroco reverendo Faura y otras autoridades.

El Vía Crucis partió de la iglesia parroquial, dirigiéndose por las calles del Generalísimo Franco y Calvo Sotelo al cementerio, donde se rezó un responso.

Terminó el acto, que dentro del mayor recogimiento revistió gran solemnidad, con unas palabras del cura párroco de Moncada, don Pablo Faura, quien tributó un recuerdo a aquellos que cayeron como buenos cristianos y ejemplares patriotas.

El Vía Crucis fue presidido por el Vicario general de la diócesis de Barcelona, Doctor Serra Puig, representaciones de las autoridades barcelonesas y autoridades de Moncada”.

Los 21 tradicionalistas ahí enterrados son Antonio Calvet; los hermanos Jaime, Luis y Francisco Argemí; Ángel Canes; Fidel Batllori; Antonio Camí; Carlos Bruset; Carlos Casanovas; Anacleto Disla; Joaquín Lorenzo, Alfonso Llopis; Concepción Messeguer; José Morales; Ramón Prat; José Roses; Elías Roses, Gabriel Romero; Ángel Ribera; Francisco Vilafranca; Octavio Vidal.

Autor

César Alcalá
Suscríbete
Avisáme de
guest
0 comentarios
Anterior
Reciente Más votado
Feedback entre líneas
Leer todos los comentarios
0
Deja tu comentariox