Desciende por sexto año consecutivo el número de españoles que marcan la X para ayudar a la Iglesia

Que la Santa Iglesia Católica, la de Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero, refrende el robo del IRPF (que no es del César, sino del trabajador que lo ha ganado, diga lo que diga quien lo diga) es, ya de por sí, una herejía descomunal que no va a pasar desapercibida el Día del Juicio Final por muy farrucos que se pongan papas, cardenales, obispos y demás mandamases. Veremos si entonces eso de financiar la colecta según lo que interese a la satánica arbitrariedad de políticos, todos anticristos encarnados, es conforme a lo que san Pablo escribió según lo que le sugería el Espíritu Santo.

Por otra parte, la Santa Iglesia Católica, es de Dios, su fundador desde hace casi dos milenios (e indestructible, porque la Iglesia vive en los corazones de los que aman a Dios, no en despachos de la AEAT, que Dios ha de destruir como toda otra cueva de ladrones), no de los políticos anticristos todos, que no saben más que mentir, incluso callados, como su padre satanás, padre de la mentira y homicida desde el principio. Si la financiación de la Iglesia Católica exige apostatar o adoptar posturas políticas progresistas o conservadoras (ambas contrarias a la Santísima Voluntad de Dios expresada en la Bíblia), las consecuencias serán ETERNAS (aunque ya muchos no crean que el demonio y el infierno existen). De Dios no se burla nadie, ni papas, ni nepotes, ni beneficiarios de simonía, ni elegidos a dedo políticos con báculo, ni funcionarios de la política y del mundo, ni apostatas, herejes, blasfemos o traidores a Cristo como el Iscariote.