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Juan Carlos Asensio Palacios. Comienza sus estudios musicales la Escolanía de Santa Cruz del Valle de los Caídos que luego continuará en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Es colaborador del Répertoire International des Sources Musicales. Ha publicado distintos trabajos en revistas especializadas junto a transcripciones del Códice de Madridy del Códice de Las Huelgasy una monografía sobre El Canto Gregorianopara Alianza Editorial. Colaborador del Atêlier de Paléographie Musicalede la Abadía de Solesmes, ha sido Profesor de Musicología en el Conservatorio Superior de Música de Salamanca y en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. En la actualidad es profesor de Musicología en la Escola Superior de Música de Catalunya, del Master of Advanced Studies in Canto Gregorianoen la Universidad de Lugano (Suiza) y del Máster en Patrimonio Musical Litúrgico de la Universitat de Barcelona y del Ateneu Universitari Sant Pacià Desde el año 2009 es profesor del Seminario di Canto Liturgico “Zelus domus tuae” del Departamento di Lettere e Filosofia de la Universidad de Trento (Italia), y desde 2019 profesor de los cursos de doctorado del Pontificio Istituto di Musica Sacrade Roma.
Desde 1996 es director deSchola Antiqua, y desde 2001 miembro del Consiglio Direttivo de la Associazione Internazionale Studi di Canto Gregoriano, investigador asociado del CILengua, miembro del grupo de estudio Bibliopegia, editor de la revista Estudios Gregorianos. Académico de número de la Academia “san Dámaso” de Ciencias Eclesiásticas y director-presentador del programa de Radio Clásica (RTVE) Sicut Luna Perfecta.
https://www.rtve.es/alacarta/audios/sicut-luna-perfecta/
¿Cómo nació su interés por la música sacra y especialmente por el canto gregoriano?
Con apenas 8 años fui seleccionado para ingresar en la Escolanía de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Durante cinco años estuve junto con mis compañeros -excepto en los períodos vacacionales- cantando diariamente la misa conventual con los monjes. Cuando terminó mi estancia en la Escolanía -con 13 años- no es que estuviera entusiasmado con la música sacra… Pero seguí estudiando música y cantando en algún coro. Y con el paso de los años, al terminar el Bachillerato, me di cuenta de que en mi infancia había aprendido algo que en condiciones normales habría tardado mucho en conocer… Eso unido a los buenos maestros que tuve, y a las oportunidades de estudiar en lugares clave, propiciaron que tomase cada vez más y más interés en la música litúrgica.
¿Qué supone poderlo difundir a través de clases, conferencias… y su programa en Radio Clásica, Sicut Luna Perfecta y cuáles han sido sus frutos?
Realmente supone transmitir aquello que muchos otros me han enseñado. Pero trasmitirlo a través de la experiencia viva que supone la participación litúrgica y la interpretación del canto no solo en conciertos, sino en su propio contexto es muy importante. Cada vez recibo más mensajes de agradecimiento por la labor docente de trasmisión del canto, de revalorizar la música gregoriana para la liturgia y de poder “tematizar” un programa de radio siguiendo los cantos del Año Litúrgico. Si unimos a eso la enorme difusión a través de las ondas, creo que los frutos son abundantes.
¿Por qué España va a la zaga en conocimiento musical, también en gregoriano, con relación a otros países?
Curiosamente, según me dicen, Sicut Luna Perfecta es el único programa dedicado al Canto Gregoriano en todos los medios de radiodifusión mundiales… No sé si es cierto. Pero lo que sí es verdad es que, a pesar de ello, hemos descuidado no solamente esta música, sino el arte de los sonidos en general. Apenas tenemos coros que canten gregoriano u otras músicas litúrgicas medievales. Y los que hay -no todos- suelen estar desligados de la liturgia lo que suele llevar a un desconocimiento del contexto, incluso con buenas preparaciones musicológicas y excelentes voces. Tenemos una gran tradición musical, pero estamos olvidando lo importante que es el canto desde la niñez… apenas se estudia en la escuela, los currículos docentes han quitado horas a la enseñanza musical, la profesión de músico no cuenta con un reconocimiento social… hay muchas razones que nos llevaría mucho enumerar y analizar…
¿Es un canto más bien complejo o es por el contrario asequible para todo el mundo?
El Canto Gregoriano no es todo igual. Hay piezas para un solista, otras lo son para un pequeño grupo de especialistas y otras, las más sencillas para la asamblea. Muchas de estas son muy simples y asequibles. La historia nos muestra que el verdadero Gregoriano era cantado por los especialistas. La gente, los fieles, se limitaban a pequeñas respuestas y a lo largo de los siglos asumieron también la interpretación de cantos de tipo devocional (algunos ellos calificados hoy como gregoriano, pero que, en realidad, no lo son). Algunas piezas encomendadas a los solistas -por ej. los versículos de los graduales o de los ofertorios- a veces son calificadas como el bel canto del gregoriano. Eso habla de su dificultad. Por el contrario, responder a una letanía o cantar un Kyrie simple, es accesible a todo el mundo.
¿Como se aprendía a cantar antes del tetragrama? ¿Cuáles son los pros y contras de la sistematización del canto?
Antes de la aparición del tetragrama, tenemos las notaciones que escribieron el canto sobre una sola línea que hacía de primitivo pautado y antes -y contemporáneamente- las llamadas notaciones in campo aperto que eran una guía para ayudar a la memoria de los cantores. Estas notaciones -dependiendo de las distintas escuelas que surgieron en Occidente a partir de mediados del s. IX- eran muy ricas en detalles rítmicos y de ejecución del canto, pero no lo eran en cuanto a precisión de los intervalos. Era necesario, pues, aprender los cantos de memoria a través de la enseñanza de un maestro que conociera bien las melodías. Así se transmitió el canto durante siglos, incluso cuando ya se podía escribir la música de manera interválica tras las enseñanzas de Guido d’Arezzo. Hoy sabemos que, por ejemplo, los niños que estaban al servicio de las instituciones religiosas aprendían primero los salmos de memoria. Con ellos se garantizaban el conocimiento del latín, con su ritmo y su escansión. Cuando lo habían aprendido, sumergían esos textos en las sonoridades que la teoría musical había desarrollado. Eso unido a la escucha diaria en el coro con los mayores, facilitaba el aprendizaje.
¿Cuál es el origen del canto gregoriano y cuáles son sus características principales?
Se puede plantear -simplificando mucho- como una ecuación: Canto Romano + Canto Galicano = Canto Gregoriano. Tras ser coronado en 754 por el papa Esteban II, Pipino el Breve, rey de los francos, ordenó que en sus territorios se abandonara la liturgia local – con su canto galicano- y que se adoptara la tradición de Roma. El resultado no fue una suplantación de un canto y de una liturgia por otro, sino que fue una hibridación, una mezcla. De ese intento de suplantación, lo que en realidad surgió fue un nuevo repertorio que, si bien se siguió llamando canto romano, en realidad era una nueva música. Con el tiempo y para su difusión se utilizó el nombre de san Gregorio -de ahí gregoriano- para su difusión por Europa.
Se trata de una evolución del canto romano. ¿Cuál es la diferencia esencial entre el canto romano y gregoriano y lo que determina el paso de uno a otro?
En realidad -y por los estudios actuales- no se trata de una evolución. Más bien fue una simplificación. El canto romano -más conocido por nosotros como romano antiguo o viejo romano- tenía una estética peculiar con giros muy envolventes y repetitivos que no les debieron gustar mucho a los cantores de la Galia cuando tuvieron que acceder a los deseos del rey Pipino y decidieron transformar esos giros en otros más acordes con su estética, con su manera de ornamentar. Los galos conservaron la estructura, la arquitectura de los cantos de Roma -junto a los textos romanos- pero dotaron a esa estructura de una manera de ornamentación más agradable a su manera de sentir la música. Cuando vemos hoy los manuscritos que nos han llegado de canto romano antiguo -recordemos que fue el canto oficial en Roma hasta 1272, es decir una fecha muy tardía- vemos su ornamentación propia tan diferente de lo que después sería el repertorio oficial.
¿Cómo en torno al canto gregoriano fue floreciendo la vida monástica y mística y el esplendor de la cristiandad?
Quizás fue una influencia mutua. La vida monástica creó un tipo de música que se adaptaba perfectamente a la plegaria tal y como la concebían los fundadores y mentores de las reglas monásticas. La oración en común, el texto divino que se elevaba a través de la música con una sola voz, la atmósfera creada con el canto comunitario que resonaba en las bóvedas terrestres y que las asemejaba a y anhelaba las celestes… Y quizás por ello del propio gregoriano surgieron otras músicas que se basaron en él. El nacimiento de la polifonía, la escuela de Notre-Dame, el Ars Nova, Renacimiento, el Barroco… en fin toda la música de tradición occidental reflejaba en uno u otro momento ese esplendor de la cristiandad que tenía en el canto gregoriano referente común, bien cuando se cantaba solo o firmando parte de la polifonía.
¿Cómo enriqueció particularmente la liturgia católica, principalmente en la Misa y el Oficio Divino?
Hemos de tener en cuenta que el canto no solo es música, sino que es un componente necesario de la liturgia. Como decía Benedicto XVI -y seguro que antes que él, otros- EL CANTO ES LITURGIA, y por ello las distintas piezas tanto de la Misa como del Oficio se adaptan perfectamente a las distintas estructuras, porque con ellas son un todo. Los distintos cantos tienen su propia estética en función de quienes sean sus protagonistas. La salmodia interpretada a dos coros ayuda a meditar en el texto de los salmos. Los textos de los himnos del oficio muestran la faceta lírica del repertorio, con su lenguaje metafórico adornado por la música. El canto de los solistas constituye el rito en sí mismo y, mientras se interpretan todos escuchan la palabra divina adornada con bellos melismas que forman parte de la riqueza de la liturgia, de ese “tesoro inestimable” -otra vez palabras de los papas- que nos ayuda a transportarnos más cerca de Dios. En fin, el canto de la asamblea como respuesta unánime de afirmación de fe… Esa es la riqueza que proporcionó el repertorio a la liturgia y a la iglesia.
¿Cómo ha perdurado hasta nuestros días?
Porque ha sido camaleónico, en el buen sentido. El Canto Gregoriano supo adaptarse a las nuevas modas. Si él formaba parte de nuevas estructuras, procuró pasar desapercibido o adaptarse a los nuevos estilos. En el transcurso de esos procesos de adaptación, perdió parte de su esencia, pero, en cambio, siguió formando parte necesaria de la liturgia. Fue en el s. XIX con el retorno de la liturgia romana a la Francia neogalicana cuando se vio necesario retornar a las fuentes para recuperar el canto original. Para la mentalidad de la época parecía posible recuperar junto a las melodías, la manera de cantar. En este año que celebramos los 100 años del fallecimiento de uno de los restauradores del canto, el benedictino solesmense y más tarde abadía de saint Wandrille, dom Joseph Pothier, apoyados en sus estudios -él fue el responsable de la recuperación de las melodías de acuerdo con las fuentes- tenemos una idea del perfil de las melodías y, aunque nunca podremos recuperar la auténtica interpretación – seguro que eran varias- sí que podemos, tras el estudio de los neumas y de las tradiciones orales aún vivas, recrear estilos de canto más cercanos al mundo medieval.
¿Por qué usted busca que el gregoriano se difunda especialmente en los conventos y monasterios católicos…?
Porque es su lugar natural, aunque no el único. En los sitios donde la liturgia se conserva con primoroso celo, es lógico el canto, que es liturgia, se haga con la dignidad y decoro suficiente. En los monasterios y conventos se sigue celebrando el oficio divino diariamente, junto a la Eucaristía. Por ello es lógico que el embellecimiento litúrgico sea coronado con las melodías gregorianas. Sé que en muchos lugares la tradición de cantar gregoriano -o canto cisterciense o el canto dominicano- se ha perdido, pero merece la pena el intento de recuperación, si no todo, sí al menos en parte para que el canto cristiano litúrgico vuelva a formar parte de manera natural de la liturgia. La prueba de que es posible es la recuperación en curso -y ya muy avanzada- del canto cisterciense en monasterios como el de santa María de Poblet…
¿Qué opina sobre la utilización del gregoriano más allá de la Liturgia (uso lúdico y cultural)?
El Canto Gregoriano tiene varias facetas: es ante todo oración, pero también requiere una técnica y es un arte. Lo ideal es unir estas tres características, pero también alguien no creyente puede disfrutar de la belleza de las melodías. Probablemente le falte una comprensión plena del significado de las piezas al permanecer incrédulo ante determinados matices que unen texto y melodía de manera especial cuando se habla de cosas transcendentes. Para la historia de la cultura, como parte del origen de la música occidental, es imprescindible tener en cuenta al Gregoriano ya que de él parten muchas que posibilitaron músicas posteriores.
¿Percibe un creciente interés por este canto en nuestros días?
No mucho. Casi desaparecido de la liturgia, sin un apoyo decidido de quienes debieran hacerlo, difundiéndose principalmente a base de conciertos y grabaciones, estudiándose en los currículos académicos cada vez con menor dotación de horas, no parece que haya un interés creciente, sino todo lo contrario. Pero no hemos de perder la esperanza y seguir trabajando.
¿Cuál es el valor educativo del canto gregoriano en la liturgia?
Ya que el canto es liturgia, su valor educativo es enorme y fundamental. Los introitos gregorianos marcan el tono de la fiesta del día. Por hablar solamente de los cantos de la misa, una sola palabra -a veces dos o tres- al comienzo del canto de entrada basta para presentar el día (Puer natus est… Requiem æternam…Gaudeamus omnes…). El envolvente estilo de los melismas en los cantos interleccionales ayuda a la meditación de las lecturas. El canto de comunión repitiendo el mensaje neotestamentario en el momento de la recepción del cuerpo de Cristo sirve de recuerdo y de ayuda a la meditación sobre la Palabra.
¿Qué influencia tuvo el canto gregoriano en el desarrollo de la música medieval y renacentista?
Mucha. Podríamos decir que, si el canto gregoriano no hubiera estado en la base de la música de Occidente en aquellos siglos, la música occidental sería otra, sonaría de manera diferente. Las primitivas polifonías se construyeron sobre melodías gregorianas -el organum con su cantus firmus– y más tarde por manipulación de las propias melodías, alargando sus sonidos comenzaría un estilo que derivaría en los organa melismáticos y de las cláusulas de estos, aplicándoles el procedimiento del tropo derivarían los motetes, cuyo estilo se fue transformando hasta nuestros días -no olvidemos que hoy se siguen componiendo, con mayor o menos fortuna… En el Renacimiento se siguieron cultivando estilos que tuvieron su origen en la época de esplendor del canto gregoriano, aunque es verdad que la mentalidad del hombre renacentista no casaba bien con algunos de los procedimientos medievales y por ello fue el momento propicio para cambiar algunas cosas que se materializaron tras el Concilio de Trento (1545-1563) pero que iban anunciando desde años antes.
¿Cuál ha sido su aportación a la cultura occidental?
Quienes seleccionaron los textos para ser musicalizados a partir del s. VIII, nunca pensaron que serían sus palabras las que servirían de inspiración a Josquin Despres, a Tomás Luis de Victoria, a Claudio Monteverdi, a Juan Sebastián Bach, a Felix Mendelssohn, a Anton Bruckner, a Johannes Brahms o ya en nuestros días a Luciano Berio o Arvo Pärt… La gran música de Occidente tiene en sus misas las expresiones más sublimes. Pensemos en los Requiem que se han compuesto (Ockeghem, Victoria, Mozart, Berlioz, Bruckner, Verdi, Fauré…) toman sus palabras de los textos musicalizados previamente en monodia. Incluso como homenaje muchos de ellos siguen basándose en las melodías gregorianas como cantus firmus.
Y más importante aún es que el Canto Gregoriano facilitó a la música occidental, y por ello a la cultura un sistema melódico -basado en los mal llamados modos gregorianos- que con el tiempo derivarían en nuestros modos mayores y menores; la escritura musical, los primeros neumas, por evolución se convertirían en las primitivas notaciones mensurales capaces de reflejar alturas y ritmos de manera inequívoca. Algunas estructuras musicales del repertorio -formas A B A- tuvieron su continuidad a lo largo de la historia de la música…
¿Por qué el modo de cantar occidental es diferente al de los ortodoxos en Oriente? ¿Qué elementos de ellos le parecen más enriquecedores?
Las formas de canto varían incluso dentro de la propia tradición occidental. No hay más que leer a varios teóricos medievales cuando a veces ridiculizan alguna de las maneras de cantar en distintas regiones. Quizás en un primer momento no había tanta diferencia entre el canto de la iglesia de Oriente y la de Occidente. No olvidemos que algunos de los papas de la Antigüedad eran de procedencia oriental y que personajes clave en la historia de la iglesia -como san Gregorio- pasaron parte de su vida en Oriente con lo que esas maneras de cantar no les debían de ser del todo ajenas. Ahora bien, cada región elaboró una manera propia del canto en función de los protagonistas y de sus necesidades. Sabemos que el mundo de la ornamentación se desarrolló mucho más en Oriente, ya que incluso su sistema de notación permitía a los cantores adornar de manera libre una fórmula melódica dada. En Occidente la notación quiso fijarlo todo y quizás por ello las libres ornamentaciones quedaron en segundo plano. Aún así, ahí tenemos los testimonios de Hyeronimus de Moray en el s. XIII cuando clasifica las ornamentaciones -la florificatio vocis como él las llamó- en distintas categorías. Otro de los elementos más enriquecedores es el papel musical del celebrante en la liturgia ortodoxa que requiere una preparación musical fuera de lo común. Eso mismo parece que pudo ocurrir en la antigua liturgia hispánica tal y como vemos las melodías en las fuentes. Y lo que es más enriquecedor es cómo han conservado su tradición musical.
¿Qué supuso para el canto gregoriano el impulso de san Pío X, a través del motu proprio Tra le sollecitudini?
Tras el Motu Proprio de san Pío X se abrió la puerta a la formación de los coros parroquiales. Como se les instó a aprender a cantar el Gregoriano siguiendo el modelo de Solesmes, los monjes -en concreto dom Mocquereau y su sucesor dom Gajard- se vieron obligados a elaborar un método de canto que sirviese a aquellos que no cantaban todos los días en el coro y que, por ello, no tenían un estilo melódico-verbal natural. Aquello derivaría en los famosos ritmos binarios y terniaros que fueron la base del aprendizaje de muchos grupos hasta que se fueron conociendo otras posibilidades -como por ejemplo la teoría semiológica de dom Cardine- que se acercaban al repertorio estudiando los neumas de una manera distinta. Tra le sollecitudini supuso además la aprobación universal de los trabajos de los monjes de Solesmes, el punto de partida -por primera vez en la historia – de una edición oficial de canto para toda la iglesia -El Kyriale en 1905 y, sobre todo la Edición Vaticana del Graduale Romanum (1908)-, amén de impulsar su ejecución y no solo del gregoriano, sino de la polifonía según el modelo de Palestrina y de otros maestros. Pero seríamos injustos si no fuéramos conscientes de que esta reforma suprimió otras maneras de canto que eran el fruto de la evolución y aclimatación a otros estilos, que fue la característica del gregoriano durante siglos y lo que permitió sobrevivir, y que poco a poco fueron desapareciendo.
¿Qué otros documentos eclesiásticos fomentan su uso?
Quizás el más famoso y difundido es la Constitución Sacrosanctum Concilium promulgada como uno de los frutos del Concilio Vaticano Segundo. Allí, en su capítulo sexto, se habla de manera clara de que “La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana; en igualdad de circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas.” Lo que pasó después es algo inexplicable. Incluso el documento exhorta a continuar con los trabajos de restauración cuando dice que “Complétese la edición típica de los libros de canto gregoriano; más aún: prepárese una edición más crítica de los libros ya editados después de la reforma de San Pío X.” Esta labor aún está en curso tras varias décadas de trabajo. De una manera u otra los papas se han hecho eco de la importancia del Canto Gregoriano y de su uso, si bien, no se ha emitido ningún documento oficial. Para quienes estén interesados, recientemente se ha publicado un volumen coordinado por Óscar Valado, Cantate Domino. Antología de documentos de la Iglesia sobre música desde 1903 (CEE, 2021) donde se puede encontrar amplia información sobre el eco que, a través de documentos, conferencias, discursos y otros escritos ha tenido el Canto Gregoriano en los ss. XX y XXI.
Autor
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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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