21/11/2024 15:50
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Ignacio María Doñoro de los Ríos. Licenciado en Teología Dogmática, fue ordenado presbítero en 1989. Siete años más tarde ingresó en el Servicio de Asistencia Religiosa de las Fuerzas Armadas como capellán, donde participó en misiones especiales de ayuda humanitaria internacional en Bosnia y Kosovo. En julio de 2001 fue destinado como capellán a la Comandancia de la Guardia Civil de Inchaurrondo, donde permaneció durante varios años. Tras haber fundado una ONG para salvar a niños en riesgo de extrema pobreza, abrió casas de rescate en Tánger, Mozambique, Colombia, El Salvador y otros países, hasta que en 2011 decidió pedir la excedencia para irse con los más pobres de los pobres. Desde hace unos años vive en la selva del Amazonas, en Perú, donde sigue rescatando de situaciones límite a niños y adolescentes.

¿Por qué un libro titulado El secreto es Jesús?

Porque Jesús es el motivo por el que lo he dejado todo, y habiéndolo dejado todo, en realidad no he dejado nada, porque le tengo a Él, y eso es lo único que necesito.

Cuando se publicó El fuego de María, mucha gente me preguntaba cómo podía aguantar ver sufrir a los niños y soportar todas las dificultades que me encuentro a diario. Eso me dio la idea de explicar con mayor profundidad que esto o lo haces por Jesús… o lo haces por Jesús. No hay una fuerza mayor ni un motivo mejor.

¿Cómo complementa los libros anteriores?

El fuego de María comienza explicando diversos acontecimientos de mi vida que fueron una preparación para la creación del Hogar Nazaret. Nada es casual y Dios nos va capacitando a cada uno para la misión que encomienda. Todos estamos aquí para algo. En ese sentido, a mí me ha ayudado mucho haber sido capellán militar, porque en el Ejército, además de muchas otras cosas, aprendí mucho de logística, organización, preparación física, alimentación, etc. Todo eso es muy útil aquí, donde ha habido que empezar en la selva desde cero… Y después el libro ahonda en cómo surgió el Hogar Nazaret, exponiendo algunas de las historias de los niños.

Cuando terminé, me quedé con la sensación de que no lo había sabido transmitir lo enamorado que estoy de Jesús. Se lo expliqué a los de la editorial y me dijeron que es muy difícil explicar la relación personal con Jesús, porque uno no puede llegar nunca a hablar de Dios como merece. Aun así, El secreto es Jesús es un intento de contar cómo es esa historia de amor entre Jesús y yo.

¿Cómo se vive ese secreto de Jesús en el Hogar Nazaret?

El Hogar Nazaret intenta restituir a los niños y a las niñas los derechos que les han sido vulnerados: el derecho a la salud, la educación, a la familia… Por eso, cuando llegan todos entran en un proceso terapéutico de recuperación. Después de un tiempo empiezan a sanar las heridas físicas y también las del corazón. Y aunque es cierto que hay un protocolo riguroso de alimentación, de deporte, de acogida y de hacerles sentir únicos e irrepetibles, hay un punto que va más allá de lo meramente humano y roza lo sobrenatural. No hay otra explicación para el hecho de que niños que llegan al Hogar Nazaret tan graves y destrozados puedan después ser tan felices.

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Es sorprendente la capacidad de amar y de dejarse amar de estos niños, pero sobre todo llama la atención que puedan perdonar el daño que les han hecho y seguir adelante. Lo mejor que me pueden decir de ellos es que son niños normales, como cualquier otro niño. Pero es que además no solo son perfectamente normales, sino que brillan con luz propia. Y eso solamente Dios lo puede hacer. Jesús es el único capaz de restaurar la vida de niños que han vivido situaciones tan terribles.

Tenemos el sagrario estratégicamente situado en el centro de la casa, en una capilla con una lucecita que se ve desde fuera, para que todos tengamos muy presente que Jesús está ahí, en el centro de nuestras vidas, en nuestro corazón, en la Eucaristía.

Ese es nuestro secreto, el secreto del Hogar Nazaret. Yo vi claramente que Dios está en los últimos de la tierra, en los que más sufren, en estos niños crucificados de la Amazonía, y Él me pedía: «Dejad que los niños se acerquen a mí». Y al dejar que los niños se acerquen a Él y alegren su Corazón, Él los sana y los libera de todas las cargas.

¿Cuál es la razón de ser del Hogar Nazaret?

Aunque es muy necesario y muy importante rescatar a todos estos niños de la antesala del infierno, la verdadera razón de ser del Hogar Nazaret es consolar el Corazón de Cristo, que está clamando por una humanidad nueva. Cuando permitimos que los niños se acerquen a Jesús, el Señor se llena de gozo con su inocencia, su pureza y su espontaneidad.

Los niños del Hogar Nazaret dejan sus cruces a los pies de Jesús para que Él los sane y también acogen las oraciones y las cargas de los demás. Recibimos todos los días muchísimas peticiones de gente que nos escribe o nos llama para pedirnos que recemos por una determinada intención, y es una maravilla ver cómo rezan los niños. Yo muchas veces digo: «Si a mí me conmueve y me hace hasta llorar verlos rezar con tanta fe, lo mismo sucede en el Corazón de Cristo»…

¿Cómo viven los niños del Hogar de Nazaret la intimidad con María?

La Santísima Virgen María está muy presente en toda la casa. Nada más entrar hay una imagen muy grande que preside el Hogar y en todas las habitaciones hay una imagen o un cuadro de la Virgen. Pero unida a esta presencia «material» o física, hay una gran presencia espiritual de Nuestra Madre.

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Cuando en un hogar falta la madre, su bondad es insustituible. La Virgen María es la Madre de todos esos niños del Hogar Nazaret que no tienen madre. Por eso, cuando le preguntas a un niño quién es la Virgen para él, te contesta: «Para mí la Virgen lo es todo».

Es una maravilla ver la fe con la que rezan el rosario cada día y contemplar cómo la vida de estos niños está llena de avemarías, de jaculatorias y de miradas de cariño a su Madre.

¿Cuál es el denominador común de todas las historias que aparecen en el libro?

Yo pienso que lo que las entrelaza todas es la historia de amor entre Dios y yo, y la historia de amor entre Dios y cada uno de los niños. Por ese motivo somos todos una familia. Y no es metáfora o un símil; yo no digo somos como una familia, porque es que realmente constituimos una familia. Llevamos la misma sangre, la sangre de Cristo, y compartimos el ADN de Dios.

Cuando alguien viene al Hogar Nazaret, suelo preguntarle después qué es lo que más le ha llamado la atención, y siempre me contestan lo mismo: «Lo mucho que se quieren los niños. Se comportan y se quieren como hermanos. Es increíble cómo una familia puede ser tan grande y quererse tanto».

Invito a todo el que quiera ayudar al Hogar Nazaret a visitar nuestra página web, www.hogarnazaret.es, donde cualquiera puede entrar a formar parte de este sueño de Dios.

Por Javier Navascués

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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