1439. Gutierre de Quesada, un caballero español campeón de torneos en Europa. Por Rafael María Molina

Gutierre de Quesada, señor de Villagarcía de Campos, fue el caballero con fama de ser el mejor de España y su prestigio en las justas y torneos fue internacional.  Su nombre quedó en el subconsciente de los españoles de la época y su leyenda duró mucho tiempo Tanto fue así que más de un siglo después de su época, Gutierre de Quesada aparece en el Quijote: de hecho, en un determinado momento de la inmortal obra de Cervantes el mismo Don Quijote se autodefine nada menos que como descendiente suyo.

Una fuente de la época de gran interés sobre el mundo de los caballeros andantes en España y en Europa durante la Baja Edad Media es la Crónica del rey Juan II de Castilla y León, el padre de Isabel la Católica. La época de este monarca, que reinó entre 1406 y 1454 fue extraordinariamente turbulenta y estuvo marcada por la lucha fronteriza contra los moros del reino de Granada y sobre todo por las grandes guerras civiles nobiliarias. Pero al mismo tiempo fue la edad de oro de la cultura caballeresca en Castilla y España. Y, de hecho, en toda Europa.

La Crónica refleja los acontecimientos políticos y militares, pero también presta mucha atención a las esplendidas fiestas cortesanas que tuvieron lugar en la Corte de Castilla y a los muy numerosos torneos y justas.  La abundancia con que la Crónica narra los desafíos y torneos, con una precisión en los detalles, las técnicas y modalidades de combate en los torneos y todas las circunstancias alrededor de las justas (jueces, damas presidiendo, número de carreras a caballo y lanzas rotas, etc) confirman que los torneos eran entonces el «deporte» más popular de la época, comparable a los deportes de masas de nuestros días, como el fútbol.

Así la Crónica de Juan II refleja por ejemplo como el poderoso primer ministro de Juan II, Álvaro de Luna era un extraordinario justador a caballo y también el mismo rey, aunque tuviese menos talento, tomaba parte a veces en torneos. El siglo XV fue en Europa la época de mayor esplendor de la cultura de caballeros andantes y de los torneos, (como se ve en obras como Tirant lo Blanco) aunque la Edad Media se hallara ya en decadencia y en tránsito hacia el Renacimiento. O quizás por ello mismo, pues la Iglesia nunca vio con buenos ojos los torneos, dado que muchas veces los combates eran a muerte o acababan en muerte y a la inmoralidad que rodeaba cada vez más a todo el mundo de las justas o torneos, con la excusa de amor cortés.

No existían competiciones regulares pero los torneos eran muy abundantes en toda Europa. A veces tenían lugar por desafíos públicos entre caballeros, o con ocasión de bodas o nacimientos reales. No había desde luego «Mundiales» ni tampoco «Eurocopas» o «Champions League» de torneos, pero a veces se desafiaban grupos de caballeros de diferentes reinos. Y todo ello apasionaba a la gente de la época, como se verá en El Quijote, que, aunque es de una época posterior demuestra que la novela caballeresca, con obras posteriores como «Amadís de Gaula», de principios del siglo XVI, con el Tirant y muchas más, el mundo de los caballeros seguía causando un profundo magnetismo a las gentes de aquellos tiempos

Gutierre de Quesada o de Quijada, como también le llama la Crónica, señor de Villagarcía de Campos y de otras poblaciones. Era un miembro de la pequeña nobleza que pronto destacó como caballero. Fue uno de los caballeros que más se distinguió en la batalla de Sierra Elvira o de la Higueruela, en 1431, en la que el ejército de Castilla, con Juan II y Álvaro de Luna derrotó al ejército musulmán junto a la misma muralla de Granada, aunque finalmente la batalla no tuviera consecuencias y el ejército del rey se acabara retirando hacia Castilla.

También tomó parte Gutierre de Quesada en el famosísimo » Paso Honroso» del caballero leonés Suero de Quiñones, en 1434. Fue el torneo más famoso de la España medieval y uno de los más famosos de toda la Europa de la época. El Quijote también se hará eco de este acontecimiento, lo que da idea de la fama que tuvo.

El caballero Suero de Quiñones lanzó un desafío público y dijo que estaba dispuesto a defender el paso por un puente en la localidad de Hospital de Órbigo, en la actual provincia de León (es una localidad que hoy en día celebra un festival turístico medieval en recuerdo de este hecho) en honor a su dama, junto a un grupo de caballeros amigos, frente a cualquier caballero o grupo de caballeros de España o de Europa, Cientos de caballeros de toda Europa quisieron apuntarse. Esto dio origen a una competición de torneos, presidida por el rey, que duró entre el 20 de julio y el 9 de agosto de 1434, año Jacobeo, que atrajo a un enorme público. Tuvieron lugar 727 carreras a caballo y 166 caballeros de toda España y Europa vieron rotas sus lanzas, es decir que fueron derrotados.

Solo 68 caballeros resultaron vencedores, entre ellos Gutierre de Quesada, que llevó a cabo 4 carreras y derrotó a 3 rivales, rompiendo sus lanzas. En esta competición participaron numerosos caballeros de la Corona de Aragón. No obstante, solo murieron dos caballeros. Uno de ellos catalán, Asbart o Asbarte de Claramunt, a quien una lanza le penetró en el ojo y le llegó al cerebro. (el obispo de Astorga prohibió enterrarle en sagrado pues la Iglesia prohibía los torneos) Y un caballero alemán a quien le ocurrió lo mismo, también murió. No obstante, como resultado de este torneo, parece que quedó una enemistad permanente entre Suero de Quiñones y Gutierre, que habían mantenido desacuerdos sobre prevalencia.

Pero el torneo que realmente dio mayor fama en toda Europa a Gutierre de Quesada fue su desafío a algunos de los mejores caballeros de la Corte de Borgoña, en junio de 1439, durante las solemnes fiestas que el Duque Felipe de Borgoña llevó a cabo en la ciudad de Saint Omer para celebrar la llegada de la hija del rey de Francia Carlos VII con el conde de Charolais, lo que suponía una cierta reconciliación entre Borgoña y Francia, después de que el Duque borgoñón, aliado de los ingleses, tuviera un gran papel en la ejecución de Juana de Arco, la joven capitana de los ejércitos franceses, unos años antes.

Siendo Borgoña el principal epicentro de la cultura caballeresca de Europa estas fiestas y torneos tuvieron gran repercusión en todo el continente.

Gutierre de Quesada se enfrentó al hijo bastardo del conde de Saint Pol, Jean de Luxemburg, que tenía gran fama como caballero. En su desafío primero se arrojaron lanzas a caballo, que era otra modalidad de combate en los torneos. Ninguno acertó, aunque las dos lanzas pasaron cerca de ambos contendientes.  Después pasaron a la lucha con hachas, ya desmontados. Tras un combate difícil y prolongado y muchos golpes intercambiados,  Gutierre consiguió inmovilizar a su adversario en el suelo y entonces el Duque de Borgoña paró el combate antes de que Gutierre matase a Jean. Gutierre desafío luego a otro importante caballero borgoñón, quien declinó el desafío, lo que aumentó la fama del caballero castellano que quedó también como ganador por incomparecencia de este segundo combate, aunque finalmente no hubiese tenido lugar.

La Crónica de Juan II narra con mucho detalle este duelo y señala que D Gutierre quedó » con mucha honra» como vencedor y recibió importantes regalos del Duque de Borgoña, como reconocimiento. Las crónicas borgoñonas y francesas calificaron a Gutierre como

«un gran caballero español, uno de los mejores de las Españas». Su estandarte personal era verde con dos piezas de ajedrez estampadas.

Gutierre de Quesada tuvo también más tarde una destacada participación en la famosa batalla de Olmedo, cerca de Valladolid, en 1445, en el ejército de Juan II, contra la coalición nobiliaria sublevada. Álvaro de Luna le otorgó diversos reconocimientos tras esta batalla.

No se sabe a ciencia cierta cuando murió, aunque se cree que pudo ser en 1475, reinando ya los Reyes Católicos.

En definitiva, un interesante tema, que da para mucho.