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Recientemente, el arrogante y repelente ministro de Asuntos Exteriores del reino de España, José Manuel Albares conocido en sus ambientes por “Napoleonchu” – desconozco si es por su talla o por sus aptitudes estratégicas, heredadas del gran general corso – ha declarado que ha dado órdenes a sus subordinados para que desaparezcan de todas las embajadas españolas todos los resquicios que recuerden la época franquista. La orden se matiza, para que no haya duda de su firme cumplimiento, diciendo que abarca a escudos, tapices, murales, vidrieras, vajillas…y ¡ropa de cama!
Tajantemente, el Napoleochu español ha declarado que las Leyes están para cumplirlas y acatarlas. Se refiere sólo a la nefasta Ley de la memoria histórica o memoria democrática. Napolenchu, como buen miembro del gobierno sanchista no dice lo mismo de la Ley de leyes, la Constitución. Esta Ley es papel mojado o quemado para su persona y la de sus colegas que cierran filas en el batallón ministerial.
Si este sujeto sectario, arrogante y cursi a la vez, fuera consecuente con sus torpes declaraciones que se resumen en que la etapa histórica de Francisco Franco tiene que desaparecer de la memoria de todos los españoles, tendrían que adoptar él y sus colegas del consejo de ministros algunas de las siguientes acciones que se transformarían en ordenes tan taxativas y claras como las que ha dado a los miembros de todas las embajadas. Seguidamente, les menciono algunas porque dudo que muchos de los que se sientan los martes en el consejo de ministros tengan luces para alumbrar alguna de ellas que los españoles de bien conocemos.
- Voladura de los embalses que desde el 29 de septiembre de 1941 ( fecha en la que se inauguró el primer embalse, el de la cuerda del pozo por Francisco Franco) hasta el 20 de noviembre de 1975 se construyeron dentro de una política hidráulica que, todos sabemos, atenta el medio ambiente. Como dicen los “ecolojetas”: que el agua fluya. ¡Construyamos desaladoras!
- Demolición inmediata de los centenares de miles de viviendas protegidas – en los finales de los 70 se construían 1000 al día, casi tantas como las que inauguró la PSV – pero que no solo se arranque el emblema del ministerio de la Vivienda con el yugo y las flechas que figura en el umbral de las puertas .¡Hay que cumplir la ley hasta el final, con todas las consecuencias!
- Arrasar los pueblos de colonización – en torno a unos 300 – que la Dirección General de Regiones Devastadas en plena posguerra y sin una peseta construyó en lo que ahora, en pleno siglo XXI, llaman la España vaciada. ¡Que no quede piedra sobre piedra!
- Derribar hasta hacer escombros con todos ellos los hospitales públicos y privados que se construyeron en el franquismo. A los españoles nos sobra con la red hospitalaria que creó el ministro socialista Ernesto Lluch que por cierto, fue asesinado por la banda terrorista que el gobierno bendice y trata con benevolencia y clemencia. Tanta benevolencia tiene con ella que hasta se asocia con ella.
- Los colegios mayores que son todo un símbolo de machismo, las universidades públicas en la que estudiaban jóvenes de todas las clases sociales, los institutos públicos y colegios de pago – hoy llamados concertados – sólo tienen un digno final: su cierre, pues no están impartiendo la educación y enseñanza que la ciudadanía actual requiere.
- Igualmente, es inadmisible que aún se sigan cobrando dos pagas extra anuales. La del verano, que obedece al siniestro 18 de julio, se dejará de cobrar de inmediato y es más, la inefable médico y ministra de Hacienda señora Montero, aplicará implacablemente las medidas para que todas las personas que la cobran desde el año 1983 la devuelvan en cómodos plazos. La de Navidad, al ser una fiesta religiosa, también dejará de cobrarse y con su importe, al igual que la extra de verano, servirá para que este gobierno progresista al que entre otros pertenece, usted, Napoleonchu, distribuya unas generosas y nuevas subvenciones. Hay que ayudar con esos dineros a inmigrantes ilegales, partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales y medios de comunicación afines.
- Las vacaciones pagadas que se establecieron bajo el ministerio, entre otros, de José Antonio Girón, falangista de pura cepa, serán reguladas desde la entrada en vigor de esta Ley exclusivamente por la ministra comunista Yolanda Díaz, que conoce a la perfección el mundo laboral por haberse formado en los astilleros de El Ferrol trabajando duramente.
- El tren articulado y ligero que obedece al acrónimo de TALGO , inventado por el ingeniero militar Alejandro Goicoechea en la década de los 50 y que ya entonces iba a más velocidad que el tren que recientemente ha inaugurado en Extremadura Pedro Sánchez, no puede seguir circulando por las líneas de alta velocidad. Sólo tiene dos opciones: apartarlo en vía muerta o que descarrile. El tren TALGO señor Albares fue inaugurado, como tantas otras cosas buenas por Francisco Franco, por lo que hay que liquidarlo de la misma forma que mosaicos, tapices, escudos, vajillas… y ropa de cama.
- La clase media ese logro social que creó Franco y del que tanto se ufanaba debe de ser fulminada de inmediato. Para ello, los ministerios comandados por los podemitas arbitrarán medidas oportunas y contundentes para que vuelvan a existir dos clases sociales y con ello la luchas de clases que tanto les gusta a los socialcomunistas. Mientras tanto, a los ricos más impuestos y a los pobres paguitas y subvenciones.
Como verá, señor ministro tanto usted como sus colegas de la “partida” matinal de los martes tienen mucho que hacer para aplicar “ al pie de la letra” y hasta sus “últimas consecuencias” esa basura legislativa que es la Ley con la que usted se engrandece.
Finalmente, señor ministro quisiera decirle dos cosas, una ya se la ha dicho un reputado periodista desde una de sus columnas: vista con más decoro, prestancia y dignidad el uniforme del Cuerpo a que pertenece. La otra es personal: tengo en la entrada de mi casa una placa metálica con el rótulo del Ministerio de Vivienda y el yugo y las flechas; dentro de mi vivienda tengo, cuadros, escudos, banderas y tapices. Venga usted o alguno de sus compañeros del consejo de ministros a llevárselos.
El autentico Napoleón no hubiera caído tan bajo. El nivel de la miseria en el que usted se mueve es el mismo que el de su presidente. El de un profanador de tumbas. Usted sólo es un lacayo.
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