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A nuestro Señor Jesucristo Cristo en el Evangelio le vemos usando el látigo contra los profanadores del templo, y condenar a los fariseos por hipócritas, pero ante todo aparece a nuestros ojos, como lo que es, un Pastor bueno, un Hermano y sobre todo un Padre, por eso resulta más llamativo oírle maldecir y condenar tana duramente a los con esta terrible sentencia: “¡Mas les valiera no haber nacido!” Es impresionante oír a la mansedumbre por esencia, al Dios-Amor condenarlos en forma tan dura.
He considerado casi una obligación de conciencia escribir este artículo sobre tema tan importante en nuestros días. ¡El mismo Jesús nos anunció claramente!: “Es necesario que haya escándalos”.…y añade luego, “pero ¡ay!, de los escandalosos”…
No me mueva a escribir la “novedad” de un escándalo sino el hecho de vivir una época cuya atmósfera –el aire que respiramos—es el escándalo continuo. Hoy, la mayoría de los hombres con cierto peso en la sociedad –políticos, escritores, periodistas, artistas, “creadores de algo”, etc., no son “personajes que simplemente viven”, sino que son “personajes que escandalizan”. La vida social, económica, política, –e incluso religiosa—se resume en el “escándalo continuo” Se diría que hoy que su razón de existir, es poder “escandalizar”
Vivimos en un mundo opuesto por el diámetro al que Dios creó y tiene derecho a esperar de nosotros, Nos puso en la vida para ayudar a los hermanos a lograr el fin último, para salvarse y pasar una eternidad feliz a su lado, y el Mundo –y el demonio–ha convertido la Sociedad en una Autopista que desemboca en el Infierno.
Cómo es público y motivo de orgullo para el protagonista de la historia en que nos vamos a ocupar, me voy a permitir glosar sus estúpidos planteamientos sobre el tema que nos ocupa. Veamos:
He recibo una información sobre unas palabras de Paco Marhuenda en la “Sexta Noche”. Por lo visto, un párroco de Albacete comento desde su púlpito una verdad como un templo: “los homosexuales no son algo normal, ni queridos por Dios” lo que provocó el comentario del director de La Razón: “lo que ha dicho este párroco es un dispararte” y sentó cátedra de Sumo Pontífice afirmando: “la Iglesia no condena la sexualidad sino cualquier práctica sexual fuera del matrimonio” y luego informó a los televidentes, muy orondo, de que “Mi hija mayor es lesbiana, tiene su pareja que es adorable y estoy encantado. Como católico tengo cero problemas en este terreno, La Iglesia tiene que adaptarse a en muchas cosas a la realidad y entender que una persona que tenga una pareja homosexual a lo mejor es mucho mejor católico que uno que sea sepulcro blanqueado”.
Habría tela para cortar muchos trajes en estas declaraciones. El primero es mis dudas sobre si el feliz papá, conoce de verdad el significado de “ser católico” y si va sobrado de conocimientos sobre el dogma, la moral y el culto católicos… pero no es tema para este artículo. En segundo lugar conviene recordar que la Humanidad a lo largo de los siglos –y más aún los españoles– han tenido de los conocidos vulgarmente como maricones, una idea muy distinta del pretendido lavado de cerebro dirigido en estos momentos, por los creadores y manipuladores de la opinión pública usando todos los medios de comunicación, controlados por ellos. Aunque los españoles parecen inmunes a sus doctrinas, pues llevan siglos convencidos de que un maricón siempre será eso, ¡un maricón!, (o en su versión femenina).
Sr. Marhuenda usted puede estar muy orgulloso de las cochinadas que encierra el lesbianismo, el homosexualismo en su diversas sodomías, pero ¡no apoye ese orgullo en su “catolicismo”! porque hay otro católico, más conocido que usted, con una visión distinta del problema y se llama Saulo de Tarso. Veamos su opinión al respecto.
…“Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos. Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra la naturaleza. Los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos el castigo correspondiente a su extravío”.
Me imagino que San Pablo sabe un poco más que usted de lo que es “fundamento católico”.
Allá usted con su valoración del lesbianismo de su hija pero olvídese de dogmatizar sobre moral y fe católicas. El lesbianismo siempre ha sido una guarrada y lo seguirá siendo aunque llena las urnas con votos de apoyo femenino… o masculino.
Lo peor de su caso es que se está exponiendo a la maldición de Cristo contra los escandalizadores. Porque el escándalo en fe y moral es muy grave pues en esencia se dedica a invitar a quienes le ven o escuchan, a hacer lo mismo, señalando a los demás el camino del mal y vemos que el Dios Creador lo considera digno de su maldición. Yo no le aconsejaría a nadie exponerse a ser maldito de Dios, (Aclaro que esta forma humana de hablar es para entendernos los hombres, pues la perfección infinita, no le permite al Creador maldecir a ninguna de sus criaturas: ¡son las criaturas las que se alejan de Él! que siempre espera a todos como Padre; el lenguaje del Evangelio es para ser leído sabiendo que utilizamos un idioma imperfecto , procurando expresar las verdades –y, en especial las enseñanzas de Nuestro Señor–, del mejor modo posible). A juzgar por las enseñanzas evangélicas, el escándalo es una traición a su deseo explícito de que “todos los hombres se salven”, y por eso, ayudar a Lucifer en su lucha contra el plan divino es lo opuesto a cuanto espera de su criatura predilecta.
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