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«Ilustre. general y distinguido amigo: al ser investido V. con las supremas jerarquías del Jefe del nuevo Estado y Generalísimo de los Ejércitos, quiero enviarle la más honda y expresiva felicitación, que alcanza a la Nación entera y hacer constar mis fervorosos votos por su ingente obra, que ha de dar a nuestro país un mañana de orden, de justicia, de Paz de prosperidad y de fortaleza que le restituyan al alto lugar que debe ocupar en el mundo…

En esta hora terrible sólo pienso en España y en V. que, con sus singulares condiciones de inteligencia, de serenidad, de carácter y de un valor profesional que sólo encuentra precedente en la cumbre de nuestra Historia…»             

Pero, como la carta es más larga y sobre todo esclarecedora la reproduzco íntegra, por si acaso con la nueva Ley

«cierra periódicos” no se puede ni hablar de su existencia.

Por cierto, que el señor Portela Valladares escribió la carta cuando ya había conseguido salir de la España » democrática» y de la República independiente de Cataluña, disfrazado de mujer, porque su señora esposa era Condesa y eso en aquel templo de libertades era un seguro de muerte.       

Y eso sucedía el 8 de octubre de 1936, más o menos cuando tras un Juicio justo se fusilaba a los 8.000 de Paracuellos y Ortega, Marañón, Azorín y hasta Clara Campoamor comentaban ya en París el Derecho al voto de la mujer y la seguridad legal de las 300 «checas» de Madrid.

A su Excelencia Don Francisco Franco

Ilustre general y distinguido amigo: Al ser investido V. con las supremas jerarquías de Jefe del nuevo Estado y Generalísimo de los Ejércitos de España, quiero enviarle la más honda y expresiva felicitación, que alcanza a la Nación entera y hacer constar mis fervorosos votos por su ingente obra, que ha de dar a nuestro país un mañana de orden, de justicia, de paz, de prosperidad y de fortaleza que le restituyan el alto lugar que debe ocupar en el mundo.

En V. recae la providencial misión de realizar una segunda reconquista de la Patria; de salvarla de la barbarie, del crimen, de la destrucción, erigidos en sistema de gobierno. Nunca las ideas políticas o el origen del poder pueden invocarse en contra de la Patria: han de someterse a ella y situarse en la subordinada categoría de medio para mejor servirla. En esta hora terrible sólo pienso en España, y en V. que, con sus singulares condiciones de inteligencia, de serenidad, de carácter y de un valor profesional que sólo encuentra precedente en la cumbre de nuestra historia, ha de renacerla.

Mis años, que en esta ocasión me duelen, no me permiten solicitar el honor de ser soldado a sus órdenes; de recursos no dispongo, porque de todo me han despojado: salvé de milagro la vida que nada vale pero que alienta por el bien de la Patria, a la que he servido tan bien como supe y pude, manteniendo incólume el principio de autoridad y luchando, sin reparar en riesgos, contra el desorden y la anarquía. Los más apasionados habrán de reconocerlo.

Con estos sentimientos seguiré emocionado, como la he seguido hasta aquí, su empresa magna. Y siempre a su devoción completa, admirador y amigo.

Manuel Portela Valladares  

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¡¡ Viva Pedro Sánchez, Viva Pablo Iglesias, Viva Puigdemont, Viva Otegui y Viva la Madre que los parió¡¡¡.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.