El hackeo del que nadie habla. Por Gabriel García

A mediados del mes pasado saltó la noticia: un hackeo robó los datos fiscales de medio millón de contribuyentes en la Agencia Tributaria. Como cabía esperar, del Gobierno no hemos recibido excesivas explicaciones respecto a la seguridad de uno de los más importantes organismos del Estado. El contribuyente no sólo no parece tener derecho a exigir que el dinero de sus impuestos sea bien invertido en escuelas y hospitales en lugar de en chochocharlas, tampoco merece explicaciones sobre un incidente que podría ocasionar el robo de cuentas bancarias una vez los datos queden a merced de criminales en la deep web.

Haciendo un poco de memoria, durante las últimas semanas los medios de información generosamente subvencionados por el sanchismo nos han deleitado con la necesidad de reformar los delitos de sedición y malversación de dinero público con el fin de restaurar la convivencia en Cataluña. Tampoco han escatimado en transmitir lo indignante que resultó la acusación a la ministra de Igualdad sobre sus verdaderos méritos para ocupar el cargo. Incluso la érratica trayectoria de la Selección Española de Fútbol en el Mundial de Catar 2022, junto con la situación de las mujeres, los homosexuales y los trabajadores inmigrantes en el país árabe (algo que, por lo visto, algunos han descubierto este año y no cuando se les designó como sede del Mundial a golpe de talonario), ha merecido más atención por parte de la prensa que antaño se erigía en el cuarto poder.

La actitud de mirar hacia otro lado y comportarse como si no ocurriese nada recuerda mucho a lo vivido durante los recientes chantajes por parte de Marruecos, con espionaje incluido al móvil de Pedro Sánchez, que derivaron en el reconocimiento de la autoridad marroquí sobre el Sáhara Occidental. Una vez más, el Gobierno autoproclamado como el de la gente no ofrece ninguna explicación en los delicados aspectos de la seguridad nacional mientras nos entretiene con tertulias políticas en el Congreso a la altura de Sálvame Deluxe. Por supuesto, quienes más presumían de ser ‘la gente’ hasta hace bien poco no muestran ningún interés por conocer más detalles sobre el problema de seguridad que afecta de lleno a los contribuyentes que les pagan el sueldo, consecuencia sin duda de estar enfrascados en sus luchas internas de cara a la próxima cita electoral. Ni siquiera la oposición ha elevado un pelín la voz al respecto.

Como de costumbre, el español medio no puede esperar nada de este Gobierno (ni de ningún otro que pueda venir en el futuro, algo que tampoco está muy claro). Como de costumbre, tendremos que proteger nuestro patrimonio nosotros solos y a pesar de entidades parasitarias que viven del sudor ajeno, como la banca privada y los Estados del siglo XXI. Al final, si pagamos impuestos y tenemos el dinero en los bancos se debe, ni más ni menos, a que estamos obligados por miles de circunstancias que nos impiden vivir ajenos a todo ese entramado que supuestamente no obliga a nada en la teoría pero sí en la práctica, al que llaman democracia porque es una denominación pavloniana que queda muy bien.