Moderna admite que su matarratas transgénico tan solo sirve para reprogramar tecnológicamente a los seres humanos. Por Luys Coleto

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Ríanse. Me la sopla absolutamente, de verdad. Y se asemeja todo el asunto a la más tenebrosa ciencia ficción, a la más delirante paranoia, a los más alucinantes conciliábulos conspiradores. Pero siento decirles que es REAL. Como (casi) siempre, la realidad supera a la ficción. Y no lo digo yo, lo dice la propia fabricante de uno de los esterilizadores matarratas transgénicos, Moderna, uno de los grandes paradigmas de la mafiosa industria farmaceútica. Veamos.

Matarratas de Moderna, hackeando nuestro organismo

En ese sentido, las inyecciones de ARNm de Moderna devendrían un «nuevo sistema operativo» creado para reprogramar tecnológicamente a los seres humanos y hackear (piratear, modificar, acuchillar, dar un hachazo…) todas y cada una de sus funciones biológicas. Vamos, que nuestro sistema inmunológico natural, desarrollado y perfeccionado por la naturaleza durante millones de años desde nuestros ancestros homínidos para protegernos de las enfermedades, es algo molesto y perjudicial para el los genocidas caligaris de Moderna, por lo que hay que desactivarlo.

Como en tantas ocasiones les he ido indicando, el experimento transgénico experimental que están chutando Moderna y Pfizer nada tienen que ver con las vacunas «clásicas», ya de por sí inútiles, tóxicas y letales. El chute de ARN mensajero se traduce en un » nuevo sistema operativo» diseñado para reprogramar a los humanos y convertir sus células en sistemas «eficientes» de liberación de sustancias…¡Las que a ellos se les ponga la punta del nabo, claro!

El ser humano, reducido a programa de ordenador

Moderna lo ha dejado escrito. La atroz tecnología de ARNm se asemeja a un sistema operativo de cualquier ordenador, admite sin disimulo dicha porquería de FARMAFIA. Se prepara una secuencia única de ARNm que codifica una proteína específica. Una vez inyectado en un ser humano, este programa se «ejecutaría» a nivel celular en el organismo del inyectado.

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Como tantas veces se lo he expuesto, en el matarratas de ARN mensajero confluyen los dos mayores horrores contemporáneos: FARMAFIA se fusiona con las grandes empresas tecnológicas, sometiendo a los humanos a un totalitario sistema de control diseñado para aprovechar sus funciones celulares y biológicas en ese sórdido futuro transhumanista que nos aguarda. Salvo que se lo impidamos

Esta depravada pieza de FARMAFIA, Moderna, admite que los sistemas inmunológicos saludables son una amenaza para su «vacuna» de ARNm por lo que hay que desactivarlos con prontitud. También Moderna anhela «engañar» a nuestros ribosomas, eso complejos supramoleculares de ácido ribonucleico (ARNr) y proteínas ribosómicas que una suerte de máquina molecular que está presente en todas las células humanas. Lo que pretenden estos genocidas de Moderna – al servicio del genocida Gates- es que dichos ribosomas «obedezcan» a su ARNm artificial, «reconduciendo» todo el fluir natural del proceso celular y generando proteínas absolutamente ajenas -muy ajenas- a nuestro organismo.

Toc, toc, voxero Esmegma

¿Ustedes van a permitir que le hagan esto? ¿Y todo por un falso virus que no han podido siquiera demostrar que exista? Por cierto, no me resisto. El indeleble tuit de Juan Luis Steegmann, vulgo Esmegma, el jefe de la mafia sanitaria dentro de Vox. Pasado 22 de mayo de 2020. «Moderna debe decidir qué país recibirá su vacuna. El @VOX_Congreso instó al @sanidadgob a que contactase con Moderna«. En fin.

https://www.modernatx.com/mrna-technology/mrna-platform-enabling-drug-discovery-development

Autor

Luys Coleto: Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.

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