22/11/2024 00:28
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Juan José Negreira Parets. Estudioso e investigador especializado en la historia militar contemporánea en Baleares. Ha publicado Voluntarios baleares en la División Azul y Legión A y recientemente Casi no tuve tiempo. El comandante Alemany en la División Azul. En esta entrevista analiza el último libro mencionado.

¿Por qué un libro sobre el comandante Alemany en la División Azul?

Afortunadamente llevamos ya varias décadas con muy buenos trabajos sobre esta Gran Unidad. A partir de los noventa se inició un lento pero constante goteo de jóvenes y nuevos investigadores quienes, según sus preferencias y especialidades, fueron tratando las múltiples facetas de esta peculiar división. Se empezó con estudios mucho más amplios y generales, para llegar en la actualidad con algunos ya de verdadera especialización: sanidad, unidades concretas, religiosidad, cautiverio etc. Pero también se han incluido en esta última fase algo que, de una manera u otra, siempre ha sido mi especialidad: el factor humano. Lo que yo vengo en llamar «el alma de la División Azul». Y ya muy recientemente se ha iniciado el publicar epistolarios. Y es aquí precisamente donde encaja el libro sobre el comandante Alemany, en llegar al alma de aquella unidad a través de sus hombres.

¿Por qué está de moda la División Azul?

Solo esta pregunta nos daría para otra entrevista. Pero intentaré resumirlo. La División Azul, guste o no guste, no es cualquier unidad de nuestro querido ejército. No fue una división elegida por el Alto Estado Mayor Cenral para ser enviada a combatir, como se había venido haciendo desde siempre (Ultramar, África, etc) La División Azul fue la respuesta juvenil y entusiasta a un momento muy determinado de nuestra historia.

Sin la Guerra Civil Española y el grandísimo peligro que representaba el auge del comunismo en el mundo no se puede entender su génesis. En ella combatieron codo con codo lo más heterogéneo de la juventud española, y, lo más importante y lo que más molesta a la actual ultraizquierda, lo hicieron voluntariamente y por un ideal. De esa compleja amalgama de universitarios, intelectuales, obreros, campesinos, empresarios, funcionarios, etc etc surgió una generación de hombres que podríamos adjetivar como Divisionarios.

Unos hombres que al regreso a su patria siguieron unidos y reclamando sus ideas a través de las Hermandades. Es decir, muchos años después de su estancia en Rusia siguieron narrando su epopeya a través de sus libros, boletines, reuniones y congresos, por lo que sembraron por toda España una semilla de interés y reivindicación que ha dado muy buenos frutos. Hoy son muchos y muy buenos historiadores quienes han tomado ese testigo, y a los que por cierto está sirviendo como acicate el responder mediante argumentos documentados y sólidos a ese «discurso antidivisionario» con motivaciones más ideológicas que historiográficas.

Casi no tuve tiempo….¿a qué?

A algo tan sencillo y tan humano como es el haber tenido tiempo para estar con su familia. Se ha de tener en cuenta que desde que Alemany se traslada al frente de combate durante la Guerra Civil, hasta su muerte, fueron muy pocos los espacios de tiempo que estuvo con su familia, pues entre cursos, destinos (a los que, como en Cádiz, se llevó a su mujer) y de nuevo marcha a una nueva guerra, esta en Rusia, su vida familiar fue mínima, de la cual podemos observar en sus cartas esa continua añoranza de la tranquilidad del hogar, de la preocupación por sus hijos, a quienes apenas ha visto crecer, de ir tejiendo una sólida estructura económica para su regreso. En fin, Alemany nos muestra en sus cartas algo que aún hoy sigue inalterable en los hombres y mujeres de nuestras queridas Fuerzas Armadas cuando cumpliendo con su deber marchan a una misión en el exterior: la añoranza y preocupación por su hogar, por los suyos.

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¿Cómo se puede construir una historia a partir de un intercambio de cartas?

Bueno en realidad la historia son las cartas en sí mismas, nuestra aportación ha sido la de contextualizarlas con lo que José Alemany no le contaba a su mujer, bien por no preocuparle o bien por estar directamente prohibido. Al contar con un buen número de ellas se han ordenado cronológicamente e intercalando ampliaciones, explicaciones, datos de los personajes citados, etc. Pero siempre siendo el propio Alemany el hilo conductor de la historia.

¿En qué contiendas participó el comandante entre 1942 y 1943 y cuál fueron sus hechos más heroicos?

En realidad José Alemany Vich no llegó a participar en los combates heroicos de su División, ya que su puesto estaba muy claro en el Estado Mayor divisionario. A excepción, claro está, de su incursión durante la batalla de Krasny Bor donde sí tuvo una brillante actuación. Hechos recogidos y descritos puntualmente a lo largo del libro.

Al margen de los heroísmos, ¿nos puede contar alguna anécdota cotidiana?

Son muchas las que se recogen a lo largo de todo el libro, como la sencillez rayando lo espartano de sus aposentos, los «cambalaches» con un empresario mallorquín en Berlín para comprarle regalos y juguetes a sus hijos y esposa, la preocupación a miles de kilómetros de distancia de la salud de ésta y, para terminar, el triste episodio del efímero encuentro en Barcelona, donde su hijo Juan apenas verá durante un rato por última vez a su padre.

¿Qué información nueva aporta este libro a la historia?

Quizá me repita, pero a mi modo de ver algo tan importante como es la vida íntima, personal y humana de un soldado que cumple con su misión al servicio de su patria. Algo que podemos extrapolar a cualquier ejército y época. El conocimiento directo que nos da su acontecer cotidiano en medio de una guerra, cuando mediante esas cartas vuelve por un momento su mirada a España, pero no a la oficial de himnos, banderas y desfiles, no, a la suya propia, a los suyos que allí le esperan.

¿Por qué es esencial en la historia de la División Azul?

Vamos a ver, este libro por si mismo no es en absoluto esencial, su relevancia, su importancia la adquiere como pieza fundamental de un puzle formado por cincuenta mil piezas, es decir una por cada divisionario, que, repito, es ya todo un adjetivo, una forma de ser y de entender la vida que les acompañará hasta el día de su muerte. La División Azul no ha arraigado en la historia por la vistosidad de sus uniformes, por su armamento, ni siquiera por sus desfiles. La División Azul fue, es y será la suma de todos y cada uno de aquellos jóvenes que un día, voluntariamente, dejaron lo que más amaban para marchar a combatir por idealismo junto a las frías aguas del Vóljov.

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¿Qué supone para usted haber escrito el libro con el historiador Francisco Torres?

Sin que suene a pedante o autocomplaciente, el reconocimiento de toda una carrera como historiador. Como decía al principio de la entrevista, hoy día existe toda una «cartera» de grandes historiadores divisionistas de primera línea: Carlos Caballero, Francisco Torres, Pablo Sagarra, Juanma Poyatos, José Estévez, etc etc. El poder compartir un trabajo con cualquiera de ellos es un gran premio para mí. Además, no voy a ocultarlo, con Francisco Torres y su señora comparto un cariño y una amistad desde hace ya décadas, y quiera Dios que por muchas más.

¿Por qué merece la pena leer el libro?

Para un balear el conocer un poco más que hicieron algunos de sus paisanos en Rusia, pues además de José Alemany Vich, aparecen otros baleares. Y para los demás el conocer el día a día la vida cotidiana, tanto personal como ejerciendo sus funciones de Estado Mayor, de un oficial de la División Azul. Pero también, conviene señalarlo, los capítulos escritos por su familia: su hijo hablando del padre que apenas conoció, y su nieta describiendo como fue el retorno de sus restos a su querida tierra, siendo enterrado en el panteón familiar, cerrando así un círculo de 78 años. Además se incluye una aportación valiosísima del coronel Juan Billón, desgranando profesional y minuciosamente las funciones del Estado Mayor divisionario, para que aquellos profanos en la materia puedan contextualizar fácilmente el relato.

Han sido unos años de trabajo en los que tanto Paco como yo hemos puesto todo nuestro cariño, respeto y admiración a esa generación de hombres que tanto dieron para que hoy tengamos una España mejor. Como reza el título del libro de nuestro gran amigo Estévez Payeras «solo muere el olvidado», pues bien, José Alemany Vich ahora vivirá siempre en la memoria colectiva de quienes lean su libro, porque no lo olvidemos el libro lo escribió él con sus cartas, nosotros solo le hemos dado algo más de forma.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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