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La Patria es el sueño, el latido, el deseo secreto de cada alma que se informa para la vida en sus tierras. Como el niño que se inquieta en su sueño buscando el pecho de su madre, como esas flores que se vuelven en la negra noche hacia la zona del cielo donde aparecerá el sol resplandeciente por la mañana, tú, en los inquietos sueños de la servidumbre, en la servil y pesada oscuridad del aislamiento, vas a tientas en busca de la Madre común que tiene el nombre de Patria, y preguntas ansiosamente el horizonte para saber de dónde va a salir el Sol de tu Nación. (…) Mientras haya tiranía, nacional o extranjera, ¿cómo puede haber patria? La patria es el hogar del hombre, no del esclavo”.

Estas palabras pertenecen a Giuseppe Mazzini escritas en 1859 y pertenecientes a su obra “Ai giovani d’Italia”. Nacido en Génova en 1805, fue sobre todo un patriota, además de abogado filósofo, escritor, periodista, político y activista. Fue un hombre de pensamiento y acción, y uno de los mayores protagonistas del Risorgimento, es decir, la Unificación italiana que fue ese largo y sinuoso proceso histórico que culminó en el nacimiento del Estado nación moderno italiano.

Mazzini, que había entrado en contacto con grupos y sectas revolucionarias de entonces -antecedentes de los partidos políticos modernos- se dio cuenta de que ellas habían fracasado, sobre todo, por su heterogeneidad y las contradicciones de sus programas y fines políticos. Por ello, decidió fundar su propio movimiento la Giovine Italiala Joven Italia– cuyo lema era Dio e PopoloDios y Pueblo– cuyo fin era la construcción de un Estado unitario, democrático, republicano, libre, soberano e independiente de toda potencia extranjera.

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Fundó también la Joven Europa, que pretendía agrupar a otras organizaciones nacionales del continente similares a la suya, en una alianza de pueblos libres. Para ello era imprescindible contar con la movilización popular rechazando la acción de unos pocos sectarios, salir a la luz y convertirse en “una asociación orientada sobre todo a una finalidad insurreccional, pero esencialmente educadora hasta ese día y después de ese día”, según sus palabras.  

Para Mazzini la libertad que nos hace hombres debe convertirse en libertad colectiva, es decir, su realización es inseparable de una comunidad nacional, apoyada en la libertad individual, pero reafirmada en todo el pueblo reconocido en una identidad común, es decir, en la Patria soberana.

Su acción y su pensamiento se basaba en la educación patriótica, es decir, en el trabajo cotidiano e incesante en esos valores que debían ser fomentados, forjados día a día en ese amor que une y que se transmite de generación en generación perdurando en el tiempo. La cultura, la lengua, la historia y la tierra común forman parte indisoluble de esa unidad que es el elemento fundamental para la supervivencia de la comunidad nacional y que armoniza al individuo con ella.

El pensamiento mazziniano une la idea de la patria y la soberanía. No es posible ser libres como comunidad, Estado y Nación, sin cultivar y educar a las nuevas generaciones en lo valores de los antepasados, pero siempre con vistas al futuro.

Giuseppe Mazzini, “el Alma de Italia”, tuvo como guía a Dante Alighieri, el Padre de la Patria italiana. En 1826, cuando sólo tenía veintiún años, el genovés escribió el ensayo “Dell’amor patrio di Dante” –Sobre el amor patriótico de Dante-. En él hace un llamamiento estremecedor y que hoy tiene la misma fuerza y valor de entonces: “¡Oh, italianos! No olvides nunca que el primer paso para producir grandes hombres es honrar a los ya extinguidos”.

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Mazzini lucho con la pluma y la fuerza contra todo yugo extranjero y divisiones internas que pretendían la desaparición de un pueblo y una Historia esencial para la identidad europea y la Civilización Occidental, luchando sin cuartel contra las tiranías enemigas de las naciones, el hogar de los hombres libres que no aceptan ser esclavos ni cambiar de amo.

Seamos como Giuseppe Mazzini, enfrentemos a las tiranías con valor y coraje, honremos a los que ya no están, peleemos con uñas y dientes por defender la patria, la soberanía y nuestra identidad, seamos libres, pero de verdad.

Autor

José Papparelli
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