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La presunción de inocencia está en la ley y ésta ya saben: “Dura lex, sed lex”.
Unidas Podemos se harta de decir que son “meras sospechas” y que el tema “carece de relevancia penal”. Como no sabe a qué acudir para defenderse –porque parece no haber defensa– recurre a que las pruebas se han obtenido de forma falsa y vulnerando la confidencialidad. Me callaré al respecto porque uno acaba siendo esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios. Decía Molière que “un tonto ilustrado es más tonto que un tonto ignorante”.
Recuerden que Pablo Iglesias machacó a Rajoy cuanto pudo con la corrupción: la cual, pasado el tiempo, resultó ser de personas concretas y no del partido de Rajoy; prueba de ello es que, una vez recurrida la sentencia, el PP la ganó siendo la formación exculpada. ¿Alguien de la izquierda pidió disculpas? Nadie. Voy más allá: Pablo Iglesias y sus “coletillas” negaron –al PP y al propio Rajoy– el pan y la sal. Y llegado el momento, quien siembra vientos ya sabe lo que le espera.
Ninguneó su presunción de inocencia y recuerdo cuando le esputó aquello de “¡Delincuente!”. Por esa misma regla de tres podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el “señor marqués”, hoy vicepresidente del Gobierno, es también un delincuente. Sin duda, la presunción de inocencia está en la ley y ésta ya saben: “Dura lex, sed lex”. El tal Iglesias Turrión merece que la presunción de inocencia se le aplique personalmente en la misma medida en que él lo hizo; es decir, ninguna.
Ya verán como la derecha es más elegante, educada y más fiel a la ley que el bandolero-jefe de “Hundida Podemos”. Mientras esto escribimos, nos enteramos que hay otro escándalo a añadir a esta izquierda ‘fusilera’ y escurridiza, pues la casa donde han estado veraneando los “marqueses”, a nombre de un diputado de IU, ni siquiera consta en la declaración de bienes. ¡Ay si el caso es de otra Señoría del hemiciclo! Nos invadirían sapos, culebras y otros bichos.
El caso “Dina”, hoy caso “Iglesias”, tuvo su origen en un oscuro entramado. Tan oscuro como el anuncio de cloacas durante la campaña electoral. Más negra aún fue la denuncia por acoso sexual y violencia de género contra José Manuel Calvente, considerada “sin consistencia” y basada en “suposiciones”. A eso se llama mala fe y quien así actúa es muy mala persona, peor compañero y ruin político. Hasta los suyos lo supieron ver a tiempo en su primera comparecencia como político en la universidad Complutense. ¿Recuerdan el insulto de “vendeobreros”? Pues hoy el grado de rechazo, tras los miles de muertos y la demostrada ineficacia, se vería multiplicado. Suficiente dato es ya el hecho de que “los picapiedra” del Gobierno ni siquiera pueden pasear por la calle.
Las denuncias de este caso y de la corrupción que atenazan al PSOE ya son tenidas en cuenta en la Unión Europea. Incluso Sanna Marin y Marc Rutte van a pedir que no se envíe ni un euro mientras no se clarifique la corrupción que abandera el Gobierno. Tanto ha asustado la reacción de Europa a María Jesús Montero que le ha faltado tiempo para salir a la palestra y anunciar con sordina que “Éste es un Gobierno fuerte y cohesionado, que va a contar con muchos recursos europeos que habrá que gestionar”. Señora ministra…. ¡Y dos huevos duros!
Por cierto ¿Se acuerdan del juez que reactivó la comisión eólica en Castilla y León? Pues es el mismo juez acusado de maltrato: Fernando Valdés Dal-Ré. Fue nombrado, a propuesta del PSOE en 2012, magistrado del Tribunal Constitucional por el Congreso. Podrán comprobar que ninguna asociación de juristas pedirá su dimisión en aras de la presunción de inocencia. Y acabarán tapándolo. Al tiempo. ¡Ay, si fuera de otra tendencia o próximo al PP!
Estamos convencidos que debería dimitir por elegancia política. Solo recuerdo que dimitiera un magistrado de ese tribunal y fue Enrique López, actual consejero de Justicia de la Comunidad madrileña. ¿Apostamos a que el PSOE espera a ver cómo ‘miccionan’ en la derecha y se olvida del caso? ¡Qué mal huele el caso! Semejante reacción por parte del PSOE ya la vimos con el caso de Jesús Eguiguren: fue condenado por maltrato a su esposa, pero el PSOE miró al tendido, como si esa condenable agresión no fuera con él. A pesar de ello, Eguiguren siguió tonteando y “chiquiteando” con ETA. Tal para cual.
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