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La vida es la historia de la humanidad bajo el dominio de unos hombres sobre otros. Son muchos los pensadores, los filósofos que dedicaron sus trabajos a intentar entender y definir la existencia humana y su comportamiento. La historia de la vida sólo se ha construido mal o bien, bajo la fuerza del poder; por la fuerza de las armas. Nada, o muy poco se puede conseguir según la evidencia, de otra manera; nada cae del maná. Tanto lo que se ha construido como destruido ha sido con el poder; con mucho trabajo, dolor y lágrimas, para construirlo y con mucha facilidad y mala voluntad, para derribarlo y traer la miseria. Por eso los constructores son los que con aciertos y errores, han hecho el mundo. Normalmente a su imagen y semejanza. Los destructores, también lo destruyen a su imagen y semejanza, no saben hacer otra cosa que pegarle fuego a todo; y el resto de los hombres, que son la inmensa mayoría…. Porque hay tres tipos de hombres, los que construyen, los que destruyen, y el resto, que ni fu, ni fa, y que son esa inmensa mayoría.

Al mencionar el término dominio, hay que recordar al de poder, y a Aristóteles que diferenciaba a ambos. «Dominio es una forma del poder». El sistema capitalista «funciona porque no todos tienen vocación de ser hombres libres, o no todos pueden ser  hombres libres». Tanto las relaciones de poder, como las de dominio, son naturales, «de acuerdo a la naturaleza de las cosas… Lo negativo es que un ser no desarrolle todas sus potencialidades por un impedimento exterior».

El éxito tanto en la historia como en la vida, radica en que los que mandan, sean los mejores, en que los que te dirigen cada día, sepan perdonarte la vida cada mañana, es decir que acompañándoles la suerte, naveguen entre la humildad, esa virtud patrimonio de los sabios, y la prepotencia de la soberbia, primer pecado capital, desde que el orgullo es origen de todo pecado. A nivel social, parece semejante que a nivel individual, porque la sociedad es un gran conjunto de individuos, con la excepción que el mismo individuo no es igual ni se comporta individualmente como en grupo o en masa. Si el dominio del mundo nace del poder de las masas, ahora será de la «inmunidad del rebaño», bajo el arma química que causó la pandemia, para aborregarnos, ya no es igual, porque el poder individual, cuenta con el deseo de no ser un borrego. En la sociedad comunista el individuo no existe, sino la camarilla de individuos que se hicieron con el poder de por vida, engañando, y someten al resto por la fuerza de las armas.

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Cada sociedad, como cada individuo es distinto, y si debieran llegar al poder los mejores, se conocen pocos casos que un santo o un sabio haya llegado al poder temporal, al poder mundano, en el tiempo del mundo. El reino de Dios que es de la sabiduría tiene poco que ver con el temporal, incluso estos poderes sobre la tierra, al igual que las sociedades donde se asientan, son muy diversos; no es igual ni se parece en nada, Corea del Norte, a Estados Unidos.

Qué es la vida; es la gran pregunta que cualquiera puede hacerse ante su desconocimiento. Es una sombra, una ficción, etc., que nos habla Calderón, cuya metáfora de la realidad no puede ser más acertada. La vida siempre la han definido los poetas, los vates, los artistas, los sabios y los santos, que han vivido en la humildad de la pobreza cuando no se han muerto de hambre, o los han asesinado por decir la verdad. El poder es del que no se morirá de hambre y que con acierto o sin él, construye el mundo. Este mundo será el producto de su soberbia, o de su virtud, o de su locura, pero en la historia de la Humanidad, se ven bien los resultados. Si la perfección no es de este mundo, hay que acostumbrarse a convivir con la imperfección, pero sin cejar en aproximarse a la perfección, lo que implica el reconocimiento de la imperfección de uno mismo y el empeño por corregirse. Y por supuesto un gobernante no puede mentir ni equivocarse sin que la pague seguidamente. Y por supuesto jamás indultar a un delincuente. Mejor dejarlo descansar a la sombra hasta que cumpla su condena, y evitar su actividad perniciosa, que eso es la justicia. Y sin ella, dejamos de ser y existir.

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En España ahora mismo gobiernan los peores que son los que se quedan aquí porque en otro país mejor no los quieren; para allí tienen que huir los mejores españoles porque en su patria no son reconocidos si no perseguidos. Los más pillos y mediocres llegan a presidentes del gobierno.

En España ahora mismo gobiernan los destructores que son los enemigos de España. No podemos perder la memoria, y relacionar todos los delitos que cometieron desde que liquidaron la paz de la transición. Sin olvidar los miles de españoles que murieron a causa de su mala gestión de la pandemia. Siguen con su triple M (Medios de Manipulación de Masas) inoculando el odio y la envidia que divide y destroza la sociedad, y que desmiembra la familia, condenando al hombre por el hecho de serlo. No se conoce ni la primera maldad que no hayan cometido, pues en estas cosas de la propaganda y manejo de masas, son súper hábiles.

Llegamos al punto álgido y más eficaz para acabar con España y todo lo que conlleva: el indulto a los golpistas y separatistas catalanes. El presidente de la Generalidad, Pere Aragonés, «ha advertido a Sánchez que los indultos no son suficientes, y le ha exigido la autodeterminación y la amnistía».

Si el rey autoriza esos indultos, habrá liquidado a España, su actual Constitución de 1978, y firmado la sentencia del fin de su reinado. O todo lo más, el principio de su fin. Efectivamente vamos a ver, y será pronto, qué es eso de, si no es poder, «El dominio de unos hombres sobre otros».

Autor

REDACCIÓN