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Mañanita tranquila de domingo de 1978, 2 de abril. La gente que vivía en la ínsula Bell de la provincia canadiense Terranova y Labrador, escucharon insólito y agudísimo zumbido, seguido inmediatamente por una súbita y pavorosa explosión que produjo diferentes y plurales destrozos en las inmediaciones ( y lugares más alejados), además de generar un hondísima zozobra entre todos sus habitantes.  Este excelente documental (La Máquina Invisible, 2004),  que le invito a ver, dirigido al alimón por Jon Whalen y Barbara Doran, indaga hasta la hez en todas las posibilidades del atroz proyecto H.A.A.R.P. Como óptimo vehículo militaresco para manipular impíamente el clima. Y más allá.

Armas de microondas para destrozarte

Lo sucedido en ese pueblecito de Canadá extendiéndose por el planeta entero. Utilizando un arma que no genera explosiones ni destrucción visible, pero que hace que todos los aparatos electrónicos dejen de funcionar, volviendo a sus habitantes al siglo XIX y generando un caos monumental. Memento, Gran Apagón, mayo de 2022. Otros, incluso ciñen más la fecha: exactitud, 6 de mayo de 2022, 8,34 horas, una suerte de “fin del mundo”, asteroide mediante. 

El tipo de armas que podrían crear este tipo de apocalípticas situaciones son las conocidas como armas de microondas, cuyo desarrollo hace ya muchísimos años que se lleva a cabo aunque se ha intentado mantener en secreto durante mucho tiempo. Pero todo, esperemos, acaba saliendo a la luz.

Usando energía láser, por ejemplo, que deviene una suerte de hilo continuo de radiación con intensidad suficiente como para causar grandes daños, como el control mental o como el control, sin más, de las masas (manifestaciones y demás). En vez de lanzar un único pulso, emite infatigablemente energía para, por ejemplo, calentar la piel con muchísimo apresuramiento, bastante semejante parecido a lo que hace un microondas casero.

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Armamento electromagnético, devastador

Sofisticando, progresivamente, el armamento militar. Contra sus propias poblaciones, su genuino “enemigo”. Primero la pólvora, luego vinieron los barcos con cañones, las fuerzas aéreas, las mejoras con explosivos y así hasta el armamento nuclear de la  Segunda Guerra Mundial, el napalm en la guerra de Vietnam, las bombas “inteligentes” en la Operación Tormenta del Desierto de la primera Guerra del Golfo.

Más adelante armas electromagnéticas, como láseres de alta potencia o rayos iónicos o microondas. Hogaño, tan evidente: bombas «inteligentes», misiles guiados por satélites, aviones no tripulados (los drones de los que tanto se habla en la actualidad, tanto en el ámbito civil como militar) o el uso de las ondas electromagnéticas en forma de energía deliberadamente dirigida.

…Si desea concluir el artículo y poder ver el documental pinche aquí.

 

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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