24/11/2024 17:41
Getting your Trinity Audio player ready...

Una observación de pasada: ¿podríamos decir que el feminismo es un intento de domesticar al varón para hacer la vida más tranquila y segura? Pero casualmente parece que lo que más odia el feminismo es precisamente la reproducción, se siente víctima de ella…     
Así es, pero el feminismo es  activísimo y encubre su agresividad con un victimismo que frena la respuesta y lleva a muchos varones a sentirse protectores… Pero ya hemos hablado bastante de eso.  En Cuatro perros verdes hay un tema de fondo manifestado en la discusión entre Santi y Moncho, y también otros varios muy  relacionados, como la homosexualidad, el contraste entre lo propiamente animal y la humanización en el ser humano, el amor, el sentido de la historia o el feminismo. Eran cuestiones  que interesaban a círculos universitarios significativos aunque  reducidos (“perros verdes”). Pero, ojo, no he querido abordarlos al modo de una discusión teórica sino al modo propio de una novela, sin darles una solución. La literatura, como yo la entiendo,  describe la realidad, la acción y los personajes, expone el conflicto de la vida, no lo analiza ni defiende tesis. Pero esa descripción, como pasa con los mitos, puede ir más al fondo que  el análisis teórico.
Sí, estoy bastante de acuerdo:  ¿quién tiene razón, Santi o Moncho? Santi es creyente católico y arguye que su creencia le calma la inquietud o la angustia que él también siente ante la vida, así la creencia tiene efectos verdaderos, por lo que también  es verdadera…, idea que al estudiante de medicina le parece similar a los placebos o a las drogas  y que mira como una forma cobarde de huir de la realidad. Para él, la realidad  no ofrece ningún consuelo al sinsentido de la vida. Es una postura nihilista, y lo que más me ha sorprendido es que la hayas puesto tan en relación con el amor, porque parece que el amor ofrece al hombre una sensación intensa de sentido, sin necesidad de explicación intelectual. 
Lo de Moncho es una postura nihilista, con una particularidad: no es optimista. El nihilismo convierte el sinsentido en la oportunidad para “inventarse” para aplicar la libertad en su máximo valor. Viene a resultar el sentido del sinsentido, o un sinsentido con sentido,  cosa de la que se burla Santi y que el propio Moncho no acaba de defender bien. La postura de Moncho es más la de Jayam que la de Sartre: el sinsentido solo te deja una alternativa: o la desesperación o la asunción consciente de esa realidad como única actitud digna y propiamente humana, la de sostenerse ante una verdad terrorífica, un poco al modo de Leopardi.
Bueno, la postura de Jayam no es la de Leopardi, pues para el persa la solución sería la huida a los instintos, a la bebida y la fornicación. Claro que esa huida tiene muchos inconvenientes, por ejemplo suele traer consigo enfermedades, un embrutecimiento de las propias facultades mentales y en las personas más sensibles un fuerte malestar psíquico, así que tampoco es una salida.
A decir verdad, Jayam no seguía mucho sus propias recomendaciones, pues fue un matemático, astrónomo y poeta muy notable, y un verdadero pensador, lo cual exige mucho más esfuerzo y tiempo que andar de taberna en taberna o de burdel en burdel…  Podríamos verlo así: ya que la vida no tiene sentido o, si lo tuviera, entenderlo está muy lejos de nuestras capacidades, entonces, como dice Javi, despreocupémonos del asunto. Sea cual fuere su sentido, el hecho es que estamos vivos, en el mundo, hemos sido dotados de ciertos dones y medios para desenvolvernos en él, así que apliquemos esos dones y medios a la vida práctica y disfrutemos al máximo de lo que está a nuestro alcance. No nos volvamos tarumba con especulaciones que no llevan a ningún sitio, como demuestran los filósofos, que nunca se ponen de acuerdo.
Eso, amigo, tampoco es una salida, es verdad que suena bien y razonable, pero al aplicarnos a los problemas concretos e inmediatos de la vida encontramos constantemente la incertidumbre, como tú mismo has señalado alguna vez, pues si el sentido general de la vida es tan oscuro,  tan enigmático, la vida corriente que percibimos con nuestros sentidos y a la que aplicamos  nuestros dones y nuestras dotes, nos juega muy a menudo malas pasadas, incluso terribles pasadas, el azar y lo inesperado saltan donde menos lo esperas. Vamos,  ahora mismo nos están volviendo locos y frustrando a millones de personas unos enemigos invisibles que andan por ahí como fantasmas, el covid ese, y no conseguimos evitar sus daños pese a disponer del poder de los estados y de unas técnicas refinadísimas. Y cuando pase esta pandemia, puede venir cualquier otra. Es solo un ejemplo, aunque de  enorme envergadura,  pero véase a un nivel inferior  el amor frustrado de Moncho o, más aún, las tan frecuentes frustraciones a nuestros planes corrientes y molientes… Javi se beneficia de una situación especial, pero cuando no tenga más remedio que meterse en los negocios de su padre ya no podrá actuar con tanta despreocupación, le absorberán el esfuerzo y la incertidumbre…

Autor

Pio Moa
Pio Moa
Nació en 1948, en Vigo. Participó en la oposición antifranquista dentro del PCE y el PCE(r)-Grapo. En 1977 fue expulsado de este último partido e inició un proceso de reflexión y crítica del marxismo. Ha escrito De un tiempo y de un país, sobre su experiencia como "revolucionario profesional" comunista.

En 1999 publicó Los orígenes de la guerra civil, que junto con Los personajes de la República vistos por ellos mismos El derrumbe de la República y la guerra civil conforman una trilogía que ha cambiado radicalmente las perspectivas sobre el primer tercio del siglo XX español. Continuó su labor con Los mitos de la guerra civil, Una historia chocante (sobre los nacionalismos periféricos), Años de hierro (sobre la época de 1939 a 1945), Viaje por la Vía de la Plata, Franco para antifranquistasLa quiebra de la historia progresista y otros títulos. En la actualidad colabora en ÑTV, Libertad DigitalEl Economista y Época.