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Si se te ha pasado por la cabeza quitarte la vida, ¡por favor, escucha, espera, no lo hagas!
Bien que sé que quieres suicidarte porque tu ex te ha denunciado en falso y con esta denuncia se ha quedado con el piso del que sigues pagando la hipoteca, que le pasas una pensión compensatoria a ella y una pensión de alimentos a cada uno de tus hijos a los que ni siquiera puede ver, porque esa denuncia falsa te lo impide debido a LIVG 1/2004, un panfleto político anti varón que es inconstitucional.
También estoy al tanto, amigo, que trabajas de sol a sol con tal de pagarle un techo a tus hijos y atenderlos económicamente, que con tantos gastos no te queda absolutamente nada, que apenas sobrevives gracias a la caridad de amigos, conocidos y de la pensión de jubilación de tus padres que te han preparado tu cuarto de soltero y que te acogen con más cariño aún del que tuviste siempre. Sé que lo que más te duele es que ella les hable mal de ti y de sus abuelos a tus hijos, claro que por eso lo hace, ¿no lo ves?
¡No, no, espera un momento! Repara, por favor, en ese inmenso dolor que vas a causar a tus padres, personas que te quieren de verdad, los abuelos de tus hijos a quienes, si te quitas la vida, los vas a inundar de pena y tristeza por el resto de sus días ¿Acaso deseas tú ver desde allá arriba, desde esa pradera repleta de miles de inocentes de Género, ver a tus padres con sus corazones rotos, unos abuelos destrozados y sin solución por los años de vida que les queden, como a la par se agravarán, en cada uno de ellos, sus enfermedades latentes o en curso?
Además, tu muerte de género no servirá absolutamente para nada, porque no aparecerás en ninguna estadística de género, pasarás a ser un muerto invisible; tampoco serás noticia, lo más seguro es que quedes reducido a un dato numérico extraviado, perdido, o como mucho inserto en una clasificación confusa del Ministerio del Interior o del INE. La tuya como tantas otras muertes que no sirven absolutamente para nada, ya que en realidad son suicidios inducidos por la LIVG 1/2004 y que hay que ocultar, crímenes de lesa humanidad, asesinatos del Estado de Género español, que todo lo tiene previsto: incitación, ejecución y posterior su ninguneo, tanto informativo como estadístico.
Tu muerte, por si aún no habías reparado en ello, es precisamente el efecto más deseado por esta corruptela a manos de un Estado maniatado por un matriarcado fuera de sus cabales cuya meta final, en su ideario talibán, es acabar con el género masculino. De ahí que todo suicidio de un hombre denunciado en falso sea motivo de chanza y alborozo en las filas de las feligresas de la Orden del Hábito Morado: ¡Un maltratador, un violador menos, bailemos y bebamos en esta noche de aquelarre!
Además, tu ex, al día siguiente de esa tontería que tienes en tu cabeza, cambiará su pensión compensatoria, la que tú le pagas cada mes, por una pensión de viudedad de género. Luego a ella no le afectará en su economía de género. Ah, otra cosa, ¿has hecho testamento? Pues corre, por 40€ más o menos debes proteger el patrimonio de tus hijos, ponerlo a salvo, consúltalo pero que ya, hoy mismo, no lo dejes.
Por favor, no te quites la vida, espera unos días y lo verás de otra forma, porque tienes a tu favor muchos motivos para seguir dando guerra, no olvides que esto es una guerra artificial creada por el Poder Ejecutivo y ahí estamos nosotros dando ejemplo de hombría, dignidad y fortaleza, valores esenciales en estos tiempos en los que todo vale con tal de vivir del trabajo de otro.
Has perdido las primeras batallas, lo sé, pero en una guerra de desgaste, como es el Género en España, lo importante es la victoria final. De modo que mantén siempre abierta la puerta a tus hijos -ellos son tan víctimas como tú-, no se la cierres nunca, trátalos con cariño, con naturalidad, no les hables mal de su madre -no uses sus mismas armas-, les tocó esa y punto, mala suerte para ti y para ellos; trágate tus lágrimas por tanta injusticia acumulada a tus espaldas, es lo que hay, nunca olvides que vivimos bajo una Dictadura de Género disfrazada de democracia populista; aprovecha cada segundo con sus hijos para hacerlos felices y llora después a solas en casa; no entres nunca en las mil y una provocaciones que te pondrá ella en tus mismas narices una y otra vez, incansablemente, durante años y años, recuerda siempre y en todo momento que son maestras en la provocación, una trampa de la que sacan muchísima rentabilidad, un juego en el que no sabemos jugar y en el que nunca debemos entrar; mantén a todas horas encendida esa llama de amor hacia tus hijos, pase lo que pase ten mucha paciencia, recibe con resignación los reproches de tus hijos y rebátelos con calma, con suavidad, con la verdad, sin alterarte, piensa que están siendo adoctrinados, pues son títeres moldeables, bolas de fuego para arrojarlas contra ti y al objeto de amargarte la vida, aun a costa de arruinar la infancia de esos menores, quemando en la hoguera su niñez, esos años que tan rápido pasan y que son el refugio de paz que todo hombre o mujer necesita al llegar a la edad adulta y que lo convertirá en una persona sana, normalizada, no traumatizada. Se trata de un bien capital -la infancia- que el Estado debiera proteger y garantizar, pero eso es impensable aquí y ahora, porque padecemos un Estado de Género está en otra cosa, en una Industria de Género en la que la infancia no le es rentable, porque los menores no votan.
Si se te ha pasado por la cabeza quitarte la vida, ¡por favor, no lo hagas!, porque tus hijos se merecen un padre como tú, aunque de puro sensible que eres, de responsable y trabajador, haya podido pasársete por la cabeza una tontería como esa del suicidio. Esos pequeños jamás esperan eso de ti, en absoluto, ni lo imaginan siquiera, porque te necesitan, no les falles, por favor, no cometas esa equivocación, ¿no ves sólo cuando están a tu lado y salen por unas horas de ese antro de odio y desequilibrio mental, también de maldad, de esa caverna, experimentan la paz de un amor incondicional, desinteresado, intenso?: Amor de padre se llama eso. Ellos, no te quepa la menor duda, captan el cariño auténtico e intuyen quién les quiere y quién les procura felicidad, serenidad, no amargura ni inestabilidad mental.
Tus hijos te quieren, y mucho, más de lo que tú crees. Que sí, hombre, seguro que te adoran, quizás tú no seas el padre perfecto, que por cierto no existe, pero eres su padre, un gran tipo para ellos. Repara en que es ahora, en estos años, cuando más necesita un hijo a un padre y un padre a un hijo, al ser años irrepetibles, irrecuperables, de gran valor afectivo y humano.
Así que, amigo mío, cuidate, aliméntate bien, lleva una vida organizada y sana, ordenada, piensa bien, rodéate de gente positiva, de buenas amistades, de chicos y chicas, destierra todo odio o ánimo de venganza y refúgiate en tu dignidad de hombre, la dignidad que otorga e insufla tu inocencia y hacer frente con la verdad al maltrato estructural o de Estado que vienes recibiendo, como atisba un rayo de esperanza, ya que, si resistes a tanta infamia, a tanta baja política de indecentes, lo más probable es que tus hijos vuelvan a ti y en todo caso, siempre en todos los casos, el juez más perfecto es el paso del tiempo, ya que inexorablemente, todo hijo, toda hija, busca la verdad de su pasado y pone a cada uno de sus progenitores en su sitio, en el lugar que le corresponde en justicia de hijo, la más justa, la que acaba llegando.
No te vayas, por favor, no nos dejes así, contamos contigo aquí, ahora, en esta Guerra de Género en la que nos han arrojado de cabeza y de súbito cuatro sinvergüenzas metidos a políticos de tres al cuarto que han visto un negocio en el tema del maltrato entre personas sin importarles el dolor y el sufrimiento ajenos.
De verdad que te necesitamos, machote, así que recompón tu figura, seca tus lágrimas y pon en el campo de batalla esa fiera que llevas dentro, tu hombría frente a esos hombrecillos encogidos que viven a la sombra de un matriarcado opresor y vengativo, frente a tanto brujerío fuera de sus cabales y apegado a la pela.
Nuestra y segura es la victoria, amigo, porque como armas empleamos la dignidad, la verdad y la justicia frente a la mentira, la ilegalidad, el interés electoral y le interés material (inmobiliario y monetario).
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