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Muchas personas me consta que se llevan las manos a la cabeza al contemplar cómo el tal Pablo Iglesias, alias “El Chepa” ha pasado de un modesto piso en Vallecas, un piso humilde, a un medio palacio en Galapagar, un chalet de diseño y lujo, con unas dimensiones interiores y de parecela importantes. Pero el asunto es totalmente coherente, Pablo Iglesias, en esto, es totalmente coherente, porque todos los dirigentes comunistas que en el mundo han sido –y él lo es aquí por mor del dinero bolivariano que subvencionó un nuevo partido para romper el bipartidismo en España–, todos y cada uno de esos dirigentes comunistas siempre han vivido, viven y vivirán en suntuosas residencias, ninguno de ellos se ha visto habitar un pisito.

De modo que no es de extrañar que el máximo dirigente del comunismo bolivariano, llegado a este extremo occidental de Europa, siga la tradición comunista de vivir rodeado de lujos, asistentes, chóferes, guardaespaldas y demás personal a su servicio. En esto, vuelvo a repetir, “El Chepa” hace lo que manda su alto estatus de máximo líder bolivariano europeo.

Iglesias –vaya apellido para un comunista, ¡madre mía!–, también es coherente en su manera de dirigir con mano de hierro el partido, su partido, porque sustituye a los disidentes y disidentas, aunque antes se los eliminaba físicamente. Y es que los tiempos progresan que es una barbaridad, claro que el efecto es el mismo, anularlos de la vida política. Además, sumado a lo anterior, si el comunismo clásico mantenía a la población en una extrema pobreza, el comunismo moderno bolivariano que practica Iglesias consiste en crear dependencias al Estado y aumentar el número de personas que viven de subsidios, de ahí las paguitas de supervivencia, el derecho a ocupar viviendas sin penalización alguna y la permisividad de una inmigración, todo ello pensado para incrementar el número de votos hacia sus siglas y mantenerse en el poder, pero votos que pagamos todos.

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El comunismo, pues, ha evolucionado manteniendo su filosofía fundacional: Una clase dirigente que vive en la opulencia más descarada y un pueblo sin formación que depende del Estado para sobrevivir.

Porque si todo el mundo tuviese estudios y esa cualificación que tanto frenan las izquierdas, los mismos que prometen un paraíso que nunca llegará, si todo el mundo tuviese, digamos un nivel cultural óptimo, todo quisque tendría un BMW y un adosado en la playa. En esta tesitura sólo existiría un pequeño problemilla ¿Qué cuál?, pues que nadie, amigo “Chepa”, absolutamente nadie votaría ni socialismo ni comunismo.

Autor

REDACCIÓN