22/11/2024 01:32
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Erre que erre dándole vueltas al PP, como si fuera capaz de salvarnos de algo. Ahora, con Feijoo de protagonista, un hombre del NOM, que algunos quieren ver como un Moisés para la patria, a pesar de que su actuación en Galicia y sus declaraciones a nivel nacional confirman lo contrario. ¿Para qué queremos echar a Pedro Sánchez del poder, y a su frentepopulismo, si lo único que se nos ocurre, en vez de tratar de regenerar a España, es volver a entronizar a quienes, formando parte de la casta partidocrática, se han dedicado a patrimonializar el Estado y a dar vueltas a la noria de la corrupción?

Insistir en el PP para ocupar el Gobierno de España es aceptar el lodazal que nos asfixia, y reconocer que no merecemos la libertad que nos están robando. De los caballeritos del PP, ni por lumbre, porque forman parte de este Sistema despótico revestido de terciopelo, cuyos apoltronados creen que su lindeza lo merece, que los españoles les han de convidar, y además hacerles reverencia. No son personas que agradecen, porque todo se les debe.

Peor aún que la decaída sociedad, los opinantes al uso forman hoy un conjunto de ciegos y analfabetos políticos voluntarios. Analfabetos éticos y existenciales, sobre todo, incapaces de distinguir los géneros, metafóricamente hablando: ni lo trágico de lo cómico, ni lo dramático de lo frívolo, ni lo clásico de lo moderno, ni la derecha de la izquierda, ni al PP de la verdad. Contemplan el espectáculo sin detenerse a indagar en el fondo del asunto, confiados en su obstinación, y si se quejan de algo es precisamente de lo que no se han molestado en conocer, o lo aparentan.

Pero no saber o no querer saber lo que critican no les impide seguir defendiendo a los culpables del caos y aceptar el estigma con que estos señalan al inocente y al resistente. Siguen abogando por un falso bipartidismo, por un PP que, harto de traicionar a sus raíces y a sus votantes, se arrima al frentepopulismo para legitimarse y, junto a él, desempolvar también banderas de odio, ultrajando tumbas, quemando en efigie a cadáveres y símbolos como si fuesen tigres, pero sabiendo que esos tigres o están muertos o son de papel, y no pueden defenderse.  

Es frecuente, en los artículos o en las tertulias mediáticas, no sólo en las programadas por el Sistema, también en las de la derecha, que la mayoría opine sin querer saber de la verdad, que ninguno de los enterados tenga culpa, pues toda se la ponen a los renuentes, y así van trazando sus aberraciones quimeristas, siendo todo buenismo, pensamiento débil y filosofía áulica. Tanto los peperos por afinidad como los frentepopulistas, están dispuestos a ofrecer prácticas de encantamiento y cultos demoníacos en vista de que sus adeptos y servidores no dejan de confiarse -y de incrementarse-, esperanzados y crédulos en el poder de los neodemonios que representan.

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Este empecinamiento no es inocente; es en gran parte fruto de un sectarismo pueril, de unos intereses personales o de la actitud manipuladora de unos medios de comunicación públicos y privados en manos de la plutocracia y del no menos poderoso marxismo cultural, aliados y firmes partidarios de la destrucción del individuo, es decir, del espíritu humanista, de la familia y de España, objetivo en el que el PP está implicado.

La historia del PP se halla retratada en esta nefanda Transición, tanto dirigiendo el Gobierno central como los distintos Gobiernos autonómicos. Ha dado árnica a los separatismos y terrorismos, ha secundado todas las leyes totalitarias -contrarias a la vida y a la verdad histórica- impuestas por sus cómplices hispanófobos, ha coadyuvado a debilitar exteriormente a España, ha aceptado la inmigración irregular y la humillación de nuestras fronteras, se ha plegado ante la lengua y la cultura anglosajona, postergando nuestro idioma y tradiciones, etc. Con todo lo cual ha colaborado con el frentepopulismo en la anulación del Estado, en la destrucción del derecho y en el desprestigio de la democracia como forma de gobierno.

Este es el PP salvador que tantos aún insisten en vendernos, sin entender que nadie puede dar lo que no tiene. Su regreso sería como huir del peligro y dar en la muerte. Que me dejen fuera -dice el resistente- si para integrarse en esa unanimidad hay que avenirse a una amalgama sin principios. El caso es que se ha creado una mixtificación monumental, en absoluto, insisto, inocente. No es verdad que el PP esté en un lado opuesto a las izquierdas resentidas.

Ítem más, si VOX tampoco quiere percatarse de ello está cometiendo un grave error. Existen muchos bandos, muchas ideologías y, sobre todo, muy diversas ambiciones personales. Pero, salvando aparentemente y de momento a VOX, a todos ellos los mueve un mismo interés superior: servir al Sistema que les paga para destruir la civilización occidental, tal como hasta ahora la hemos conocido y, de paso, a España.

Mas esta unanimidad no es un valor, sino una maldición. VOX está obligado a saber que para lograr actas de diputados -gobernar- no hace falta emponzoñarse; y si no bastara con la honestidad y la paciencia, debería dirigirse al pueblo y proclamar la realidad, responsabilizándole también a él del mal que nos envuelve. Porque sólo un pueblo amante de la libertad puede resolver, cuando las instituciones están podridas, el desastre.

VOX debiera dirigirse al pueblo y decirle: «miren ustedes a su alrededor y respóndanse si lo que contemplan les gusta. Les están  pervirtiendo a sus hijos, les están envenenando y atemorizando con plagas luciferinas, les están invadiendo metódicamente a través de otros pueblos y razas, les están proponiendo una sexualidad antinatural y un culto de la muerte, les están reglamentando con leyes despóticas y demenciales, les están robando sus riquezas, su trabajo, su lenguaje, sus tradiciones y su libertad, les están enfrentando y desuniendo al compás que fragmentan a la patria… y eso lo ha hecho esta casta política que persiste en invocar su confianza para seguirles aherrojando.

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» ¿No ven ustedes en todo ello un sarcasmo? ¿Volverán ustedes a aceptar las desgracias antedichas, y otras muchas más, permitiendo que prosigan sus abusos? Pues bien, si se sienten ustedes a gusto ante tales aberraciones, harán bien en confiar en quienes las han generado; pero luego, cierren la boca, asuman su decisión y disfruten de sus querencias. Y no se quejen. Y si, por el contrario, la terrible realidad que envuelve a España no les gusta, lo único razonable es que les nieguen su credibilidad y se la entreguen a quienes tratan de revertir la situación, regenerando la convivencia. A VOX o a cualquier otro partido que, no teniendo relación con los destructores, se halle dispuesto a dicha regeneración».

Pero, según parece, ante la compostura prestada de estos pavos reales que llamamos indistintamente plutócratas, políticos, intelectuales, expertos o simplemente demagogos no hay prudencia que resista al engaño. Los ciudadanos los dejan entrar en sus casas y aposentos para que les roben y atropellen lo que quieran. No como reaccionó Catulo que, al ver a Nonio en un carro triunfal, dijo: «¿A qué muladar lleváis ese carro de basura?». Dando a entender que no hacen las dignidades a los viscosos. Pero ya no hay Catulos, aunque son muchos los Nonios.

Si eres, pues, purpurina, lo que reluce de ti será venerado. Y se venera a unos cuantos necios y matones en plata y a otros cuantos majaderos y parásitos en menudos, sin más fundamento que ser del partido. O, mejor dicho, sin más antecedente que ser de esta casta partidocrática que se resiste a desaparecer con la ayuda de una gran mayoría repartida por variopintos sectores sociales, el clientelar entre ellos.

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.