21/11/2024 20:00
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Aprendí en mi adolescencia de mis excelentes maestros, que somos pecadores y que el sacracmento de la Penitencia es algo insuperable, por lo cual nunca me ha costado reconocer mis errores y rectificar. Mi vida es, por supuesto, una suma de aciertos y equivocaciones y únicamente alego esta excusa: He procurado siempre buscar la Verdad y la Justicia y he tenido por norma pensar siempre bien de todos y condenar únciamente cuando he tenido pruebas de su maldad.

Por otra parte, mi larguísima experiencia –setenta y seis años en las trincheras ideológicas— me ha enseñado cómo,  la “gente buena,  se “neutraliza a sí misma “ sin necesicad de enemigas, como consecuencia de  la abundancia de “cabecitas de ratón” pendientes siempre de su ombliguito y huyendo de ser “colas de león”. Esta realidad me ha impulsado  a atrabajar para que esos “buenos” (que habitualmente llamamos “los nuestros”) dejen a un lado los puntos de discrepancia y se unan en la llucha por las grandes causas: España (la Hispanidad) y la Fe Católica. Confieso mi fracaso.

Esta mi postura, ha provado, ser“arrinconado” o “ninguneado” por algunos amigos, al onsiderarme “blando” –y, en  cierto modo,  “peligroso”– convencidos de  que cedo demasiado en beneficio  del “entendimiento”, y me alejo de la “pureza” de los principios. Esta conviccion –pueden estar seguros– carece  de todo fundamento, a pesar de las apariencias. Me limito a seguir el consejo evangélico: “No apaguéis la mecha que un humea”. Si lo dudan, consulten mis escritos, de hoy y los de hace setenta años. 

Estas líneas las ha provocado la lectura del artículo de hoy del director de este periódico, citando esta frase de Rocio Monasterio:  “El Régimen de Franco era una dictadura como la de Cuba y la de Corea del Norte”. Yo, la desconocía, por estar desconectado de las declaraciones de los político en los “media”; no me despiertan ningún interés y,  mi información,  se reduce a seguir alguna tertulia decente (son escasísimas;  yo solo conozco una…) o a hojear superficialmente el periódico que, cada día, compra mi mujer (A falta de uno solo defensor de nuestras ideas, lee el menos malo…) Al comentarle si conocía “esa frase” de Rocío Monasterio, me respondió afirmativamente: la había leido hace muy pocos días.

Mi reacción ha sido de absoluta reprobación. No necesito añadir más, pues una  estupidez de semejante tamaño, solo tiene dos explicaciònes, o quien la dice es analfabeta en la Historia reciente de España, o le ha picado el mosquito del cretinismo. Al menos yo, en medio siglo largo buscando otra, no he logrado encontrarla.

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No hace mucho le dediqué un artículo de apoyo a Vox y a Rocío Monasterio y, consecuentemente les debo a mis lectores una explicación  y una disculpa. La primera va implícita en los primeros párrafos de este artículo, y la disculpa se la pido ahora por haber elogiado inmerecidamente a la esposa de un artistócrata cuya familia ha defendido  a la España a secas y,  en particular,  a la “España de Franco”.

No creo que haya ampliar mis disculpas por  mi defensa y apoyo a VOX desde que (con “obras” demostró su preocupación por defender a España y luchar contra sus enemigos: los rojos e independentistas de todo pelamen, catalán, vasco o gallego) , pues gracias a ese partido, los golpistas  catalanes acabaron entre rejas.

No me imagino a Santiago Abascal sosteniendo la  frase imbécil de su colaboradora próxima, ni haciendo lo mismo a otros  miembros de VOX –como algún amigo,  diputado ahora de ese partdo que sacrificó su “carrera política” en el PP y las ventajas económicas consiguientes, por negarse a seguir las órdenes de “Génova, 13” sobre la normalización lingüística, siempre orgulloso de haber pertencido a  Fuerza Nueva—más bien  espero verles impedir que nadie, en VOX, menosprecie e insulte al Caudillo. Por lo tanto, prefiero seguir creyendo en  ese nuevo partido. De lo contario, los auténticos españoles que ahora los votan les darán la espalda. ¿Serán, luego,  los “liberales” quienes hagan subir su número de escaños en las Cortes?

Espero ver a Santiago Abascal dando la cara, y  desautorizando semejante frase, digna de ser considerada el “summum de lo cretino”, o pronto deberemos empezar a desenmascarar a quienes, sin duda,  serían agentes terriblemente peligrosos, por hacerse pasar por defensores de la Verdad Histórica y de los valores hispanos,  cuando están sometidos a la Sinagoga de Satanás que manda en España

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.