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El feminismo, la ideología de género, se enmascara como un movimiento para los derechos de las mujeres. En realidad, es un engaño cruel al decirle a las mujeres que sus instintos biológicos naturales están «fabricados socialmente» para oprimirlas. El feminismo es una ingeniería social elitista diseñada para neutralizar a ambos sexos, convirtiendo a las mujeres en masculinas y feminizando a los hombres. De este modo, las mujeres son menos aptas para el matrimonio y la maternidad, encontrándose los hombres incapaces para dirigir y sacrificarse por una familia. 

Los Rockefellers y los Rothschilds crearon el movimiento feminista para debilitar la familia y envenenar las relaciones hombre-mujer (divide y vencerás). 

«SCUM arremeterá contra las parejas mixtas (hombre-mujer), que encuentre al paso y las deshará. SCUM matará a todos los hombres que no formen parte del Cuerpo Auxiliar Masculino de SCUM… He aquí algunos ejemplos de los integrantes del Cuerpo Auxiliar: hombres que matan a hombres; biólogos que trabajan en investigaciones constructivas, en lugar de preparar la guerra biológica; periodistas, escritores, redactores jefe, editores y productores que difunden y promocionan las ideas capaces de servir a los objetivos de SCUM; los maricas que con magnífico ejemplo, animan a otros hombres para desmachizarse y en consecuencia volverse relativamente inofensivos; hombres que prodigan generosamente dinero y todos los servicios necesarios; hombres que dicen la verdad – hasta ahora ninguno lo ha hecho nunca –, y guardan un comportamiento justo con las mujeres, que revelan la verdad sobre sí mismos, proporcionan a los descerebrados frases correctas que repetir y les dicen que el objetivo principal en la vida de una mujer es aplastar el sexo masculino. 

Para ayudar a los hombres en esta tarea, SCUM organizará Sesiones Miérdicas durante las cuales cada hombre presente pronunciará un discurso con la frase: soy una mierda, una mierda miserable y abyecta, y acto seguido procederá a enumerar los distintos aspectos de su mierdicidad. Su recompensa por esta actuación, será la oportunidad de confraternizar después de la sesión y durante toda una hora con las SCUM presentes. Se invitará a las mujeres amables y educadas para clarificar las dudas y los malentendidos que puedan tener acerca del sexo masculino; a los fabricantes y promotores de libros, películas porno, que nos conducen al día en que en las pantallas sólo se verá chupar y joder (los hombres, como las ratas siguiendo el sonido de la flauta encantada, serán arrastrados hasta su perdición por los engañosos encantos del Coño, y desbordados, abrumados por ella, se anegarán en esa carne pasiva que han sido siempre) los propagadores de drogas que apresuran la decadencia masculina…» 

Esto que acaba de leer es un fragmento del «Scum Manifiesto», publicado en 1967 por Valerìe Solanas, escritora estadounidense de acentuada misandria (odio a los hombres), famosa por atentar contra la vida del artista Andy Warhol en 1968. Su obra, el Manifiesto de la Organización para el Exterminio del Hombre (Society for Cutting Up Men Manifesto), es un ensayo que sienta las bases de lo que en la actualidad se denomina «feminismo de género», posee un profundo carácter misándrico y violento para con el sexo masculino; y suele ser considerado generalmente como la «biblia» del feminismo. 

Cuando uno lee el texto antes mencionado, y analiza la actual situación de España y algunos países más de nuestro entorno cultural, acaba llegando a la conclusión de que ya estamos en la situación que el nauseabundo «Manifiesto Scum» vaticina que se alcanzará, como paso previo a la «dictadura de género», al sistema de apartheid que pretende alcanzar el feminismo de «género», también denominado «feminazismo». Hemos llegado a tal extremo que son generalmente hombres, varones –supuestamente educados- quienes divulgan, hacen de trovadores de barbaridades a cual más increíble, como si de una competición se tratará, para conseguir el diploma de «feminista mayor del reino»… y por supuesto, aparte de decir lindezas tales como que han acabado encontrando «su lado femenino»,  rara es la ocasión que al abrir la boca no empiezan por pedir perdón por haber nacido con pene. 

Es posible que, haya quienes les parezca una exageración hablar de que estamos ante un plan premeditado, una estrategia calculada, de acoso y derribo de la «cultura heterosexual», encaminado a la destrucción de la institución familiar y a desestabilizar la Sociedad. ¿Le parece excesivo, e incluso ridículo? 

Pues veamos algunos datos: 

Antes de comenzar, conviene aclarar que no todos los homosexuales, hombres y mujeres, participan de las tesis ni de los objetivos, ni de la forma de vida del «lobby gay», ni de la denominada «perspectiva de género». 

Lo que siempre ha sido una cuestión psico-afectiva, más o menos marginal, anecdótica incluso, ha pasado a ser desenfrenada promiscuidad, adicciones de toda clase y frivolidad y vacuidad consumistas. 

Aunque escasamente el 3% (¡Tres por ciento!) de la población es gay, y más del 97% heterosexual, el apoyo institucional a cuestiones tales como la familia, la paternidad, la maternidad, la masculinidad, la feminidad, el noviazgo, el matrimonio, el nacimiento, la crianza; es exiguo, e incluso habría que decir «mezquino». 

Tales asuntos no reciben apenas atención por el mero hecho de concernir a gente heterosexual. 

Hemos llegado a tal situación que, si una mujer decide dedicar su vida a la familia, a la maternidad, a ser «ama de casa» es criticada de forma cruel… No se utiliza dinero público para ayudar a las mujeres a ser madres, pese a que la mayoría de las personas sigan considerando que uno de los principales objetivos en sus vidas es ser madres y padres. Sin embargo, la Administración del Estado dedica ingentes cantidades de los presupuestos a ayudar a las mujeres a «hacer carreras», a que se incorporen a lugares en donde por tradición, e incluso por tendencia natural, han estado ausentes… 

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Si uno busca la palabra «heterosexual» en Google, encontrará que hay alrededor de 57.400.000 de resultados. Si por el contrario, buscamos «homosexual» nos llevaremos la enorme sorpresa de que hay más de 110.000.000 resultados… y casi ¡¡¡270.000.000 la palabra «lesbiana»!!! impresiona sobremanera que una cuestión que afecta a 240 millones de personas, de alrededor de 8000 que pueblan el planeta Tierra, reciba tantísima atención. 

No es desmesurado, no es exagerado afirmar que a todo lo concerniente a la heterosexualidad se le ha acabado haciendo el vacío cultural, al dar trato preferente a la homosexualidad, o mejor dicho al «homosexualismo». Se está produciendo desde hace ya mucho tiempo una campaña de lavado de cerebro, de manipulación de tal calibre que, los heterosexuales han llegado a considerar que lo mejor, lo políticamente y socialmente correcto es funcionar de manera invisible, no haciéndose notar, para «no ofender» a los gays. 

Basta echarle un vistazo a cualquier televisión para darse cuenta de que en general, la heterosexualidad se muestra como algo a evitar, como si fuera algo perverso, vicioso, degenerado, anacrónico… y que no es recomendable. Por el contrario, la televisión (y el resto de los medios de información) nos muestran el homosexualismo como lo más «más», como lo moderno, lo «progresista». 

Generalmente la monogamia, la heterosexualidad como tendencia más o menos natural (enfocada en última instancia a la procreación y a la supervivencia de la especie) es ridiculizada; las relaciones estables, duraderas se presentan como algo anómalo, poco corriente. En las películas se hace apología de las familias monoparentales, en las que casi siempre el padre-varón está ausente, o se le presenta como alguien prescindible… Esa es «otra»: el linchamiento de todo lo que huela a masculino… 

Puede que haya quienes les parezca un exceso hablar de que estamos ante un plan premeditado, una estrategia calculada, de acoso y derribo de la «cultura heterosexual», encaminada a la destrucción de la institución familiar y desestabilizar la Sociedad. ¿Les parece excesivo, e incluso ridículo? 

Pues veamos algunos datos: 

La Fundación Rockefeller está financiando esta campaña. 

La Fundación Rockefeller está en la vanguardia de las acciones emprendidas para crear una raza de esclavos. Durante casi una centuria, se ha dedicado a financiar la investigación y el lobby diseñado a controlar a la población (la píldora, el aborto), separar el sexo de la procreación (por ejemplo, por medio de la «revolución sexual», o el informe Kinsey) y destruir la familia convencional. Ha financiado el movimiento eugenésico (filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante diversas formas de intervención manipulada y métodos selectivos de humanos) en todas partes del mundo, incluyendo los experimentos del Dr. Josef Mengele en sujetos vivos de campos de concentración. 

La agenda de la Fundación Rockefeller está reflejada en el gobierno, la enseñanza institucionalizada y los medios de comunicación. No importa a qué partido votes, que emisora de televisión veas o a qué universidad asistas. La agenda es la misma: el nuevo orden mundial, un fascismo no demasiado amistoso dirigido por el cartel de carteles que centra su actividad en Londres y su oficina franquiciada en Nueva York. 

Henry Makow (Escritor canadiense, de origen suizo, en su libro Cruel Hoax: Feminism and the New World Order, Engaño Cruel: El feminismo y el Nuevo Orden Mundial, hace una crítica del feminismo, al cual atribuye una voluntad de desestabilizar a la sociedad y su fundamento: la familia.) ha escrito varias docenas de artículos sobre cómo funciona la heterosexualidad, que ha leído mucha gente; se puede estar de acuerdo o no, pero no ha sido entrevistado sobre ellos por ni un solo medio de comunicación. Poseemos libertad de expresión, conseguir que alguien te escuche es otro asunto. 

El feminismo está diseñado para destruir la familia (un objetivo ya previsto por Engels y Marx) y por ende, crear gente dócil y fácil de manipular. 

Las familias confieren a la gente su propósito, identidad y sentido de pertenencia. Proveen los valores y una medida de la independencia social, espiritual y financiera. El objetivo del neo-comunismo, del feminazismo, del femiestalinismo y del Nuevo Orden Mundial ha sido siempre la destrucción de la familia. Esto obliga a la gente a conseguir su sentido de pertenencia a partir de los medios de comunicación de masas, de las causas políticas o de sus productos dirigidos todos ellos por la elite. 

Los ingenieros sociales de la elite nos convierten en hetero-homos confundiéndonos acerca de nuestra identidad sexual. Niegan que existan las diferencias manifiestas de sexo, y convencen a las mujeres jóvenes para que se comporten como hombres. Describen el rol femenino tradicional como un «estereotipo social artificial y opresivo». 

Los ingenieros sociales saben que la gente es perezosa y crédula y que prefiere actuar según se les presenta dulcemente antes que usar su propia razón o instinto. En consecuencia, cuando un poder subversivo toma el control secreto, la gente resulta fácilmente manipulable. 

«Los Estudios de las Mujeres» que se originaron en las escuelas de formación comunista, fueron creados para adoctrinar y manipular la psicología de las mujeres jóvenes en la universidad. Así aprendieron que los hombres (el patriarcado) son la causa de los problemas del mundo. Los roles de «género» y la familia son invenciones sociales para oprimir a las mujeres, que ahora emplearán sus preciosos años de fertilidad en comenzar una carrera en lugar de una familia. 

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De «Los Estudios de las Mujeres» las militantes feministas llegan a todos los departamentos de las universidades y la sociedad para actuar como «agentes del cambio» y comisarios de los Rockefeller y solicitan que se revise la civilización y se investigue –y reescriba- la Historia desde la perspectiva de la opresión de las mujeres, para adecuarse a los dictados feministas. 

Henry Makow fue expulsado de la Universidad de Winnipeg por debatir abierta y libremente las relaciones hombre-mujer en sus cursos, estudiantes feministas protestaron consiguiendo la rescisión de su contrato. Una campaña difamatoria en los medios de comunicación le comparó con un médico que abusa de su paciente femenina. Tras demandar al «Winnipeg Sun» por libelo, ganó el juicio. 

La reclamación/reivindicación de «igualdad», «tolerancia» y «diversidad» es el clásico y manoseado método de la élite financiera que tiene como objetivo subvertir la sociedad. Se sitúan en defensa de unas minorías a las que retratan como víctimas. Dividen y conquistan, colocan a sus agentes de la minoría en el poder. Ellos llaman a esto «progreso» cuando, de hecho, se trata de desintegración y tiranía… 

En el contexto actual, la «tolerancia», etc. realmente significa que los no-gays deben abrazar con alegría el comportamiento homosexual. Esto es visto también en sus intentos permanentes para adoptar valores de aceptación del comportamiento gay. 

Los resistentes son normalmente acusados de «odiar» y de ser «intolerantes». Hay una clara distinción entre aceptar las diferencias sin rencor y el no querer adoptar para uno mismo esas diferencias o ver a la sociedad en la que uno vive, subvertida. 

Las adopciones por parte de gays son un despropósito, una insensatez absoluta. Los niños heterosexuales necesitan modelos heterosexuales. Llama poderosamente la atención que se suela permitir a los homosexuales adoptar a niños huérfanos, pero no se permita a los hombres heterosexuales adoptar a niñas o adolescentes. 

Otra cuestión en la que está presente el asalto continuado a los heterosexuales, a la heterosexualidad, es en la demanda del derecho al matrimonio por parte de personas del mismo sexo, que está realmente redefiniendo y destruyendo el matrimonio, aunque en realidad son muy pocos gays los que quieren casarse, prueba de ello es el escaso número de personas del mismo sexo que vienen recurrido a tal cosa en España desde su aprobación, pese a que el Partido Socialista nos bombardeara hasta aburrir con que era una demanda urgente de la sociedad española. 

En conclusión, nuestros lideres políticos y culturales están vendidos y son un fraude que ha abrazado un deseo de muerte colectiva para nuestra sociedad. 

La componente de homosexualidad está diseñada para debilitarnos para que nos postremos a esta tiranía. Esto está detrás de la falta de apoyo cultural a la heterosexualidad. 

Sigamos con la alianza homosexualismo-feminismo de género; el denominado «feminazismo» y «femiestalinismo» echó a andar de la mano de las fundaciones Ford y Rockefeller, es decir, el ultracapitalismo, y obviamente está en perfecta sintonía con sus objetivos, el más destacable es el de suplantar las tensiones sociales o lucha de clases por una lucha de sexos inducida. De esa manera, por ejemplo, la gente acaba poniendo más atención, en el hecho de que se haya producido la muerte de 60/70 mujeres por disputas conyugales (todo queda en familia y se echa la culpa «a la violencia masculina/machista», es decir, a los trabajadores varones) y le pasa desapercibido que se produzcan miles de muertos anuales en accidentes laborales o en accidentes de tráfico, en los que también mayoritariamente fallecen hombres. Por idénticos motivos, nadie habla de los cerca de un millar de hombres separados que se suicidan anualmente en España tras el divorcio. 

Se desactiva el conflicto social, para evitar que las grandes empresas salgan perjudicadas; se divide a los trabajadores, creando un ambiente contencioso entre sexos; se acaba con la familia nuclear para pasar a unidades minifamiliares atomizadas en las que todos son consumidores individuales (dando entrada a consumidores adolescentes y niños. Negocio redondo. 

Por otra parte, se crea una sociedad donde otras creencias, como la religión, tiene menos margen de maniobra, y donde el capitalismo puro y duro campa a sus anchas, sin cortapisas ni «peros» morales. 

Estamos hablando de una política consistente en buscar «un problema» –lo haya o no, eso es lo de menos-, «encontrarlo» a fin de aplicar lo que les interese a determinados políticos, diagnosticar erróneamente, decretar soluciones duras e injustas y luego aplicarlas a medias. 

Es necesario mirar con lupa las consecuencias de la progresiva implantación de las políticas «de género» en el mundo, es imprescindible denunciar la política de apartheid por razón de sexo, los intentos megalómanos de imponer y crear «el hombre (mujer) nuevo». Teorías de semejante calibre siempre han producido enormes desastres. 

Claro que… aún podemos resistirnos reafirmándonos en la familia tradicional y los elementos necesarios para fortalecerla. 

¡Ahora los que deben «salir del armario» son los heterosexuales! 

Autor

REDACCIÓN