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Día tras día nos encontramos con alguna noticia relacionada con quienes nos gobiernan y con quienes pretenden hacerlo. Nuevas leyes son aprobadas vía Real Decreto, se toman decisiones arbitrarias muchas de ellas totalmente descabelladas y que lejos de proteger al ciudadano lo perjudica, sin que nadie haga nada serio por evitarlo. Por eso la gran pregunta que me hago siempre es si estamos gobernados por psicópatas y si quienes viven de la política también lo son.
Para ello es preciso saber qué significa ser psicópata y sus comportamientos en base a estudios científicos demostrados..
Los psicópatas son personas casi normales; distinguen perfectamente el bien del mal, pero son mucho más fríos, temerarios, calmados y serenos que una persona normal y corriente.
Estudios realizados mediante tomografías cerebrales han demostrado que el lóbulo frontal de un psicópata es menos activo que el del resto de personas. En ese lóbulo se registran las inhibiciones y represiones que a todos en general nos impiden matar y cometer actos violentos.
Los psicópatas tienen la materia gris más reducida en el córtex anterior prefrontal del cerebro, y la amígdala, que es una pequeña estructura del tamaño de un cacahuete y que está situada también en el cerebro, resulta clave para verificar si alguien sufre o no de un diagnóstico de psicopatía. Es decir, la amígdala es como una torre de control de las emociones, de nuestra manera de sentir. En los psicópatas una parte de este espacio está vacía, y esa es la parte del miedo.
Existe un test diagnóstico, largo y complicado, el test de Hare de más de 300 preguntas. Siguiendo el patrón de este mismo test, podemos preguntarnos y llegar a la conclusión de si estamos gobernados o no por psicópatas y si el resto de la casta política lo son o no.
Encanto superficial y locuacidad: es evidente que este requisito lo cumplen en el más amplio sentido. Generalmente son personas con una apariencia física aceptable y con capacidad para hablar en público. Se caracterizan por ser carismáticos y tener buena capacidad de comunicación.
Sentimiento de grandiosidad personal. No son personas inseguras y el poder les hace sentirse satisfechos consigo mismos.
Mentira patológica: Tienen una gran habilidad para contar las cosas como desean. Pueden contar medias verdades o afirmar cosas que no son ciertas, por ejemplo, incumplir las promesas de sus programas electorales, subir impuestos cuando previamente lo han negado, etc.
Manipulación: Es un requisito indispensable para ser un buen político y gobernar un país.
Falta de sentimiento de culpa y arrepentimiento: Inventan leyes injustas de continuo y viven de crear problemas y enfrentamientos entre la población para luego poner la solución que a ellos les conviene.
Insensibilidad y/o falta de empatía: Si tuvieran empatía con el pueblo o atendieran a sus necesidades, seguramente no habría tantas leyes injustas. Sería todo completamente diferente.
Incapacidad de reconocer la responsabilidad de sus actos: Si ocurre algo negativo por las medidas que hayan adoptado, serán consecuencias de que se han producido de forma inevitable. Nunca reconocerán su responsabilidad.
Búsqueda de sensaciones: Los políticos no podrán tener nunca una vida aburrida.
Estilo de vida parásito: pensiones vitalicias, puertas giratorias… Privilegios que el resto de los mortales nunca obtendríamos.
Falta de autocontrol: La apariencia es muy importante para ellos.
Sin metas realistas: Nunca acaban con los problemas que dicen que van a solucionar. Van creando un problema tras otro sin solucionar ninguno.
Impulsividad: Debe parecer que las decisiones han sido estudiadas y valoradas al máximo posible en beneficio de la sociedad.
Irresponsabilidad: No acuden a su puesto de trabajo con regularidad, se duermen o juegan con el móvil. Como muchas veces hemos podido ver en el Congreso de los Diputados.
Conducta sexual promiscua: Son conocidas las inversiones en prostíbulos y sexo con menores de algunos políticos que nunca han sido condenadas.
Versatilidad delictiva: Cualquier ley que lejos de proteger al ciudadano, lo perjudica. Todos sabemos que las leyes aprobadas desde hace 18 años hasta la actualidad son más que perjudiciales.
En resumen: los psicópatas en muy rara ocasión sufren cuadros de ansiedad o depresión y son anímicamente estables. No tienen porqué ser violentos. Pueden ser confiados, amables, carismáticos, despiadados, encantadores, bromistas y agudos, escondiendo su frialdad e insensibilidad.
Yo he sacado mis conclusiones, ¿y tú?
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