22/11/2024 08:19
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Tomás García Madrid me ha invitado a enviar un artículo a El Correo de España. Nuestra afinidad más reconocible es que ambos somos Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Hasta hoy, ni siquiera hemos tenido la ocasión de saludarnos personalmente. Es obvio que he aceptado su invitación.

Me he enterado el día 22 de junio, de que Pedro Sánchez va a participar en los mítines del próximo fin de semana de las elecciones de Galicia y del País Vasco.  Se supone que para favorecer a la candidatura de su partido. Con esta misma finalidad, parece, se va a hacer acompañar por su Ministro de Sanidad, Salvador Illa.

La noticia la he recibido con una mezcla de incredulidad y de indignación. Me explicaré.

Por simple inquietud intelectual, hice un estudio para analizar los malos resultados que ya estaba cosechando España a mediados de marzo en que comencé el estudio. A su terminación, el día 6 de abril, estaban claros los errores. El primero de ellos, el absurdo planteamiento de que a España no le afectaría el virus. Y si le afectaba, sería con la presentación de unos pocos casos. Estas afirmaciones, evidentemente, no tenían ningún soporte científico. De haberlo tenido, ¡pobre Ciencia!

En este artículo, para no poner mi estudio que, naturalmente no  ha tenido pública, como el justificante de esos errores, me referiré exclusivamente a algunas de las acciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS):

*El 1 de enero de 2020, la OMS se puso, a sí misma, en estado de emergencia. El día anterior, había recibido la comunicación de China sobre el nuevo virus.

*El 30 de enero, el Director General de la OMS, atendiendo al Comité de Emergencias, declaró el virus como una ESPII (Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional). Era la sexta vez desde la creación de la OMS que se declaraba una ESPII.

*Desde el día 16 al 24 de febrero se desarrolló una misión conjunta OMS – China a la que asistieron representantes de ocho países. Entre ellos, Canadá, EEUU, Japón, Rusia y Singapur. España no acudió, de forma coherente con la absurda teoría antes citada. La coherencia y pertinacia en el error no me parece un mérito. Pero ya lo explicarán el presidente y su Ministro de Sanidad en los mítines de Galicia y el País Vasco.

*El día 24, como resultado de la citada misión, la OMS emitió un Informe en el que, entre otras afirmaciones, se decía:  

 

-El virus de COVID-19 es un nuevo patógeno que es altamente contagioso, puede propagarse rápidamente y debe ser considerado capaz de causar enormes impactos en cualquier marco, sobre la salud, la economía y la sociedad.

-Es fundamental para estas medidas, una vigilancia proactiva para detectar los casos inmediatamente, el diagnóstico muy rápido, el aislamiento inmediato de los casos, el seguimiento riguroso y la cuarentena de los contactos próximos y un excepcionalmente alto grado de comprensión y de aceptación por la población.

-El tiempo que pueda ganarse -incluso aunque sean solamente días o semanas- con la aplicación integral de estas medidas, puede ser inestimable para, al final, reducir enfermedades y muertes de COVID-19.

A estas mismas conclusiones había llegado en mi estudio, además de por las actuaciones de la OMS, antes citadas, por razonamientos lógicos, por comparación con las actuaciones de otros países, por la ausencia de controles de los viajeros de llegada del exterior, aunque vinieran procedentes del núcleo de la expansión del coronavirus en Italia y por la escasa realización de test PCR en España, cuando todavía no se había disparado la demanda de este material.

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En una ocasión, el presidente dijo que, si hubieran sabido lo que posteriormente aprendieron, habría cambiado, probablemente, algunas decisiones. Puede parecer un reconocimiento de culpa. No. Es un encubrimiento. En mi estudio se pone de manifiesto que, con lo que sabía, podía haber adoptado las medidas, incluso antes de que la OMS las explicitara el 24 de febrero: “una vigilancia proactiva para detectar los casos inmediatamente, el diagnóstico muy rápido, etc…..”

Si antes de esa fecha podía haberlas adoptado, a partir del 24 de febrero, en mi opinión, estaba obligado a tomarlas. Pero eso le habría obligado a cambiar su planteamiento inicial, que se podría sintetizar en la frase “aquí no pasa ná”

Detectados los errores, efectué una segunda parte del estudio, entre la última decena del mes de mayo y el 7 de junio. En esta segunda parte, he estimado los registrados por infección de Coronavirus y los fallecidos por este mismo motivo, que se habrían producido si se hubieran aplicado las anteriores recomendaciones de la OMS. Reproduzco las conclusiones finales:

 “PRIMERA: si las medidas propuestas se hubieran puesto en práctica inmediatamente después del primer contagio registrado oficialmente el 12 de febrero, o algunos días después, los resultados para el día 5 de junio de 2020 habrían sido, como se ha expuesto anteriormente:

Registrados: 42.156, en vez de los 288.058 citados. El 14,63% de la cifra oficial. Es decir, se habrían evitado unos 246.000 contagiados.

Fallecidos: 1.557, en vez de los 27.134 reconocidos por el gobierno. Otras fuentes consideran que serían del orden de 45.000. Con las cifras oficiales, se podrían, y se deberían, haber evitado 25. 577 fallecimientos.

SEGUNDA: La adopción de estas medidas el día 28 de febrero habría conseguido unos resultados análogos, aunque, es posible que algo superiores. La implantación de estas medidas a partir de esta fecha, haría aumentar, cada día, las previsiones de contagiados y de fallecidos para la fecha de previsión del 5 de junio. Entrábamos en un intervalo de tiempo peligroso.

TERCERA: El día 7 de marzo la aplicación de las citadas medidas era, sin ninguna duda, tardía. Probablemente, aún hubiera tenido efectos positivos, pero notablemente reducidos. En todo caso, de no haberse puesto en práctica las medidas y haberse optado por el confinamiento, serviría de base la estimación de Fedea del 37,65%. Con este porcentaje, el número de contagiados para nuestra fecha de cálculo del 5 de junio habría sido de unos 108.000. Muy inferior a los 288.058 oficiales, pero notablemente superiores a los 42.156 que se habrían logrado con la aplicación de las medidas propuestas por la OMS y el presente estudio.

CUARTA: El día 14 de marzo, prácticamente no había más solución que aplicar el confinamiento. El gobierno lo hizo. Pero su inacción anterior nos condujo al callejón sin salida de tener que aplicar la peor solución. Ya, en esa fecha, era inevitable. El error de planteamiento y la ausencia de medidas adecuadas, en su momento, han provocado:

-un exceso injustificable de contagiados y de fallecidos,

-el colapso de los hospitales y, en particular de las UCI,

-un confinamiento drástico y prolongado en el tiempo,

-una limitación, a veces una abolición temporal, de derechos fundamentales: de libertad de movimiento, de reunión y de manifestación

-un duro daño psicológico y social a la población y

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-un profundo perjuicio a la economía: en el empleo, en las Empresas y en el PIB.

En el aspecto sanitario, España es la peor situada, en términos relativos, en contagiados y fallecidos, en general, y en personal sanitario. Incluso en valores absolutos ocupa uno de los puestos de cabeza. Además, desgraciadamente, la mayor parte de Organismos, la CEOE, el Fondo Monetario Internacional e incluso el Banco de España prevén que nuestro país estará entre los más perjudicados, incluso el más perjudicado, por la crisis económica derivada de la epidemia del Coronavirus. Una pésima gestión ha tenido el lógico correlato de unos pésimos resultados.”

Añadiré una consideración más: el Gobierno se jacta de haber evitado unos 450.000 contagiados con el confinamiento global y prolongado en el tiempo. No dice de dónde ha sacado esa cifra. Pero puede ser correcta. Yo he manejado dos estudios:

 – Uno, el ya citado de la consultora española Fedea que estima, para el 4 de abril, que, si no se hubiera decidido el confinamiento el 14 de marzo, ni ninguna otra medida, se habrían producido 490.884 contagios más. El presidente olvida decir que en la misma Tabla en la que aparece esa cifra, también se refleja que si el confinamiento, en vez de haberse decretado el 14 de marzo, hubiera entrado en vigor el día 7, los contagiados se habrían reducido en un 62,35%. Pero estos extremos los explicará el presidente, con el ministro Illa, en los mítines de Galicia y del País Vasco.

– Otro, del Imperial College (autores Flaxman y otros). No son comparables: ajusta un modelo para 11 países europeos, entre ellos España, se refiere al 31 de marzo y parte de estudiar más directamente los fallecimientos que los infectados. Sin embargo, se deduce que los infectados podrían haber sido unos 390.000 más de no haberse aplicado el confinamiento.

En mi estudio hago un símil entre la actuación del presidente y su Ministro de Sanidad con la de un especialista cardiovascular, jefe del equipo, y su cirujano. Un paciente tiene un problema de circulación en una pierna. Ambos dicen: no es nada, si acaso aparecerán unas manchitas. En efecto, las manchitas aparecen. Ambos doctores insisten: nada preocupante. Aplicaremos una “cremita”. Este es un proceso dinámico y hay que ir adaptándose. A los pocos días, el paciente empeora ostensiblemente. La pierna tiene gangrena. Deciden que hay que amputarla. De lo contrario, el enfermo fallecería. Para más seguridad, deciden la amputación a la altura de la ingle. Otros, en casos similares, lo han hecho a la altura de la rótula con más éxito (por ejemplo, Alemania, en el caso de la COVID- 19, hizo un confinamiento menos drástico, con mejores resultados: 105 fallecidos por millón de población, para el día 5 de junio, por los 580 de España). Pero en nuestra Nación, el especialista cardiovascular jefe del equipo, Pedro Sánchez, y su cirujano, Salvador Illa, se muestran orgullosos. Hay que llevar su proeza al primer Congreso Médico. En nuestro caso, a los mítines de las elecciones de Galicia y del País Vasco.

Autor

REDACCIÓN