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Tras su Aló Presidente del pasado domingo, un periodista de ABC pregunta. Él contesta. No dice restricción, limitación, impedimento, acotación, cortapisa, barrera, traba, obstáculo y/o merma. A nuestros derechos fundamentales. Y se le cuela. Sin querer, benemérito lapsus linguae, descubrimiento de la verdad: supresión. Gracias, ilegítimo, aunque sin desearlo, por revelarnosla.
Lenguaje militar en una operación psicológica militar, obvio
Estados de alarma, excepción, sitio. Guerra, enemigo, movilización, alerta, cobertura, emergencia, combatiente, criptografía (ELISA), mando único, operaciones, confinamiento, frente, honor, rastreos, abandono de sí mismo, reserva estratégica, abastecimiento, resistir para avanzar, espíritu de equipo, disciplina, sacrificio, moral de victoria. Y por supuesto, la postrera: toque de queda.
Lenguaje militar desde marzo (hibridado, a la sazón, a otra forma de militarización, la «sanidad»). Obviamente, es lo suyo ya que estamos asistiendo a una operación psicológica militar (psy-op) de falsa bandera. Contra su propia población. Marca OTAN/Bilderberg. En ese sentido, el uso y abuso del lenguaje bélico deviene inexcusable.
Cum Fraude, sultán del eufemismo
Y a Cum Fraude no le mola demasiado que se note. No le pone que se le escape que nos están suprimiendo libertades fundamentales bajo falsos pretextos sanitarios. Tampoco le gusta la expresión “toque de queda». Parte de su hipnotizado electorado continúa sin relamerse ante los traidores y antipatriotas milicos. Y Sandez prefiere «restricción de movilidad nocturna”.
La deslumbrante satrapía del eufemismo. Y además, Cum Fraude, a porta gayola, pésima sintaxis, solicita a los mass-mierda que no lo bauticen como toque de queda, que “hagamos un ejercicio de pedagogía todos” (sic). Porque por lo visto en nada se parece una restricción de movilidad nocturna, eso tan guay y postmoderno y progre, con un toque de queda. “Que es de voxeros y fachosos”, le faltó apostillar.
Nada que agregar de tal ente. Hace una semana se superó. Tras el fallecimiento hace escasos días de Joan Mesquida, denominaba en Twitter “lucha armada” al avatar asesino de Eta, medio siglo de injustos crímenes y salvaje espanto. Que, por lo visto, nada tiene que ver una cosa con la otra. Lo mismito, parece ser, que un toque de queda en nada se asemeja a una restricción de la movilidad nocturna.
Lo dicho, gran dictador. Vete a cagar. En fin.
Autor
- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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