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Los afilados colmillos socialistas del fraude y el matonismo del almidonado Partido demócrata están convirtiendo un proceso electoral en una farsa. En EEUU ya ha ganado, política y moralmente, Donald Trump; ha ganado a las encuestas pervertidas y a los politólogos de salón, a los medios buenistas y a los deformadores de Occidente. Trump sigue en pie y dará la batalla contra la manipulación y la mentira. Para evitar la indiscutible victoria de Trump se está perpetrando un evidente pucherazo para expulsarlo del poder.
Los indicadores sobre el monumental fraude no cesan. El Washington Times informó que “Judicial Watch” ha encontrado 1.8 millones de «votantes fantasma» en 29 Estados de la Unión y advierte sobre «elecciones sucias»…
Judicial Watch ha publicado un estudio comparativo de las estadísticas de población de la Oficina del Censo y los datos de Registro de votantes estatales para revelar una disparidad notable. Se advierte sobre un posible fraude electoral y listas de votantes «sucias».
La noche de este pasado martes, el escenario favorecía completamente a Donald Trump, quien pese a ir abajo en el total de votos electorales, la tendencia en estados clave daban como virtual ganador en estados como Michigan y Wisconsin, donde se desató la controversia: en un principio Trump tenía una amplia ventaja de 51.64% y 51.1%, con cerca del 90% de los votos contabilizados. Sin embargo, horas después, la polémica surge debido a que en ambos estados se registraron un total de 138 mil votos nuevos, los cuales corresponden a votos tardíos por correo, los cuales de acuerdo con los registros los 138 mil corresponden al candidato demócrata Joe Biden, sin dejar uno solo para Trump. Incluso se habla de que en Michigan y Wisconsin se frenó el conteo de votos, hecho que vuelve más polémicos los resultados que se obtuvieron a primera hora de este miércoles.
El pucherazo era esperado y posible en un sistema político y electoral tan complejo y heterogéneo como el de EEUU, con la canalla socialista pilotando el Partido demócrata así como diversos Estados. El Partido demócrata de Biden está interesado en la agenda globalista más tremebunda y su ataque no podía ser más mayúsculo.
Trump es hoy el enemigo número uno para el mundialismo, y es el líder internacional que rearmó su Nación aplicando los aranceles inteligentes que demostraron que era posible proteger a las clases medias y populares mientras bajaban los impuestos y se creaba empleo masivamente; es decir, que el pueblo, para un presidente, era por fin “lo primero” frente a todo y frente a todos. A la vez, en el terreno internacional, Trump torpedeaba a la carroñera China apartando a EEUU de lodazales como el Tratado Asia-pacífico que convertía EEUU en apéndice del control tecnológico total por parte del gigante chino y de su invasión a la intimidad de los estadounidenses a través de la red 5G.
Los poderes mundialistas no estaban satisfechos sin domeñar definitivamente a EEUU, y parece que quieren asaltar las elecciones presidenciales como nunca antes lo hicieron.
Si no gana Trump, los Pablo Iglesias, Monedero, ZP, Garzón y Maduro, conectados con el narcotráfico terrorista americano, podrán descansar en paz, pues su principal perseguidor mundial a través de la DEA –agencia antidroga de EEUU- ha sido la Fiscalía general de EEUU y la política trumpiana de lucha anti socialista que tenía en curso todas las investigaciones y órdenes de detención. La China comunista que provocó el Coronavirus y hoy crece económicamente a velocidad de crucero mientras Occidente sucumbe y es colonizado, podrá imponer su hegemonía para encadenar nuestra intimidad y datos a su tecnología y sus ansias de dominio.
¿Cuáles son los éxitos soberanistas y populares de Trump que disgustan a los poderes globalistas?
El magnate siniestro Bill Gates, dispuesto a cooptar el sector farmacéutico de EEUU para imponer su agenda de vacunas y control poblacional destruyendo la soberanía de EEUU, fue vetado por Donald Trump que defendió el control público y militar sobre este sector.
El “Green new deal”, socialismo disfrazado, que prometía instaurar el intervencionismo, la dictadura de los eco-impuestos y el fin del Diesel y de la nuclear, fue vetado por Donald Trump que implantó la defensa de la propiedad privada y la libertad económica mientras inspiraba aranceles inteligentes para proteger a las clases productoras agrarias y manufactureras.
Las ambiciones de la industria bélica norteamericana y de los caciques del partido demócrata como Joe Biden, que querían seguir las guerras del matón Barack Obama en Libia o Siria para llenar sus faltriqueras sembrando muerte, fueron vetadas por Donald Trump que pacificó buena parte del mundo. Por primera vez desde la Guerra de Secesión, EEUU no empieza ninguna guerra de carácter colonial e invasiva.
La ideología abortista en el plano judicial y público; las leyes de género y anti-familia; y la inmigración ilegal, fueron frenadas por Donald Trump, que restauró el culto al Patriotismo, al sentido cristiano y al homenaje a la historia de EEUU.
La mayor bajada de impuestos de EEUU desde Reagan, los mayores índices de creación de empleo y el mayor crecimiento económico en décadas, fueron éxito de Donald Trump. Desde abril de 2020, y pese a la pandemia, EEUU ha creado 12 millones de empleos. ¿Cuántos ha creado Pedro Sánchez?
¿Y si Trump no gana?
Si Trump no gana, el sistema comunista chino y los socialismos bolivarianos de hispanoamérica y España serán la pinza hegemónica que estallará en un Orden mundial liquidador de la libertad de los pueblos y que generalizará la miseria venezolana en muchas naciones como España.
Si Trump no gana, el gobierno demócrata que lo sustituya volverá a incendiar el mundo con guerras a la carta como lo hizo Obama cuando prendió siete fuegos bélicos en Oriente medio aplaudido por el hipócrita mundo progre.
Si Trump no gana, la égida de los terroristas de Black lives matter y con ella los motines de los saqueadores y los destructores de la civilización, será generalizada en Occidente. En España ya han empezado….
Si Trump no gana, gana Biden: un pedófilo, que aprovechó la muerte por cáncer de un hijo para enriquecerse con una Fundación, que entregó contratos corruptos a su hijo y a su hermano, y que blindó a su otro hijo cocainómano y delincuente presionando al gobierno de Ucrania cuando era investigado.
Si Trump no gana, gana la quincalla de este Nuevo orden mundial de los Gates, Soros, Rockefeller, Pedro Sánchez, Merkel, Macron o Biden: ésos que quieren imponernos por las bravas los arrestos domiciliarios inyectados en dosis letales de miedo social pretextando un virus chino que viene para QUEDARSE pero que aprovecharán estos oligarcas para imponer los diseños sociales más oscuros en un Occidente atomizado y mestizo, sumiso al poder de las corporaciones financieras y las grandes multinacionales.
Si Trump no gana, los medios españoles de la chatarra subvencionada del duopolio televisivo y mediático (13 TV, Cope, El Pais, TVE, ABC, La Sexta etc etc), se alegrarán, pues todos forman parte del la dictadura políticamente correcta que nos oprime y que es remunerada por George Soros.
La etapa de Trump ha sido una época de paz jamás antes vista que contrasta con épocas pretéritas: Obama estimuló la guerra terrible y aciaga de Siria; Bush invadió Afganistán e Irak; Bill Clinton bombardeó Yugoslavia; Bush padre intervino en Kuwait; Reagan intervino en la guerra de Afganistán contra los soviéticos y en Iberoamérica; EEUU aplicó la infame “doctrina Carter” en la que EEUU se reservaba el derecho de intervenir en aquella parte del mundo donde lo mandasen sus intereses; Ford incendió Indochina; Nixon bombardeó Vietnam; Johnson aumentó la presencia norteamericana en Indochina y extendió la guerra a toda la zona etc. El inefable William McKinley no tuvo problemas en volar el Maine en la bahía de Cuba para justificar el ataque contra España que nos robó la isla de Cuba e inicio el desmontaje de nuestro último imperio colonial en 1898. Trump se ha deshecho de la ambiciones belicistas espurias de sus antecesores y ha implantado un aislacionismo inteligente destinado a “hacer América grande otra vez” desde dentro y para “adentro”, es decir: agrandando los empleos y el bienestar de las familias del país, pero sin renunciar a la hegemonía mundial focalizando el ataque de EEUU en un enemigo a frenar por su amenaza a la libertad de las Naciones: China
La campaña anti-Trump ha sido diabólica en EEUU y en Europa. El invento de los Black Live Matter por sus muñidores comunistas, así como la consabida guerra social y racial generada con disturbios y saqueos pretextando el falso abuso policial contra un negro, han sido una creación del partido demócrata para partir el país, implantar el discurso de las minorías y captar el voto negro. Este ha sido el “golpe social” anticipado para derrocar a Trump, que antecedió al actual golpe político e institucional del pucherazo electoral.
En cuanto a las informaciones de la “prensa libre” occidental, en toda ella se difundieron mentiras: “Trump prepara un golpe de Estado”, “los supremacistas de Trump se preparan para la guerra civil si pierde las elecciones”… Las subvenciones de Soros, y las ambiciones del gran capital entroncado en los enemigos de los pueblos soberanos como los Rothschild y Gates, están detrás de la gigantesca operación deformadora de falsificación y mentiras masivas.
En conclusión. Si pierde Trump gana la globalización y el avance hacia las estructuras de un gobierno mundialista con plena implantación de la “agenda 2030” patrocinada por la ONU y sus tentáculos progres y liberales: dictadura ecologista con desmantelamiento industrial masivo en Europa; tiranía ideológica feminista perseguidora del hombre blanco y heterosexual con empoderamiento de los “géneros” infértiles en torno a los colectivos LGTB; y la supremacía internacional definitiva de la mafia de los especuladores encarnada en Bill Gates, George Soros , Rothschild y Rockefeller que apuestan por la drástica reducción demográfica mundial y la sustitución cultural de Occidente aplicando como dogmas el abortismo y los procesos migratorios masivos. Además, China coronará su hegemonía política mundial pues además de haber creado y extendido el Coronavirus para abatir a un occidente destruido social e industrialmente, ya no tendrá enfrente a un Trump que quiera perseguirla para que pague por el desaguisado; su ya rearmada industria, en crecimiento progresivo mientras occidente se hunde y desindustrializa, habrá colonizado a Europa. China podrá imponer a mano abierta su hegemonía absolutista para encadenar nuestra intimidad y datos a su tecnología y sus ansias de dominio.
Si gana Trump este proceso infernal se frenará o evitará. Si pierde Trump EEUU se “abrirá” de nuevo al mundo como predica Biden, es decir: generará conflictos bélicos allí donde las élites del partido demócrata o de la industria militar, quieran sacar beneficios. El mundo recibirá las bombas y misiles que el matón Obama dejó pendientes. Tiempo tendremos para ver la sangre y la esclavitud que Biden trae en la mochila con el aplauso de todos los mass media y políticos mamporreros y globalistas.
No obstante, por culpa del Partido demócrata y de sus esbirros de Black lives matter y Antifa (subvencionados por George Soros con 200 millones de dólares y liderados socialmente por Barack Obama), los EEUU están en riesgo de guerra civil gane quien gane. Y no será Trump quien desencadene esta guerra sino los agitadores comunistas y racistas anti blancos de Antifa y BLM para los que la muerte de un negro hasta las trancas de crack y en el curso de una detención, era motivo suficiente para iniciar una espiral de saqueos, vandalismos y atentados personales con víctimas mortales.
Como español, europeo, amante de la libertad y de la propiedad privada, y defensor de la justicia y la soberanía de los pueblos, mi apoyo y afecto son para Donald Trump, cuya victoria deseo.
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