21/11/2024 21:20
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Carlo Ponzi fue un famoso delincuente de origen italiano especializado en estafas. La expresión «esquema Ponzi» fue acuñada debido a una estafa suya y hoy día es la descripción de cualquier estafa que paga a los primeros inversores ganancias de los inversores posteriores. 

Su golpe más importante lo dio en 1919, al darse cuenta de que en los cupones que los inmigrantes italianos enviaban por carta a sus familias, extremadamente pobres a causa de la guerra, para que los cambiaran por dinero y pudieran responder a las cartas, había un negocio fabuloso. Consultó a amigos y conocidos y montó la empresa Securities Exchange Company. Comenzó a repartir cupones prometiendo unas ganancias del 50% en 45 días o del 100% pasados los tres meses. 

En poco tiempo se convirtió en una persona adinerada, y tanto políticos como medios de comunicación lo presentaban como un empresario ejemplar. Todo funcionó muy bien durante los primeros meses: el dinero llegaba a raudales y los intereses se pagaban religiosamente. Las viudas hipotecaban sus casas y la gente recogía sus ahorros para invertirlos en el negocio de Ponzi… 

 

La crisis de confianza se inició cuando el analista financiero Clarence Barron, por encargo del Boston Post, publicó un informe en el que se declaraba que, pese a los extraordinarios intereses que se pagaban, Carlo Ponzi no reinvertía ni un céntimo de sus enormes beneficios en la empresa. Se calculó que para cubrir las obligaciones contraídas se necesitaban 160 millones de cupones en circulación, cuando en realidad tan solo había 27 000. A partir de aquí, los acontecimientos se precipitaron: una multitud de inversores furiosos se presentaron ante las oficinas y tras demandarle fue detenido y acabó ingresando en prisión. El 1 de noviembre de 1920, Carlo Ponzi fue declarado culpable de fraude y se le condenó a cinco años de prisión. Salió tres años más tarde y lo condenaron a nueve más. 

Ponzi pasó a los manuales de economía por haber ideado lo que se conoce como esquema piramidal. 

Si observamos la forma de financiación de los diversos partidos, por ejemplo, VOX en lo que respecta a las aportaciones dinerarias de sus afiliados de los partidos políticos, vemos que todos ellos son casi idénticos: 

VOX tampoco ofrece ningún servicio, o prestación, o producto a cambio de la cuota mensual. 

 Pero entonces ¿Qué ofrecen a cambio? ¿Por qué hay gente que se afilia y paga?  

Cobrar a cambio de nada es una estafa. Claro que, habrá quien me diga que, hay gente generosa, solidaria e idealista capaz de hacer aportaciones más o menos grandes, de dinero, para apoyar «causas nobles»… Bueno, también están los que tienen la ilusión de poseer la oportunidad de llegar arriba, a los puestos de dirección en la jerarquía del partido y si un día ese partido logra representación en las diversas instituciones, tener oportunidad de ser candidato, acabar haciendo «carrera» en la política y por tanto vivir de nuestros impuestos… 

Claro que, son muchos los ilusos e incautos que, ignoran que, en VOX (como en otras agrupaciones políticas, pues «mal de muchos… epidemia»), aplican a rajatabla la «ley de hierro de la oligarquía» que, enunció Robert Michels hace ya más de un siglo. 

Robert Michels afirmaba que tanto en un régimen autocrático como en uno democrático siempre gobernará una minoría, pues todas las organizaciones se vuelven oligárquicas. 

Los líderes, aunque en principio se guíen por la voluntad de sus seguidores  y, afirmen, proclamen que son «revolucionarios», pronto se emancipan y alejan de los afiliados y se vuelven conservadores. Siempre el líder buscará incrementar o mantener su poder a cualquier precio, incluso olvidando sus viejos ideales. 

Por esa razón, la mayoría de las agrupaciones políticas pronto dejan de ser un medio para alcanzar determinados objetivos socio-económicos, dejan de luchar por las «causas nobles» que las hicieron nacer y se transforman en un fin en sí misma, alejándose por completo de los objetivos que decían perseguir. 

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Puede que haya quienes, poseyendo un gran currículum y una gran experiencia, se acerque a VOX en la idea de que es mucho lo que pueda aportar al proyecto; pero no es eso lo que buscan Abascal y sus oligarcas y caciques. Lo más normal es que una persona con un gran currículum ya tenga un gran trabajo y no necesite hacer carrera en la política. 

 Lo que buscan los gerifaltes de VOX, como los restantes partidos, son personas con don de gentes, vendedores, influencers… a los cuales les crean la falsa expectativa de poder trepar en el partido y acercarse a esos puestos de poder y dinero si ellos logran atraer a nuevos afiliados (que hagan más y más aportaciones dinerarias, a cambio de nada, sin percibir ninguna prestación o servicio). Los afiliados y cotizantes más eficaces en hacer proselitismo, irán arrastrando a nuevos afiliados (a ser posible con don de gentes) que a su vez sean capaces de afiliar a otros y así sucesivamente, exactamente igual que los sistemas piramidales, siguiendo el método Ponzi. 

Es cierto que algunos afiliados solo podrán captar a uno o dos nuevos afiliados, o incluso ninguno, pero otros podrán captar a decenas o cientos, como es de imaginar, así la cifra puede subir incluso exponencialmente y llegar a miles de afiliados, que pagarán una cuota al mes, sin recibir ningún bien o servicio a cambio, solamente el sueño de ser un gran político, aunque no sepan nada de política, o estar empujando para que se acaben cumpliendo sus «ideales». 

Ni que decir tiene que, para procurar que la «ley de hierro de la oligarquía» se cumpla estrictamente, los diversos partidos -VOX incluido- practican lo que los comunistas denominan, sin sonrojarse, «centralismo democrático», e impiden por todos los medios que en la organización haya democracia interna, y los afiliados-cotizantes puedan participar en las tomas de decisiones, ya sea a la hora de decidir quiénes forman parte de las listas de candidatos en cualquier comicios, o qué destino se le da al dinero que la organización recauda. Por supuesto, VOX, como los demás partidos -y no es motivo de consuelo, pues dijeron que eran el partido de los valores que venía  a regenerar España- procura ser una organización lo más opaca posible, tanto en cuestiones de tesorería y financiación como en el resto cuestiones que afectan al partido. 

Llegados hasta aquí, más de uno habrá que justifique las formas autoritarias de los oligarcas y caciques de los partidos, como es el caso de VOX, desde la perspectiva de que, es mejor que los Abascal y compañía tutelen el partido para evitar desviaciones, preservar la ortodoxia y sobre todo, evitar que haya oportunistas, gente sin escrúpulos, que pretendan medrar y hacer carrera en el partido, con el único objetivo de acrecentar su patrimonio personal… Pues sí, sin duda alguna el perfecto pretexto para convertir una agrupación política en una organización autoritaria, antidemocrática, controlada por una ínfima minoría, amigos de Santiago Abascal, Iván Espinosa de los Monteros, etc. que procurarán por todos los medios que las personas mejor preparadas, decentes, no les hagan sombra… ¿Por qué será que Abascal y compañía han decidido enviar a Macarena Olona a Andalucía, siendo la persona de VOX con más «tirón»? ¡Más claro, el agua! 

Y, quienes se hicieron con las riendas en VOX, mediante un golpe de mano, y desalojaron a Alejo Vidal Cuadras y los que pusieron en marcha el partido, se han ido olvidando de las señas de identidad del proyecto, y del «manifiesto fundacional». Hagamos memoria: VOX surgió principalmente para recuperar la Unidad de España, frente al «estado de las autonomías», al cual sus fundadores y seguidores consideraban el principal problema de España, tanto desde el punto de vista de la corrupción, del despilfarro, como del desmembramiento y balcanización de la nación española, así como de la desigualdad de los españoles, ante la ley, fiscal, respecto de la percepción de bienes y servicios, etc. por razón de residir en una u otra región de España. VOX hablaba entonces de desmantelar el estado autonómico y recentralizar las competencias, y de que el gobierno de España recuperara la enseñanza, la sanidad pública, la administración de justicia, etc. Y, aparte de recuperar el estado unitario, recuperar el mercado único, derogar toda la legislación de las diversas regiones españolas que, en lugar de facilitar la vida de los ciudadanos, la entorpece y evita la creación de riqueza y prosperidad… Por otro lado, también hablaba VOX de «desinflar» la burocracia estatal. Hemos pasado en cuatro décadas, de 750.000 empleados públicos a 3.500.000; habiendo pasado de 30 a 38 millones de habitantes en ese mismo tiempo. 

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Pues, bien, de todo ello, los oligarcas y caciques de VOX se han olvidado completamente, y lo han guardado en el baúl de los recuerdos. 

Lo mismo podemos seguir contando de asuntos tales como la defensa de la vida y derogar la legislación que promueve el aborto, y de la defensa de la institución familiar y la derogación de las leyes de género, y de promover la custodia compartida y la mediación familiar tras el divorcio, y… un largo, larguísimo, extensísimo etc. de asuntos que son irrenunciables para la mayoría de los buenos españoles, de los españoles decentes, de los que Abascal y compañía se han olvidado por completo, hasta el extremo de apoyar a diversos gobiernos regionales a cambio de nada… y lo más sorprendente: los oligarcas y caciques de VOX apoyaron con su voto, en el Congreso de los Diputados, al gobierno social-comunista para que pudiera gestionar a voluntad, sin control ni supervisión de clase alguna, los fondos europeos «para la recuperación». Lo intentaron vender como un acto de patriotismo. Ni que decir tiene que, el poco o mucho dinero que va llegando de Europa, los socialistas y comunistas lo están despilfarrando en estupideces y para regar generosamente a sus socios: etarras y separatistas. 

En fin, que, VOX como cualquier negocio piramidal se basa en el engaño. Centra sus objetivos únicamente en reclutar más personas que, a su vez se esfuerzan en ampliar las bases de la pirámide a través del reclutamiento de nuevos afiliados-cotizantes que confíen en la empresa y donen su dinero como inversión en ese supuesto producto que la empresa asegura que incrementará su valor, con un futuro retorno completo de su inversión acompañados de intereses. 

Al igual que Maquiavelo es considerado el padre de las ciencias políticas, Goebbels lo es en el ámbito propagandístico. Este astuto, taimado, sagaz, pícaro maestro de la propaganda desarrolló principios de propaganda política que consciente o inconscientemente han sido utilizados, una y otra vez, hasta el hartazgo, como estrategia propagandística en el marketing político moderno de los estados democráticos contemporáneos. A él le atribuyen la famosa frase «una mentira mil veces dicha se convierte en una gran verdad». 

Ese es el procedimiento utilizado por Ponzi y que los Abascal y demás políticos profesionales utilizan para convertirse en líderes y llevar, si lo consiguen, a su agrupación política al poder, gracias al virus difundido inconscientemente por la vox populi, creando una pirámide popular que se acabará derrumbando cuando el pueblo se acabe dando cuenta de la mentira propagandística difundida. 

Autor

Carlos Aurelio Caldito