24/11/2024 13:43
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Causa terror este lema adoptado por los socialistas en su 40 Congreso en Valencia, la semana pasada. Jamás pensaron ni pensarán en la posibilidad de, si no avanzarán por el camino equivocado. Pues son tan limitados que se creen tener la razón. Los que conozco personalmente también me causan terror. Mirándoles cómo son y su historia, lo que ellos no quieren ver con su ceguera voluntaria, no es para menos de aterrorizarse.

Avanzar es lo mismo que progresar por lo que en el lenguaje ya nos dan una lección más inútil e innecesaria, como están acostumbrados. Una persona normal tiene que darse cuenta de cómo son los amigos del terrorista Otegui, que ahora vuelve a marearnos. Todo lo que viene de esta gente, que se creen listos y se nombran «progresistas» es  vomitivo. No hay estómago que lo aguante.

Efectivamente tanto su progreso como su avance, es hacia lo peor. El porqué tanto predicar para hacer justo lo contrario, eso es lo propio de espíritus malignos, enfermos y endemoniados. Las libertades reales se asesinan cada día, con sus grandilocuentes discursos que esconden las mayores atrocidades, proclamando que estamos conquistando nuevas libertades. Los controles sociales crecen en los mensajes, movimientos, actividades, y por supuesto la libertad para pensar fuera de la impostada ideología oficial. La Libertad real se desvanece como un terrón de azúcar en el agua. Al margen, entre memorias históricas falsas, delitos de odio y toda suerte de fobias, para crear un enemigo inexistente, dividen a la sociedad en buenos y malos.

Por otra parte en su avance hacia el pensamiento único -en eso sí que avanzan- empobrecen la lengua y cultura de la juventud, pero enfocada a que lo bueno solo es lo de ellos, al quitar las evaluaciones y suspensos, todo el monte es orégano porque los malos que son los que había antes los estamos venciendo. Se corrompe la lengua a base de estereotipos, un conformismo absoluto y la repetición asfixiante de los eslóganes habituales para cambiar las mentes. Toda corrupción empieza por el lenguaje. Así la lengua se convierte en herramienta de combate ideológico, en arma política. Aunque la primera arma política marxista es la mentira, pero se ejerce con el lenguaje. Se usa para cambiar mentalidades, para recordar continuamente los límites de lo establecido como políticamente correcto, y obedecer las consignas del Gran Hermano orwelliano. De lo contrario te irá muy mal. 

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La enseñanza seguirá funcionando hacia la gran mentira; así se reescribirá la historia, cambiándola a diario si es necesario para que actúe como arma ideológica, denunciando delitos inexistentes y creando la versión de la realidad que le interesa al poder que ha de seguir progresando, o sea avanzando como marcan los «progresistas».

La sumisión al poder será la gran virtud. Lo contrario será la desobediencia de la nueva verdad creada donde, no hay verdad, sino diferentes perspectivas… Pero que se preparen quienes disientan de la nueva «verdad» oficial que sostiene que, bajo ningún concepto, existe la verdad. «La verdad es la mentira». Ya marearon tanto la perdiz que crearon borregos que no piden más que el pienso para dormir como los cerdos. Al final, en esta competición entre perspectivas, verdades a medias, y verborreas, se acaba imponiendo una, la del poder, pero a sangre y fuego, y sin la posibilidad de renuncia o volver para atrás. Y lo consiguen con la fuerza más violenta: el terrorismo. Los caídos en la trampa sólo les queda la posibilidad de tirar hacia adelante aún sospechando que está su propia autodestrucción, o elegir el fuego que ante sí les escupe el fusil del poder, por traidores.

La rebelión será contra todo lo dado, contra todo lo que había antes, será la emancipación de los límites que impone un Creador. Por eso hay que destruirlo todo. Pero como siempre partimos de lo ya creado, de la materia prima dada, nada podemos construir de otra manera y solo podemos demolerlo todo. Esa es la realidad del progresismo equivocada. Cuando el hombre se erige en Dios, termina siendo una mala bestia destructora. Ahí tenemos ostensiblemente la evidencia. 

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Hay varias herramientas para el logro de estos fines, en los que caen tantos como tontos, es decir, como moscas en la miel. Los que promueven el totalitarismo saben que el fomento del odio es una poderosísima herramienta movilizadora y no dudan en azuzar y dirigirlo con determinación sobre quienes osan disentir y cuestionar sus proyectos, y cuentan con un gran número de adeptos. Les engañan con el imperio universal, con el NOM, nuevo orden mundial, diciéndoles que será la panacea. Es la vieja idea comunista y destructiva de que su cuento englobe el orbe entero y que supere fronteras, adiós tradiciones, como exámenes de los alumnos, eso no es progresista, adiós todo obstáculo en la vida porque todos debemos ser iguales. Lo malo es que la naturaleza no ha parido dos seres iguales. A lo mejor a partir de ahora con los progresistas que avanzan tanto, pero comprando voluntades y dando a unos el dinero que roban a otros, lo consiguen. A lo peor estos soberbios que tras pecar en el primer pecado capital, llevan a los seis siguientes de carretilla, llegan al infierno que se asoma por los volcanes de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma.

                                          

Autor

REDACCIÓN