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La posibilidad de que los efectos precedan a las causas forma ya parte del elenco de problemas que nos plantea la física cuántica, en abierto desafío a todo lo que se ha venido manteniendo hasta ahora, tanto en física como en filosofía.[1] Todo efecto tiene una causa, que es anterior en el tiempo, y así se ha venido proclamando desde la más clásica lógica aristotélica.[2] En realidad, la retrocausalidad ha sido siempre considerada una contradicción en sí misma, dado que, como ya indicaba David Hume, al examinar dos sucesos relacionados, la causa, simplemente, por definición, es el suceso el que precede al efecto (el interruptor activa la luz, y no a la inversa).[3]

Sin embargo, desde hace años varios físicos teóricos están tratando de indagar sobre la “retrocausalidad”; es decir, sobre la idea de que, a nivel cuántico, sea el futuro el que influye en el pasado (al menos parcialmente). Y no por capricho, sino porque esa clave podría resolver varios problemas cuánticos que aún están en el tintero, bajo estudio.[4] Pero, como es obvio, no es mi intención adentrarme en la física cuántica y, menos aún, en un área tan compleja y novedosa como la de las “retrocausas”, sino tomar prestada esta sugerente idea para extrapolarla a otros ámbitos mucho más mundanos.

Así, y para comenzar, las “retrocausas” son apreciables en el amor y la amistad y muy especialmente en eso que denominamos el “flechazo” o “amor a primera vista”, ya que el sentimiento (como efecto) surge antes de que se desvele su causa. Es con el tiempo que nos acabamos dando cuenta de que esa persona es la que buscábamos, porque reúne las cualidades que, de forma inconsciente, deseábamos. Aquí, el efecto (amor, amistad) surge sin causa aparente, que solo más tarde, conseguimos encontrar. Muestra clara de que no resulta tan extraño, que, en la vida cotidiana, se encuentren presentes las “retrocausas” que tanto repugnan a la lógica, y de ello da fe la conocida frase de B. Pascal “el corazón tiene sus razones, que la razón desconoce”.

Pero no se agota aquí el terreno en donde aparecen las “retrocausas” porque, también tienen lugar, a veces en ámbitos tales como la política y el Derecho. La política de nuestros días, es prolija en esta clase de fenómenos, desde el comienzo de este Gobierno como tal, que nace como fruto de una moción de censura al Gobierno anterior. Pero, realmente, aquí no hay “retrocausas” sino “causas ocultas” (que es algo diferente), porque de unas declaraciones públicas negando cualquier clase de pacto con Podemos o los separatistas, el Presidente Sánchez pasa a ofrecer un Gobierno con Podemos en su seno y con promesas a los separatistas a cambio de sus votos. Lo que hay es, simple y llanamente, incumplimiento de la palabra dada con la única finalidad de llegar al poder.

Es, posteriormente, cuando comienzan a producirse toda una serie de acontecimientos en forma de “retrocausa”, comenzando por el curioso episodio de las maletas de Delcy y su paso por Barajas. El suceso ocurre (como efecto) pero su causa es o pretende ser explicada torpemente después, mediante más de una docena de explicaciones -todas ellas incoherentes- por parte del Ministro Ábalos, dando a entender, poco menos, que Delcy Rodríguez levitó para no pisar el suelo español. O sea, el efecto (estancia de Delcy Rodriguez en Barajas con más de cuarenta maletas) precede a la causa, que son las contradictorias explicaciones del Ministro Ábalos, pretendiendo dar a entender que ni el Gobierno sabía nada y que Delcy ni siquiera pisó suelo español. Explicación cuántica de un suceso cuya realidad aún seguimos pendientes de conocer.

Otro tanto sucede con la manifestación feminista del 8-M y la posterior declaración del primer estado de alarma (RD 463/2020 de 14 de marzo), en donde se alude, como causa, a una declaración de la OMS de 11 de marzo, cuando, posteriormente, se ha sabido que desde febrero de 2020 la propia OMS ya había advertido acerca del peligro de pandemia.[5] Se produce aquí una designación falsa de la causa del estado de alarma (situándola en el 11 de marzo), cuando la realidad es que fue muy anterior (febrero de 2020), lo cual se acerca ya bastante a las “retrocausas”.

Más claramente es apreciable este fenómeno en el Proyecto de Ley de Memoria Democrática, en donde pretende imponerse una verdad histórica oficial, fuera de la cual nada existe del pasado. Dicho de otro modo, el presente (oficial) condiciona y altera el pasado, dando una clara muestra de “retrocausalidad” y desconociendo que las cosas fueron como fueron y no como se nos diga que fueron. Vivo ejemplo del Ministerio de la Verdad orwelliano, en donde los libros y noticias de lo sucedido se iban cambiando al antojo de lo que convenía al Gran Hermano. Y vivo ejemplo de lo que nunca puede tener lugar en un Estado de Derecho democrático, en donde todo el mundo tiene derecho a expresar libremente sus ideas y pensamientos, tanto más si se trata de dar a conocer meros hechos del pasado. Podrá decirse que los hechos son verdaderos o falsos, pero, nunca, que siendo verdaderos no tuvieron lugar.

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El ya polémico indulto a los condenados separatistas por sedición es, también, un suceso en donde el efecto precede a la causa, ya que el Gobierno toma como punto de referencia y de partida poder seguir contando con el apoyo parlamentario del bloque separatista. Sin embargo, me atrevo a augurar (y no soy el único) que solo va a conseguir dilatar y agravar más la situación existente, por la sencilla razón de que no puede dar lo que los separatistas pretenden (que es un referéndum sobre la independencia de Cataluña). O sea, que el efecto -los indultos- preceden a la causa, que consiste en el ansiado apoyo parlamentario, cosa que podrá tener lugar, o no, dependiendo de las presiones a las cuales se encuentre sometido el propio Gobierno de la Generalitat. Porque, bien puede suceder que, pretendiendo desinflamar Cataluña, se inflame toda España, lo cual no creo que sea algo deseado por nadie (salvo, quizás, por los propios separatistas, en su versión más extrema), y eso es una clara muestra de prelación temporal del efecto sobre las causas.

Lo mismo cabe decir respecto a las innumerables medidas tomadas por este Gobierno que, lejos de producir el efecto deseado, han dado lugar al contrario en una ceremonia del caos de muy difícil explicación. Compras de material sanitario (EPIS) sin control alguno; restricciones de derechos que no han servido para nada y (con el segundo estado de alarma), ausencia total de coordinación, bajo la excusa (como causa) de una cogobernanza que nunca existió. Las causas y los efectos de esta política errática se han ido confundiendo, sin que nadie haya osado explicarnos nada, porque para nada han servido, salvo para dejar las menos libres al Gobierno con el único fin de consolidar el poder. Y, o bien ésta ha sido la verdadera causa de las medidas tomadas, o bien se trata de meras “retrocausas” que dan cabal idea de la ausencia de sensatez que preside este Gobierno.

El mero nombramiento del Ministro Illa, dándole una cartera que, en su momento, no tenía relevancia (como era la de Sanidad) es una muestra más de “retrocausa, porque su nombramiento solo tenía por finalidad (causa) colocar un simple peón frente al separatismo catalán. La pandemia y los estados de alarma le dieron un protagonismo no deseado (como efecto) y pusieron de manifiesto su incompetencia para gestionar algo tan grave como la pandemia sin provocar una monumental crisis económica. Nuevo ejemplo de “retrocausa” y de incapacidad para rectificar a tiempo, cuando los efectos de una medida no son los esperados.

Y como no quiero alargarme más en esta sarta de medidas tomadas demasiado a la ligera por este Gobierno me limito a señalar el tremendo conflicto que puede tener lugar con Marruecos como consecuencia de la insensata conducta y declaraciones de nuestra Ministra de Asuntos Exteriores (en relación con la entrada y salida de España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, como Pedro por su casa). Aquí sí que hay una clara relación de causa a efecto, pero con la notable singularidad de que los efectos pueden superar, con mucho, a lo previsto en el momento de producirse la causa. No es, por tanto, un caso de “retrocausa” sino de causas y efectos “en cascada”, en donde cada efecto se convierte, a su vez en causa de otros efectos, y así “ad nauseam”, dando lugar a efectos del tipo “dominó”, sobre lo cual me remito a lo que ya he escrito al respecto.[6]

Pero, como dije que las “retrocausas” también aparecen en el mundo del Derecho, quisiera hacer mención a un supuesto muy (demasiado) frecuente de ello como son los recursos de apelación, especialmente, en sede contencioso administrativa, cuando el asunto sometido a su conocimiento es relativamente complejo. La regla general (por obvia) dice que el juez ha de dictar sentencia una vez oídas las partes y sustanciado el proceso en todas sus fases, cosa que siempre debe suceder. Sin embargo, ya sea por el sesgo “pro administración[7] ya sea por la acumulación de trabajo, lo cierto es que, desde hace poco tiempo, se están dictando demasiadas sentencias desestimatorias en apelación. Exceso que, debe ser corregido, puesto que invita a poner en tela de juicio si lo que ha tenido lugar es una posible “retrocausa”, al estar preconcebida, sin tener en cuenta los motivos de apelación. Duda que crece en la misma medida en que crece el número de sentencias de apelación desestimatorias para el particular recurrente, sin mayores explicaciones que las que brindaba la sentencia de instancia. Una situación sobre la cual me limito a llamar la atención, porque el poder judicial es la última esperanza a la que nos estamos asiendo con fuerza, quienes confiamos en el pleno restablecimiento del Estado de Derecho.

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Con esto finalizo mi post, recordando (con mi sonrisa etrusca abierta) que las “retrocausas” solo deben ser propias del mundo cuántico y de las cuestiones del corazón, dejando que el resto de los asuntos terrenales se sigan desenvolviendo bajo la clásica relación de causa a efecto (y no a la inversa).

 

 

 

 

 

[1] Vid. https://www.muyinteresante.es/ciencia/articulo/el-futuro-podria-estar-influyendo-en-el-pasado-251499329874

 

[2] Cabe recordar que la doctrina de la causa en Aristóteles no es una mera descripción, sino que juega papel vertebral en su metafísica. Pero para valorar este hecho hay que percatarse de la diferencia del concepto de causa en la antigüedad en relación a la mecánica actual. Y es que, la causalidad en el mundo clásico (y en Aristóteles en particular) no se reducía a una relación lineal entre la causa y el efecto, al golpe de una bola de billar con otra, como ejemplificó Hume en su famosa crítica. Antes bien, como ha advertido Zubiri, la preocupación de Aristóteles radicaba en la propia substancia. La causalidad no era una relación entre un hecho A y uno B, sino el propio ser de la substancia, en cuanto principio de modificaciones. De su doctrina ontológica acerca de las substancias, y de su capacidad como sujeto de los cambios (esto es, como principio de las modificaciones), el filósofo griego va a derivar su planteamiento teológico: a partir de las substancias, Aristóteles va a defender la existencia de un Motor Inmóvil, causa final de todo lo que es, que causa en cuanto referente perfecto de toda substancia. Vid. Metafísica (Ed Austral, 2013). Así como ”La lectura de Zubiiri sobre Aristóteles” (José Alfonso Villa) que puede encontrarse en el siguiente link: https://biblioteca.itam.mx/estudios/123/000280264.pdf

 

[3] La crítica de Hume a la causalidad aristotélica puede leerse en el siguiente link: https://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiamedievalymoderna/Hume/Hume-CriticaRelacionCausalidad.htm

 

[4] La partícula superlumínica hipotética denominada taquión —propuesta en el contexto de la teoría de cuerdas bosónica y de otros campos de la física de alta energía—, al superar la velocidad de la luz, se movería hacia atrás en el tiempo. Pese a su frecuente descripción en las novelas de ciencia-ficción como método para enviar mensajes al pasado, las teorías que predicen los taquiones no permiten que interactúen con la materia normal de “tipo tiempo” de forma que puedan violar la causalidad entendida tradicionalmente. Vid, entre otros, Benford, Gregory: “Cronopaisaje”. Ediciones B – Barcelona 2006

[5] El 3 de febrero de 2020, la OMS publica el Plan Estratégico de Preparación y Respuesta de la comunidad internacional para ayudar a los Estados con sistemas de salud más frágiles a protegerse. El 24 de febrero aparecieron los primeros casos en la península, con una subsecuente circulación comunitaria exponencial del virus, afectando principalmente a la Comunidad de Madrid, País Vasco y Cataluña. Fuente: https://www.medintensiva.org/es-pandemia-por-covid-19-el-mayor-articulo-S0210569120301017

 

[6] Vid mi post LAS ELECCIONES DE MADRID Y EL EFECTO DOMINÓ…que puede leerse en el siguiente link: https://www.linkedin.com/pulse/las-elecciones-de-madrid-y-el-efecto-domin%C3%B3-jose-luis-villar-ezcurra/

 

[7] Sobre la proliferación de este sesgo, me remito a lo dicho, entre otros en mi último post LOS INADMISIBLES ABUSOS DEL SECTOR PÚBLICO EN MATERIA DE CONTRATACIÓN que puede leerse en el siguiente link: https://www.linkedin.com/pulse/los-inadmisibles-abusos-del-sector-p%C3%BAblico-en-materia-villar-ezcurra/

 

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