22/11/2024 00:26
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Rememorando a nuestro Nobel literario, el dramaturgo Jacinto Benavente. «La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños y al final, un disgusto grande». Apostemos por la desnuda verdad. Aunque duela.

No se ha demostrado la existencia del Sars-Cov-2

Al día de hoy, no existe un solo estudio o trabajo científico publicado y comparado y confrontado por pares que demuestre que el Sars-Cov-2 ha sido adecuadamente aislado y purificado para proceder, posteriormente, a una rigurosa y exacta secuenciación genética de su ARN. Ergo, no existe dicho nuevo coronavirus.
Ninguno de los test virológicos o serológicos – PCR, test rápidos, de anticuerpos, antígenos – devienen no específicos, dando sistemáticamente, además, «positivos» a otros «patógenos·. Dicho de otro modo: las secuencias genéticas usadas en los PCR para detectar el espectral Sars-Cov-2 estén presentes en innumerables secuencias del propio genoma humano y en más de una centena de microbios.
Detectar con la fraudulenta PCR un ARN vírico no demuestra bajo ningún concepto que dicho fragmento genético pertenezca a virus infeccioso alguno. Y por supuesto no existe causalidad – ni siquiera remota correlación – alguna entre dicho e inexistente ARN vírico con el hecho de que alguien enferme.

Fraudulentos test de diagnóstico para generar terror social

Tantos y continuos falsos positivos y falsos negativos – además realizados con fraudulentos y (muy) lucrativos test – hacen carezca de sentido hablar de «contagiados». Cifras de “infectados” o muertos que carecen de toda continuidad lógica ya que todo el terror está inspirado y basado únicamente – repito, en exclusividad – en dichos y embusteros dígitos. Flatus vocis, pero quedan muy bien para aterrorizar mediáticamente a la población mundial.
El cuadro clínico de los presuntos afectados no se correspondió jamás – ni se corresponde – con el de una infección vírica respiratoria. Necesitando recordar cuantas veces sea necesario, para que la verdad jamás deje de resplandecer, que la inmensa mayoría de los difuntos fueron ancianos con muy mala salud previa a las que se dejó morir sin tratamiento en hospitales, geriátricos y domicilios particulares alegando falta de medios, médicos y tratamientos.

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Obviamente muchísimas personas murieron, en realidad, y sobre todo, a causa de los incorrectos tratamientos sanitarios recibidos. Pura y atroz iatrogenia de la mafia médica en marzo y abril. Lo que les he dicho en tantas ocasiones: Eutanasia/Gerontocidio de Estado cometido – por acción y omisión- por todas – todas – las administraciones.

Pretextos sanitarios, hacia la tiranía mundial

El secuestro domiciliario, el uso de bozales y demás y liberticidas medidas de control mental y social: además de ineficaces, extremadamente dañinas para la salud física y mental.

Y por el camino, dos asuntos nucleares, tan ignorados, dignos de mayor profundización, el cadmio y el detergente polisorbato 80 hormigueando, incluso la ferritina: las tóxicas radiaciones electromagnéticas – desde la 1G hasta la 5G pasando por la Wifi – y la muy perniciosa vacuna de la gripe estacional aplicada a mayores de 65 años el pasado año.

Toda vacuna: ineficiente en el mejor de los casos, letal en el peor. Con las vacunas transgénicas, tránsito turbador.

En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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