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En su valiosísimo Manual “Tratado sobre Masonería e Historia de España”, el Marqués de Valdelomar documentó los cuatro procedimientos denominados “Táctica Alucinante”.

Siendo, ya de por sí, la masonería, una secta de naturaleza secreta, una organización jerarquizada y una estructura en red, que se mueve en el ámbito gris y con metodología engañosa (algunos dirían hoy “fake”) con todo, hay asuntos que para la judeo- masonería requieren especial interés e importancia, y por tanto, métodos de infiltración e influencia más elaborados y engañosos, por medio de los cuales la Masonería seduce, a incautos e ignorantes, y permite a los pérfidos manipular, influir y ejercer control.

De este amplio y pormenorizado Manual del Marqués de Valdelomar (Diplomático del Reino de España, Caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, OCSSJ, y hombre de profunda Fe Cristiana y Amor a la Iglesia) es la descripción que hace de la “Táctica Alucinante” de los aspectos más valiosos y prácticos, pues nos capacita para discernir (tanto a personas como a grupos) entre la cizaña y trigo.

De una parte, de la “Táctica Alucinante”, nos vamos a ocupar hoy en este Digita, El Correo de España, y dentro de la Serie Milicia Inmaculada, especialmente dedicada o Consagrada para la Cruzada contra la Masonería y toda forma de Herejía o Perfidia.

En primer lugar, y como premisa, debemos considerar que el ámbito Patriota es especial y eminentemente:

Católico. A pesar de la Jerarquía Eclesial, ama la Fe, la Religiosidad Popular (el Cristo, la Virgen María y el santo o patrón) y la conducta honorable, caballerosa y decente.
Monárquico. A pesar de la cada vez menos católica, menos nacional y más judeo-masónica Monarquía haga creer a algunos que la república sería la solución.
A pesar de la descomposición familiar, municipal y gremial o sindical, el ámbito patriota o nacional sigue amando estos valores inherentes en gran medida a la organización social o étnica del ser humano y, de manera muy especial, a la Tradición Hispánica.

Es muy importante tener presente esta premisa arriba mencionada, pues es por medio de esos tres frentes que opera y se camufla la masonería, deslumbrando a modo de “Táctica Alucinante” y ofreciendo un rostro de Patriotismo o Identidad Hispánica Genuina que le permite infiltrarse e influir entre nuestros correligionarios o camaradas.

La infiltración es especialmente activa en el frente Monárquico, por ser éste el más visible referente nacional, cabeza y “piedra angular” o fuente de la Administración Pública Estatal. La infiltración judeo-masónica en la Monarquía, y círculos próximos, hizo que un sector de los patriotas en España se convirtiera, sin saberlo, en instrumento masónico de oposición, no sólo a la misma Institución Monárquica, sino también a la Iglesia (que opera normalmente en este mundo por medio “del báculo y la corona”), a la Tradición (garantizada y cuidada por los otros dos ámbitos sociales mencionados). La Monarquía Hispánica está inseparablemente unida a los otros dos elementos fundamentales del Estado y la Nación española: Iglesia y Tradición.

El Movimiento Nacional, por “táctica alucinante” de la masonería, se fraccionó, impidiendo la unificación de la Monarquía Católica Hispánica Tradicional, en:

Monárquicos Liberales. Especialmente influidos por la judeo-masonería inglesa, aristocrática, mercantilista, usurera y globalista. Esta es la Dinastía Borbónica actual y los defensores de la Constitución Española del 78.
Monárquicos Carlistas. Especialmente influidos por la judeo-masonería afrancesada, regionalista, de tendencia nacionalista y opuesta al globalismo. Esta es la Dinastía Carlista actual, los defensores del heredero borbónico y de la reforma eclesial postconciliar acontecida en los años 60.
Falangistas Republicanos. Especialmente influidos por la judeo-masonería llamada identitaria o tradicional pagana. En algunos casos son filo-germánicos (de apariencia nacionalsocialista, pero en realidad nazis o paganos) y en otros son pseudo hispanistas próximos al socialismo materialista o comunismo, con apariencia de sindicalismo gremial. Todos ellos están influidos, por desconocimiento o inscripción, del espíritu judeo-masónico revolucionario que genera división y traiciona a “la Unidad de Destino en lo Universal “de España: Nación Católica, Monárquica y Evangelizadora.

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Sin quererlo, en muchos de los casos, pero no en todos, algunos sectores de los tres grupos antes mencionados se oponen de manera consciente a la Unificación Nacional de España teniendo como Proyecto la Monarquía Católica Tradicional Hispánica. Veamos cómo estos agentes judeo-masónicos hacen uso de la “Táctica Alucinante”:

Monárquicos Liberales.

Actualmente en la Jefatura del Estado, se oponen de manera especial al sentido Religioso Católico de la Monarquía Hispánica y al carácter autárquico nacional, apoyando el globalismo mercantilista y usurero.

Tienen en consideración el sentido de Monarquía Parlamentaria y el desarrollo de la propiedad privada en torno a la persona “individuo”.

Monárquicos Carlistas.

Surgidos como partido político en oposición a la Tradición Hispánica (no partidista) y a la Tradición Eclesial (Tridentina o también Hispánica), acabaron seducidos y corrompidos por el foralismo descentralizado (que se convirtió en centrífugo y en algunos casos en nacionalismo) y por el paganismo judaico de raíz cabalista que se camufla en la llamada “tradición judeo-cristiana común” y se materializa en asociaciones o círculos de “amistad judeo-cristiana”.

El llamado Partido Carlista se convirtió, por su propia génesis y esencia parcial o partidista, en caldo de cultivo de toda clase de partidos regionalistas (como Coalición Valenciana, los Grupos de Acción Valencianista o Coalición Navarra) y nacionalistas (Como Unió, el PNV o el BNG) que llegaron a degenerar en independentistas en las regiones de Cataluña, Valencia, Navarra y Vascongadas.

El modernismo, personalismo y ecumenismo (todos ellos de raíz judaica y cabalística) se desarrollaron de manera muy especial tras el Concilio Vaticano II. Los llamados círculos carlistas (en manos de masones o filo-masones que no quieren crispar) se convirtieron en correa de transmisión del espíritu masónico, judaico y ecumenista que no sólo debilitó nuestra nación, sino que traicionó su Vocación y a Jesucristo.

En la actualidad, destacan los representantes del llamado carlismo valenciano, catalán y vasco que fueron los planificadores de un acto masónico-ecuménico celebrado en la Capilla del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia, según me informaron fuentes de la propia Nunciatura en España. En dicho encuentro, su “legítimo rey” juró los fueros valencianos en presencia de dos sacerdotes nacionalistas, otro filo-judaico, un representante de la ortodoxia, una anglicana y políticos nacionalistas del Bloque Nacionalista Valenciano y republicanos. ¡¡¡Toda una Tenida!!!

Falangistas Republicanos.

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Siendo muy admirable su amor a la Unidad Nacional de España y a la Tradición Hispánica consideran corrompida la Institución Monárquica en sí (hecho no apoyado expresamente por ninguno de sus fundadores) y, por lo tanto, ven la república como la única salvación de España.

Su consideración hacia la Iglesia Católica es de tolerancia, ignorancia o en algunos casos de repudio (pues hacen de la parte el todo y juzgan a la Institución por su algunos de sus jerarcas) a pesar de que su Fundador dijo: “la Religión Católica no sólo es la verdadera, sino la históricamente española”. También se da la situación que algunos de ellos se ven influidos por el paganismo identitario “europeo” y por el anticlericalismo revolucionario judeo-masónico.

La acción conjunta de estos partidos políticos tendría la finalidad de convertir a la Monarquía Católica Tradicional Hispánica en una monarquía liberal democrática, al gusto masónico, o en una III República de facto, pero sometida al globalismo. Este supuesto se ha conseguido de una manera sin precedentes imaginados pues el heredero carlista (aplaudido y respaldado por los antes mencionados representantes del carlismo) ve con muy buenos ojos a un republicano, masón, filo-nacionalista, federalista y promotor de la Agenda 2030 de la ONU, como es el presidente del España, Pedro Sánchez, al que definió como “un hombre de diálogo y talante”.

Esta misma acción coordinada sería la catalizadora de la entrada de España en la CEE, después UE y ahora en la agenda globalista del llamado Nuevo Orden Mundial. España estaría así desmantelada y sería como pieza madura para el proyecto mundial masónico. Un satélite del Judaísmo Internacional que anularía su Soberanía Nacional y personalidad propia en una especie de revuelto europeo sin religión, sin patria y sin libertad. Esto han logrado los traidores, no sin antes haber asesinado al presidente de España, D. Luis Carrero Blanco.

Este plan de la judeo-masonería no es posible alcanzarlo sin la colaboración de mediocres, tibios, necios y de aquellos que no quieren significarse (aspecto típico de la perfidia) y que participan de las tendencias y grupos antes indicados, y para los que no debe existir: Monarquía Hispánica Católica, Tradición Hispánica Católica, España Católica.

Como conclusión, me hago eco de las palabras que La Gaceta de Madrid publicaba en 1833: “La única autoridad que reconoce nuestra nación es el Monarca. Un partido es la locura de muchos para provecho de pocos. El enemigo nos quiere divididos pues sabe que una España dividida es una España vencida”. Que nuestro Señor Jesucristo, y Su Inmaculada Madre la Virgen María, Nos asistan en esta Milicia Cruzada hasta Su Retorno como Monarca Eterno.

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REDACCIÓN