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Es un problema entre la ética y la estética. Al rastafari podemita da miedo verlo, en cuestión. Y sin cuestionar. Sorprendido de sopetón y salir corriendo, es todo uno. Es un peligro para cardíacos y menesterosos. Para la guerra sería muy bueno, en primera fila; el enemigo ni se acercaría. No guarda el decoro ni corrección estética; y de la ética… viéndole patear policías…. Si te atraca un individuo así es peor él que lo que te robe. Vaya imagen del país y su casta política que nos deja. La casta cuyo oficio común es el enriquecimiento personal, hay que acabar con ella, antes de que ella, acabe ella con nosotros. Al rastas da miedo verlo, y también asco. Mucho asco. Asusta a los niños, y los traumatiza. Tiene la estética para revestir su ética, porque la forma es igual al contenido.

Meritxell Batet le quita por fin el acta de su escaño, a regañadientes. No quería ella… oiga; ella, no quería… Y los de Podemos se levantan en tromba esgrimiendo sus puñales contra la del pelo frito por quitar de en medio al feo. A esta tropa siempre le gusta lo feo. A la izquierda no se le puede contradecir ni exigir que cumplan la ley; al menos, a eso están acostumbrados. Son indomables hasta que tengan que dejar de serlo. Deben echar también al Echeminga Dominga por el mismo motivo de fealdad y espanto a niños y ancianos. La naturaleza se cebó con este argentino malo. Que le ponga una plaza más al «trator» como llama al carrito cual si fuera Pepiño el gallego para comerse las consonantes fin de sílaba, y que salgan todos zumbando. Ese es el «conceto». Pues el «condutor» es de donde llaman a todos los españoles, gallegos. Una tierra buena de tangos, donde a veces salen estas milongas.

La guerra se lió entre este ganado sin domar y el otro salvaje, porque el rastas se agarró al sillón como una lapa y no lo suelta ni a tiros. Ni mirando los que aún se conservan en el techo. La izquierda se hizo para no cumplir la ley. Ni aunque la creen ellos. Pero la Batet que cayó de jefa como la zorra en el gallinero, tuvo que acatar, tras atacar, la sentencia contra Alberto Rodríguez. No sin el vapuleo del juez Marchena con el que estuvo vacilando hasta última hora. No consiguió quedar por encima, como acostumbran estos individuos cuando no tienen razón, y tuvo que envainarsela y dejar al rastas sin su sitio: el sillón senatorial que había amarrado con los dientes cual perro de presa.

Tras el oficio del juez Marchena en respuesta a la «aclaración» que pedía Batet, la presidenta del Congreso ha ejecutado finalmente la sentencia. ¡Pobre animal, cuánta agua bebe!, decían en mi pueblo. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha decidido ejecutar la sentencia del Tribunal Supremo que condena al diputado de Unidas Podemos Alberto Rodríguez a la inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo por patear a un policía y ha comunicado al condenado la pérdida de su escaño. ¡Vaya… ! A esto no hay derecho, a que sí… El tiempo que el rastas estará sin asiento a la lumbre del congreso, y a ajo y agua, parece que no queda claro, si será por un mes y medio nada más, resultado de ser condenado por pateador de la autoridad, o durante la legislatura, pero esa accesoria de la inhabilitación debiera ser por los restos. Un tipo así no puede volver a pisar el Congreso; ni a España, casi. Hay más individuos delincuentes de esta guisa en los escaños. Si estos personajes ya cuentan con delitos antes de entrar al poder, qué no harán después que la policía en vez de perseguirlos, les proteja. Por eso estamos pagando a una serie de delincuentes de la extrema izquierda en el Congreso, amén de Alberto Rodríguez. Veamos algunos ejemplos, o ejemplares: Isabel Serra Sánchez, también se enfrentó con la policía, y está condenada por atentado a la autoridad y otro delito de lesiones. Jorge Luis Bail, está condenado por delito de resistencia a la autoridad y lesiones. Juan Manuel del Olmo, también de los comunistas como todos los citados, está implicado en varios delitos. Pablo Echenique está condenado por estafa a la Seguridad Social. José Luis Nieto, otro responsable de los morados, también tiene problemas con la justicia por robo con violencia e intimidación. Pasó dos años y medio en la cárcel que no llegó a cumplir, por atraco a una entidad bancaria. Y tiene otros antecedentes por delitos contra la propiedad. Eugenio Romero fue condenado por desórdenes públicos, asalto con otros al centro regional de TVE., etc., José Oliver Martínez, fue condenado por drogas, y delito contra la salud pública. Pedro de Palacios, fue condenado por un delito contra la libertad sexual. Casiano Alonso Hernández, acusado de abusos sexuales. Salvador Salvatierra, acusado por delitos de explotación de menores, y prostitución. Todos estos delincuentes que desbordan el Código Penal, cobran de nuestros impuestos por ser amigos del rastas de podemos y estar en el mismo partido. Parece que todos los malos se meten a la política, adonde nada exigen para entrar, y menos moralidad. Hay muchos más por la extrema izquierda, pues aún no llegamos a la asalta capillas, Rita Maestre, sucesora de Manuela Carmena. Esta aberración de gente está en la política adonde nadie le puso una pistola en el pecho para que entraran. Pero para salir, sí que habría que utilizarla, porque no hay quien la saque ni con agua hirviendo. Los que votan a esta chusma, son tan hijos de su madre como ellos, o sea, hijos de la Gran Bretaña, o de la gran chingada. Debieran terminar como muchos políticos más, con sus huesos en la cárcel. Sería la única posibilidad de empezar a regenerar España, y acabar con esta pesadilla. ¡No caerá esa breva!

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Mientras tanto, en el fin de este plácido otoño amarillento que vivo y sueño, lleno de manzanas crujientes mi soledad, y mi pensamiento de nostalgias y ausencias pasajeras.

 

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REDACCIÓN