19/09/2024 22:40
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Los españoles que queremos seguir pensando y que no estamos dispuestos a entrar al trapo de los temas que el exhibicionista de la Moncloa va sacando de la chistera para ofrecerlos a debate utilizando para ello la muleta de sus mentiras, no tenemos más remedio que dedicarnos a leer para seguir manteniendo la cordura.

Pero digo, entiéndase bien, leer y en modo alguno pastar lo que nos ofrecen muchas veces los periódicos, y menos aún darle importancia a ese picadillo de letras que nos presentan constantemente; eso que llaman “twits”. Y es precisamente por haber leído, por lo que puedo ofrecer ahora a quien quiera orientarse con ello, unos párrafos escritos por Ramito de Maeztu en 1927 durante la Dictadura de Primo de Rivera, que se ajustan como anillo al dedo a la actual diarrea mental que está resultando de la mala digestión de nuestra historia.

Lo que llaman memoria histórica y más adelante memoria democrática no es sino una mirada rencorosa a una etapa de la historia, sellada ha tiempo por el éxito que supuso la creación de una clase media antes inexistente.

Por ello y para comprender cómo el socialismo comunista, mirando constantemente para atrás, no está haciendo otra cosa que repetir la historia, ofrezco estos párrafos con el fin de que puedan abrir un poco los ojos a quienes no militando en el socialismo, no hacen sin embargo otra cosa que hacerle el juego, forzándonos con ello volver al siglo pasado. He aquí el texto:

Hace tres años y medio que hay orden en España. Al amparo del orden se emprenden las obras que preparan para nuestros hijos un porvenir más próspero. El orden interior ha hecho posible la victoria en Alhucemas. Hay que buscar el secreto del orden en el respeto a las formas jurídicas. ¿Por qué entones subsiste la costumbre entre algunos de considerar al actual régimen al que debemos la subsistencia del orden como cosa inestable o interina, mientras que cuando piensan en lo que llaman “la vuelta a la normalidad” ponen los ojos en los años de los asesinatos y la incoherencia?

Esa sombra formal de orden, que en realidad oculta el desorden, es lo que les parece lo permanente, lo estable, lo fundamental. En cambio el régimen que ha procurado a España la realidad del orden, la seguridad personal y la eficacia política, se les figura interinidad y sueño del que van a despertar un día u otro. ¿Qué es lo que ha trastornado a esos espíritus para hacerles creer que la realidad es una sombra? En vez de aceptar la realidad y mejorarla en lo posible, hay españoles que prefieren adorar un fantasma.

No es hora de sustituir un régimen por otro, porque todo orden tiene que ser reparación constante de sí mismo. Cada nación ha de consolidar el suyo y todas han de defender la civilización contra la utopía.

El socialismo cuesta demasiado. Si se implanta parcialmente, no subsiste sino a expensas del resto de la sociedad. Y si se implanta totalmente, el desastre será tan grande, la ruina tan profunda, que habrá que evocar al capitalismo y al interés individual como lo tuvo que confesar Lenin en su “Nueva Política Económica”. La palabra socialismo suena mejor, pero no lleva dentro otra realidad que la de la antigua servidumbre: cuando desaparece la propiedad individual y deja de haber quien particularmente se interese por ella, ni las tierras se labran con esmero, ni las industrias prosperan. Los partidos socialistas tienen todavía muchos votos, pero como ya no hay mentes despejadas que puedan estar ciertas de que la propiedad en común mejore la condición de los trabajadores, el ideal va siendo sustituido por un motor oscuro, poderoso y maligno que es el resentimiento.

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REDACCIÓN