07/10/2024 11:20
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Un saludo a todos los lectores y, pedir disculpas, decir que por desgracia, la salud no siempre acompaña.

 

Decíamos ayer, frase muy típica de don Miguel de Unamuno, que la Historia del Sáhara Español, no es exactamente como nos la han contado y, realmente, no lo es. De hecho existe una indudable dosis de engaño y mala fe en la casi totalidad de lo que la versión oficial nos cuenta y la realidad en la que se basa. Siendo en este caso una «fake news», como ahora se dice, ya que habiendo una excelente cantidad y calidad de palabras en el idioma español, no nos es necesario retrotraernos a ningún otro sustantivo o calificativo bárbaro.

 

Volviendo a nuestro tema, no es nada nuevo lo que yo les voy a contar, pero si es nuevo en el sentido de que lo normal es tratar de ocultar la verdad de los hechos, sobretodo cuando la verdad descubre los intereses más bajos y ruines que puedan existir y además nos da la oportunidad de conocer cómo se llega a tales objetivos. Concretamente decir que la larga historia entre los españoles y los habitantes del Sáhara se remonta a todo lo antiguo que es nuestra existencia en el archipiélago canario, aunque la relación era más bien esporádica y casi únicamente entre personas, no siendo hasta 1884, en que los intereses británicos, franceses y españoles se superponen en la zona. Es entonces cuando realmente se inicia un interés político del Gobierno de turno en la zona, con Joaquín Costa como impulsor y los militares Emilio Bonelli y el capitán de fragata de la Puente y Olea entre 1882 y 1885 in situ, tras descubrir Puente en los archivos oficiales, que aquellos territorios habían sido cedidos por Portugal a España en 1668.

 

La exploración de Puente Olea, en una zona explotada pesquera-mente desde siempre por los canarios, entre Bombarda y Río de Oro, y que era la base de la alimentación de los isleños, así como en parte su expansión continental, aunque también su mudo peligro. El establecimiento y ocupación de Villa Cisneros y La Güera vinieron, tras la Conferencia de Berlín celebrada entre 1884 y 1885 y, en la que tuvo lugar el reparto de África entre los países industriales. En ese reparto de África a finales del siglo XIX entre las potencias coloniales europeas, se dejaron las migajas para España, es decir el Sáhara y Guinea Ecuatorial, ya que no tenían ningún valor económico en ese momento y para Francia casi eran un problema. Algo que con el tiempo se ha demostrado al revés.

 

Los españoles habían mantenido una buena relación con los hombres del desierto y estos a su vez no habían tenido con ellos problemas, cosa que sí había sucedido con franceses y otros europeos, que quizás desmotivados, por la pobreza de la zona, no habían tratado muy bien a los pocos habitantes tanto saharauis, como los hombres azules del desierto profundo. El capitán Francisco Bens se estableció en Villa Cisneros en 1904 y en Tarfaya en 1916; en 1934, bajo el Gobierno de centro-derecha de la II República, el Ejército empezó a establecerse en Ifni, cedida por el Tratado de Wad-Ras de 1860, y a penetrar en el Sáhara. En 1938 los oficiales Antonio de Oro Pulido y Galo Bullón fundaron, a unos 30 kilómetros de distancia de la costa, El Aaiún, que en 1940 fue declarada capital del Sáhara Español. Mientras y aparte de estas incursiones militares y hasta 1950 las relaciones cívicas se reducen a la pesca y en 1947 a la creación de IPASA Industrias Pesqueras Africanas S.A., para rentabilizar y organizar las pesquerías. También, es cuando se inicia la verdadera exploración en profundidad del territorio. Potenciando desde 1950, cuando Franco realizó un viaje, de inspección a toda la zona Canario-Sahariana.

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Lo cierto es que, si bien no había un claro interés por el desierto, pues era eso , un desierto. Pero, desde 1942 el catedrático de Ciencias Naturales Manuel Alía Medina por encargo de un incipiente y todavía no llamado INI (el Instituto Nacional de Industria –INI–), comienza a explorar, excavar el subsuelo y asesorar sobre el cartografiado, no solo físico-político, sino geológico, del territorio. Dieciséis veces visitó Alía el Sáhara, descubriendo entre otros yacimientos los de hierro y sobretodo fosfatos, aunque no matizando todavía su importancia. Cualquier otra potencia hubiese escondido esos descubrimientos, pero España, tan quijotesca, presentó en el Congreso Internacional de Geología de 1952 en Argel, un mapa geológico que dejaba entrever demasiados descubrimientos.

 

Alía Medina descubrió en 1947 el inmenso yacimiento de Bu Craá, el más rico del planeta, situado tan solo a 100 kilómetros de El Aaiún. Creando un desequilibrio en el mercado, pues Marruecos pasó de ser el primer exportador de este abono mineral al segundo puesto, mientras el principal comprador, Estados Unidos, dejaba de convertirse en monopolizador mundial del mismo. Lo cual a Rockefeller y Compañía, no les convino para nada, pero España no era un problema de momento y tampoco había problemas con el Régimen de Franco, que a través del INI y Fosfatos de Bucraa S.A. manejaba el invento económico. Se construyó una cinta transportadora de 100 kilómetros que llevaba el mineral hasta embarcarse en el Atlántico. Esta cinta será saboteada en tres ocasiones mientras fue española y otras tres desde su traspaso a una empresa subsidiaria de Rockefeller que se hace cargo y paga a Marruecos por ello.

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Cepsa, una compañía petrolera española hace prospecciones petrolíferas, pero nada en absoluto trasciende, igual que no trascienden otras prospecciones de oro y uranio, que es vox populi que existen y han sido ocultadas. Mientras se han ido desarrollando políticamente los hechos en el Sáhara Español. Los problemas realmente se suceden tras 1956. Pues internacionalmente tras aquel reparto inicial, y desde principios del siglo XX de la ocupación española, se corona la situación internacional del lugar con la independencia del antiguo Sultanato Saadí reconvertido en Alauí, que conforma el Reino de Marruecos en 1956. La creación de Marruecos, el ataque de este a Sidi Ifni y la cesión de cabo Juby, dan lugar en 1958 a la declaración del Sáhara como provincia española, uniendo los territorios de Saguía el Hamra y Río de Oro, hasta entonces denominados Agrupación de Territorios del África Occidental Española. Hasta ahí no hay más que historia sin mucha tela que cortar, pero es precisamente en ese momento cuando las cosas empiezan a cambiar.

 

Argelia es plenamente independiente en 1962 y entra rápidamente en la órbita de los países pro-soviéticos, aunque sin significarse del todo, muchos claroscuros y muchos intereses cruzados y es la frontera con Marruecos el principal escollo, produciéndose tarde o temprano todo tipo de enfrentamientos, desde políticos a militares. Y siempre con la Unión Soviética en el trasfondo. Y es esa Unión Soviética la que inexplicablemente llega a un acuerdo con Franco, anticomunista convencido, para explotar con una flota pesquera la plataforma Canario-Sahariana. Eso si, no gratis, sino con unas condiciones que hoy por hoy, nadie ha conseguido desvelar, ni conoce, pero que repercuten económicamente en Canarias y suavizan las relaciones con España, que deja de ser atacada con la fobia de tiempos anteriores en los diversos foros políticos e incluso a nivel de temas subversivos.

¿Por qué entran los soviéticos a esa zona y por qué «el amigo americano» abraza ahora con más fuerza a Franco?. No se supo en ese momento, pero podemos empezar a hacer elucubraciones en la próxima entrega. Y ahí lo dejo.

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REDACCIÓN