22/11/2024 05:30
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De verdad de Dios (iba a decir por el amor de Dios), de verdad de la buena, de esa que nos hace más libres, de esa que es hermana de la libertad (para el Magisterio católico, verdad y libertad son las dos alas de una misma paloma) no se pueden proferir más falsedades, demagogias y mentiras en menos líneas. No dice ni una sola verdad que valga la pena. Gobierno el de los suyos, señora, corrupto, inepto, felón, traidor, que nos va a llevar irremisiblemente a la ruina económica y moral y a la bolivarización  del país. Gobierno de descerebrados y desalmados, responsable de la pésima gestión del COVID-19.

A otros con ese hueso, señora Olivia Delgado. Usted comparte siglas con un mentiroso compulsivo, que es su jefe de filas, más fraudulento que un Judas de plástico. Y sí, me figuro que la oposición en peso lo que desea es derribar (legalmente, se entiende) su Gobierno, el suyo de usted, por el bien de nuestra patria, no solo por intereses partidistas. Y hasta tal punto debe ser ese deseo, señora, que lo que me pide el cuerpo es que los cabecillas de este Gobierno miserable, felón y golpista, que es el suyo muy querido, tengan que rendir cuentas ante los tribunales de justicia. Usted, joven senadora por Tenerife y gerifalte de la PSOE (el partido más corrupto, cleptómano, criminal, golpista, taimado y guerracivilista de cuantos ha habido en la historia de España) es una esbirra del felón Falconetti; mejor le diera vergüenza. Su artículo es un insulto a Dios, a la dignidad, a la pasión por la verdad, a la honestidad, a la vida, a la justicia, a la patria…

«España, único país donde la oposición utiliza la pandemia para derrocar el Gobierno», lo titula usted. O se lo titulan y usted lo asume como propio. Total, para mantenerse en el poder, en la mamandurria, chupando de la teta de la Administración, valen la mentira, la demagogia, la manipulación, el echar balones fuera, la marrullería… Vale el pedir antaño el cese del Gobierno del Partido Popular por la crisis del ébola (murieron dos ancianos misioneros españoles que residían en África, se contagió una enfermera, y murió el perro Excálibur, en medio de una tremenda escandalera social jaleada por las huestes del izquierdismo más callejero...), en tanto hogaño se sigue en el empeño de no asumir responsabilidades por la muerte de más de 22.000 personas y el contagio de más de 150.000. En cifras oficiales; en verdad conocemos que deben ser casi el doble en un caso y en otro, solo que ustedes se empeñan en ocultar los números exactos de víctimas mortales y de contagiados. Vale el jurar y requetejurar que de ninguna manera, por nada del mundo, se acabaría llegando a entendimiento ni pacto alguno con los separatistas y los podemitas, para finalmente hacer justo lo contrario a lo prometido y requeteprometido, de suerte que alcanzar el poder parece justificarlo todo. Y como siempre nos quedará París, esto es, culpar a la derecha, a la extrema derecha de todos los males habidos y por haber y hasta de la muerte de Manolete…  

Mentira cochina la suya. La verdad es esta: España es un país en el que un infame e infecto Gobierno socialcomunista, criminalmente inepto en la gestión de la pandemia del Covid-19, está aprovechando la coyuntura (esto es, la pandemia) para balcanizar el país, para arrastrarlo hacia el comunismo bolivariano. Y para tal deriva o estrategia se vale de la mentira, instaurada en la corte del felón Pedro Sánchez. A quien a todas luces solo le interesa seguir gozando de las mieles del poder (viajes en el Falcon, en el Puma, vida muelle en La Moncloa a cuenta del contribuyente…), en tanto al hiperideoligizado comunista, burguesote y trepa Pablo Iglesias (y amigo de chorizos de la calaña de Rafael Correa, Nicolás Maduro…) lo que más le interesa es convertir España en una Venezuela II.

Y no hay más tutía, ni más cera que arda. En su artículo, con el sectarismo propio del PSOE -el partido que nos llevó a la Guerra Civil- usted se refiere despectivamente a un supuesto juego sucio, perpetrado contra el Gobierno del Doctor Cum Fraude, por la derecha y la extrema derecha. Mire: le escribe alguien que ha sido de izquierdas durante décadas (de izquierda real, militante, no de la izquierda descafeinada de la PSOEZ), y le escribe para decirle que referirse así a la derecha o a la extrema derecha, como hace usted, aparte de no significar nada (no es sino un eslogan vacío, como el de llamar «fachas, fascistas» a quienes no son adeptos del ideario progre), si algo significa o implica ello es la poca sintonía que manifiesta tener la persona que así se expresa con el ideario católico: con el Dios Uno y Trino y con su Iglesia. Es decir, esa cantinela suya contra la derecha y la extrema derecha, como si las derechas fuesen las siete plagas juntas de Egipto, lo que principalmente pone de manifiesto es su sectarismo, su laicismo,  su lejanía total con la noción de Reinado Social de Cristo, reemplazado por el Reinado de la Ciudad Secular. 

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Había considerado continuar comentando algunas más de entre el resto de sus mentiras, demagogias y falsedades; no vale la pena, ¿para qué? Total, por una vez que me sale un artículo corto (igual más de un lector me lo agradecerá). Y además no vale la pena porque no hay peor ciego que el que no quiere ver. Usted es sin duda una laicista, una relativista, o sea, una progre (por lo demás, siendo de la PSOE no cabe otra adscripción ideológica, al menos hoy por hoy); ergo, la verdad a usted le debe importar un pimiento.

Autor

REDACCIÓN