22/11/2024 03:18
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El pasado día 10 el que suscribe publicaba en este medio un artículo (“Eugenesia de Estado: el mapa de la Muerte en España[1]) en el que hacía un análisis numérico de la masacre cometida en España entre la población de mayor edad por culpa, en gran medida, de este gobierno de fanáticos incompetentes. Ese es el verdadero drama irreparable de toda esta catástrofe (más de 30.000 personas a partir de 70 años dejadas morir como si no fueran seres humanos), pero ¿QUÉ HA PASADO CON EL RESTO DE LA POBLACIÓN, con las personas por debajo de los 70 años?

Con los datos de contagiados facilitados por el Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, los únicos disponibles, y con los datos de fallecidos facilitados por el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo)[2], los únicos fiables, esta es la situación a nivel nacional distinguiendo entre ambos grupos de edad:

Es decir, entre las personas de menos de 70 años el número de contagiados por cada 100.000 es menos de la tercera parte que entre los de 70 o más y el número de fallecidos entre los de menos de 70 (por cada 100.000) es el 1,5% (dividir entre 65) del que resulta entre los de 70 o más. Para visualizarlo mejor, supongamos una población española de unos 100.000 habitantes, como Cádiz, Jaén, Orense o Gerona. Pues bien, en esas capitales, si cumplieran con la media nacional, entre la población de menos de 70 años habría “solo” (perdón, pues estamos hablando de muertes) 353 contagiados y 7 fallecidos EN TODA LA CIUDAD.

Estos números, además, varían mucho entre unas y otras provincias. En el siguiente gráfico se muestra, para cada provincia y REFERIDO EXCLUSIVAMENTE A LA POBLACIÓN DE MENOS DE 70 AÑOS, cual ha sido la incidencia del virus (medida en número de contagiados confirmados por cada 100.000) y cual ha sido la mortandad (% de fallecidos entre los contagiados confirmados):

Las provincias situadas en la esquina superior derecha del gráfico (en rojo) son las que han tenido MAYOR incidencia (combinación de nº de contagios y de mortandad) entre su población de menos de 70 años; por el contrario, las que están en la esquina inferior izquierda (en verde) son las que han tenido MENOR incidencia.

Coloquémoslas en el mapa:

Como se observa en el mapa[3], hay

NUEVE provincias con ALTA incidencia del Covid entre la población de menos de 70 años: Madrid, todo Castilla-La Mancha, Soria, Segovia y Navarra
CATORCE provincias con incidencia MEDIA entre ese grupo de población: todo el resto de Castilla y León, todo Aragón, Barcelona, La Rioja[4], Álava y Vizcaya
El resto, VENTISIETE provincias más Ceuta y Melilla, han tenido una incidencia BAJA del Covid entre las personas de 69 años o menos: todo Andalucía, Extremadura, Galicia y la Comunidad Valenciana más Murcia, los dos archipiélagos, Guipúzcoa[5], Lérida, Tarragona y Gerona.

Estas son las cifras promedio en cada uno de esos tres grupos de provincias:

En definitiva, ha habido 27 provincias, más Ceuta y Melilla, en las que en una ciudad de 100.000 habitantes, y fijándonos exclusivamente en las personas de menos de 70 años, ha habido 155 contagiados confirmados (los residentes en un bloque grande de pisos) y 2 fallecidos, ¡EN TODA LA CIUDAD!

Esas provincias de BAJA incidencia concentran el 57% de la población total española de menos de 70 años, el 49% de la superficie total de España y también el 49% de todo el PIB que se genera en nuestro país. Además, resulta que son más pobres (renta per cápita media en esas provincias de 22.800 € aproximadamente, frente a 31.100 € en las otras 24 de incidencia media o alta) y tienen mayor desempleo (16,3% en media en las provincias de incidencia baja, frente a un 10,8% en el resto), con lo que en esas provincias el impacto del “coma inducido” en la economía es aún más dañino, si cabe.

Bien, hasta aquí muchos números, que espero no les hayan aburrido en exceso, pero ¿a dónde quiero llegar?

El Gobierno de España, después de NO HACER NADA durante muchos días de un valor incalculable para mitigar los efectos de la pandemia (esperando a celebrar el aquelarre feminista del maldito 8M), y como única medida tangible, decidió el 14M confinarnos a todos los españoles: jóvenes y mayores, sanos y enfermos, habitantes de grandes ciudades o de pequeños pueblos, desde la isla de El Hierro, en Canarias, hasta La Junquera (Gerona) a 2.500 km, y nos han mantenido en ese confinamiento brutal, que ha supuesto además la práctica paralización de la economía, ¡DURANTE DOS MESES!.

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Desde la segunda quincena de febrero, cuando la epidemia estaba en China en su máximo apogeo y cuando ya había llegado con fuerza a Italia, se sabían varias cosas que a un gobernante diligente, que no esté pensando solo y exclusivamente en su agenda ideológica y en aprovechar la oportunidad para embutirnos a la fuerza en esa “nueva normalidad” diseñada por ellos, le habría servido para prepararse para la llegada del virus:

El virus provoca inicialmente trastornos respiratorios, que luego se complican. Con la experiencia de la gripe común y de las neumonías (trastornos respiratorios), de las que existe larguísima historia y documentación, era obvio prever que el Covid iba a afectar especialmente a los ancianos: a ellos había que proteger prioritariamente. Nadie se preocupó de hacer un plan de protección de las personas de la tercera edad, ni una estrategia para reducir el número de ocupantes de las residencias (llevando a una parte de ellos a hoteles medicalizados, por ejemplo), ni de asignar sanitarios adicionales a los geriátricos, ni de hacer test masivos en los asilos, ni de informar a los mayores que viven solos o a sus familiares cercanos de los protocolos de seguridad … NADA DE NADA, como si no existieran.
El virus no se contagia “por el aire”, sino por las pequeñas gotitas que secreta un contagiado al hablar, toser o estornudar, si estas entran en contacto con las mucosas de un no infectado (boca, nariz y ojos). Así, los equipos de protección individual (EPI: mascarilla, guantes y gafas o pantalla), el mantenimiento de una distancia de 1,5 o 2 metros entre las personas y la limpieza frecuente con geles hidroalcohólicos u otros desinfectantes, todas cosas simples (no son reactores nucleares), son muy eficaces para evitar contagios. Nadie se preocupo de hacer acopio de EPIs ni de geles, ni siquiera para los sanitarios que iban a estar más expuestos.
Se iba a necesitar un alto número “extra” de camas hospitalarias y de UCIs, aunque estas últimas no altamente sofisticadas, muchas valían con contar con un simple respirador. A nadie se le ocurrió comprar o empezar a fabricar respiradores, ni montar antes los hospitales de emergencia y que fueran más y mayores, ni por supuesto reservar hospitales solo para enfermos Covid y otros para el resto (que seguía habiéndolos, obviamente). Nada de nada, “esperar y ver”.
La realización masiva de test es imprescindible para monitorizar la evolución de la enfermedad y prevenir contagios (la OMS lo advirtió desde el principio y lo repitió machaconamente, como si de un mantra se tratase). Nadie se preocupó de comprar test y cuando los compraron, muchos eran inservibles.

También cualquier persona con un mínimo de conocimientos de economía, y algo de sentido común, debería saber que un confinamiento radical, generalizado y en muchos aspectos abusivo iba a causar un descomunal colapso económico, mayor cuanto más se prolongara en el tiempo ese “coma inducido”. Y también cualquiera sabe, sin ser un premio Nobel, que los que mueven la economía, tanto desde el lado de la oferta (producción) como de la demanda (consumo) no son (mayoritariamente) las personas de más edad.

Desde finales de marzo, cuando se alcanzó el “famoso” pico de nuevos contagiados diarios, ya se veía en la información que suministraba el Ministerio que la incidencia y la gravedad era radicalmente diferente entre las personas de más edad (70 o más) y el resto. Y también se veía (aunque nunca han desglosado la información por provincias, solo por Calamidades Autónomas) que había zonas de España con una incidencia del virus altísima y otras con una incidencia muchísimo menor.

Se comprende que en un primer momento, digamos las dos primeras semanas de confinamiento (segunda quincena de marzo), cuando estábamos en plena “subida” de la epidemia, cuando todavía no se tenía casi ni idea de hasta donde iba a llegar en cada región y en cada grupo de edad, el confinamiento fuera total. Pero, ¿los lumbreras del Ministerio, y sus sobresalientes asesores, no se han dado cuenta hasta bien entrado mayo que no tiene ningún sentido tratar a todos los territorios y a todas las personas por igual, independientemente de su riesgo? ¿No se han dado cuenta de las consecuencias catastróficas de su decisión sobre la estructura productiva y el empleo de nuestra Nación?

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Yo soy un simple articulista aficionado, que creo tener un nivel de sentido común apenas en la media de los españoles, pero ya el 13 de abril, a la vista de los datos facilitados por el gobierno, escribía en este medio un articulo titulado “Es urgente reanudar la actividad económica cuanto antes[6], pues era obvio que carecía de justificación el cierre total e indiscriminado al que nos estaban sometiendo; y nueve días después escribía otro artículo titulado “No hay ninguna justificación para mantener secuestrada al menos a la mitad de España[7] en el que, de nuevo con los datos del Ministerio, se ponían de manifiesto las enormes diferencias entre CC.AA. y mostraba un mapa de las que creía deberían ser “desconfinadas” inmediatamente, que coincide sustancialmente con la foto final, aunque en ese momento no se disponía de la información suficiente para “cruzar” provincias y grupos de edad. Desde hace varias semanas era evidente que en al menos la mitad de España había que relajar el confinamiento de las personas de menos de 70 años, y empezar a reanudar la actividad económica. ¿Cuántos miles de empleos habríamos evitado que se perdieran? ¿Cuántos negocios hubiéramos evitado que quebraran? ¿Cuántas familias se habrían evitado bajar el escalón de la pobreza y pasar a necesitar la ayuda de los Servicios Sociales para sobrevivir? Nunca lo sabremos.

Si un pardillo como yo, con información limitada (y seguramente manipulada) se da cuenta de que lo que se estaba haciendo carecía totalmente de sentido, al igual que se han dado cuenta centenares de miles de compatriotas, ¿no hay nadie entre los miles de altos cargos, “expertos” y asesores bien pagados que se haya dado cuenta de que al menos en la mitad de España era totalmente injustificable desde hace semanas mantener secuestrados a todas las personas, de cualquier edad, y causar un destrozo económico del calibre del que se ha causado?

Soy consciente de que la incompetencia, la ignorancia y el nivel de desidia de esta gentuza son casi infinitos, pero ni aun así se explica. ¿No será que, por oscuras razones, quieren crear un estado de pánico y de caos y mantenernos en estado de alarma o, mejor dicho, de excepción por tiempo indefinido?: para lo que nos están haciendo no hay razones solo sanitarias, hay sobre todo razones políticas e ideológicas.

Recuerden (o tecléenlo en Google), “ORDO AB CHAOS”; pero eso lo dejo para otro artículo

[1] https://elcorreodeespana.com/opinion/474917576/Eugenesia-de-Estado-El-mapa-de-la-muerte-en-Espana-Por-Tomas-Garcia-Madrid.html

[2] Los datos del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias y los del MoMo están desglosados por CC.AA. y por grupos de edad, NO por provincias. Las Consejerias de Sanidad de las diferentes CC.AA., por su parte, dan datos de contagiados y fallecidos por provincia o por área sanitaria, que permiten agruparlos por provincia. Solo Cataluña y Vascongadas no dan datos de fallecidos por provincia. Cruzando todos esos datos, y con dos o tres hipótesis razonables para la información faltante, se ha elaborado el mapa por provincia y grupo de edad. Dicho lo anterior, las cifras por provincia deben considerarse como un orden de magnitud muy aproximado, especialmente útil para comparar entre provincias, más que como la cifra exacta de cada magnitud concreta.

[3] El establecimiento de la “frontera” entre uno y otro grupo tiene una parte de discrecionalidad, y hay provincias “frontera” que se podrían mover entre uno y otro grupo según donde se ponga la línea divisoria. Por ejemplo, Salamanca podría pasar de zona MEDIA a zona ALTA y Huesca podría pasar de zona MEDIA a zona BAJA, entre otras.

[4] La Rioja tiene un número bastante alto de contagiados pero -con la información disponible- una mortandad muy baja; mi impresión es que debería estar entre los de alta incidencia (rojo), pero los números son los que son.

[5] Algo similar a La Rioja pasa con Guipúzcoa: resulta extraño que salga como de “baja incidencia” estando rodeada por Navarra (alta) y las otras dos provincias vascongadas (media).

[6] https://elcorreodeespana.com/economia/908127260/Es-urgente-reanudar-la-actividad-economica-cuanto-antes-Por-Tomas-Garcia-Madrid.html

[7] https://elcorreodeespana.com/opinion/242914419/No-hay-ninguna-justificacion-para-mantener-secuestrada-al-menos-a-la-mitad-de-Espana-nPor-Tomas-Garcia-Madrid.html

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REDACCIÓN