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Contexto: Bleiburg es una localidad austriaca cerca de frontera con Eslovenia (antes Yugoslavia). Al terminar la guerra y con la derrota de Alemania y sus aliados un número importante de soldados croatas (pertenecientes a las unidades de los “ustashe”, ejército del gobierno croata colaborador con los nazis en la segunda guerra mundial), unos 93.000 según informes luego revelados de la comandancia de los “partisanos” (ejército comunista de la nueva Yugoslavia, colaborador de los Aliados), más decenas de miles de civiles croatas y de otras nacionalidades, se entregaron a los Aliados, esperando recibir refugio frente la acechanza comunista, pero fueron simplemente devueltos al ejército de Yugoslavia comunista, con el resultado de una masacre indescriptible.

En las últimas décadas, después de la desaparición de Yugoslavia, en Bleiburg se celebran las misas por las almas de los difuntos de aquella tragedia. Este año las autoridades austriacas no permitieron la celebración de la misa, por lo que se decidió que fuese celebrada en Sarajevo, Bosnia-Herzegovina. Cardenal de Sarajevo, Vinko Puljic, el que va a celebrar la misa Dios mediante el día 16 de mayo, se encontró con las exigencias, especialmente de los políticos no croatas – a las que no cedió – de no decir la misa. Entre otras cosas, “porque allí fueron ejecutados criminales”. Este artículo va de esta polémica, lo publiqué en el medio digital croata Croativ.net. Por lo demás, el primer libro sobre esta masacre fue publicado en 1963 (“La tragedia de Bleiburg”, por el Instituto Croata Latinoamericano de Cultura) precisamente en España, donde se refugiaron algunos huidos del régimen comunista yugoslavo.

 

[Operación „Keelhaul“: Bleiburg no era la única complicidad de los Aliados con los refugiados del bando perdedor. 200 mil prisioneros rusos, emigrantes de la misma nacionalidad que trabajaron en Alemania antes de la segunda guerra mundial, junto con nacionalistas rusos que lucharon de lado de Alemania contra la URSS, han sido deportados a la fuerce al régimen comunista, donde les esperaba una muerte segura. El documental „Operación Keelhaul“ ha sido realizado por la BBC en los años 80, pero nunca presentado en GB]

Por primera vez he oído de Bleiburg a finales de 89. Entonces fue de repente permitido hablar sobre ese horrendo crimen, uno de tantos crímenes ocultados cometidos con la colaboración de los Aliados. Eso, por supuesto, era otra de las razones del silencio sobre las víctimas de Bleiburg. No solamente su ocultamiento por las autoridades comunistas.

Entonces, alguien permitió hablar sobre Bleiburg – igual sobre las fosas comunes donde se ejecutaban civiles, incluso en «Huda Jama» se dejó unos 3.000 civiles morir de hambre en una mina cuya entrada tapiaron; las fosas comunes donde los partisanos ejecutaron a los italianos en Istria, etc. – durante un número de años y tanto como se quiso permitir. También para ello habrán tenido algún interés, pero aquí no se trata ahora de ese asunto.

Entonces de pronto otra vez, durante los últimos años pero especialmente en este año tan marcado por el coronavirus, de golpe y porrazo llega a ser de facto prohibido hablar de Bleiburg. Está prohibido rendir homenaje a sus víctimas, y más todavía, tal y como podemos verlo con nuestros propios ojos estos días, está prohibido de hecho decir misa para las almas de los ejecutados en aquella masacre.

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Pero echemos un vistazo al motivo de la pretendida prohibición y manifiesta desaprobación: los ejecutados en Bleiburg han sido unos criminales.

Se recurre al silogismo:

Premisa 1: los criminales deben ser castigados.

Premisa 2: en Bleiburg han sido detenidos los criminales.

Premisa 3: en aquella época graves crímenes han sido castigados con la pena de muerte.

Conclusión: hay que castigar a los detenidos (entregados) en Bleiburg. Incluyendo la pena de muerte.

Ya que como ahora se ha hecho imposible negar el «hecho» de Bleiburg, ahora pues es necesario justificarlo. A esa «necesidad» le corresponde citado argumento, aunque el que lo utiliza no quiere declararlo abiertamente. Porque, el argumento en cuestión depende de la exactitud de la Premisa 2, más de la suposición escondida en la conclusión. Miremos primero la Premisa 2. ¿Quién ha sido entregado en Bleiburg? ¿Criminales? ¿Cómo lo sabéis? ¿Había allí civiles, mujeres, niños, gente entrada en la edad avanzada? Luego, ¿es necesario que cada uno de los hombres que formaba parte de los «ustashe», por ese mismo hecho fuera un criminal? Esa es la pregunta principal. De la misma manera hay que plantear pregunta análoga en el caso de los partisanos, chetniks (grupos paramilitares serbios) o de los que pertenecían a determinadas unidades militares de los musulmanes.

Esas preguntas hay que plantear hoy, no pidiendo permiso para ello, según las reglas de la historia como disciplina científica, que investiga los hechos e intenta explicarlos y relacionarlos de forma coherente. Sin el permiso de una u otra ideología. Porque, si no fuera así, entonces la historia no sería ciencia, sino una herramienta simple y sucia de la corrección política y «necesidades» políticas de un momento determinado.

[En un espacio de 15 años – desde 2004 hasta 2019 – se presentaba así llamado «Konzentrationslager Warschau«, campo de concentración nazi al oeste de Varsovia. Se decía que en el mismo habían sido ejecutados unos 200.000 polacos, pero también judíos y miembros de otras nacionalidades. Que también se utilizaron las cámaras de gas para tal fin. Resulta que al final todo era un montaje. La pregunta es: ¿quién necesitaba esta mentira? La otra pregunta es: ¿cuántas mentiras más hay? Pensemos en los escritos del comunista serbio Vladimir Dedijer. Él afirmaba que en el campo de trabajo (los comunistas y no solamente comunistas lo llamaban y siguen llamando „de exterminio“; si bien es cierto que había ejecuciones, estas según investigaciones más recientes eran muchísimo menores de las utilizadas por constante propaganda) Jasenovac habían sido ejecutados incluso más de 800.000 personas, principalmente serbios. Afirmaciones de este tipo que se usaron a modo de machaque propagandístico – escrito por aquel que formaba parte ganadora en la guerra, además de encargo en la propaganda; a los cuales no era permitido responder con investigaciones precisas y rigurosas – afirmaciones de estas pues, educaron a generaciones enteras de los serbios en la creencia de que los croatas son «un pueblo genocida». El eco de planteamientos de este tipo se encuentra en las declaraciones como arriba mencionadas: «en Bleiburg han sido ejecutados criminales». ¿Qué es lo que entonces se ha de exigir a la historia? Una investigación honesta y franca de científicos serios. Porque la mentira es capaz preparar el camino para crímenes incomprensibles.]

Cuando determinados representantes políticos afirman hoy: «las víctimas de Bleiburg han sido criminales», con eso justifica su matanza.

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«Justifican», pero mienten. Es decir, no pueden justificar lo que no tiene justificación. Porque incluso unos criminales, si los hubiera, deben ser entregados a un juicio justo. Juicio, que entonces no se hizo. Y como no lo hubo, los ejecutores se colocan al mismo nivel de los supuestos criminales. Suponiendo que lo eran. Lo cual es una carencia total de la veracidad. O sea, es una mentira aberrante. Porque entre los entregados en Bleiburg había civiles corrientes de todas las edades, tal y como dijimos. ¿Cuál era entonces la culpa de esos infelices, la culpa que se silencia sistemáticamente? Su culpa es porque no quisieron ser comunistas. Porque eran croatas, incluso miembros de otras nacionalidades no bien vistas por los ejecutores.

Finalmente, si hubo criminales en Bleiburg, esos tenían que haber sido juzgados. ¿Pero de quiénes? ¿Del Estado en el que el sistema judicial depende de la dirección política e ideológica como lo fueron secuaces de Tito? Juicios de ese tipo serían radicalmente injustos, con lo que entregar a los supuestos culpables a semejantes individuos y semejante sistema también supone un crimen. Porque si no, ¿qué deberíamos hacer hoy con la figura del «asilo político»? Por supuesto que asilos de este tipo deben existir, y es necesario reexaminar la persona que lo pide. Yugoslavia comunista fue uno de esos sistemas que fueron dirigidos por una ideología criminal. Por lo tanto, según toda justicia se puede y debe decir que la entrega de aquellas víctimas en Bleiburg era un acto criminal.

Nos queda una pregunta más. ¿Qué hacemos con el contexto religioso respecto a aquellas víctimas? Aunque algunos de aquellos realmente fueran criminales – sin el juicio no podemos saberlo con debida exactitud – lo que sí sabemos de todos ellas, incluso aquellas inocentes desde la perspectiva penal, que todas aquellas víctimas eran PECADORES; aquellos que después de una ejecución injusta se presentaron ante Dios para rendir cuentas. Por eso es necesario, desde la perspectiva cristiana, rezar por las almas de fieles asesinados, que a lo mejor todavía necesitan de nuestras oraciones. Como igualmente hay que acordarse de estas víctimas para pedir a Dios que nos libre de la maldición de la guerra, que es una de las otras razones para orar por, y acordarse de las víctimas de Bleiburg.

Pero aquí se ha ido todavía un paso más hacia adelante, de todos aquellos que critican la Misa de ánimas que desea celebrar Cardenal Puljic: se ha llegado hasta el punto de negar a los católicos un derecho religioso básico, como lo es rezar a Dios de forma pública y ofrecer la esencia de su religión, el Santo Sacrificio de la Misa por las almas de los difuntos. Hemos llegado pues, hasta otro ataque directo al mismo cristianismo, no solamente a la memoria de la víctimas de Bleiburg.

Enlaces::

Operación Keelhaul:

https://en.wikipedia.org/wiki/Operation_Keelhaul

https://russia-insider.com/en/200000-christian-anti-communist-russian-ww2-refugees-europe-many-cossacks-sent-certain-death-ussr-uk

Konzentrationslager Warschau:

https://www.haaretz.com/israel-news/.premium.MAGAZINE-the-fake-nazi-death-camp-wikipedia-s-longest-hoax-exposed-1.7942233

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REDACCIÓN