23/11/2024 02:14
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Tal vez sea por mi condición de ácrata irredento, enfrentado de toda la vida a la sinrazón humana más variopinta, que veo la exquisita labor social que tipejos como el Che Pa Blenin realizan. Siguiendo la estúpida máxima creativa de la gente sin talento, es decir, de la gentuza que lo domina casi todo, la máxima del “menos es más”, jamás alguien con tan poco seso ha podido conseguir tanto y eso es muy encomiable. ¿O no? Porque… ¿qué coño es el bien común bajo el espectro de la felicidad personal? ¿Un pueblo feliz es un buen pueblo? No es baladí el advenimiento del Che pa Blenin, Echeminga Dominga, Ipene Moncerdo, Rufián, Haba Colau, Inés Amamadas, Mariano Rajao, Pedro Sandez, Iván Espinoso Yogi , Isabel Abuso, Flipe VI, Chistorra, y tantísimos y tan tontísimos otros.

Notad que el único nombre que no he tuneado es el de Gabriel Rufián, pues este es tan, pero tan imbécil que ya lo muestra en su apellido real. ¡Ya ven ustedes qué nos puede gobernar, como si tal cosa, UN RUFIÁN! La realidad más macabra, como se ve, supera poderosamente a la ficción más surrealista. Y hete aquí el por qué nuestro viceprepotente segundo y ministro de Desechos Sociales, gobierna a base de ver series de Netflix. Su tuiter es un reguero constante de preguntas, comentarios, publicidad y consultas sobre las series de esta empresa yanqui de entretenimiento (aunque el Chepa es más conocido por idolatrar una serie de HBO, “Juego de truños” y regalarla mediáticamente al Rey de Espena, el cual, a su vez, regaló dicha serie a Patrimonio Nacional –pues ese es el sumidero público donde van a parar todos los obsequios a la Casa Real –. ¡Flipante no! El Rey haciendo honor a su nombre: Flipe).

Empresa de entretenimiento, es decir, de distracción y diversión, de la felicidad que anuncié antes. Felicidad contemplativa, esfuerzo del vago, reguero de mediocres. Esa es la base intelectual de nuestros Gobiernos y hasta de vuestro Jefe del Estado (digo vuestro porque yo, como ácrata y ciudadano paupérrimo, no tengo Jefe, al igual que no uso bozal ni cubre zarpas). La gravedad de este hecho es de tal magnitud que no cabe en este artículo, y explica el por qué de nuestra denigrante situación sociopolítica. Antes, los cuentos de hadas nos enseñaron que una campesina puede ser reina . Ahora, la realidad espenola nos enseña que una periodista republicana divorciada es reina. ¡Y no pasa nada!. ¿Nos extrañamos, pues, de la nomenclatura de políticos que tenemos? ¡Demasiado bien estamos! Espena es la democracia perfecta, es la memocracia (gobierno de y para memos).

Antes, para ver espectáculos como los que brindan nuestros políticos, había que ir al Circo, a una Feria de madrugada con todo el personal mamado (especialmente a los coches de choque), poner un programa de Televisión, o ir al cumpleaños de la abuela donde más de 20 personas le cantaban el “cumpleaños feliz” y, tras muchas negociaciones, lograban que la abuela babeara la tarta con los esputos de un soplido que amenazaba con poder ser su último hálito, de tamaño esfuerzo que hacía para apagar tantas putas velas (por cierto, no sé si es algún tipo de record, pero yo jamás he comido tartas que hayan sido sopladas… será por eso que a mí no me contagian virus como la gripe de ahora… porque tengo desde siempre las nociones básicas de higiene).

Es encomiable lo del Che Pa Blenin porque, gracias a él, los espenoles se creen políticos y sueñan con ocupar, más pronto que tarde, altos cargos públicos representativos. Ya no son ínfulas de soñador, sino realidades de mediocres empoderados ¡Cuántos youtuber cree ser reguero de sapiencia! ¡Cuánto directivo y miembros de Fecaciones, Aberraciones Culturales y Organizaciones Sí Gubernamentales hay! ¡Y cuánto poder detentan y cuánto lucro implementan! Hoy en día, quien disfruta de una mierda de serie de entretenimiento tiene mucha más base política que los que leemos clásicos del pensamiento y la narrativa universal. Tienen mucho más mérito los que chatean sobre una serie con el Che pa, que los que debatimos de sociopolítica con argumentos sólidos, lógicos, razonados, razonables y documentados. Quien conoce el final de Juego de truños tiene 1.001 puntos más a su favor que el que conoce gilipolleces como el final, inicio y desarrollo de la última guerra civil española, por ejemplo. La oclocracia ha llegado a su culmen en Espena y el “sueño americano” ha quedado eclipsado con “el sueño espenol”.

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Eso sí, alguno puede decirme que no sólo de series se nutre el Che Pa Blenin, que es politólogo, profesor y presentador de TV. “¿Tú también, Bruto, hijo mío?” Esa es mi respuesta, como dicen que dijo Julio César tras recibir 23 puñaladas… pues yo también soy politólogo y puedo garantizar que un título universitario lo puede tener cualquier iletrado, y no lo digo por mí, que jamás tomé apuntes en mis estudios, sino por los compañeros que sí lo hacían y por los profesores y catedráticos que se los dictaban… ¡esa maldita panda de analfabetos! No es casualidad que el Che Pa sea profesor. De esos pastos, estos borregos.

Autor

REDACCIÓN