21/11/2024 15:11
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«Antonio de Piniés y Roca de Togores», era un joven aristócrata alicantino, «Barón de la Linde», que por su profesión de Abogado entró en contacto con José Antonio antes de la fundación de Falange.
A pesar de que Antonio militaba en el Tradicionalismo, desde el primer momento que José Antonio se lanza al camino de la Revolución Nacional poniendo en marcha la Falange, Antonio de Piniés se incorpora de inmediato a ese nuevo proyecto político.
Piniés vivía en la localidad alicantina de Orihuela y ya a principios de 1934, gracias a su labor de proselitismo, consigue encuadrar en la Falange Oriolana unas decenas de fervorosos seguidores, en su gran mayoría campesinos y huertanos de la Vega Baja, compartiendo prácticamente la Jefatura de los mismos con el también falangista Juan Bellod.
Más adelante, José María Maciá, (Jefe Provincial de la Falange alicantina), nombró a Antonio Piniés Jefe local de Orihuela, siendo esta localidad una de las que contaba con más militancia en todo Alicante.
Pero avancemos en el tiempo y lleguemos al mes de julio de 1936, José Antonio se encuentra desde hace más de un mes preso en la Cárcel de Alicante, a finales de junio ya ha dado órdenes a todos los mandos de Falange para que apoyen el levantamiento armado contra el gobierno frentepopulista, y desde entonces la Falange alicantina está preparando la liberación de José Antonio.
La situación es muy complicada, más de cien falangistas alicantinos se encuentran presos en la Cárcel junto con José Antonio, incluido el Jefe Provincial José María Maciá, este delega en su hermano Antonio (apodado el «Pollo») toda la coordinación y ejecución del plan de liberación del Jefe, José Antonio lógicamente supervisa la planificación.
En principio, la idea es que se concentren más de 300 falangistas alicantinos, en su mayoría de la Vega Baja, y en grupos salgan desde Callosa, Orihuela, Crevillente y Bigastro, hacia Alicante capital, al carecer prácticamente de armamento deberán primero acudir a los cuarteles del Ejército en los que cuentan con oficiales simpatizantes, donde les proveerán de armas largas.
Desde la noche del 17 de julio empiezan a llegar falangistas a la finca de «La Torreta», muy cerca del pueblo de Rafal, muchos de ellos llevan fuera de sus casas desde hace varios días para evitar ser detenidos, igual ocurre en puntos de Bigastro y Orihuela, donde Antonio de Piniés prácticamente ha movilizado a más de cien falangistas.
Antonio Maciá realiza un viaje relámpago a Alicante para reunirse con los militares comprometidos en el plan, sobre todo los Tenientes Pascual y Luciañez del Regimiento Tarifa, pero se encuentra con que el General García Aldave, máximo responsable del Ejército en Alicante, duda y no apoya la sublevación.
José Antonio, conocedor de la situación, ordena a sus falangistas que avancen sobre Alicante, y además intenta presionar a los militares simpatizantes para que se rebelen, entregando a los oficiales de confianza una circular para que la lean en los cuartos de Banderas.
Cumpliendo sus órdenes, las cuatro columnas de falangistas desde Rafal, Crevillente, Bigastro y Orihuela, inician su recorrido hasta la capital, para allí ser armados y luego asaltar la cárcel.
Los de Callosa y Rafal tienen problemas de transporte, y a última hora a algunos coches unen una camioneta que había sido requisada por la fuerza. Desde Orihuela y Bigastro montan en camiones, y los falangistas de Crevillente se trasladarán en tren.
El avance hasta Alicante se complica, pues la camioneta de Rafal se avería y sus ocupantes tienen que subir al otro camión, es una locura, pues no tienen medios de transporte suficientes, algunos se quedan cerca de Santa Pola esperando a que vuelvan a recogerlos, otro de los camiones se queda sin gasolina, consiguen algo de combustible quitándoselo a un autobús de línea.
Pronto llegan a una zona denominada «Los Doce Puentes», allí los falangistas bajan de los transportes y esperan a que nuevamente Antonio Maciá se traslade a Alicante y reciba instrucciones de los militares y del propio José Antonio.
A media tarde, ya en Alicante se conoce perfectamente el intento de aproximación de los falangistas, y por ello mandan fuerzas a cortar la carretera, una columna compuesta por Guardias de Asalto, Guardia Civil y numerosos milicianos cortan el paso, en un barranco se encuentran escondidos la mayoría de los falangistas, pronto se inicia el tiroteo.
Los falangistas solo están armados con unas pocas pistolas y alguna escopeta de caza, la inferioridad es evidente, además son atacados también por la retaguardia, sufren fuego de ametralladoras, es increíble pero los falangistas resisten el ataque por más de media hora.
Cuando se quedan sin munición, algunos huyen a las montañas cercanas, otros se dirigen hacia la playa entrando en el mar para esconderse, cuatro heridos quedan imposibilitados de huir, y otros se rinden ya que no les queda más remedio.
De los casi cien falangistas de la Columna de Callosa-Rafal, 51 son detenidos, serán juzgados y fusilados.
La Columna que ha partido de Orihuela al mando de Antonio de Piniés la componen tres coches y un camión con casi cien falangistas, antes de llegar a Alicante también detienen la Columna, uno de los vehículos, el conducido por Piniés intenta enlazar con los falangistas de la capital, el otro se dirige al Cuartel de Benalua para solicitar armamento, cuando llegan no les dejan ni entrar, no les dan armas y les dicen que se vuelvan para sus casas, igual ha pasado con los falangistas de Crevillente.
Al caer la noche del 19 de julio, la Columna de Orihuela se deshace y Antonio decide desplazarse a Novelda, allí pretende resguardarse de la represión, no lo consigue y al poco tiempo es detenido en Villena y conducido a la prisión de Alicante.
La justicia del Frente Popular se pone en marcha, a principios de septiembre se juzga a los falangistas de la Columna de Callosa-Rafal, 51 condenas a muerte, que son ejecutadas con la mayor rapidez.
Pero además se inician las detenciones de todos los demás falangistas alicantinos, en la casa de Piniés se encuentra el fichero de la Falange local de Orihuela con más de 200 nombres, se les detiene a casi todos.
La Falange de Alicante prácticamente desaparece ya que sufre detenciones, procesamientos, condenas y «paseos», los milicianos muchas veces no esperan a que los falangistas sean juzgados, directamente los sacan de sus lugares de detención y los fusilan.
Al poco tiempo también son condenados a muerte algunos de los máximos dirigentes de la Falange alicantina, José Ibáñez Musso y Manuel Pascual, ambos estaban compartiendo prisión con José Antonio, el Jefe Nacional sabe que le están dejando para el final.
El 25 de noviembre se inicia ante el Tribunal Popular de Alicante reunido en el Salón de Actos del Ayuntamiento, el Juicio contra Antonio de Piniés y otros tres falangistas más de Orihuela.
Se les acusa de rebelión contra la República y de haber intentado liberar a José Antonio de la cárcel, Piniés en todo momento niega su participación, lo que también hace su hombre de confianza Carlos Senén, en cambio Manuel Parra y Luís García, que son casi unos niños, aterrorizados, intentan eludir su responsabilidad manifestando que habían sido engañados por Piniés.
Al día siguiente el Tribunal dicta Sentencia y condena a muerte a Antonio de Piniés y a Carlos Senén, a Manuel Parra 20 años de prisión y a Luís García un año, estos dos últimos, como hemos dicho, eran menores de edad.
Sin esperar a ejecutar legalmente la pena, el 29 de noviembre los milicianos asaltan la prisión donde se encontraban detenidos, sacan de la misma a Antonio Piniés y a un grupo muy numeroso de falangistas y los fusilan en las tapias del cementerio de Alicante.
La Falange de Alicante se desangró intentando liberar a José Antonio, entregando cientos de vidas de modestos campesinos y huertanos para intentar salvar la vida de su Jefe.
Por eso, hoy recordamos a todos aquellos falangistas alicantinos que entregaron su sangre joven.
 
 
 
(Foto inédita de Antonio de Piniés, del Archivo de los Guardianes de la Memoria Azul)
 
 
 

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REDACCIÓN