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Don Miguel López Baños nació en la villa de Rueda, provincia de Valladolid, el día 30 de septiembre de 1779; era hijo de Don Francisco Javier López y de Doña María de la Encarnación Momalbe, naturales ambos de Zamora, y el primero propietario de aquella provincia, regidor perpetuo de varios ayuntamientos de la misma y Alguacil Mayor de millones de la corona de Castilla y del reino de León.
A la edad de catorce años ingresa, el día 12 de marzo de 1793, en el Colegio de Artillería de Segovia donde cursó sus estudios, obteniendo muy buenas calificaciones. El día 16 de enero de 1798 ascendió a Subteniente de Artillería y fue destinado al quinto Regimiento; el 12 de julio de 1802 ascendió a Teniente y a Capitán segundo el 31 de marzo de 1804; estando destinado durante todos estos años en Segovia, Barcelona, Cartagena y en las fábricas de Oviedo, Turbia y Villafranca del Bierzo; volviendo en el año al primer regimiento en el año 1806.
En el mes de julio de 1808 pasó a ofrecer sus servicios a la Junta de Tarragona, que le nombró Comandante de Artillería de aquella plaza, que López Baños fortificó y puso en estado de defensa. A la llegada del marqués de Palacios cesó en este cargo y salió de operaciones; el día 8 de noviembre de ese año mandando un cañón y un obús desalojó a los franceses del camino real, al paso del río Barós, sosteniendo después fuego contra las baterías y tropas enemigas situadas en las inmediaciones de San Andrés, cerca de Barcelona, hasta que fueron arrojadas de él. El día 10 sostuvo la retirada desde las alturas de Horta, replegándose después con la artillería a San Cugat. El día 15 tomó parte en el ataque del pueblo de Colt; el día 16 en el de Llimas mandando cuatro piezas, con las que se retiró a Molíns de Rey, y el 21 también tomó parte en el ataque de este pueblo y la retirada con el ejército a Tarragona; Fue nombrado Comandante de Artillería del fuerte de Hostalrich, donde permaneció hasta la finalización del sitio.
El 9 de abril de 1809 ascendió a Capitán y desde el 13 de enero al 12 de mayo de 1810 realizó las funciones de Comandante de Artillería en el pueblo de Hostalrich que estaba sitiado por los franceses, obteniendo el día 2 de abril el grado de Teniente Coronel. Al efectuarse la desesperada evacuación de la fortaleza, se abrió paso por el medio de los enemigos, sabiendo que el Gobernador había caído prisionero, tomó entonces el mando de la columna y pasando a la retaguardia con los cazadores contuvo a dos batallones en amigos, salvando toda la fuerza hasta el Cuartel general español que se encontraba en Tarragona; por este distinguido comportamiento fue ascendido el 20 de mayo de 18009 el grado de Coronel.
En el mes de mayo fue nombrado Gobernador de la plaza de Cardona, la cual fortificó y puso en tan ventajoso estado que los franceses no se atrevieron a atacarla, volviendo a intentarlo sin conseguirlo el día 2 de octubre; reorganizándose el ejército español, al amparo de esta plaza. El día 23 de septiembre fue ascendido al empleo de Sargento Mayor del primer Regimiento de Artillería.
El día 27 de agosto de 1811 obtuvo el ascenso a Teniente Coronel; tomando parte como Comandante General de Artillería en la sorpresa de Igualada en los días 4 y 7 del mes de octubre y en el ataque que ocurrió entre esta villa y Cervera.
El día 19 de enero de 1812 tomó parte en el ataque a Villafranca y el 27 a la sorpresa de San Feliu de Codinas. En el mes de mayo fue nombrado jefe de la primera sección de Infantería del Ejército, conservando el mando de la plaza de Cardona; encontrándose en cuantas acciones se dieran en aquel territorio, particularmente en la noche del 1 al 8 de octubre en el ataque de Olot, asaltando y tomando el pueblo.
En los días 2 y 3 de noviembre se distinguió en el ataque de Puiggracios, en las inmediaciones del pueblo de Centellas, donde a la cabeza de los cuatro batallones que mandaba prestó importantes servicios, por los cuales fue felicitado por su heroísmo al frente de las tropas por el General en Jefe Don Luís de Lacy y le propusiese para el grado de Brigadier. Al día siguiente facilitó la retirada del ejército a Castel Tersol. El 2 de diciembre tomó parte en la sorpresa de Villafranca y a finales de ese mes dejó el mando de la primera brigada y regresó para socorres la plaza de Cardona.
Durante el año 1813 permaneció en la plaza de Cardona y en el mes de marzo de 1814 fue destinado como Jefe Superior de Artillería e Ingenieros para el bloqueo de Lérida, tomando las disposiciones competentes cuando fue tomada esa plaza; siendo nombrado para arreglar los términos de la capitulación por el general barón de Eroles; después fue nombrado Gobernador de la plaza de Lérida, cargo que ocupó hasta el mes de junio, pasando después a encargarse del mando de la plaza de San Fernando de Figueras, mando que desempeñó durante 7 meses, conjuntamente con el gobierno militar y político de la misma.
En el año 1815 pidió volver a servir en su Arma y pasó como Teniente Coronel Mayor del primer Batallón de Artillería, de guarnición en Barcelona.
En el mes de agosto de 1816 fue nombrado Mayor General de Artillería del ejército de Ultramar y posteriormente como Comandante de Escuadrón, recayendo en él en el año 1819 el cargo de Comandante General de Artillería del ejército de Ultramar.
En el año 1820 se encontraba en la plaza de Osuna cuando le llegó la noticia de la sublevación de una parte del ejército expedicionario al mando de Don Antonio Quiroga para restablecer la Constitución. Deseoso López Baños de cooperar en aquella empresa y contando con los oficiales que servían a sus órdenes, emprendió la marcha el día 5 de enero con la artillería y el batallón ligero de Canarias, desde Fuentes de la Campana y se incorporó el día 9 en la isla de León a las tropas constitucionales. Dirigió la toma del arsenal de la Carraca, lo que realizó de noche y con 400 hombres. Después de esta primera ventaja con la que contaron las tropas constitucionales al incorporarse las que traía López Baños, intentaron tomar la Cortadura y fortificó la isla con baterías y otros recursos colocados en los puntos que se encontraban indefensos, rehabilitó el castillo de Torregorda y colocó baterías y parapetos en el arrecife y en la playa, para lo cual quitó toda la artillería y cureñas de la Carraca.
El día 10 de marzo fueron hechos prisioneros por sorpresa los oficiales parlamentarios que se enviaron a Cádiz, y fueron tratados a sangre y fuego los habitantes de dicha plaza que estaban dispuestos a proclamar la Constitución, que debía haberse proclamado aquel día; los defensores de la isla decidieron un ataque a muerte contra los que habían abusado de la confianza pública, sin respetar los deberes de la guerra. Construyeron en una noche y sobre el arrecife una batería que se llamó López Baños, en honor del bravo y entendido jefe, que había realizado la fortificación de la isla; iban a comenzar las hostilidades cuando el día 16 fueron puestos en libertad los oficiales parlamentarios.
Proclamada al fin la Constitución de 1812, continuó ejerciendo el cargo de Comandante General de Artillería. En e mes de abril S. M. le promovió a los empleos de Brigadier y de Mariscal de Campo, fue nombrado Caballero de la Orden Militar de San Fernando y condecorado con la cruz de oro, banda y orla de laurel alrededor de la venera; las Cortes Generales le concedieron una pensión de 40.000 reales anuales, transmisibles a su muerte a su esposa e hijos, premiando de esta forma los servicios que prestó a la nación en la célebre defensa de la Isla de San Fernando.
El día 28 de noviembre de 1821 fue nombrado Gobernador de la plaza de Málaga.
No llegó a tomar posesión de este último cargo por haber sido nombrado el día 16 de enero de 1822 Capitán General del Ejército y provincia de Navarra, donde se dedicó a perseguir las conspiraciones que en aquel territorio estallaban contra el sistema constitucional. Después fue nombrado Capitán General de las Provincias Vascongadas, y por último reunió bajo su mando el quinto distrito militar que comprendía dichas provincias y la de Navarra, estableciéndose en Vitoria. Con motivo de los sucesos de los días 7 al 8 de julio S. M. le nombró Ministro de la Guerra, encargándose de la formación del nuevo gabinete.
A o largo del año 1823 continuó desempeñando las funciones de Ministro de la Guerra, hasta que presentaron a las Cortes en Sevilla los Ministros sus respectivas memorias, fueron relevados; a López Baños le concedieron el mando del Tercer Ejército de Operaciones; a cuya cabeza trató de poner a salvo de los franceses la ciudad de Sevilla, y cuando el Gobierno se trasladó a Cádiz, le ordenaron que entrara en la ciudad con toda la infantería de su ejército, enviando la artillería y la caballería a Extremadura; permaneció en Cádiz hasta que se efectuó el cambio político, por lo que se vio obligado a emigrar al extranjero.
Desde el año 1824 al año 1833 estuvo emigrado y causó baja en el Ejército. En el año 1834 volvió a España y fue rehabilitado en todos sus empleos y condecoraciones; y el 17 de marzo de 1835 fue nombrado Comandante General de la provincia de Santander, cargo que desempeñó hasta el 16 de octubre de es año, fecha en que pasó de Gobernador Militar y Político de la plaza de Cádiz; el 2 de diciembre obtuvo honores de Consejero de Estado y el 11 del mismo mes fue nombrado Capitán General de Andalucía.
Desempeñó el cargo de Capitán General de Andalucía hasta el 24 de febrero de 1836, en que se le nombró Comandante General del Campo de Gibraltar, pero renunció al cargo y quedó de cuartel en Sevilla hasta el 30 de mayo en que fue nombrado Capitán General de Granada y Jaén, cargo en el que estuvo hasta que después de los acontecimientos de la Granja pasó a Madrid de cuartel.
En el mes de septiembre de 1837 fue nombrado Gobernador, Jefe Superior Político y Capitán General de Puerto Rico; cargo en el que desempeñó un celo e inteligencia dignos de elogio, tanto para la seguridad del territorio como para el embellecimiento de la capital, en la que entre otras cosas hizo un magnífico paseo, sacrificando a este objeto y otros de beneficencia el derecho que tenía de percibir las multas y los de firma de gobierno. Regresó a la Península a finales del diciembre del año 1839 y estuvo de cuartel en la villa de Rueda hasta 1842.
El 29 de julio de 1843 fue ascendido al empleo de Teniente General y se le nombró Capitán general del distrito y Reino de Aragón, cuyo mando tomó en circunstancias críticas, debido a los disturbios que estallaron el 17 de septiembre; López Baños ordenó entonces que los oficiales y la tropa permaneciese en sus cuarteles mientras la autoridad civil tomaba las disposiciones para sofocar aquellos disturbios; como las autoridades civiles fueron bastante blandas y lentas en la toma de decisiones, las reuniones fueron creciendo hasta que después de anochecer un grupo de unos 60 hombres pasó delante de la casa del Capitán General, situada en el Coso, tocando llamada con una caja de guerra. Fue entonces cuando López Baños tomó la decisión de comunicar a la autoridad civil y municipal que usase la fuerza armada, que ponía a su disposición; pero la autoridad municipal dijo que no era conveniente pues creía que se irritarían mucho más los ánimos, añadiendo que iba a disponer tocar llamada a la milicia y que reunida, ésta podría contener el alboroto, pero la milicia no pudo reunirse por completo. Entonces López Baños en unión del Jefe Político y Segundo Cabo Don Valentín Cañedo y del Jefe de E. M: Don Anselmo Blazer visitaron los cuarteles y todo transcurrió sin novedad. A las 10 de la mañana del día 18 recibió una carta particular del alcalde primero constitucional, en la que le anunciaba la imposibilidad de llevar a cabo el intento de sofocar aquellos disturbios y que la corporación municipal se retiraba desde aquel instante a la vida privada, puesto que la voluntad de la milicia era apoyar a la Junta que con el título de Salvadora de la Patria ya se había instalado.
López Baños reunió entonces a los Jefes de los cuerpos de la guarnición preguntándoles si podía contar con las fuerzas para un ataque a lo cual contestaron todos, excepto el Regimiento de Valencia que dijo que sí, que dentro de la plaza no podrían responder de las fuerzas que mandaban, dado que hasta entonces habían estado confraternizando con el pueblo, pero que fuera de ella respondían desde luego de la subordinación. Por esta causa y para evitar que la tropa se insubordinara, y no estando en los principios de López Baños atacar de un modo sangriento a un pueblo que se levantaba por motivos políticos como en aquella ocasión era Zaragoza, dispuso que el mejor medio para contener a esta población y a todo Aragón era abandonar la plaza y el Parque de Artillería, que está dentro de ella, por carecer de medios para retirarlo. Retiró las tropas excepto los gastadores del provincial de Huesca y algunos Oficiales, acantonándolas en Cuarte, Cadrete, María, el cuartel de Caballería y el castillo de la Aljafería.
El día 19 se hicieron otros movimientos, replegándose durante la mañana las tropas al castillo y extendiéndose algunas a Alagón, María y la Muela; las restantes quedaron cerca de la Aljafería. En esta situación continuaron las tropas bloqueando la plaza y por la derecha del Ebro; el 20 se hizo marchar algunas fuerzas para cortar los síntomas de sublevación que habían notado en Calatayud. Estando así las cosas el día 22 llegó un correo extraordinario del Gobierno en el que se relevaba a López Baños del mando del distrito y que pasara de cuartel a Madrid.
Entre los años 1844 a 1853 estuvo de cuartel en Madrid, pero el 16 de diciembre de 1846 fue nombrado Senador del Reino. Los años 1854 permaneció igualmente de cuartel. En el año 1855 fue nombrado Vocal de la Junta Consultiva de Guerra.
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